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OPINIÓN

Jornada Académica sobre Semana Santa en Guatemala

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La semana previa a la Semana Santa, conocida también como Semana de Dolores, se llevó a cabo la “Primera Jornada Académica sobre Semana Santa en Guatemala: aproximaciones estéticas, históricas y etnográficas desde la perspectiva del Bicentenario”, organizada por el Instituto de Investigaciones de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos (Usac), la Dirección General de Investigación de la Usac (Digi) y la Comisión de Investigación del Arte en Guatemala del Ministerio de Cultura y Deportes.

El objetivo era poner en común, a través de exposiciones, conversatorios y debates, los estudios y abordajes diversos que académicos investigadores de estas entidades hemos realizado sobre la Semana Santa guatemalteca y la religiosidad popular, a lo largo de varios años. El comité académico estuvo integrado por el Mtro. Mario Caxaj, el Dr. Fernando Urquizú, el Mtro. Alfonso Arrivillaga y quien escribe, Mtro. Mauricio Chaulón Vélez.

También se tuvo la participación de invitados de universidades mexicanas, con quienes se han trabajado estos temas, siendo ellos el Dr. Carlos Navarrete Cáceres, de la Universidad Nacional Autónoma de México; y por parte de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla estuvieron el Dr. Fernando Matamoros Ponce y el Dr. Guillermo López Varela. La producción estuvo a cargo del compañero Jorge Tello de Digi.

El objetivo era poner en común a través de exposiciones, conversatorios y debates.

Las actividades se desarrollaron de manera virtual y comprendieron desde el 22 al 26 de marzo, de 16:00 a 18:00, todos los días. Estas fueron: lunes, “Conversando con el Dr. Carlos Navarrete Cáceres sobre la Semana Santa en Guatemala”, con la participación del Dr. Navarrete, el Dr. Urquizú, el Mtro. Caxaj y el Mtro. Chaulón. Luego, “Semana Mayor en la costa caribe guatemalteca. Una mirada desde la presencia garífuna”, conferencia impartida por el Mtro. Arrivillaga; finalizando ese día con “Semana Santa garífuna: religiosidad y devoción en Livingston, Guatemala”, del Lic. Carlos Arana, Comisionado Presidencial contra la Discriminación y el Racismo. Martes, “Las investigaciones sobre arte sacro desde fuentes de archivo”, del Dr. Mario Ubico, con comentarios del Dr. Urquizú y el Mtro. Chaulón. Miércoles, “La Semana Santa guatemalteca en el cine”, del Dr. Édgar Barillas, con comentarios del Dr. Urquizú y el Mtro. Chaulón. Jueves, “La Semana Santa guatemalteca: un hecho más allá de la religión”, del Mtro. Mauricio Chaulón Vélez, con comentarios del Dr. Matamoros Ponce, del Dr. López Varela y del Dr. Urquizú. Viernes, “El Bicentenario y las tradiciones de Semana Santa en Guatemala”, del Dr. Fernando Urquizú, con comentarios del Dr. Ángel Valdez.

Ese mismo viernes se presentó el libro Historia de la Cofradía de los Siete Dolores del Antiguo Templo de Santo Domingo, del Dr. Fernando Urquizú, con prólogo del Mtro. Mario Caxaj. Los comentarios de la presentación estuvieron a cargo de la Mtra. Alejandra Medrano. Todas estas conferencias pueden verlas en el sitio de Facebook de la Dirección General de Investigación (Digi-Usac) y en el de Semana Santa en Línea, quienes transmitieron todas las actividades y por lo tanto quedaron grabadas en sus respectivas plataformas.

La Semana Santa constituye la manifestación sociocultural en su género  más amplia en el país, y es importante verla más allá del hecho religioso en sí, aunque la religión es fundamental para su desenvolvimiento. Inclusive, la Semana Santa no religiosa, es decir, aquella en la que las prácticas no tienen que ver con lo religioso, también es muy importante y forma parte de su tiempo. Hay en él un movimiento económico, social y cultural de gran envergadura que nos atraviesa a la mayoría de guatemaltecos, por lo que estos estudios deben de ser tomados en cuenta para otros análisis y reflexiones sobre la diversidad de los pueblos que conforman Guatemala. Un agradecimiento especial a todos los participantes, organizadores y público que nos acompañó. 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Destitución de Fiscal General es un asunto de principios y valores

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La decisión del presidente de la República, Bernardo Arévalo, de dejar en manos del Organismo Legislativo la posibilidad de que la Fiscal General y jefa del Ministerio Público (MP), Consuelo Porras, pueda ser removida es una acción que permitirá terminar con uno de los períodos más
lamentables en la existencia del ente a cargo de defender el Estado de derecho y evitar el saqueo de los fondos públicos.

De hecho, durante su primera cadena de radio y televisión, en la que informó sobre el anteproyecto de reforma a la normativa que rige al MP, el mandatario anticipó que “el oscuro ciclo de Consuelo Porras debe terminar ya”, confiado en que los parlamentarios se unirán a la cruzada nacional que demanda el retiro inmediato de alguien que es vista como defensora a ultranza de políticos, exfuncionarios y empresarios corruptos y de perseguir, mediante casos simulados, a quienes critican y cuestionan su errado proceder.

Ignorada por la comunidad internacional (43 naciones le niegan el ingreso a su territorio) y vista como una paria en Guatemala, Porras se aferra al cargo valiéndose de argucias legales que han impedido que el jefe de Estado la cese de sus funciones, como clama la mayoría de ciudadanos, quienes no se explican por qué, habiendo tantas evidencias contra Alejandro Giammattei, Miguel Martínez, ministros y secretarios que integraron ese desgobierno, ella ha sido incapaz de avanzar en casos que evidencian el asalto al erario.

Como lo mencionó el mandatario, el cargo de Fiscal General es el único que no le rinde cuentas a nadie y su permanencia depende de sí mismo; sin embargo, es tiempo de que se corrijan los errores, con el fin de que los responsables de la investigación sean removidos cuando, como ocurre en este caso, su permanencia genera daños irreparables a la nación, bloquea la probidad y, sobre todo, ofrece respiro a los sinvergüenzas que se han enriquecido de manera ilícita, vil y despiadada.

Jorge Castillo
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COLUMNAS

500 añosy la política

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Después de 297 años de dominación colonial, se inicia la independencia en 1821 con 123 años de dictaduras liberales y conservadoras destruyendo el poder y la autoridad maya, no así la autoridad para recolectar tributos, 10 años de primavera democrática con la revolución del 1944 en donde se estableció proceso electoral y apertura de participación de los mayas a cargos en los ayuntamientos y en el Congreso, pero la ultraderecha con el apoyo del Gobierno de los EE. UU. interrumpieron el desarrollo del gobierno revolucionario y nuevamente el inicio de otros 30 años (1954/1984) de dictaduras de gobiernos militares en donde se acentúan las injusticias, la explotación, la exclusión, el racismo y el despojo hacia el pueblo maya, 1985 inicia una nueva etapa conocida como democrática y en donde han desfilado 12 gobiernos incluyendo el actual que preside Bernardo Arévalo, el 95 por ciento de los gobernantes son civiles y solamente un militar firmante de la paz en lo que va esta era. La Constitución Política de Guatemala de 1985, aunque de manera proteccionista reconoce por primera vez que Guatemala está formada por diversos grupos étnicos y que “el Estado reconoce, respeta y promueve sus formas de vida” Art. 66. 1996 firma de los Acuerdos de Paz y el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas reconoce que la nación guatemalteca tiene un carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe y el Estado asume una serie de compromisos respecto a este. Pero en los 39 años democráticos no hay igualdad, inclusión ni relaciones armónicas entre los pueblos como lo caracteriza la democracia. 

Ahora, Guatemala y el nuevo gobierno tienen la oportunidad de corregir el rumbo de la política nacional y hacer posible la consolidación democrática con el desafío de facilitar la coexistencia armoniosa y equitativa entre los pueblos: maya, xinka mestiza y garífuna. 

La cosmovisión maya se caracteriza por el establecimiento de un mundo en equilibrio, de una relación armónica entre los seres humanos y con la naturaleza y de allí el concurso de los mayas en salvaguardar el sistema político democrático con su transición gubernamental con la esperanza de superar la histórica política de sometimiento. Loq’oj k’amik le k’aslem (hora de apreciar la vida)  

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Una cita con Adrián Recinos

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Dr. Jorge Antonio Ortega Gaytán

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El enigmático andamiaje del paso del tiempo con su predicción me volvió a
concertar una cita con el legado de uno de los escritores de renombre de antaño, Adrián Recinos Ávila, significativo para Guatemala en el mundo académico, político y diplomático del siglo pasado y, por siempre. La semana del 17 de enero del año en curso, por iniciativa del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (Cirma), nos dimos cita en la Muy Leal y Muy Noble Ciudad de Santiago de los Caballeros, la Junta directiva de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala AGHG, los descendientes de nuestro distinguido escritor e invitados especiales. 

Mi primer contacto con él fue con uno de los trabajos de mayor repercusión de Adrián Recinos, la traducción y publicación del Popol Vuh, el cual fue descubierto en la Biblioteca Newberry, de Chicago Illinois, Estados Unidos. Una lectura obligatoria en la primaria, de aquella primera convivencia hace más de medio siglo. Un viaje fascinante al universo al inframundo Xibalba; la crónica del caminar de los gemelos, la creación de hombre de maíz, los mitos, desde la cosmovisión maya. Luego vinieron otras citas con el escritor guatemalteco, con la lectura y análisis de El Memorial de Sololá (1950), Los títulos de los señores de Totonicapán (1950); y Crónicas Indígenas  (1957), con lo cual completé el conocimiento del ámbito previo a la conquista y, como todo ello, posteriormente la lectura de los documentos que Recinos tradujo y publicó para nuestras generaciones y las próximas. Otras publicaciones siguieron en su vida, como: Don Pedro de Alvarado: conquistador de México y Guatemala, Monografía del Quetzal, y varios ensayos de Doña Leonor de Alvarado (1958). Ciudad de Guatemala, crónica desde su fundación hasta los terremotos de 1917–1918 (1922); y una de sus obras de mayor prestigio como historiador fue La Monografía del Departamento de Huehuetenango (1913). Disfrutando de un ambiente agradable en el inmueble que ocupa la sede de Cirma en La Antigua Guatemala, luego del saludo protocolario, se dio la presentación del archivo personal digitalizado de Adrián Recinos Ávila por intermedio de cada una de las personas que participaron en la odisea de organizar, estabilizar, catalogar, digitalizar y asegurar el legado del guatemalteco, tarea titánica que duro tres años según la explicación de la directora del archivo histórico, Thelma Porres, de dicha entidad, que además expuso la importancia de un archivo personal en los siguiente términos: “Un archivo personal es aquel que contiene los documentos generados y recibidos por una persona a lo largo de su vida, incluyendo todas sus funciones y actividades, independiente del soporte…”, “… diversidad de material personal como oficial: fotografías, cartas, conferencias, discursos, documentos personales, entrevistas, fichas de investigación, folletería, hojas sueltas. Invitaciones, libretas de bolsillo, listas de referencias, memorándums, periódicos, postales, publicaciones, recortes de periódicos, semanarios, tarjetas, telegramas y otros”. Luego, Thelma nos guió, en un recorrido por la vida de nuestro compatriota desde su nacimiento en La Antigua Guatemala un 5 de julio de 1886, hijo de Teodoro M. Recinos y de Rafaela Ávila. Hizo sus estudios en el Instituto Nacional Central para Varones, donde se graduó en 1902 y obtuvo el título de Bachiller en Ciencias y Letras. Contrajo nupcias con María Palomo Martínez, con quien procreó cinco hijos: Beatriz, Isabel, María, Adrián y Laura. Durante su época de estudiante universitario en la Facultad de Derecho, publicó sus primeros escritos (1905), fue catedrático del Instituto Para Varones y en la Facultad de Derecho. Fundó una institución literaria denominada El Ateneo Batres Montúfar, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y sociales (1921); Miembro fundador del Partido Liberal; así mismo, de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala (1923), director de la Academia de la Lengua de Guatemala; presidente de la Asamblea Legislativa (1926), además de haber participado como candidato en las elecciones a la Presidencia de la República en 1944. 

Colaborador DCA
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