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COLUMNAS

Conozcamos la justicia

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Hablar del al acceso a la justicia es referimos a un derecho fundamental que permite a los seres humanos poder hacer valer sus derechos de forma justa y equitativa ante la ley sin prejuicio de discriminación por sexo, raza, edad o religión. El Sistema Integrado de Justicia (SIJ) está orientado a identificar mecanismos y ajustes institucionales idóneos que permitan reducir los niveles de impunidad en el país, a través de la medición de la eficiencia y eficacia de la justicia, enfocada inicialmente al área penal. El acceso a la justicia es un derecho fundamental que debe garantizarse en una sociedad democrática, participativa e igualitaria.

Es el derecho que tienen todas las personas a utilizar las herramientas y mecanismos legales para que se les reconozcan y protejan sus derechos. El Organismo Judicial (OJ) de Guatemala es uno de los organismos de la República, el cual ejerce el poder judicial. En ejercicio de la soberanía delegada por el pueblo, imparte justicia conforme la Constitución Política de la República de Guatemala y los valores y normas del ordenamiento jurídico del país. La justicia se imparte de conformidad con la Constitución de la República y las leyes nacionales. Por ello, corresponde a los tribunales de justicia la potestad de juzgar y promover la ejecución de los juzgados. Los otros organismos del Estado deben prestar a los tribunales el auxilio que requieran para el cumplimiento de sus resoluciones.

Debemos comprender que la justicia no es responsabilidad de una sola persona.

Los magistrados y jueces son independientes en el ejercicio de sus funciones y únicamente están sujetos a la Constitución de la República y a las leyes. Con el resumen antes expuesto debemos comprender que la justicia no es responsabilidad de una sola persona. Y para que todos confiemos en la justicia debe existir Independencia, credibilidad y legitimidad del sistema de justicia en su conjunto. Es importante que los guatemaltecos cumplamos con lo que nos dicta la Constitución de la República de Guatemala y con esto ya todos estamos ayudando a la justicia.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Anhelo de vivir en paz

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Juan Everardo
Chuc Xum [email protected]

La paz social es también equilibrio, armonía, respeto, libertad y dignidad. Sin embargo, en todos los países del planeta, los conflictos políticos, sociales y económicos, entre otros, están a la luz del diario vivir de los seres humanos; históricamente, dichos conflictos no permiten avanzar para el desarrollo integral, para una relación social armónica y una plenitud de vida en paz para la pluriculturalidad del país conformada por los pueblos: maya, xinka, mestizo y garífuna.

Ahora mismo nuestro querido país se debate para nuevas aspiraciones, ojalá para transformaciones reales y favorables a la dignidad humana de los guatemaltecos, en particular para los que históricamente han sido excluidos y discriminados por siglos y que son los originarios de estas tierras de siwan tinamit.

El libro nacional de Guatemala el Pop(ol) Wuj nos ilustra varios procesos de cambio social como, por ejemplo: el que se refiere a los acontecimientos surgidos de la derrota de Wuqub’ Kak’ix y sus hijos Spakna y Kab’raqan, que obraban para dominar, porque creían ser el Sol, la Luna y los esclarecidos y, por supuesto, ponían en peligro el equilibrio social y natural.

Guatemala tiene avances sustantivos para transitar a la plenitud de vida; por ejemplo: los Acuerdos de Paz.

La derrota de Xib’alb’a, el inframundo maya que da paso al momento simbólico del amanecer de los cuatro primeros padres y las cuatro primeras madres, la humanidad de maíz.

Estos pasajes de cambio social citados nos dan la pauta de una preocupación muy antigua y una constante búsqueda de transformaciones sociales para no cesar de la calidad humana del que gozamos.

Guatemala tiene avances sustantivos para transitar a la plenitud de vida, por ejemplo: los Acuerdos de Paz para superar conflictos y flagelos que ahora vivimos, dichos Acuerdos apuntan a un nuevo modelo de Nación y de Estado más humano; sin racismo y discriminación, con instituciones modernas, de respeto a los derechos humanos, derechos económicos, derechos sociales y derechos culturales entre otros; este anhelo de vivir en paz significa retomar la implementación de los Acuerdos de Paz y de unir esfuerzos de todas y todos los guatemaltecos, los diferentes sectores sociales y pueblos que cohabitan para que en diálogo y en consenso se construya la nueva nación pluricultural. 

Juan Everardo Chuc Xum
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COLUMNAS

La generación de confianza en el contribuyente

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M.Sc. Allan Josué Maas Jácome

Abogado y Notario

[email protected]

Consolidar las relaciones entre el contribuyente y la autoridad fiscal pasa mucho más allá de la visión simplista de pretender ejercer la autoridad para amedrentar o atemorizar a los contribuyentes y con ello, obtener su “aceptación”.

La confianza del ciudadano hacia la autoridad es ante todo producto de distintas acciones. De esa cuenta es que además de pensar que la Administración Tributaria debe ser sólida y efectiva cuando el contribuyente no realiza el pago de sus tributos, también lo es que no debe desatender la prevención de infracciones y delitos tributarios, puesto que estos afectan de forma significativa a toda la sociedad, en virtud de que es el Estado el encargado de garantizar el pleno ejercicio de los derechos de cada uno de los integrantes de la sociedad.

Pero, ¿cómo se podrán ejercer los derechos a la educación, a la seguridad, al acceso a la justicia o a la salud, sin los recursos que obtiene el Estado mediante el pago de tributos?

”No hay nada tan cierto en el mundo como la muerte y los impuestos“ (Benjamín Franklin).

Generar la confianza del contribuyente hacia la Administración Tributaria es una tarea impostergable y por eso es menester un cambio de paradigma, incluso en las reformas tributarias; es decir, estas también deben enfocarse en el vínculo o relación que existe entre cada contribuyente y la Administración Tributaria; por ende, construir confianza entre aquellos es vital, al grado que posiblemente el ciudadano tenga una mayor anuencia y convicción en pagar más tributos, en la medida en que tenga conocimiento que sus aportes tributarios, son adecuadamente utilizados en las necesidades no solo personales, sino también en los servicios públicos que precisa.

Por lo anterior es que, conforme se materialicen y consoliden por parte de la autoridad fiscal estrategias en favor de la publicidad y la transparencia, la facilitación y difusión de procedimientos, claridad en sus criterios institucionales y refuerce la confianza de los contribuyentes, en esa misma medida obtendrá resultados por demás positivos, no solo en la recaudación de los tributos, sino que generará una percepción positiva de la justicia del sistema tributario, la distribución equitativa de las distintas cargas tributarias, la satisfacción de que lo que el contribuyente paga en concepto de tributos, es lo que recíprocamente le brinda el Estado y que aunque exista una disminución en su patrimonio personal.

Esto no es en vano porque lo que tributa se encuentra controlado, derivado de que existe una rendición de cuentas que le permite fiscalizar y además ejercer control respecto de quienes administran los recursos estatales. 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¡Mi Guatemala!

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Dr. Jorge Antonio Ortega G.

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En un año más de libertad, luego de más de dos siglos, la seguimos construyendo con esfuerzo y esperanza para las nuevas generaciones de guatemaltecos. Esta conmemoración cívica es el momento ideal para replantear nuestros objetivos nacionales, diseñar un futuro promisorio para todos.

Se necesita de ciudadanos comprometidos y dispuestos a aportar más que a criticar, divorciarnos de esa cultura de descalificación que nos persigue desde antaño, a dejar por un lado la crítica severa y el elogio parco. Los guatemaltecos somos entusiastas por naturaleza, tenemos un sentido del humor arraigado que en la fatalidad y los sinsabores de la patria nos permite salir avante.

En cada crisis vemos una oportunidad y, por si eso fuera poco, a mayor dificultad mayor creatividad. Nuestra tierra es fabulosa, estamos en el centro de América, con un clima exquisito que con orgullo pregonamos como la eterna primavera, situación que diversifica nuestro territorio con microclimas que hacen altamente productivo nuestro suelo. Un cielo azul incomparable y cristalino, envidia de otras latitudes extremas.

En fin, un país bendecido con una colosal columna de volcanes, unos activos y otros en eterno sueño que dividen el abundante caudal hídrico que desemboca en nuestras dos salidas marítimas. Nuestra historia patria con sus glorias y sinsabores, con luces y sombras, escrita con la mezcla de sangre y sudor de sus héroes, de sus valientes mujeres que tejen el porvenir de la nación, que inculcan el amor a la patria, el temor a Dios y la obediencia a las leyes (derechos y obligaciones) desde el seno del hogar, partiendo de que la base de nuestra sociedad es la familia.

Valientes mujeres que tejen el porvenir de la nación, que inculcan el amor a la patria, el temor de Dios y la obediencia a las leyes desde el seno del hogar.

La prospectiva nos permite visualizar sin mucho protocolo que, debido a nuestra posición geopolíticamente estratégica y a la dinámica de nuestro pueblo, vamos hacia un futuro lleno de oportunidades para todos sin exclusión alguna; las incógnitas y lo incierto del devenir son el combustible que nos permite sembrar las bases para lograr una vida plena, pero hay que sumar esfuerzos como un solo corazón, que nos permita alcanzar metas reales y medibles en el tiempo, y de esa forma consolidar nuestros objetivos permanentes como nación.

Nuestra Guatemala, esa Guatemala que soñamos, esa que deseamos heredar, esa que nos vio nacer, ¡esa por la que madrugamos!, para fortalecerla día a día con nuestro sudor… se lo merece hoy más que nunca que nos inclinemos para agradecer al Creador el hecho de haber logrado la libertad sin necesidad de derramar sangre en su nombre, debe ser nuestro baluarte, el más puro sentimiento de civismo que nos debe llenar de orgullo, el ser libres para forjar nuestro destino.

La libertad, como la paz, requiere del compromiso de todos; cada día es necesario reforzar su existencia sin excusa alguna, es posible que algunos no la valoren, pero ¡ay de aquel que con ciega locura!… pues tus hijos que veneran la paz cual presea, nunca esquivan la ruda pelea.

Nuestro esfuerzo se encamina por las sendas sinuosas del tercer milenio, en plena posmodernidad donde todo es relativo, donde las que antes eran sólidas instituciones ahora se ven diluidas, donde las amenazas son asimétricas y las guerras son de cuarta generación.

Los guatemaltecos tenemos las de ganar, lo tenemos todo y sobre ello nos debemos afanar. Para resaltar lo anterior, traigo a esta columna un pensamiento hecho poesía, escrito por Rubén Darío: “Si la patria es chica, suéñala grande”. La suerte está echada, si se puede soñar, se puede lograr; nada nos debe detener para hacer de Guatemala un país exitoso, que sea el orgullo de nuestros hijos, y de los hijos de nuestros hijos. ¡Hoy es el día!, mañana puede ser tarde.

Dr. Jorge Antonio Ortega G.
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