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COLUMNAS

El 157 y las autoridades ancestrales

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Si los distritos electorales fueran pequeños y cada uno de ellos eligiera un solo diputado –electos todos los diputados –absolutamente todos– por este sistema y, en consecuencia, inexistentes la lista nacional y los listados distritales, tendríamos un Congreso diferente, en el cual los electores se sentirían –y estarían– representados, lo que no ocurre en la actualidad, la necesaria consecuencia de la forma como nos vemos obligados a elegir a los diputados que lo integran.

Todo elector sabría quién es SU diputado, el diputado de SU distrito y sabría que ese diputado representará con lealtad los intereses, principios y valores de los electores del distrito –usted incluido– puesto que bien sabría que en la próxima elección –si no lo hace así– le sería negada su reelección por los votantes. El que es leal con sus electores y bien hace su trabajo –este es el premio– será reelecto y el que no –tal es el castigo– echado del Congreso.

Complemento del sistema es que puede inscribirse como candidato todo aquel que quiera hacerlo, sin necesidad de que le postule un partido político y consecuencia lógica del sistema distrital –absolutamente distrital– distritos pequeños es que gana la ejecución, sin fórmulas raras, el candidato que ¡Horror! consigue más votos. La reforma del 157 importa a todos pero –sobre todo– debería importar a las autoridades ancestrales puesto que la población indígena ganaría fácilmente en múltiples distritos y –finalmente– se percibiría –y estaría– representada en el Congreso, en manos del Congreso como se encuentran el presupuesto, las leyes y las más importantes decisiones nacionales.

Las autoridades ancestrales tienen a su alcance la posibilidad de terminar de una vez por todas con la estructura política de dominación que siempre ha imperado en la elección de diputados –los distritos siempre inmensos y, como guinda del pastel, el listado nacional de diputados– estructura que llega a su final con la reforma del artículo 157 de la Constitución, artículo que determina la forma en que se eligen.

Ciento sesenta serían los distritos y, en consecuencia, ciento sesenta los diputados –ni uno más, cada distrito aproximadamente– de sesenta mil electores, dimensión que permite que los electores conozcan a sus candidatos y que los candidatos conozcan a sus electores. ¿Cuántos indígenas figuran en los listados nacionales? y matizo la pregunta: ¿Cuántos indígenas encabezan los listados nacionales? Los partidos políticos –el monopolio de la postulación se los permite– determinan los candidatos a diputado en sus listados y el puesto que ocupan en los los mismos, existiendo candidatos indígenas, sí, pero a la cola, en las posiciones que sirven de adorno –satisfacen las necesidades del folclor– pero que carecen – en tales lugares, de posibilidad alguna de resultar electos.

Con el sistema de distritos electorales pequeños podrán hacerse sentir en el Congreso las poblaciones indígenas con candidatos surgidos de ellas mismas y no –necesariamente– de los partidos políticos, y no existe en este sistema –el sistema de los distritos pequeños– listado alguno de candidatos ni nacional ni distritales, siendo todos los diputados electos por distritos pequeños y un solo diputado por distrito. Esta reforma, la del 157, es la reforma que debe importar a la población indígena y a sus autoridades ancestrales, reforma capaz de hacerles percibir que están y –en efecto– estar representados en el Congreso –representación real– y no folclórica.

Algunas autoridades ancestrales fueron arrastradas, con los engaños de siempre, a acuerpar las reformas que pretendían hacerse al sector Justicia, reformas que sostenían la estructura de dominación de siempre con el dulce del reconocimiento del Derecho indígena, Derecho que goza de reconocimiento constitucional en los artículos del 60 al 70 de la Constitución, artículos que no precisan más que el desarrollo que la propia Constitución ordena. ¿“Cambiarlo todo, con aquellas reformas obscuras, para que nada cambie”, el poder político, intacto, en la estructura de dominación impuesta? Las autoridades ancestrales desistieron de aquel empeño, claras de que nada aportaban aquellas reformas para las poblaciones indígenas que, si algo hubieran aportado, traición suya habría sido abandonarlas.

La reforma del 157 importa a las poblaciones indígenas y debe importar a las autoridades ancestrales, aquellas autoridades ancestrales que quieran terminar con la estructura de dominación que rige la representación parlamentaria y que –así– las poblaciones indígenas accedan al Congreso, sin necesidad de regalos, por su propio peso, ganadores sus candidatos en múltiples distritos. ¿Más fácil la queja y el lamento? La reforma del 157 nos importa a todos pero –más que a ninguno– a las poblaciones indígenas y a aquellas de sus autoridades ancestrales que –por la vía de la ley– quieran terminar con las cadenas e incidir en las grandes decisiones nacionales, el presupuesto –presupuesto de ingresos y gastos del Estado– cuánto gasta y en qué gastarlo en manos del Congreso, como en manos del Congreso la formación de las leyes, en cuenta una, ley que, desde hace treinta y tres años –mandato constitucional incumplido– se ordenó que existiera, la ley que desarrolle los mandatos constitucionales que se encuentran especialmente referidos a las comunidades indígenas. Este es un tema de Estado –un tema de interés nacional– pero me temo que seguirá siendo más cómodo referirse a las puntadas y ocurrencias entre pollos y conejos y a las dudas hamletianas que desojan margaritas, si, no, si no (“y sabías que te adoraba ya” –no pude resistir– discúlpeme el lector la cita de Darío) que debatir los temas de Estado, este, el tema principal, la forma de elegir a los diputados que integran el Congreso.

Reforma de un solo artículo de la Constitución, el 157, y –en efecto– la reforma de uno solo para que no se preste confusión alguna. In ko, jun achik… ¡Katwalijok, Ixim Ulew, Katwalijok! 

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Educación y aprendizaje, herramientas para la juventud

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Laura Díaz

[email protected]

La educación en la juventud es la base del futuro, ya que no solo ofrece conocimientos, sino también habilidades esenciales para enfrentar desafíos y es la clave para oportunidades laborales y desarrollo personal.

El reto en la actualidad es que se prepare a las juventudes para prosperar en una era globalizada del conocimiento y puedan adaptarse a un mundo en constante transformación. Actualmente se hace necesario equipar a la adolescencia y juventud con habilidades analíticas, comunicativas, resolutivas, creativas e iniciativas a través de una educación integral.

Estas destrezas no solo los prepararán para abordar los desafíos del mundo en constante cambio, sino que también los capacitarán para aplicar eficazmente estos conocimientos en su vida diaria y profesional.


Según el Instituto Nacional de Estadística, el nivel de escolaridad en el país es bajo, con un promedio de 2.3 años y en los departamentos en donde su población es mayoritariamente indígena el promedio es de 1.3 años. Un informe de la Unesco en 2021 detalla que Guatemala se sitúa por debajo del promedio regional de educación.

Es crucial dotar a la juventud guatemalteca con las herramientas adecuadas para un futuro prometedor.

La juventud está en constante transformación, es por esta razón que los procesos de aprendizaje, las prácticas educativas y los métodos de evaluación deben adaptarse para fomentar la proactividad y la responsabilidad hacia su propio crecimiento.

Esto implica un cambio de enfoque, de simplemente adquirir conocimientos y obtener calificaciones, a fomentar la creatividad y la colaboración entre los jóvenes.

Al poner esto en práctica, se les brinda la oportunidad de ser agentes activos en su educación, preparándolos mejor para los desafíos cambiantes del mundo moderno.

Los jóvenes son agentes activos en la construcción de su conocimiento; su capacidad de autoevaluación les permite desarrollar las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos de esta era en constante cambio, reformulando sus metas y aspiraciones para adaptarse a las demandas actuales.

Conjuve reconoce la importancia de la educación en la juventud, por lo que este tema es uno de sus ejes estratégicos, a través de la promoción de acciones y vinculaciones con el Ministerio de Educación (Mineduc) y con el Comité de Alfabetización (Conalfa), entre otros.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Fotografías

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Karen Trajtemberg

Escuela de Comunicaciones y Periodismo

En la medida en que las actividades de las y los candidatos a alcaldes, concejales y gobernadores regionales en Chile se basen en fotografías momentáneas, percepciones ligadas al consumo de desinformación y casuística, la línea que limita la discriminación será cada vez más delgada y fácil de cruzar. Las contradicciones son parte del ser humano y, ciertamente, de la política. El problema es cuando esta hace su trabajo desde esas discrepancias y basa decisiones de largo plazo en percepciones del momento.

Es el clásico ejemplo de las encuestas sobre contenidos televisivos, donde los consultados critican la falta de programas culturales, pero cuando los canales agregan ese tipo de programas a la parrilla, el rating es bajísimo. Nadie los ve.

En política a ratos sucede lo mismo, con el agravante del alcance que tienen las opiniones disfrazadas de verdades y la caja de resonancia que constituyen las redes sociales, con libertad absoluta, pero sin responsabilidad frente a lo que se dice o se muestra (aun cuando sea mentira).

Lo anterior sazonado además con los contenidos de la TV y, en específico, la exposición de los chilenos a los matinales, que muchas veces define la agenda política y las percepciones ciudadanas.

La migración es una muestra patente de este escenario.

La migración es una muestra patente de este escenario, en el que se instalan conceptos como extranjeros y delincuencia, conjugándolos constantemente juntos. La encuesta Bicentenario dada a conocer esta semana por la Universidad Católica evidencia lo complejo de este tipo de asociaciones y del efecto que se puede generar a partir de la creación de realidades con el lenguaje y la imagen, en este caso, sobre quienes llegan a Chile.

Así, las contradicciones y paradojas se hacen patentes al revisar los datos. Entre ellos, por ejemplo, casi un 80 por ciento de los consultados dice “nunca” o “casi nunca” haber tenido malas experiencias con migrantes, pero un 86 por ciento cree que la cantidad de personas extranjeras en Chile es “exagerada” y, peor aún, el 91 por ciento asegura que aquello ha tenido un efecto en el aumento de la delincuencia.

Cuántas de estas percepciones están marcadas por los contenidos que la ciudadanía consume en televisión y redes sociales son materia de estudio, pero ya aparecen algunas luces, por ejemplo, en las mediciones del Consejo Nacional de Televisión, que a fines de 2023 mostró que el consumo de matinales es más alto en los segmentos sobre 35 años y de tercera edad, lo que coincide, en un análisis básico, al menos, con que los encuestados de esos mismos grupos etarios en la Bicentenario quienes consideran que la migración ha hecho de Chile un peor lugar para vivir.

Los matinales transmiten largas horas todos los días, poniendo énfasis en el fenómeno de la delincuencia y en las “nuevas formas” que esta va adquiriendo, con una preminencia de temas policiales y judiciales (que llega hasta al 40 por ciento de los contenidos en algunos canales) en los que se involucran migrantes, sea a nivel de organizaciones internacionales (como el Tren de Aragua) o de individuos. Y, además, con pocas menciones a los chilenos que también participan en estos hechos.

Baja es también la cobertura a otros procesos en los que los extranjeros participan y que generan un aporte al país. De hecho, en el caso de Valparaíso, que se instala en el tercer lugar nacional respecto de la cantidad de población migrante (casi cien mil personas), un trabajo dado a conocer por la Unidad de Estudios del Parque Cultural de Valparaíso en marzo pasado tuvo poca masificación, pese a que se concentraba precisamente en dar a conocer la contribución cultural de estos grupos.

Lo interesante o complejo será verificar cómo todo lo anterior será traducido al lenguaje de las campañas para las elecciones de este año y el próximo. ¿Se masificarán los “creativos”? ¿Qué papel tendrá la conjunción artificial entre delincuencia y migración en la lucha por el voto?

En la medida en que las actividades de las y los candidatos se basen en fotografías momentáneas (como las encuestas), percepciones ligadas al consumo de desinformación y casuística, la línea que limita la discriminación será cada vez más delgada y fácil de cruzar, con la posibilidad de que el fenómeno de la migración se transforme en uno más grave, en el que esta realidad, muchas veces creada o agrandada, genere posiciones extremas e incluso violentas.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Gripe H5N1: ¿la próxima pandemia? (I)

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Ignacio López-Goñi

Miembro de la Sociedad Española de Microbiología 

Animales y humanos compartimos cerca de 300 enfermedades infecciosas, y cada año aparecen nuevas. Según datos de la Organización Mundial de Sanidad Animal, cerca del 75 por ciento de las nuevas infecciones emergentes humanas es de origen animal.

Entre los días 27 y 30 de abril se celebra en Barcelona el Congreso Mundial de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (Escmid). Uno de los temas que se van a tratar es la amenaza de una nueva pandemia.

Nadie duda de que ocurrirá, el problema es que no sabemos qué la causará ni cuándo. Hace años, la OMS ya definió una enfermedad X como amenaza de salud global. El microorganismo causante sería probablemente un virus fácilmente trasmisible por el aire, muy virulento y “nuevo” para nuestro sistema inmunitario.

Hace años, la OMS ya definió una enfermedad X como amenaza de salud
global. 

La inmensa mayoría de los científicos pensábamos que el candidato más probable sería un nuevo virus de la gripe, pero el coronavirus SARS-CoV-2 nos adelantó por la derecha. Aunque la amenaza de un nuevo coronavirus sigue latente, el virus de la gripe es aún el candidato más probable para causar la próxima pandemia.

El virus de la gripe o influenza pertenece a la familia de los Orthomyxovirus. En realidad, existen cuatro tipos (A, B, C y D), genéticamente distintos. En humanos, la gripe A es la más frecuente; la B aparece cada 2-4 años y suele ser menos problemática; la C es más rara y suele causar infecciones leves, y los virus de tipo D afectan al ganado.

El virus está rodeado de una membrana o envoltura y tiene un genoma contenido en ocho fragmentos de ARN con información para diez proteínas. En el virus de la gripe A, dos de esas proteínas son las denominadas hemaglutinina (que se abrevia con la letra H) y neuraminidasa (N).

Hasta ahora se conocen 18 tipos distintos de H y 11 de N. El que lleva la H de tipo 1 y la N de tipo 1 se denomina H1N1; el que lleva la H de tipo 1 y la N de tipo 2, H1N2… y así hasta H18N11, según las combinaciones posibles.

Este virus varía de dos formas. Cuando replica su genoma puede sufrir errores o mutaciones en los genes de la H y de la N, lo cual origina subtipos o cepas que cambian con el tiempo. Son la causa de las epidemias de gripe estacionales y de que haya que renovar las vacunas cada uno o dos años. Por eso, estas se preparan con un cóctel de los virus que se trasmitieron en la población el año anterior.

                  Continuará… 

Colaborador DCA
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