ARTES
Las torrejas, el postre tradicional que despierta los sentidos y la creatividad
Saboree las particularidades de este platillo típico de la Semana Santa guatemalteca.
La harina, el azúcar, la miel, los huevos y el pan dan forma a las torrejas, un postre tradicional de la Semana Santa. Juntos, estos ingredientes crean una amalgama simple, pero que despierta el paladar y el olfato de los guatemaltecos. En esta ocasión repasamos el origen de este platillo dulce, resolvemos el dilema entre las torrejas y los molletes, y también presentamos algunas adaptaciones.
La evolución
El primer registro histórico de un platillo parecido a las torrejas fue realizado en el siglo I por Marcus Gavio Apicio, un gastrónomo romano. “Su referencia es a una rebanada de pan sumergida en leche, con un poco de vino, que es lo que podría conocerse hoy, como la tostada francesa”, señala Ericka Sagastume, investigadora del área de Gastronomía Tradicional, del Centro de Estudios Folklóricos de la Universidad de San Carlos (Cefol).
Los años pasaron y fue en el siglo XV cuando en España se introdujo el término torrijas. Su descripción era similar a la que dio Gavio Apicio, solo que el vino se tomaba aparte, explica Sagastume. Este alimento se daba a las mujeres como parte del tratamiento postparto, pues se creía era bueno para una pronta recuperación. Este postre tomó diferentes nombres. En Alemania se le llama caballeros pobres; en Francia, pain perdu, y en Inglaterra, lost bread.
Nacimiento en el país
Con la Conquista y la Colonización esta exquisitez llegó a Guatemala. El chef y director de la Academia Culinaria de Guatemala (ACG), Luis del Cid, afirma que los españoles trajeron la torrija y la preparaban con pan francés. Luego de la Cuaresma, en el país había exceso de pan duro, porque la gente horneaba con anticipación. Por esta razón hicieron una versión de la tostada francesa o el pan perdido, que es pan envuelto en huevo, remojado en miel.
Los españoles incorporaron ingredientes desconocidos para la región mesoamericana, como el pan, alimento cotidiano en la dieta europea, la leche, las especias y las mieles. “Aunque a la torreja actual no se le pone leche, en sus inicios sí era parte de la receta”, indica la investigadora del Cefol.
La fórmula
Si de hacer torrejas hablamos, algunos siguen una receta escrita; otros, libros de cocina; y unos más ya la tienen en mente. El subdirector de la ACG, Winston Alvarado, explica que todos saben que para que este postre salga, se necesitan panes dulces, huevos, canela, agua y azúcar.
Estos elementos hacen que el pan envuelto en huevo, al pasar por la cocción, y luego de haber sido sumergido en la miel, una los sabores que el comensal reconoce como la torreja chapina, una de las comidas emblemáticas de la Cuaresma y la Semana Santa.
Al imaginar una torreja no solo se activan las glándulas salivales sino también la tradición inmersa en las ellas. Algunas personas las relacionan con el cuerpo y sangre de Cristo, lo que las hace el alimento perfecto para mantener la solemnidad de la época.
Sagastume comenta que las torrejas encuentran su relación con la temporada, al ser un alimento sustituye las necesidades alimenticias en un período de abstinencia. En este tiempo los devotos no ingieren carne roja, una importante fuente de proteínas, por lo que el alto nivel de carbohidratos y grasas que provee este postre llena ese desbalance alimenticio. Sagastume sugiere que se vea a las torrejas como un platillo dulce energético, que se debe consumir con medida.
El toque especial
La receta de la torreja ha sido traslada de generación en generación y aunque guarda su esencia en los ingredientes, las familias guatemaltecas dan su toque personal. Elizabeth Bendfeldt, dueña y fundadora de Impresiones Bendfeldt, recuerda era su padre quien las preparaba. Ahora, ella es la encargada de mantener viva la tradición con un toque particular, pues añade ingredientes como pan de yemas, anís estrellado, pimienta gorda, clavo de olor, nuez moscada, vino tinto, ciruelas pasas y vino de pasas.
El dilema del relleno
Algunas personas prefieren apegarse a la receta original, sin agregar ningún otro elemento, pero otras introducen cremas dulces en el pan. Esto hace que traspasen una línea, casi invisible. “Si el pan tiene relleno no es torreja, es un mollete”, apunta Del Cid.
El chef dice que la costumbre de incorporar un manjar dulce en el pan se originó en Antigua Guatemala, donde las religiosas, famosas por los postres que preparaban, se atrevieron a añadir este relleno. Miriam Castillo, dueña de un puesto de buñuelos y molletes, ubicado en las cercanías del templo de Santo Domingo, comenta que muchas personas se engañan y describen a las torrejas como lo mismo que los molletes, cuando no es así.
Para todos los gustos
Aquellos que no preparan ninguno de los dos postres pero, realmente disfrutan comerlos, se abocan a los restaurantes. Ya resuelta la eterna interrogante entre las torrejas y los molletes, puede decidir cuál de los dos se prefiere y llamarlos por su verdadero nombre.
El restaurante Arrin Cuan, en la zona 1 capitalina, por ejemplo, le da un toque personal al mollete al agregar un manjar de maicena o queso crema. San Martín añade una crema pastelera en el interior del pan dulce y lo
decora con azúcar roja, distintivo especial del platillo típico, indica Eduardo Pirir, jefe de Cocina de dicha cadena de restaurantes.
El subdirector de la ACG afirma que la base de este postre admite
distintas adaptaciones y cada quien puede personalizarla. La academia lo hizo, con un mollete al estilo francés, al cual añadieron relleno de cheesecake (pastel de queso), acompañado de un helado de ron con pasas.
“Las personas deben saber que esto es para experimentar. El procedimiento es el mismo. Lo que cambia es el interior”, puntualiza.
Torreja de la Academia Culinaria
Ingredientes
4 huevos
10 panes dulces
1 cucharada de margarina
1 taza de aceite
Miel blanca
2 tazas de agua
¾ taza de azúcar
1 clavo de olor
1 pimienta gorda entera
1 raja de canela
2 onzas de vino tinto
Preparación
Bata las claras a punto de nieve y luego añada las yemas. Unte los panes con mantequilla por ambos lados; páselos por la mezcla de huevo y fría en aceite caliente. Escurra bien. Vierta los ingredientes de la miel en una olla grande y llévelos a punto de hervor. Cocine de 15 a 20 minutos. Pase las torrejas a la olla con la miel y cocine por otros 15 minutos.
Torrejas a lo Arrin Cuan*
Ingredientes
10 panes molletes
6 huevos
3 cucharadas de harina
Manjar de maicena o queso crema
Pasas al gusto
Aceite
Jarabe de miel
Agua
Panela o azúcar
2 rodajas de canela
2 pimientas negras
Preparación
Agregue una cantidad moderada de agua a una olla; incorpore la panela o azúcar con la canela y pimienta, negra y deje hervir a fuego bajo. Bata las claras de huevo a punto de turrón; agregue las yemas y la harina, y continúe batiendo. Corte el pan por la mitad y coloque dentro el manjar o queso crema; agregue pasas si se desea. Sumerja el pan en la mezcla de huevo y fría de ambos lados. Retire del fuego y coloque sobre una servilleta. Posterior a esto, ahogue las torrejas en el jarabe de panela y deje flotar hasta que hierva (10 a 15 minutos).
*Al contar con relleno, es un mollete.
ARTES
Presentan la narrativa de los vencidos
La obra La visión indígena de la conquista, del antropólogo y escritor holandés Ruud van Akkeren, de Editorial Piedrasanta, se presentó oficialmente. Este estudio con numerosas ilustraciones reivindica la voz de los pueblos originarios de Guatemala durante el período de la colonia. “La narrativa ha sido dominada por la perspectiva española, relegando la perspectiva indígena a segundo plano”, citó su autor.
El libro, editado en el marco del proyecto Una visión indígena de la conquista, en el que el Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (Cirrma), analizó el Lienzo Quauhquechollan, un documento pictográfico para comprender la participación indígena en la conquista. Además, examinó la leyenda de la figura de Tecún Umán, reconstruye los hechos y realidades sociopolíticas de la época,
entre otras temáticas.
El texto cuenta con la colaboración de Matilde Ivic, arqueóloga guatemalteca especialista en el período posclásico; Ixquik Paz Salanic, defensora maya k’iche’ de los derechos humanos y del territorio, y Willy Barreno, activista de los derechos humanos e indígenas. El investigador Luis Pedro Taracena explicó que se espera que esta obra, junto con el material didáctico sea un instrumento que contribuya al diálogo social.
“Para nosotros es importante contribuir con este proyecto que es esencial para académicos, estudiantes y personas interesadas en una comprensión más profunda de la historia cultural de Guatemala”, comentó Irene Piedrasanta, directora de la editorial. El libro lo adquiere a 225 quetzales y para más información consulte en los teléfonos
2422-1616 y 2422-7699.
Sobre el autor
Ruud van Akkeren, residente en Cobán, Alta Verapaz, es investigador asociado en la Universidad del Valle de Guatemala. Ha dedicado más de tres décadas al estudio de los documentos indígenas y a la enseñanza de los idiomas mayas.
ARTES
Guatemala en el mapa del rap
Fotos: Cortesía Ciway
Ciway, talento nacional se une en colaboración con la artista española Norykko.
Gracias a su carisma y versatilidad en el rap guatemalteco trascendió fronteras con el lanzamiento de su hit 24/7 en donde relata la historia de un joven enamorado que dedica su tiempo a pensar en su musa inspiradora, el éxito pertenece a su más reciente álbum Fruto Prohibido.
Además de su colaboración con Norykko el disco ofrece la participación especial de Santaflow y Don Aitor quienes aportan su propio toque especial a este proyecto con el respaldo de la productora Way FX Studios.
El material ya se encuentra disponible en plataformas de streaming y tiendas digitales. Si desea más información del artista encuéntrelo en Instagram como @ciwayelportadordeluz y en Facebook como Ciway.
Puedes escuchar la canción aquí:
ARTES
Pinceladas artísticas en Sibinal, San Marcos
Con creatividad y entusiasmo, 19 artistas provenientes de los departamentos de Huehuetenango, Quetzaltenango, Sololá, Mazatenango y los municipios de Sumpango y Tacaná, además de Tapachula Chiapas, México, realizaron 15 murales que embellecen las calles, así como el parque de Sibinal, San Marcos. La temática fue cultura, medioambiente y turismo.
La actividad que promovieron las comisiones de Cultura y de Turismo y el concejo municipal del mencionado territorio marquense, incentiva a seguir con el arte que “da colorido, cultura y atracción a la zona”.
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