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COLUMNAS

La electricidad en Guatemala (XXX)

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Rodrigo Fernández Ordóñez 

Director Presidente

Comisión Nacional de Energía Eléctricar

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Un mes después de aprobada por el Congreso la Ley General de Electricidad (LGE), en el Palacio Nacional se firmaban, después de un largo proceso de negociaciones, los Acuerdos para una Paz Firme y Duradera entre el Gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), que pusieron fin al enfrentamiento armado interno de 36 años. 

En este contexto histórico, la LGE marca un hito en la modernización de la economía nacional, porque trajo un nuevo diseño para el subsector eléctrico, realzando la importancia de la inversión privada en el desarrollo del país, liquidando la visión ya superada de la planificación estatal que demostró ser ineficaz (al menos para nuestro país) y permitió la recuperación económica y la consolidación del tan ansiado proceso de industrialización. Gracias a la aplicación de los enunciados contenidos en la LGE, la economía guatemalteca pudo soportar su diversificación, logrando suministrar la energía eléctrica necesaria para la expansión del sector de servicios y del sector inmobiliario en la zona central así como el fortalecimiento del sector comercial. En cuanto al consumo doméstico, se amplió la cobertura de electrificación de un 54 por ciento en 1996 a un 88 por ciento al día de hoy.

Sobre el proceso de aplicación de la LGE, comenta el historiador Javier Calderón: “…Al servicio eléctrico no se le definió como un servicio público, lo cual eliminó la posibilidad que el Estado interviniera el sector por razones políticas y se trató de dar certeza jurídica en el sector. Por esta razón no se eliminaron los contratos de compra de energía que bajo el nuevo modelo se llamaron contratos existentes para no empañar el nuevo sistema, rompiendo las reglas del juego…”.

La LGE marca un hito en la modernización de la economía nacional, porque trajo un nuevo diseño para el subsector eléctrico.

La LGE enuncia los siguientes principios: Es libre la generación de energía eléctrica en el país; es libre la transmisión de energía eléctrica y son libres los precios por la prestación del servicio de electricidad, con la excepción de los servicios de transporte y distribución sujetos a autorización. El artículo 7 de la LGE da una nueva configuración al subsector eléctrico cuando dispone la separación de actividades: “Una misma persona, individual o jurídica, al efectuar simultáneamente las actividades de generar y transportar y/o distribuir energía eléctrica en el Sistema Eléctrico Nacional deberá realizarlo a través de empresas o personas jurídicas diferentes…”.

En la nueva configuración del subsector eléctrico se suman las funciones que la Ley del Organismo Ejecutivo le asigna al Ministerio de Energía y Minas (MEM). En su artículo 3 le asigna como funciones específicas: “… es el órgano del Estado responsable de formular y coordinar las políticas, planes de Estado, programas indicativos relativos al subsector eléctrico y aplicar esta ley y su reglamento para dar cumplimiento a sus obligaciones”.

Asimismo, se crea la Comisión Nacional de Energía Eléctrica (CNEE), que en palabras del historiador ya citado tuvo como objeto: “…darle factibilidad política a la aprobación de la LGE semiautónoma. Ello porque, para aprobar la autonomía de la CNEE, se hubiera requerido el voto favorable de las dos terceras partes del Congreso de la República…”, en una coyuntura en que el partido oficialista no contaba con el apoyo de las demás bancadas que integraban el Congreso de la República. Sobre la creación de la CNEE, amplía Calderón Abullarade: “…La CNEE, brazo técnico especializado del Ministerio de Energía y Minas y ente regulador del subsector eléctrico, fue creada como semiautónoma pues, aunque se le concedieron fondos privativos provenientes de la actividad económica del subsector…”; siendo que la LGE en su artículo 4 la define como órgano técnico del MEM pero con “…independencia funcional para el ejercicio de sus atribuciones…” y de sus funciones.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Educación y aprendizaje, herramientas para la juventud

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Laura Díaz

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La educación en la juventud es la base del futuro, ya que no solo ofrece conocimientos, sino también habilidades esenciales para enfrentar desafíos y es la clave para oportunidades laborales y desarrollo personal.

El reto en la actualidad es que se prepare a las juventudes para prosperar en una era globalizada del conocimiento y puedan adaptarse a un mundo en constante transformación. Actualmente se hace necesario equipar a la adolescencia y juventud con habilidades analíticas, comunicativas, resolutivas, creativas e iniciativas a través de una educación integral.

Estas destrezas no solo los prepararán para abordar los desafíos del mundo en constante cambio, sino que también los capacitarán para aplicar eficazmente estos conocimientos en su vida diaria y profesional.


Según el Instituto Nacional de Estadística, el nivel de escolaridad en el país es bajo, con un promedio de 2.3 años y en los departamentos en donde su población es mayoritariamente indígena el promedio es de 1.3 años. Un informe de la Unesco en 2021 detalla que Guatemala se sitúa por debajo del promedio regional de educación.

Es crucial dotar a la juventud guatemalteca con las herramientas adecuadas para un futuro prometedor.

La juventud está en constante transformación, es por esta razón que los procesos de aprendizaje, las prácticas educativas y los métodos de evaluación deben adaptarse para fomentar la proactividad y la responsabilidad hacia su propio crecimiento.

Esto implica un cambio de enfoque, de simplemente adquirir conocimientos y obtener calificaciones, a fomentar la creatividad y la colaboración entre los jóvenes.

Al poner esto en práctica, se les brinda la oportunidad de ser agentes activos en su educación, preparándolos mejor para los desafíos cambiantes del mundo moderno.

Los jóvenes son agentes activos en la construcción de su conocimiento; su capacidad de autoevaluación les permite desarrollar las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos de esta era en constante cambio, reformulando sus metas y aspiraciones para adaptarse a las demandas actuales.

Conjuve reconoce la importancia de la educación en la juventud, por lo que este tema es uno de sus ejes estratégicos, a través de la promoción de acciones y vinculaciones con el Ministerio de Educación (Mineduc) y con el Comité de Alfabetización (Conalfa), entre otros.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Fotografías

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Karen Trajtemberg

Escuela de Comunicaciones y Periodismo

En la medida en que las actividades de las y los candidatos a alcaldes, concejales y gobernadores regionales en Chile se basen en fotografías momentáneas, percepciones ligadas al consumo de desinformación y casuística, la línea que limita la discriminación será cada vez más delgada y fácil de cruzar. Las contradicciones son parte del ser humano y, ciertamente, de la política. El problema es cuando esta hace su trabajo desde esas discrepancias y basa decisiones de largo plazo en percepciones del momento.

Es el clásico ejemplo de las encuestas sobre contenidos televisivos, donde los consultados critican la falta de programas culturales, pero cuando los canales agregan ese tipo de programas a la parrilla, el rating es bajísimo. Nadie los ve.

En política a ratos sucede lo mismo, con el agravante del alcance que tienen las opiniones disfrazadas de verdades y la caja de resonancia que constituyen las redes sociales, con libertad absoluta, pero sin responsabilidad frente a lo que se dice o se muestra (aun cuando sea mentira).

Lo anterior sazonado además con los contenidos de la TV y, en específico, la exposición de los chilenos a los matinales, que muchas veces define la agenda política y las percepciones ciudadanas.

La migración es una muestra patente de este escenario.

La migración es una muestra patente de este escenario, en el que se instalan conceptos como extranjeros y delincuencia, conjugándolos constantemente juntos. La encuesta Bicentenario dada a conocer esta semana por la Universidad Católica evidencia lo complejo de este tipo de asociaciones y del efecto que se puede generar a partir de la creación de realidades con el lenguaje y la imagen, en este caso, sobre quienes llegan a Chile.

Así, las contradicciones y paradojas se hacen patentes al revisar los datos. Entre ellos, por ejemplo, casi un 80 por ciento de los consultados dice “nunca” o “casi nunca” haber tenido malas experiencias con migrantes, pero un 86 por ciento cree que la cantidad de personas extranjeras en Chile es “exagerada” y, peor aún, el 91 por ciento asegura que aquello ha tenido un efecto en el aumento de la delincuencia.

Cuántas de estas percepciones están marcadas por los contenidos que la ciudadanía consume en televisión y redes sociales son materia de estudio, pero ya aparecen algunas luces, por ejemplo, en las mediciones del Consejo Nacional de Televisión, que a fines de 2023 mostró que el consumo de matinales es más alto en los segmentos sobre 35 años y de tercera edad, lo que coincide, en un análisis básico, al menos, con que los encuestados de esos mismos grupos etarios en la Bicentenario quienes consideran que la migración ha hecho de Chile un peor lugar para vivir.

Los matinales transmiten largas horas todos los días, poniendo énfasis en el fenómeno de la delincuencia y en las “nuevas formas” que esta va adquiriendo, con una preminencia de temas policiales y judiciales (que llega hasta al 40 por ciento de los contenidos en algunos canales) en los que se involucran migrantes, sea a nivel de organizaciones internacionales (como el Tren de Aragua) o de individuos. Y, además, con pocas menciones a los chilenos que también participan en estos hechos.

Baja es también la cobertura a otros procesos en los que los extranjeros participan y que generan un aporte al país. De hecho, en el caso de Valparaíso, que se instala en el tercer lugar nacional respecto de la cantidad de población migrante (casi cien mil personas), un trabajo dado a conocer por la Unidad de Estudios del Parque Cultural de Valparaíso en marzo pasado tuvo poca masificación, pese a que se concentraba precisamente en dar a conocer la contribución cultural de estos grupos.

Lo interesante o complejo será verificar cómo todo lo anterior será traducido al lenguaje de las campañas para las elecciones de este año y el próximo. ¿Se masificarán los “creativos”? ¿Qué papel tendrá la conjunción artificial entre delincuencia y migración en la lucha por el voto?

En la medida en que las actividades de las y los candidatos se basen en fotografías momentáneas (como las encuestas), percepciones ligadas al consumo de desinformación y casuística, la línea que limita la discriminación será cada vez más delgada y fácil de cruzar, con la posibilidad de que el fenómeno de la migración se transforme en uno más grave, en el que esta realidad, muchas veces creada o agrandada, genere posiciones extremas e incluso violentas.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Gripe H5N1: ¿la próxima pandemia? (I)

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Ignacio López-Goñi

Miembro de la Sociedad Española de Microbiología 

Animales y humanos compartimos cerca de 300 enfermedades infecciosas, y cada año aparecen nuevas. Según datos de la Organización Mundial de Sanidad Animal, cerca del 75 por ciento de las nuevas infecciones emergentes humanas es de origen animal.

Entre los días 27 y 30 de abril se celebra en Barcelona el Congreso Mundial de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (Escmid). Uno de los temas que se van a tratar es la amenaza de una nueva pandemia.

Nadie duda de que ocurrirá, el problema es que no sabemos qué la causará ni cuándo. Hace años, la OMS ya definió una enfermedad X como amenaza de salud global. El microorganismo causante sería probablemente un virus fácilmente trasmisible por el aire, muy virulento y “nuevo” para nuestro sistema inmunitario.

Hace años, la OMS ya definió una enfermedad X como amenaza de salud
global. 

La inmensa mayoría de los científicos pensábamos que el candidato más probable sería un nuevo virus de la gripe, pero el coronavirus SARS-CoV-2 nos adelantó por la derecha. Aunque la amenaza de un nuevo coronavirus sigue latente, el virus de la gripe es aún el candidato más probable para causar la próxima pandemia.

El virus de la gripe o influenza pertenece a la familia de los Orthomyxovirus. En realidad, existen cuatro tipos (A, B, C y D), genéticamente distintos. En humanos, la gripe A es la más frecuente; la B aparece cada 2-4 años y suele ser menos problemática; la C es más rara y suele causar infecciones leves, y los virus de tipo D afectan al ganado.

El virus está rodeado de una membrana o envoltura y tiene un genoma contenido en ocho fragmentos de ARN con información para diez proteínas. En el virus de la gripe A, dos de esas proteínas son las denominadas hemaglutinina (que se abrevia con la letra H) y neuraminidasa (N).

Hasta ahora se conocen 18 tipos distintos de H y 11 de N. El que lleva la H de tipo 1 y la N de tipo 1 se denomina H1N1; el que lleva la H de tipo 1 y la N de tipo 2, H1N2… y así hasta H18N11, según las combinaciones posibles.

Este virus varía de dos formas. Cuando replica su genoma puede sufrir errores o mutaciones en los genes de la H y de la N, lo cual origina subtipos o cepas que cambian con el tiempo. Son la causa de las epidemias de gripe estacionales y de que haya que renovar las vacunas cada uno o dos años. Por eso, estas se preparan con un cóctel de los virus que se trasmitieron en la población el año anterior.

                  Continuará… 

Colaborador DCA
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