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COLUMNAS

Posible engaño

Ucrania continúa recibiendo la ayuda económica y militar de Occidente, lo cual significa que Rusia nunca tenga una ventaja decisiva para humillar a su oponente.

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Dr. Jorge Antonio Ortega G.

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Hoy, luego de más de 30 días de una guerra innecesaria, donde la muerte es omnipresente y la devastación es el común denominador, hay una esperanza de solucionar la confrontación entre oponentes, siempre y cuando Rusia dé garantías de cumplimiento de los acuerdos, lo cual no se visualiza por el momento.

Toda técnica de guerra se basa en el engaño, según se afirma en El Arte de la Guerra de Sun Tzu. Conociendo la actitud moscovita, las negociaciones se han vuelto lentas y podrían ser un mecanismo de las operaciones militares de decepción, en la cual ganan tiempo las tropas rusas para reagruparse y lanzar una nueva oleada de ofensivas, lo cual no está lejos de concebir el mando desde el Gobierno de la Federación Rusa, luego de que en su apreciación inicial fallaran al analizar el orden de batalla del oponente y la fortaleza de la nación ucraniana para organizar su defensa fija en profundidad. A lo anterior hay que sumarle el sentimiento de nacionalidad, que les permite resistir los ataques indiscriminados de las tropas al mando de Putin. Por el momento no hay seguridad en los compromisos que están formando las bases de la negociación entre ambos bandos, lo que indica que aún no se puede predecir un fin de las hostilidades. Las sanciones impuestas a Rusia en el ámbito financiero están dando algunos resultados que afectan la economía rusa. Occidente no está dispuesto a ingresar a una guerra que devastaría a Europa y obligaría a los Estados Unidos a ingresar como lo hizo en las dos Guerras Mundiales, dando la excusa mínima para convulsionar a Oriente Medio y Asia.

“Una guerra para detener otra guerra”, frase que acuñó el Británico H.G. Wells en la I Guerra Mundial, y es eso lo que acontece en el teatro de guerra de Ucrania. Las tropas rusas avanzan lentamente, de hecho, están atascadas ante la resistencia del pueblo ucraniano. Para Putin y sus generales, la toma era posible en horas y la capitulación del Gobierno en no más de tres días, una visión miope del oponente a vencer y la capacidad del Gobierno ucraniano de capitalizar los errores del enemigo a su favor y ganar el apoyo internacional contra los intereses de Rusia. 

Los esfuerzos militares y políticos de los rusos van encaminados a colocar un gobierno títere, que reconozca la soberanía de la península de Crimea y el Dombás. Lo que quede de Ucrania se comprometa a ser neutral, no permitir el despliegue de tropas o misiles extranjeros y que sus habitantes vuelvan a la Gran Patria Rusa. Lo anterior, solo si logra vencer a Ucrania en el campo de batalla, lo cual está lejos de suceder. 

Ucrania continúa recibiendo la ayuda económica y militar de Occidente, lo cual significa que Rusia nunca tenga una ventaja decisiva para humillar a su oponente, como se lo habían imaginado, y termine con un premio de consolación, para salvar a Putin de sus conciudadanos. La guerra continúa con su brutal y desmedida destrucción de la infraestructura y de vidas humanas. Las reuniones que se llevan a cabo en Estambul son una esperanza para parar esa orgía de muerte. Pero también se pueden constituir en un engaño para ganar tiempo y redistribuir las tropas rusas, en un momento de estancamiento de las negociaciones, desesperar al mando de Moscú y utilizar su arsenal nuclear, lo cual puede convertirse en el detonador de una guerra mundial con un panorama sin precedentes en la historia de la
humanidad. 

Estamos tan cerca de la destrucción total debido a la terquedad de un individuo que busca su inmortalidad y la expansión de un imperio que ya no existe, más que en su mente. 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

La elección es sencilla: justicia o impunidad

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Los diputados del Congreso de la República enfrentan una disyuntiva histórica: fortalecer el sistema democrático y velar porque se imparta justicia, o perpetuar la impunidad y corrupción que han impedido el desarrollo del país y alcanzar mayores niveles de prosperidad.

El dilema, fácil de resolver, le llega a los parlamentarios con la propuesta de reforma al
Artículo 14 de la Ley Orgánica del Ministerio Público (MP), que promueve el presidente
Bernardo Arévalo. En esencia, hay que decirlo claramente, la referida modificación permitirá retomar las causas que legalicen el retiro de Consuelo Porras, quien se ha atrincherado en el cargo con un objetivo muy claro: asegurar la inmunidad propia y la de quienes integran el llamado pacto de corruptos.

Pero más allá de cumplir con la demanda social de concluir con “el oscuro ciclo” de Porras, el anteproyecto restituye la independencia del MP y lo obliga a rendir cuentas sobre sus actos, una responsabilidad que tienen todas las entidades estatales, la cual es común en las naciones democráticas del mundo.

Conviene aclarar que la Fiscal General y sus aliados en el Ministerio no se enfrentan a revanchismos políticos o venganzas personales, como sugieren las teorías conspirativas que provienen de algunos individuos y sectores. Estos funcionarios, muchos de ellos vetados en 43 países por su presunta complicidad en el saqueo del erario, confrontan a una ciudadanía que está consciente de que mientras la Fiscal General continúe en el puesto, la transparencia y la probidad en el aparato público continuarán siendo utopías.

Insistimos. En breve, esta legislatura, que ha enviado mensajes esperanzadores y optimistas, deberá elegir entre construir una Guatemala en donde ministros, diputados, magistrados y fiscales sean los buenos que rechazan a los malos y no al revés, donde los patos no solo le disparan a las escopetas, sino que se roban el armamento para perpetrar nuevos asaltos.

Editor DCA
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COLUMNAS

La sociedad de la impaciencia (II)

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Gerardo Castillo Ceballos 

Facultad de educación y Psicología de la Universidad de Navarra

Para el impaciente el tiempo avanza muy lentamente, lo que le lleva a sentirse ansioso. En cambio, para el paciente los momentos de espera son más llevaderos y le ayudan a disfrutar de la vida en el presente. La paciencia nos permite reflexionar sobre nuestras acciones, pensamientos y emociones; ello posibilita tomarnos el tiempo necesario para pensar en las consecuencias de nuestras acciones y elegir respuestas más adecuadas. Mientras que la persona impaciente toma soluciones rápidas y convencionales, la paciente puede explorar ideas nuevas y llegar a soluciones más creativas.

Necesitamos tener paciencia con todas las personas que nos relacionamos, pero, sobre todo, con uno mismo. Es un factor muy importante de las relaciones interpersonales: entre padres, entre padres e hijos, entre jóvenes y mayores, entre maestros y alumnos… Las personas pacientes están dispuestas a seguir trabajando incluso si los resultados no son inmediatos. La paciencia está presente en la mayoría de los éxitos de los inventores e investigadores, ya que les permitió alcanzar el triunfo a base de repetir una y otra vez los ensayos, corrigiendo y volviendo a empezar tantas veces como fue preciso hasta conseguir el objetivo. Los deportistas también basan sus éxitos en la paciencia, insistencia y dureza de sus entrenamientos. 

La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento o un simple aguantarse; es tener la fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone en nuestro camino. Las personas pacientes, al reflexionar antes de actuar, ven con más claridad el origen de los problemas y la mejor manera de solucionarlos. 

George de Savile dijo que un hombre que es un maestro en la paciencia es un maestro en todo lo demás, y esto es especialmente cierto si nos paramos a pensar en las características de los genios. No es tanto el talento como el tiempo, el trabajo bien hecho y la perseverancia, lo que conduce a un descubrimiento científico o a una obra de arte. 

“No fueron mil intentos fallidos, fue un invento de mil pasos”. Estas fueron las palabras de Edison cuando dio a conocer al mundo el proceso por el cual había conseguido crear la bombilla incandescente de
alta resistencia.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

El día más aburrido de la historia

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Gonzalo Andrés Serrano

Facultad de Artes Liberales

Hace algunos años, a un grupo de científicos que tiene la suerte de recibir sueldo por cualquier cosa, se le ocurrió investigar, a través de un algoritmo, cuál era el día más aburrido del siglo XX. Después de hacer andar la máquina, llegaron a la conclusión de que fue el 11 de abril de 1954. De acuerdo con este trabajo, ese 11 de abril, ocurrido hace 70 años, solo tuvo tres acontecimientos importantes, aunque lejos de ser memorables: las elecciones generales en Bélgica, el nacimiento de un profesor de ingeniería turco y el fallecimiento del futbolista inglés Jack Shufflebotham.

Me dio tiempo de investigar un poco esta noticia y tratar de refutar una hipótesis que resulta poco histórica, además de que pasa por alto las particularidades y relevancia que pueden tener acontecimientos que nos parecen insignificantes, pero que logran tener consecuencias insospechadas, tal como indica aquella teoría del efecto mariposa. Bajo esta premisa, me aboqué a revisar aquellos hechos que sucedieron en Chile el domingo 11 de abril de 1954, con el fin de refutar la frivolidad del algoritmo. Parto señalando que ese día se celebró “Domingo de Ramos”, hecho que rememora la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén. Una fiesta para el mundo cristiano, aunque no muy distinto a lo que debió haber ocurrido en 1953 o en 1955. La crónica roja destacó un macabro hallazgo en las bodegas del bar “Tropezón de Santiago”, donde se había encontrado el cadáver de un obrero tendido en un charco de sangre. No hubo dudas de que no fue un “tropezón”, sino, por el contrario, un cruel asesinato. Para el occiso, Jorge Pérez Caro de 29 años, el 11 de abril fue un día importante, de hecho el último de su corta vida, asimismo para su familia, si es que tenía, ya que en el parte figuraba como soltero y sin domicilio conocido. Ese 11 de abril marcó el fin de la vida y destacada trayectoria del médico Jorge Castro Olivera, dos veces ministro de salud, decano de la Facultad de Medicina y vicerector y rector de la Universidad de Chile, aunque pocas veces recordado. Ese domingo, también en el área de la salud, el eminente médico francés Henri Gastaut, experto en epilepsia, visitó el puerto de Valparaíso y el hospital Deformes. Después del acogedor recibimiento que tuvo en el tradicional hospital porteño junto a su señora, fue festejado con un almuerzo en el Hotel Miramar. En el ámbito deportivo, en esa jornada dominical solo hubo partidos amistosos (punto a favor de los investigadores). Ganaron Audax e Iberia y, como si fuese una jugarreta del destino, hubo empate en los otros cuatro partidos. Santiago Wanderers igualó a dos goles contra Unión Española en Playa Ancha y su clásico rival hizo lo mismo en el estadio El Tranque contra Santiago Morning. Continuando en la búsqueda de datos que puedan resultar interesantes, revisé que la Agrupación Provincial de Santiago del Partido Democrático eligió a su nueva directiva, siendo Santiago Guzmán su nuevo presidente. La crónica del día siguiente, además, informó que también el 11, se ejecutó el mismo procedimiento en el Club Rotary de Cartagena. A las flamantes directivas elegidas en esa ocasión, se sumó el Círculo de Ferroviarios Jubilados que ratificó en la presidencia a Tomás Rebolledo. En fin, no quiero abusar de su paciencia. Me parece que ha sido un esfuerzo tan forzado como frustrante. Suficiente para dar mi brazo a torcer y coincidir con los científicos y su algoritmo de que el 11 de abril de 1954 solo merece ser recordado por ser el más aburrido en la historia del siglo XX. Concluyo con la esperanza de que esta columna no participe en un concurso similar.

Colaborador DCA
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