COLUMNAS
La Ley Ricarte Soto necesita una actualización
Dino Sepúlveda
Investigador del Instituto de Ciencias e Innovación en Medicina UDD
La gran reforma de salud del 2005, en Chile, trajo consigo la implementación de un sistema de garantías explícitas, mejorando significativamente la cobertura y equidad en relación con las necesidades de la población. Aunque se reconoce que esta política pública mejoró los resultados en salud de la población en general, quedaron insatisfechas muchas necesidades debido a su bajo impacto sanitario a nivel poblacional.
La respuesta institucional del legislador para cubrir algunas de estas necesidades fue la Ley Ricarte Soto (LRS) de 2015, centrada particularmente en intervenciones de alto costo, que generó un sistema de financiamiento y proceso de decisiones independiente del resto de los procesos de la cartera sanitaria.
Diversos actores sociales y políticos han planteado la necesidad de aumentar el financiamiento del Fondo, o bien que sea absorbido por el régimen GES. Al respecto, es importante señalar algunas consideraciones técnicas que deben contemplarse en el debate. En primer lugar, antes de decidir sumar mayores recursos al Fondo de la LRS, se debe evaluar si esta ha cumplido con los objetivos sanitarios y de cobertura planteados en su formulación, y si es el camino-sistema que queremos como país para brindar este tipo de protección financiera.
En tanto, la fragmentación de las coberturas no es deseable para los sistemas sanitarios. Así, muchos países optan por un sistema único, que se actualice constantemente a través de procesos de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (Etesa) para todo el sistema. Sin embargo, varios de los mismos países han debido generar herramientas para cubrir medicamentos de alto costo, huérfanos u oncológicos, cuyos precios exceden por mucho los habituales que tenían los sistemas de salud hace 10 años.
Para generar nuevos espacios fiscales, es necesario avanzar en un nuevo marco de diálogo.
Adicionalmente, debe considerarse que la institucionalidad vigente no permite avanzar en un mayor diálogo y negociación con la industria. Para generar nuevos espacios fiscales, es necesario avanzar en un nuevo marco de diálogo colaborativo entre agentes públicos y privados, y abrirse a la aplicación de nuevos mecanismos de compra que contribuyan tanto al control del gasto como al acceso a la innovación. Finalmente, los registros de información siguen siendo deficientes para tomar las mejores decisiones.
El sistema de información de LRS fue un avance en la trazabilidad financiera a nivel de pacientes, pero no es estándar en el sector. Una ampliación del financiamiento requerirá también registros que permitan medir los resultados en salud de las intervenciones cubiertas.
La LRS permitió dar respuesta a necesidades sentidas por parte de la población: ofreció una solución a 48 051 personas (dato acumulado a marzo 2023) y avanzó notablemente en la implementación de Etesa en Chile. Sin embargo, su uso para la asignación de recursos en otros fondos y sistemas de cobertura es aún limitado.
Con todos los avances que se observan posterior a la implementación de la LRS, es necesario su actualización en términos no solo financieros, sino también procedimentales, mejorando sus sistemas de información (financiero y clínicos), y los controles que se pueden realizar por medio de comités de expertos.
COLUMNAS
La elección es sencilla: justicia o impunidad
Los diputados del Congreso de la República enfrentan una disyuntiva histórica: fortalecer el sistema democrático y velar porque se imparta justicia, o perpetuar la impunidad y corrupción que han impedido el desarrollo del país y alcanzar mayores niveles de prosperidad.
El dilema, fácil de resolver, le llega a los parlamentarios con la propuesta de reforma al
Artículo 14 de la Ley Orgánica del Ministerio Público (MP), que promueve el presidente
Bernardo Arévalo. En esencia, hay que decirlo claramente, la referida modificación permitirá retomar las causas que legalicen el retiro de Consuelo Porras, quien se ha atrincherado en el cargo con un objetivo muy claro: asegurar la inmunidad propia y la de quienes integran el llamado pacto de corruptos.
Pero más allá de cumplir con la demanda social de concluir con “el oscuro ciclo” de Porras, el anteproyecto restituye la independencia del MP y lo obliga a rendir cuentas sobre sus actos, una responsabilidad que tienen todas las entidades estatales, la cual es común en las naciones democráticas del mundo.
Conviene aclarar que la Fiscal General y sus aliados en el Ministerio no se enfrentan a revanchismos políticos o venganzas personales, como sugieren las teorías conspirativas que provienen de algunos individuos y sectores. Estos funcionarios, muchos de ellos vetados en 43 países por su presunta complicidad en el saqueo del erario, confrontan a una ciudadanía que está consciente de que mientras la Fiscal General continúe en el puesto, la transparencia y la probidad en el aparato público continuarán siendo utopías.
Insistimos. En breve, esta legislatura, que ha enviado mensajes esperanzadores y optimistas, deberá elegir entre construir una Guatemala en donde ministros, diputados, magistrados y fiscales sean los buenos que rechazan a los malos y no al revés, donde los patos no solo le disparan a las escopetas, sino que se roban el armamento para perpetrar nuevos asaltos.
COLUMNAS
El día más aburrido de la historia
Gonzalo Andrés Serrano
Facultad de Artes Liberales
Hace algunos años, a un grupo de científicos que tiene la suerte de recibir sueldo por cualquier cosa, se le ocurrió investigar, a través de un algoritmo, cuál era el día más aburrido del siglo XX. Después de hacer andar la máquina, llegaron a la conclusión de que fue el 11 de abril de 1954. De acuerdo con este trabajo, ese 11 de abril, ocurrido hace 70 años, solo tuvo tres acontecimientos importantes, aunque lejos de ser memorables: las elecciones generales en Bélgica, el nacimiento de un profesor de ingeniería turco y el fallecimiento del futbolista inglés Jack Shufflebotham.
Me dio tiempo de investigar un poco esta noticia y tratar de refutar una hipótesis que resulta poco histórica, además de que pasa por alto las particularidades y relevancia que pueden tener acontecimientos que nos parecen insignificantes, pero que logran tener consecuencias insospechadas, tal como indica aquella teoría del efecto mariposa. Bajo esta premisa, me aboqué a revisar aquellos hechos que sucedieron en Chile el domingo 11 de abril de 1954, con el fin de refutar la frivolidad del algoritmo. Parto señalando que ese día se celebró “Domingo de Ramos”, hecho que rememora la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén. Una fiesta para el mundo cristiano, aunque no muy distinto a lo que debió haber ocurrido en 1953 o en 1955. La crónica roja destacó un macabro hallazgo en las bodegas del bar “Tropezón de Santiago”, donde se había encontrado el cadáver de un obrero tendido en un charco de sangre. No hubo dudas de que no fue un “tropezón”, sino, por el contrario, un cruel asesinato. Para el occiso, Jorge Pérez Caro de 29 años, el 11 de abril fue un día importante, de hecho el último de su corta vida, asimismo para su familia, si es que tenía, ya que en el parte figuraba como soltero y sin domicilio conocido. Ese 11 de abril marcó el fin de la vida y destacada trayectoria del médico Jorge Castro Olivera, dos veces ministro de salud, decano de la Facultad de Medicina y vicerector y rector de la Universidad de Chile, aunque pocas veces recordado. Ese domingo, también en el área de la salud, el eminente médico francés Henri Gastaut, experto en epilepsia, visitó el puerto de Valparaíso y el hospital Deformes. Después del acogedor recibimiento que tuvo en el tradicional hospital porteño junto a su señora, fue festejado con un almuerzo en el Hotel Miramar. En el ámbito deportivo, en esa jornada dominical solo hubo partidos amistosos (punto a favor de los investigadores). Ganaron Audax e Iberia y, como si fuese una jugarreta del destino, hubo empate en los otros cuatro partidos. Santiago Wanderers igualó a dos goles contra Unión Española en Playa Ancha y su clásico rival hizo lo mismo en el estadio El Tranque contra Santiago Morning. Continuando en la búsqueda de datos que puedan resultar interesantes, revisé que la Agrupación Provincial de Santiago del Partido Democrático eligió a su nueva directiva, siendo Santiago Guzmán su nuevo presidente. La crónica del día siguiente, además, informó que también el 11, se ejecutó el mismo procedimiento en el Club Rotary de Cartagena. A las flamantes directivas elegidas en esa ocasión, se sumó el Círculo de Ferroviarios Jubilados que ratificó en la presidencia a Tomás Rebolledo. En fin, no quiero abusar de su paciencia. Me parece que ha sido un esfuerzo tan forzado como frustrante. Suficiente para dar mi brazo a torcer y coincidir con los científicos y su algoritmo de que el 11 de abril de 1954 solo merece ser recordado por ser el más aburrido en la historia del siglo XX. Concluyo con la esperanza de que esta columna no participe en un concurso similar.
COLUMNAS
Conciencia en la presencia
Luis Estuardo Villegas González
Guatemala es un país que no se exenta de diferentes problemáticas que afectan la vida de los ciudadanos. La discriminación, el racismo, el acoso, la violencia, la imprudencia y la intolerancia son algunos de tantos factores que aquejan el día a día de muchos. Sin embargo, en un mundo donde los problemas sociales de este tipo son abundantes y complejos de vivir, siempre existe una manera de sobresalir ante la adversidad.
La conciencia social es un concepto abstracto, que parte desde la subjetividad de la misma mente del ser humano, y que se materializa en las acciones que concretizan la interacción en sociedad. El uso de la conciencia apegado a un sentido social permite calibrar la brújula moral que conduce hacia el desarrollo de las decisiones colectivas.
Construir el tejido individual de la conciencia social es un proceso que no será dogmático de construcción del conocimiento, sino un estado activo y dinámico de aprendizaje, principalmente porque llevarlo a cabo implica ser empáticos, tolerantes y asertivos con las personas que convivimos; comprender que en nuestro entorno existen diferentes tipos de personas, con creencias, costumbres, tradiciones y formas de vida que puedan ser diferentes a las que normalmente se conoce, pero que no imposibilitan el compartir como partes de una misma sociedad.
La empatía es uno de los valores fundamentales que cimentan la conciencia social. En la actualidad, la juventud es uno de los grupos sociales con mayor disposición a brindar esa empatía, tal cual necesaria para atender y entender las necesidades y los problemas de quienes se encuentran en una posición menos privilegiada.
De manera individual se pueden alcanzar grandes cambios que impacten en la vida de las personas con las que socializamos. Desde la puesta en práctica de normas de cortesía, valores como la tolerancia y el respeto, hasta el cuidado de los medios y recursos que utilizamos de la madre naturaleza.
Las juventudes han forjado a través de su actividad y dinamismo diferentes espacios para no solo llevar a cabo el desarrollo de la conciencia social de las personas, sino también para acercarse desde la colectividad a los grupos sociales que necesitan de ese acompañamiento.
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