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La fe marca la ruta de las romerías al Cristo Negro
Recorrido histórico por los principales peregrinajes en honor del Señor de Esquipulas, que este año quedaron suspendidos a causa de la pandemia.
Ya sea a pie, a caballo, en vehículos, en bicicletas o en motocicletas, es la fe la que marca la ruta de los devotos, quienes cada 15 de enero se acercan a la Basílica de Esquipulas, Chiquimula, para adorar al Cristo Negro. Este año, cuando las visitas y peregrinajes quedaron suspendidos, a causa de la pandemia del Covid-19 y las celebraciones se limitarán al ámbito virtual, parece oportuno rescatar la historia de esas romerías en honor del Señor de Esquipulas.
Camino a Esquipulas
La imagen del Cristo Negro de Esquipulas, cuyos orígenes se remontan a 1595, es considerada una de las más milagrosas de Hispanoamérica, por lo que en torno a ella se reúnen no solo guatemaltecos, sino también devotos llegados del resto de Centroamérica, así como de países del Norte y Suramérica.
El olor a incienso, el calor de las candelas, los murmullos de los rezos, los aplausos y las oblaciones que toman lugar a la entrada de la Basílica de Esquipulas, anuncian la llegada de diferentes romerías en honor del Cristo Negro. Estos peregrinajes, describe la antropóloga e investigadora del Centro de Estudios de las Culturas en Guatemala de la Universidad de San Carlos (CECEG), Aracely Esquivel Vásquez, han evolucionado con el paso del tiempo, pero aún tejen la fe de distintas maneras.
“Debido a las vicisitudes que las romerías enfrentan, ya sea a pie, caballo, bicicleta, vehículos o motocicletas, se podría decir que lo que los mueve es la gran pasión, devoción y aventura que encuentran en el camino hacia el Señor de Esquipulas”, comenta Esquivel.
Devoción como motor
Declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Nación, en 2011, uno de los peregrinajes más famosos es la Caravana del Zorro. Este tiene su origen en 1961, cuando, a bordo de su motocicleta, Rubén Villadeleón y algunos de sus amigos se encaminaron a ver al Cristo Negro de Esquipulas, sin imaginar que años después se sumarían miles de motoristas. De acuerdo con la investigadora del CECEG, esta romería abre un debate ante los puristas de los recorridos sagrados, ya que el ruido de los motores interrumpe la solemnidad del evento.
Muy conocidos son también Los Jinetes Peregrinos. Esta cabalgata nació en 1988 y su duración es de aproximadamente 10 u 11 días, tiempo en el que se desarrollan actividades sociales y religiosas, apunta la antropóloga. En ella participan jinetes de San José Pinula, Santa Elena Barillas y Fraijanes, por lo que se ha convertido en un eje unificador de fe y amistad, ya que los devotos deben enfrentarse a los cambios de clima y al estado de los caminos.
En su publicación Por un culto permanente: romerías a Esquipulas, Esquivel relata el recorrido sobre dos ruedas que realizó un grupo de ciclistas, desde 1947 hasta principios de los años 1960. Impulsados por Antonio Cabrera de León, estos viajes tenían una duración de cinco días: dos de ida a Esquipulas, uno de descanso y dos de regreso a la capital guatemalteca. Aunque esta romería se detuvo, por un accidente que sufrió el fundador, inspiró a las nuevas generaciones a continuar con su legado sobre la bicicleta.
También existen recorridos que no se realizan específicamente en enero, como la tradicional peregrinación a pie, Pasos de fe. Esta sale del municipio de Palencia, a finales de noviembre, para encontrarse con el Cristo Negro, cinco días más tarde. Las oraciones y plegarias son el alimento principal de los devotos de una romería que nació en 1996 por idea de Monseñor Gonzalo de Villa y Vásquez, y a la cual se unieron no menos de 175 habitantes de Palencia y San José Pinula.
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La actriz Mirtha Ibarra, «muy contenta» con su próxima película, Neurótica Anónima
Raquel Martori
La actriz cubana Mirtha Ibarra se confiesa «realizada» y «muy contenta» con su próximo filme, Neurótica anónima, de la que es guionista y actriz protagonista dando vida a una mujer que sueña con ser intérprete en la gran pantalla y es víctima de la violencia machista.
Ibarra, uno de los rostros emblemáticos del cine cubano, explica en una entrevista a EFE que acaba de concluir el rodaje tras cinco semanas «muy intensas» y que ahora comienzan en México las labores de posproducción. El estreno está previsto para 2025.
El guión, cuenta, se basa en una obra de teatro que ella misma escribió hace algunos años. La dirección está a cargo del realizador y actor cubano Jorge Perugorría, a quien elogia por «la imaginación» que ha desplegado y la dirección de los actores.
Recuerda que ambos llevan décadas trabajando juntos. Ibarra ya había sido dirigida por Perugorría en Fátima y en Se vende, y los dos compartieron reparto en varias películas, entre las que destacan Fresa y Chocolate y Guantanamera.
Un personaje y dos temas
Su personaje en Neurótica anónima es «una acomodadora de cine que sueña con ser actriz y que siempre se va a ver reflejada en todas las películas que ve». «Se llama Iluminada porque le ilumina el camino a las personas en el cine», aunque «el de ella está bastante oscuro», explica.
Ese personaje es el hilo conductor de los temas principales que desarrolló en la pieza de teatro y ahora en el cine: el maltrato a la mujer y el rescate del cine como sala.
«Ha sido muy interesante la relación de mi personaje con su marido, que es de miedo y sumisión. Aunque no hay violencia física, le frustra la vida, la apabulla porque hay diversas maneras de dejar a las mujeres completamente desvalidas», subraya.
Ibarra aclara que no ha confrontado los problemas de su personaje, pero ve que «muchas de sus experiencias están reflejadas en Iluminada, como un ser viviente».
La violencia machista es un asunto «grave y por eso me interesó reflejarlo» subraya Ibarra, y hace referencia a los 61 casos de feminicidios juzgados en la isla el año pasado, un problema que «no es privativo de Cuba, porque está presente también en otros países de América Latina y Europa».
El otro tema puntual es el de las salas de cine que están en mal estado, y menciona el caso de algunas icónicas en Cuba que ha visto cerradas y en abandono.
De vuelta a sus proyectos
La actriz revela que está enfrascada en la escritura de un libro de memorias titulado Mi vida hasta cierto punto. «Casi se llamará como mi primera película (Hasta cierto punto, 1983) pues una cuenta su vida hasta cierto punto, porque nunca lo cuenta todo», señala con una sonrisa.
Además avanza que tiene otros guiones escritos y algún proyecto para filmar en España.
Ibarra destaca de entre su trayectoria la misma Hasta cierto punto y, por supuesto, Fresa y chocolate. Con las dos ganó varios premios internacionales.
«Con Hasta cierto punto empecé a conocer lo que es actuar en el cine, entendí el cine. Fresa y chocolate me abrió los caminos internacionalmente y marcó un hito en la sociedad cubana frente a la intolerancia hacia la homosexualidad. Me siento muy orgullosa porque creo que el matrimonio gay se lo debemos en gran parte», asegura.
En ambas actuó bajo la dirección del cineasta Tomás Gutiérrez Alea (Titón), reconocido como uno de los más importantes del cine cubano y latinoamericano y quien fue su esposo durante 23 años, hasta su muerte en 1996. Ella fue su actriz fetiche.
Tras actuar en una veintena de películas, sólo lamenta no haber podido interpretar a la religiosa y escritora mexicana Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695), a la que admira por ser «muy transgresora» en su época.
A sus 78 años, asegura que ha sido «una mujer que se ha realizado en la vida, que se propone metas y va por ellas hasta el final, eliminando obstáculos».
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Carlos Vives pone el vallenato en lo alto del Festival de Jazz de Mompox
EFE
El Festival de Jazz de Mompox, en el norte de Colombia, tuvo un énfasis vallenato en la noche del viernes con un concierto de Carlos Vives, que llenó la plaza con su música y energía.
Según el Instituto de Cultura y Turismo de Bolívar (Icultur), una de las entidades organizadoras del evento, unas 5.000 personas asistieron a la presentación para cantar a todo pulmón con el artista, que rememoró su carrera a través de videos y anécdotas.
La ilusión por recibir a Vives se respiraba desde el inicio del festival, que arrancó el pasado martes, y seguramente dejará una resaca emocional hasta el cierre de la cita musical, que será este sábado.
La calma habitual de Mompox, una localidad caribeña situada en uno de los brazos del río Magdalena, llena por estos días de turistas que disfrutan de su oferta gastronómica y de la artesanía de filigrana de oro y plata, se rompió la noche del viernes con las canciones de Vives, el artista que internacionalizó el vallenato.
El cantante, oriundo de Santa Marta, fue el cuarto artista de una noche que abrieron la contrabajista italiana Arabella Rústico y la agrupación ecuatoriana Jazz de Roots, que fueron calentando al público con puro jazz.
Sin embargo, cuando Carlos Vives subió al escenario todo era gritos y baile.
La música de acordeón no dejó que nadie permaneciera sentado durante las casi dos horas de concierto y la temperatura ambiente de 27 grados, aún con la noche ya avanzada, animaron al público hasta el final.
«Viva el vallenato», expresó el artista al ritmo del famoso «We will rock you» de la banda inglesa Queen, un saludo que fue coreado a una voz por su público, y agregó: «siempre volveré a Mompox», una localidad «muy importante» en la historia del país.
Además de interpretar algunas de sus canciones más recientes, Vives no dejó al público con las ganas de sus clásicos más internacionales y éxitos como ‘Volví a nacer’ o ‘La bicicleta’, lo que resultó en un concierto animado de principio a fin a ritmo de vallenato aunque el protagonismo del festival sea el del jazz.
El Festival de Jazz de Mompox, celebrado anualmente desde hace una década, se ha convertido en un motor adicional de la industria turística, la más fuerte de este municipio de unos 46.000 habitantes que inspiró a autores como Gabriel García Márquez y ha sido escenario de películas y novelas.
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Juanes quiere hacer más cine tras protagonizar el film ‘Pimpinero’ de Andy Baiz
Julio César Rivas
‘Pimpinero: sangre y gasolina’, del director Andrés ‘Andy’ Baiz, es la primera película del cantante Juanes que se acaba de estrenar en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF). Pero tanto uno como otro dejan claro que no será el último largometraje en el que participará el ganador de decenas de premios Grammy.
«Definitivamente, sí quisiera volver a hacerlo. Me gustó mucho la experiencia y siento que después de haber hecho esto, digo: ‘Ah, ok, creo que lo puedo hacer, lo puedo hacer un poco mejor cada vez’. Porque esa experiencia fue como… muy fuerte», reconoció Juanes en una entrevista con EFE sentado junto a Baiz.
«Me encantaría volver a hacerlo. Obviamente la música es mi camino. Yo nunca voy a dejar la música, pero creo que este tipo de complementos de expresión son demasiado enriquecedores y me encantaría algún día poder hacer más», confiesa el autor del álbum ‘La vida…es un ratico’.
No es la única confesión que el artista y Baiz, director y productor ejecutivo de series como ‘Narcos’ (2015-2017) o ‘Griselda’ (2024), realizan durante la entrevista.
En ‘Pimpinero’, Baiz relata la vida de una familia de contrabandistas de gasolina que se aventuran en Venezuela para llevar a Colombia gasolina a un precio de descuento, enfrentándose a un poderoso grupo rival y las autoridades venezolanas.
Juanes da vida a Moisés, el mayor de tres hermanos. Ulises (Alberto Guerra) es el mediano y Juan (Alejandro Speitzer) el más joven. Los tres forman el clan Estrada, unos pimpineros a la vieja usanza.
«Yo siempre quise que fuera Moisés, pero le pedí a Juanes que también hiciera una audición para don Carmelo, que es uno de los personajes antagónicos de la película. ¡Imagínate, yo pedirle a alguien tan conocido, multipremiado, tan talentoso, que haga un ‘casting’, imagínate!», explicó con una sonrisa Baiz.
«Es un ser humano tan bonito, con tan poco ego, tan auténtico, tan lindo, tan generoso, que hasta me manda dos audiciones, imagínate. O sea, no, no puedo creerlo. Y las dos audiciones las hizo muy bien y muy diferentes», añadió.
¿Y cómo se preparó Juanes para las audiciones?
«Imagínate. Me metí en YouTube para ver cómo hacer el ‘casting'», reveló el cantante entre las risas de Baiz.
Finalmente, Juanes se hizo con el papel de Moisés. Para ello, tuvo que añadir unas cuantas canas a su melena aunque el de Medellín insiste en que ya tiene algunas en su barba.
«Me tiñeron el cabello como de gris y la verdad que era muy extraño verme en el espejo, así, con esa apariencia tan fuerte», expresó con regocijo.
Además de Juanes, Guerra y Speitzer, el plantel de ‘Pimpinero’ lo completa la actriz Laura Osma, que da vida a Diana la novia de Juan y el personaje junto con Moisés que más claramente entiende la situación a la que se enfrentan.
Baiz, que desde ‘Roa’ (2013) no había dirigido un largometraje, dejó claro que su alejamiento de la gran pantalla ha sido algo transitorio.
«El cine es mi gran pasión y para mí el cine es por lo que yo vivo y por lo que me llaman. Obviamente, en mi trabajo, la televisión ha sido importantísima. Me ha hecho crecer porque me ha juntado con las mejores personas, adelante y atrás de la cámara. Pero la idea de esta película surgió en el 2014. ¡Imagínate!», exclamó.
Juanes y Baiz revelan un último secreto.
Durante el rodaje, organizaron una fiesta como ejercicio para cohesionar el equipo ante las duras semanas de trabajo que tenían por delante. Y por supuesto, Juanes se subió al escenario para cantar unos vallenatos.
Pero no fue el colombiano el único que deslumbró con su voz. Otro de los actores del largometraje se reveló como un consumado cantante.
«Alejandro Speitzer se subió a la tarima y cantó un par de boleros y un par de rancheras. Y canta muy bien», afirmó Baiz.
«Sí, canta muy bien», añadió Juanes.