ARTES
Star Wars: fin de un mito infantil
Fue en 1983 cuando me topé con la saga de Star Wars. No tenía edad para ir al cine, pero mis papás no querían que me quedara solo en casa, así que fuimos al cine FOX, que entonces estaba ubicado atrás de la Tipografía Nacional. Fue una matiné de domingo, y jamás me había aburrido tanto en mi vida. No entendí absolutamente nada y, con esa edad, seamos sinceros, me importó un pepino todo aquello. Estaba por estrenarse El Retorno del Jedi, y aprovechamos el tiempo familiar para ver los episodios IV y V, y estar listos y aplicados para la tercera y última entrega.
Tenía siete años, así que el cine no era para mí, aún. Llevaba conmigo un avión de juguete, y salía y entraba de la sala. Sí, fui ESE niño. No me di cuenta de nada de la película. Solo me recuerdo de la caída de Luke Skywalker por ese gigantesco tubo de ventilación, y cómo se agarraba con la única mano que tenía, de una antena, para salvarse. Después de eso seguí volando mi avión de Lego. Mi mamá se durmió durante las dos cintas y mi papá iba y venía en un sueño intermitente. Mis hermanos estaban extasiados.
Eventualmente vi las tres. Llegó el cable al país y en la señal pirateada de los canales gringos pasaban ocasionalmente alguno de los episodios. Estaba en la U cuando apareció el Episodio I. Sentí que iba a ser mi trilogía, pero no. Aunque viví todo aquello febrilmente, esa trilogía, ahora que la veo, es un bodrio. Está plagada de lugares comunes y carece de novedad; todo “facilito” por los nuevos públicos. Aún lo creo.
Con El despertar de la Fuerza, que llegó hace unos cinco años, nuevamente sentí que seríamos recompensados. Retorno de personajes muy queridos y efectos especiales imposibles, y con eso me quedé. La de El Último Jedi fue sin duda tan decepcionante como la primera trilogía. Los debates entre amigos que sabemos de todo eso de la Fuerza, eran agotadores. ¿Quién se pelea por eso? Pues, nosotros. ¿Y?
De verdad nos puso malhumorados, en mi caso, y otros, como justificar una enfermedad crónica o terminal; hasta llegaba a ponerse personal. Por donde lo veía me parecía decepcionante aunque tuvieran escenas “bonitas y risueñas”. Los tráileres eran una adicción. Estaban tan bien hechos que solo me conducían a una desilusión irreparable. Ahora viene el Episodio IX, y ya no sé qué esperar. Es decir, solo para mencionar dos quejas. ¿Cómo así que matan a Luke? y ¿Qué Rebelión dura tanto? Es decir, vencieron a Vader y Palpatine, y en vez de tomar el poder y gobernar a la buena, me salen con un nuevo Tercer Reich Espacial. Supongo que “el arte imita a la vida”.
Solo una vez fui a un estreno de medianoche, y fue para el Episodio III. Desde entonces creo fundamental respetar mis horas de sueño. Claro, tengo amigos que fueron al del Episodio IX y ni siquiera quiero imaginarme como salieron de desvelados, felices y sonrientes como muñecos de Barbie. Sé que tratarán de convencerme de que es la mejor de la saga. Creo que ya pasó mi tiempo con La Fuerza. Algo así como el efecto Santa Claus.
Voy a ir a verla. La dignidad cinéfila se puede sacrificar por estos mitos infantiles. Cerrar el círculo de nueve películas no es fácil, y ojalá esto de la Fuerza y las guerras de las galaxias se guarde en el cajón por nuestro bien. Me quedo en la primera trilogía. Lo demás es una indigestión o comer sin hambre. Ambos extremos válidos.
ARTES
A leer El club Dumas
El club de lectura Leer es viajar, de la Academia Guatemalteca Rotaria de Artes y Letras, dialogará sobre El club Dumas, una novela de aventuras e intriga escrita por el autor español Arturo Pérez-Reverte, en 1993, el miércoles 29 de mayo, a las 18:00 horas. Será transmitido en la fanpage Academia Guatemalteca Rotaria de Artes y Letras.
La obra está ambientada en la época en la cual fue creada, la acción se desarrolla en Madrid, París, Portugal y Toledo.
En esta se refiere a los títulos de los libros de Alejandro Dumas como Los tres mosqueteros, El conde de Montecristo, La reina Margot o Veinte años después. Otros mencionados son La divina comedia y Scaramouche.
La película La novena puerta, de Roman Polanski, está basada en esta novela.
ARTES
Guatemaltecos muestran obras en Bienal de Venecia
Fotos: Colección de Fundación Paiz
Guatemala participa en la 60ª. edición de la Bienal de Venecia, que se realiza hasta el 24 de noviembre de 2024, en la ciudad italiana y cuyo tema es
Extranjeros en todas partes.
Fundación Paiz anunció que se seleccionaron cinco virtuosos nacionales que exponen en un pabellón internacional: Margarita Azurdia (1931-1998), Carlos Mérida (1891-1984), Paula Nicho Cúmez (1955), Andrés Curruchich (1891-1969) y Rosa Elena Curruchich (1958-2005).
Paula Nicho Cúmez llevó a Italia cinco piezas de su serie Mi segunda piel. Habló con Diario de Centro América en entrevista virtual y comentó al respecto: “Las indígenas en los años 50 vivimos mucha discriminación. No había libertad para asistir a una escuela o viajar a la capital a estudiar, solo se cursaba hasta sexto grado en Comalapa”.
También, la creadora relató su experiencia cuando era niña y no participó en un desfile de su centro educativo debido a que le impidieron llevara su güipil que elaboró su mamá. “Me di cuenta de que no somos libres para usar nuestra indumentaria, pero ahora sé su valor y significado para nosotros”, dijo.
Resumió el rol de creadora que ha desarrollado con los años: “Decidí hacer obras de arte porque no tienen fin y se pueden expresar todas las emociones”.
“La participación de Guatemala en la Bienal de Venecia es vital para el florecimiento del talento nacional en el escenario global”, resaltó Sonia Hurtarte, directora ejecutiva de la fundación. Por su parte, María Regina Paiz expresó que el propósito de la institución es crear espacios que fomenten el arte, la educación y la cultura como herramientas de comunicación y desarrollo
social.
ARTES
Movimientos al ritmo del corazón y el cuerpo
En el Día Internacional de la Danza (29 de abril), Víctor Melchor y Rocío Trkman nos relataron su experiencia como bailarines de tango, a la par de unos pasos de este popular baile. Él, guatemalteco y ella, argentina; pero la historia comenzó aquí cuando Melchor, de profesión diseñador gráfico, aprendió a bailar salsa.
Conforme a su enseñanza se dio cuenta de que deseaba otro desafío y lo encontró en el tango, el cual requería de más herramientas. “Necesitaba la postura del ballet clásico y el contemporáneo, así que asistí a cursos con los maestros Sandra Mazariegos, en Guatemala, y viajé a Buenos Aires con Mario Morales, en una academia donde muchos conocían el folclore y el teatro; era una vara alta”, reseñó.
“La danza debe disfrutarse, es una forma de expresión, porque de lo contrario no sería auténtica para el público. No está limitada a quienes nos dedicamos profesionalmente, es para todos”.
Víctor Melchor
Ha permanecido seis meses en el país sudamericano y ahora viaja una vez al año por cuestiones personales y para especializarse. “Allá estaba como niño en dulcería porque hay cantidad de maestros y actividades. Incluso lo comparo con un futbolista que llega a la cantera del Barcelona o del Real Madrid, pero en versión del tango”, señaló.
Por su parte, Trkman comentó que inició desde niña a practicar el folclore argentino: “Mi mamá es cantante de tango y mis familiares son músicos, entonces seguí bailando ese género musical”. Agregó que como pareja influye mucho el tiempo que han estado juntos y de conocerse porque es un proceso.
“Vengo de una cultura diferente, pues desde la niñez recibimos folclore argentino como materia; o sea, está al alcance de los chicos para poder estar en contacto con el arte gratuitamente”.
Rocío Trkman
Ambos danzan socialmente, en el escenario y en el área coreográfica; también imparten clases y tienen sus alumnos, con quienes se reúnen el primer sábado del mes, a partir de las 19:00 horas, para la milonga (varias personas unidas para bailar tangos). Y al final de año presentan una función que incluye a sus estudiantes; igualmente, este 2024 contemplan presentar un espectáculo una vez por mes en diferentes lugares.
Para más información o estar pendiente de sus actividades, sígalos en las redes sociales como Guatemala Tango o contáctelos al 3032-2979.
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