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COLUMNAS

Mario Roberto Morales y el 157 (I)

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Una Asamblea Constituyente Plurinacional y Popular convocada sin la reforma previa del artículo 157 de la Constitución, conduciría exactamente a lo mismo, por cuanto que este ordena la forma de elegir diputados, y los diputados para integrarla tendrían que elegirse tal y como se eligen los otros: monopolio de los partidos políticos para la postulación de candidatos, listado nacional de diputados, distritos inmensos con sus consecuentes listados distritales, y todos sus etcéteras. Sin tal reforma solamente podría convocársela, obviando estos vicios, si un golpe de Estado, revuelta armada, golpe de fuerza o cualquier otra vía de hecho, acabase con el orden constitucional que nos rige.

Mario Roberto Morales escribió en su semanal columna de El Periódico: “El problema no son los funcionarios”, afirmación a la que agrega, explicando lo afirmado: “El problema es el sistema económico que corrompe al sistema político”, y finaliza proponiendo lo que –a su juicio– debe hacerse para que lo anterior pueda superarse y que desarrolla en estos términos: “Por eso” (porque el sistema económico corrompe al sistema político) “hay que optar por una fuerza antioligárquica que democratice la economía, el Estado y la cultura, lo que puede lograse (este es el instrumento que propone) mediante un gobierno representativo que impulse la pequeña empresa y la educación, la salud y el empleo para las capas medias y los pueblos plurinacionales”.

Pues bien, para hacer esto posible, para hacer posible que una fuerza antioligárquica democratice la economía, el Estado y la cultura mediante un gobierno representativo como el que Mario Roberto Morales propone, se hace preciso que se cambie la forma de elegir a los diputados que integran el Congreso, algo que solamente puede lograrse si reformamos el artículo 157 de la Constitución, artículo que es el que determina la forma de elegirles. Desarrollando su idea, expone Mario Roberto Morales, en otro de sus artículos: “Guatemala necesita convertir toda la riqueza natural que posee en alta productividad pública y privada, pero no solo de la veintena de familias oligarcas que acaparan los márgenes de lucro, sino también de miles de nuevos empresarios pequeños, medianos y grandes que estén dispuestos a jugar con las reglas del juego de la igualdad de oportunidades, la libre competencia y el control de monopolios.”

A lo que agrega: “Esta alta productividad requiere, asimismo, de la fuerza de trabajo calificada de los millones de habitantes que conforman la mayoría pobre y miserable del país, gracias a la estructura económica del régimen oligárquico, monopolista y corrupto. Y también requiere de la fuerza de trabajo de las capas medias –profesionales o no– que ofrecen sus servicios a cambio de salarios bajísimos, que los expulsan de los consumos a los que estas capas aspiran.”

Concluye al respecto: “Como se ve, es necesario que, políticamente, converja el empresariado no-monopolista, las capas medias urbanas y rurales y el campesinado con y sin tierra en un proyecto de país basado en la productividad física de mercancías, sobre la cual sea posible erigir una democracia plurinacional-popular.”

Se pregunta Mario Roberto Morales a sí mismo, que por qué el adjetivo de popular para esta democracia plurinacional a que hace referencia, y se responde en estos términos: “Porque el espíritu de la misma está volcado hacia lograr el bienestar de las mayorías (no solo el de una microélite) como el cimiento sobre el cual construir un país que crezca económicamente y cuya ciudadanía sea capaz de protagonizar –desde una sociedad civil sana y no financiada desde el exterior– una fiscalización soberana que garantice a todos vivir bajo una democracia con una clase política comprometida con el bienestar de todos y no solo con el de la minoría oligárquica: esa misma que ha llevado al país al estado en que se halla desde su victoria política sancionada en los acuerdos de paz de 1997.”

(Se refiere a los Acuerdos de Paz que fueron alcanzados entre el Estado y la insurgencia y que hicieron posible la firma de la paz, en diciembre de 1996). Previene Mario Roberto Morales –refiriéndose a lo que aspira– que “esta convergencia de empresariado no-monopolista, capas medias urbanas y rurales y campesinado con y sin tierra, simplemente no ocurre en un país en el que la izquierda se derechizó oenegizándose y adoptando la agenda culturalista de los países donantes, que así ejercen su injerencia foránea en nuestros asuntos internos, cuando no se cambió de bando abierta y estruendosamente”, y concluye con que: “Aquí lo que existe es un movimiento campesino que constituye el único elemento dinámico de una política local que se ahoga en un mar de partidos políticos de podrida ultraderecha, alineada con la restauración oligárquica en marcha por medio del geopolítico Plan para la Prosperidad, el cual no contempla la productividad física ampliada y creciente como sinónimo de desarrollo económico, sino simplemente más mineras, más cementeras, más hidroeléctricas y más palma africana.

“Más de lo que tiene a los pueblos al borde de la muerte y de la rebelión violenta.” Esta colosal organización campesina a que se refiere Mario Roberto Morales, en su concepto, se trata de Codeca, y a ella le toca, tal su conclusión “desde la posición de fuerza que se ha ganado a punta de organización y, más que organización, producir la mencionada convergencia evadiendo al oenegismo culturalista y a las izquierdas rosadas y las derechas lilas, vendidas todas a la geopolítica y la restauración oligárquica.”

Continuará

Acisclo Valladares Molina
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Destitución de Fiscal General es un asunto de principios y valores

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La decisión del presidente de la República, Bernardo Arévalo, de dejar en manos del Organismo Legislativo la posibilidad de que la Fiscal General y jefa del Ministerio Público (MP), Consuelo Porras, pueda ser removida es una acción que permitirá terminar con uno de los períodos más
lamentables en la existencia del ente a cargo de defender el Estado de derecho y evitar el saqueo de los fondos públicos.

De hecho, durante su primera cadena de radio y televisión, en la que informó sobre el anteproyecto de reforma a la normativa que rige al MP, el mandatario anticipó que “el oscuro ciclo de Consuelo Porras debe terminar ya”, confiado en que los parlamentarios se unirán a la cruzada nacional que demanda el retiro inmediato de alguien que es vista como defensora a ultranza de políticos, exfuncionarios y empresarios corruptos y de perseguir, mediante casos simulados, a quienes critican y cuestionan su errado proceder.

Ignorada por la comunidad internacional (43 naciones le niegan el ingreso a su territorio) y vista como una paria en Guatemala, Porras se aferra al cargo valiéndose de argucias legales que han impedido que el jefe de Estado la cese de sus funciones, como clama la mayoría de ciudadanos, quienes no se explican por qué, habiendo tantas evidencias contra Alejandro Giammattei, Miguel Martínez, ministros y secretarios que integraron ese desgobierno, ella ha sido incapaz de avanzar en casos que evidencian el asalto al erario.

Como lo mencionó el mandatario, el cargo de Fiscal General es el único que no le rinde cuentas a nadie y su permanencia depende de sí mismo; sin embargo, es tiempo de que se corrijan los errores, con el fin de que los responsables de la investigación sean removidos cuando, como ocurre en este caso, su permanencia genera daños irreparables a la nación, bloquea la probidad y, sobre todo, ofrece respiro a los sinvergüenzas que se han enriquecido de manera ilícita, vil y despiadada.

Jorge Castillo
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500 añosy la política

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Después de 297 años de dominación colonial, se inicia la independencia en 1821 con 123 años de dictaduras liberales y conservadoras destruyendo el poder y la autoridad maya, no así la autoridad para recolectar tributos, 10 años de primavera democrática con la revolución del 1944 en donde se estableció proceso electoral y apertura de participación de los mayas a cargos en los ayuntamientos y en el Congreso, pero la ultraderecha con el apoyo del Gobierno de los EE. UU. interrumpieron el desarrollo del gobierno revolucionario y nuevamente el inicio de otros 30 años (1954/1984) de dictaduras de gobiernos militares en donde se acentúan las injusticias, la explotación, la exclusión, el racismo y el despojo hacia el pueblo maya, 1985 inicia una nueva etapa conocida como democrática y en donde han desfilado 12 gobiernos incluyendo el actual que preside Bernardo Arévalo, el 95 por ciento de los gobernantes son civiles y solamente un militar firmante de la paz en lo que va esta era. La Constitución Política de Guatemala de 1985, aunque de manera proteccionista reconoce por primera vez que Guatemala está formada por diversos grupos étnicos y que “el Estado reconoce, respeta y promueve sus formas de vida” Art. 66. 1996 firma de los Acuerdos de Paz y el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas reconoce que la nación guatemalteca tiene un carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe y el Estado asume una serie de compromisos respecto a este. Pero en los 39 años democráticos no hay igualdad, inclusión ni relaciones armónicas entre los pueblos como lo caracteriza la democracia. 

Ahora, Guatemala y el nuevo gobierno tienen la oportunidad de corregir el rumbo de la política nacional y hacer posible la consolidación democrática con el desafío de facilitar la coexistencia armoniosa y equitativa entre los pueblos: maya, xinka mestiza y garífuna. 

La cosmovisión maya se caracteriza por el establecimiento de un mundo en equilibrio, de una relación armónica entre los seres humanos y con la naturaleza y de allí el concurso de los mayas en salvaguardar el sistema político democrático con su transición gubernamental con la esperanza de superar la histórica política de sometimiento. Loq’oj k’amik le k’aslem (hora de apreciar la vida)  

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Una cita con Adrián Recinos

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Dr. Jorge Antonio Ortega Gaytán

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El enigmático andamiaje del paso del tiempo con su predicción me volvió a
concertar una cita con el legado de uno de los escritores de renombre de antaño, Adrián Recinos Ávila, significativo para Guatemala en el mundo académico, político y diplomático del siglo pasado y, por siempre. La semana del 17 de enero del año en curso, por iniciativa del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (Cirma), nos dimos cita en la Muy Leal y Muy Noble Ciudad de Santiago de los Caballeros, la Junta directiva de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala AGHG, los descendientes de nuestro distinguido escritor e invitados especiales. 

Mi primer contacto con él fue con uno de los trabajos de mayor repercusión de Adrián Recinos, la traducción y publicación del Popol Vuh, el cual fue descubierto en la Biblioteca Newberry, de Chicago Illinois, Estados Unidos. Una lectura obligatoria en la primaria, de aquella primera convivencia hace más de medio siglo. Un viaje fascinante al universo al inframundo Xibalba; la crónica del caminar de los gemelos, la creación de hombre de maíz, los mitos, desde la cosmovisión maya. Luego vinieron otras citas con el escritor guatemalteco, con la lectura y análisis de El Memorial de Sololá (1950), Los títulos de los señores de Totonicapán (1950); y Crónicas Indígenas  (1957), con lo cual completé el conocimiento del ámbito previo a la conquista y, como todo ello, posteriormente la lectura de los documentos que Recinos tradujo y publicó para nuestras generaciones y las próximas. Otras publicaciones siguieron en su vida, como: Don Pedro de Alvarado: conquistador de México y Guatemala, Monografía del Quetzal, y varios ensayos de Doña Leonor de Alvarado (1958). Ciudad de Guatemala, crónica desde su fundación hasta los terremotos de 1917–1918 (1922); y una de sus obras de mayor prestigio como historiador fue La Monografía del Departamento de Huehuetenango (1913). Disfrutando de un ambiente agradable en el inmueble que ocupa la sede de Cirma en La Antigua Guatemala, luego del saludo protocolario, se dio la presentación del archivo personal digitalizado de Adrián Recinos Ávila por intermedio de cada una de las personas que participaron en la odisea de organizar, estabilizar, catalogar, digitalizar y asegurar el legado del guatemalteco, tarea titánica que duro tres años según la explicación de la directora del archivo histórico, Thelma Porres, de dicha entidad, que además expuso la importancia de un archivo personal en los siguiente términos: “Un archivo personal es aquel que contiene los documentos generados y recibidos por una persona a lo largo de su vida, incluyendo todas sus funciones y actividades, independiente del soporte…”, “… diversidad de material personal como oficial: fotografías, cartas, conferencias, discursos, documentos personales, entrevistas, fichas de investigación, folletería, hojas sueltas. Invitaciones, libretas de bolsillo, listas de referencias, memorándums, periódicos, postales, publicaciones, recortes de periódicos, semanarios, tarjetas, telegramas y otros”. Luego, Thelma nos guió, en un recorrido por la vida de nuestro compatriota desde su nacimiento en La Antigua Guatemala un 5 de julio de 1886, hijo de Teodoro M. Recinos y de Rafaela Ávila. Hizo sus estudios en el Instituto Nacional Central para Varones, donde se graduó en 1902 y obtuvo el título de Bachiller en Ciencias y Letras. Contrajo nupcias con María Palomo Martínez, con quien procreó cinco hijos: Beatriz, Isabel, María, Adrián y Laura. Durante su época de estudiante universitario en la Facultad de Derecho, publicó sus primeros escritos (1905), fue catedrático del Instituto Para Varones y en la Facultad de Derecho. Fundó una institución literaria denominada El Ateneo Batres Montúfar, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y sociales (1921); Miembro fundador del Partido Liberal; así mismo, de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala (1923), director de la Academia de la Lengua de Guatemala; presidente de la Asamblea Legislativa (1926), además de haber participado como candidato en las elecciones a la Presidencia de la República en 1944. 

Colaborador DCA
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