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COLUMNAS

Carlos Mencos, diputado por Escuintla

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Si bien es cierto que los listados distritales no responden a lo que constituye el sistema de los distritos pequeños (sistema que se trata de ignorar y que, incluso, se rechaza por ser el único que cambiaría –para bien– nuestra realidad política y, con el cambio de esta realidad (determinante) la realidad de Guatemala) pero que, siendo para bien, “machuca muchos callos”, los de aquellos que, zánganos, se saben incapaces de ganar una lección en un distrito pequeño (160 distritos pequeños, tal el sistema, en el que cada uno de estos elegiría un solo diputado y ganaría la única diputación de ese distrito –sin fórmulas raras– el candidato que obtuviera el mayor número de votos; sistema en el que podría ser candidato, quien quisiera, sin necesidad de que lo postulase un partido), callos, también, en quienes temen al pueblo en el Congreso. Si bien –decíamos– los listados distritales no se acercan –ni remotamente a lo que sería la elección por distritos pequeños–, al menos son un tanto mejores que el listado nacional de candidatos, diputados, los electos por listado nacional que, por representar a todos, a nadie representan. Uno de esos listados distritales, no tan largo, es el de Escuintla, lejos de que pueda saber el elector, sin embargo, quién es SU diputado, algo que solamente se logra con el sistema de distritos pequeños. Carlos Mencos, quien fue dos veces Contralor General de Cuentas, será candidato, ocupando la segunda posición del listado distrital del partido Unión Nacional de la Esperanza (UNE) por el departamento de Escuintla, siendo este un partido que goza en este departamento de muy amplio reconocimiento, extremo que se ha evidenciado con los votos.

La primera posición del listado la ocupará –tal lo proclamado– el actual diputado Francisco Vitelio Lam Ruano, quien busca su reelección en el cargo. Grave defecto de este sistema es que si usted quiere votar por uno de los candidatos, Carlos Mencos, por ejemplo, tiene que votar por todos, algo que podríamos afirmar, igualmente, si lo que quisiera fuese hacerlo por Viteliio Lam. Más dramático aún, en el sistema de listados, es que si lo que inspira al votante es hacerlo por el último de la lista, las posibilidades de que este candidato pueda alcanzar el cargo –el candidato que habría inspirado y determinado el voto del elector– serían prácticamente nulas. Indígenas y mujeres, salvo las muy escasas excepciones que confirman la regla, se encuentran siempre al final de los listados (en la mismísima cola). Pero, volviendo al tema central de esta columna, se ha dado la candidatura de Carlos Mencos, dos veces Contralor General de Cuentas, ocupando la segunda posición en el listado distrital de la UNE por el departamento de Escuintla. La Contraloría General de Cuentas, la institución que Carlos Mencos dirigiera ya dos veces, es una de las cuatro instituciones de control no jurisdiccional y apolítico del ejercicio del poder, correspondiéndole, en su caso, el control de que todos los ingresos y los gastos del Estado se produzcan tal y como la ley lo establece, función que resulta clave para su buen funcionamiento. Las otras tres instituciones con este carácter, todas de notable importancia, son el Ministerio Público, la Procuraduría General de la Nación y el Procurador de los Derechos Humanos, teniendo a su cargo el Congreso, lo que es el control político. En los Estados Unidos de América es tal la importancia que se da a la función contralora de los ingresos y de los gastos públicos, y a la protección que se le debe dar a quien la ejerce, que llegó a determinarse que el mandato del contralor fuera de doce años, no existiendo reelección y que quien ejerciese el cargo, al dejarlo, siguiera recibiendo –de por vida– los mismos emolumentos que en su ejercicio, fórmula buscada para poner al ser humano que ocupe el cargo –tan sujeto a tentaciones– y hasta el límite de lo posible, un tanto más allá del bien y del mal. Nuestro sistema político se limita a proteger la función del Contralor General, dotándole de un periodo constitucional –inamovible del cargo, salvo delito– pero sin ninguna protección ulterior, concluido su mandato. “Enfréntese pues a la fieras, hágase de cuánto enemigo sea necesario y, después… Después ¡faltaba más! defiéndase por sí mismo. Tal el absurdo de la “protección” que brindamos entre nosotros a quienes lleguen al desempeño de función tan importante. En otras geografías, Carlos Mencos hubiera podido brillar sin cortapisas, buen profesional y hombre correcto pero, en la nuestra, para lograrlo, hubo de vencer graves escollos y superar múltiples peligros, habiéndolo conseguido hasta el límite de lo que nuestra realidad hace posible.De cuna humilde, Carlos Mencos –sacrificio, esfuerzo, dedicación– ha sabido triunfar en lo que emprende y –servidor público, con afán de servicio se enfrentará ahora– al máximo de los retos, el escrutinio electoral. Su llegada al Congreso reviste importancia especial, por cuanto que este alto Organismo, incumpliendo sus funciones, viene omitiendo, año con año, la importantísima y determinante función de aprobar la ejecución presupuestaria: importante, sin duda, la aprobación del presupuesto, pero ¿de qué sirve tal aprobación si no se ejecuta o mal se ejecuta lo aprobado? ¿De qué sirve presupuestar, si no se evalúa y se aprueba –o imprueba–, confrontándolo con lo que se haya ejecutado? Carlos Mencos conoce la materia y conoce de la violación constitucional en que incurre el Congreso y –lo más importante– conoce los mecanismos para que esa omisión –grave– gravísima y determinante omisión pueda superarse. Alentadora, pues, con gran sentido, su posible llegada al Congreso: la aprobación del presupuesto y la aprobación o no (tan importante o más) que la ejecución presupuestaria, el origen y la razón de ser del Parlamento. Nuevamente debo preguntarme, ¿campaña anticipada por hablar de los posibles candidatos? ¡Por favor! ¿Malas las leyes y pésima la ejecución de las mismas, un proceso electoral conducido para que no se hagan planteamientos ni existan debates y para que –el narcotráfico– se pueda apropiar del mismo, perseguido el dinero limpio por la acusación penal, en tanto que el proveniente del delito, tan campante? ¿Esto es lo que se quiso y se quiere? ¿Coartada la libertad de expresión del pensamiento, fomentada la arbitrariedad para la inscripción de candidatos y proscrita la divulgación de las encuestas electorales, a partir del momento en que al legislador le vino en gana? ¿Eso, lo querido? Resulta imperativo que la Corte de Constitucionalidad resuelva las acciones interpuestas y que lo haga YA, los plazos para hacerlo ya vencidos. Justicia tardía, no es justicia. Poco a poco, pese a la mordaza, se van perfilando los proyectos y resulta importante comprender que la llegada de Carlos Mencos al Congreso puede redundar en beneficio de un buen presupuesto y de una buena ejecución parlamentaria: los ojos de los electores en lo que deba ser el presupuesto y en la no menos y quizá, incluso más, ejecución presupuestaria, a travéz de sus ojos y –en su voz– la voz de aquellos. Tal –y no otra la olvidada– la esencia de todo parlamento y la esencia de toda función parlamentaria.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Destitución de Fiscal General es un asunto de principios y valores

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La decisión del presidente de la República, Bernardo Arévalo, de dejar en manos del Organismo Legislativo la posibilidad de que la Fiscal General y jefa del Ministerio Público (MP), Consuelo Porras, pueda ser removida es una acción que permitirá terminar con uno de los períodos más
lamentables en la existencia del ente a cargo de defender el Estado de derecho y evitar el saqueo de los fondos públicos.

De hecho, durante su primera cadena de radio y televisión, en la que informó sobre el anteproyecto de reforma a la normativa que rige al MP, el mandatario anticipó que “el oscuro ciclo de Consuelo Porras debe terminar ya”, confiado en que los parlamentarios se unirán a la cruzada nacional que demanda el retiro inmediato de alguien que es vista como defensora a ultranza de políticos, exfuncionarios y empresarios corruptos y de perseguir, mediante casos simulados, a quienes critican y cuestionan su errado proceder.

Ignorada por la comunidad internacional (43 naciones le niegan el ingreso a su territorio) y vista como una paria en Guatemala, Porras se aferra al cargo valiéndose de argucias legales que han impedido que el jefe de Estado la cese de sus funciones, como clama la mayoría de ciudadanos, quienes no se explican por qué, habiendo tantas evidencias contra Alejandro Giammattei, Miguel Martínez, ministros y secretarios que integraron ese desgobierno, ella ha sido incapaz de avanzar en casos que evidencian el asalto al erario.

Como lo mencionó el mandatario, el cargo de Fiscal General es el único que no le rinde cuentas a nadie y su permanencia depende de sí mismo; sin embargo, es tiempo de que se corrijan los errores, con el fin de que los responsables de la investigación sean removidos cuando, como ocurre en este caso, su permanencia genera daños irreparables a la nación, bloquea la probidad y, sobre todo, ofrece respiro a los sinvergüenzas que se han enriquecido de manera ilícita, vil y despiadada.

Jorge Castillo
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COLUMNAS

500 añosy la política

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Después de 297 años de dominación colonial, se inicia la independencia en 1821 con 123 años de dictaduras liberales y conservadoras destruyendo el poder y la autoridad maya, no así la autoridad para recolectar tributos, 10 años de primavera democrática con la revolución del 1944 en donde se estableció proceso electoral y apertura de participación de los mayas a cargos en los ayuntamientos y en el Congreso, pero la ultraderecha con el apoyo del Gobierno de los EE. UU. interrumpieron el desarrollo del gobierno revolucionario y nuevamente el inicio de otros 30 años (1954/1984) de dictaduras de gobiernos militares en donde se acentúan las injusticias, la explotación, la exclusión, el racismo y el despojo hacia el pueblo maya, 1985 inicia una nueva etapa conocida como democrática y en donde han desfilado 12 gobiernos incluyendo el actual que preside Bernardo Arévalo, el 95 por ciento de los gobernantes son civiles y solamente un militar firmante de la paz en lo que va esta era. La Constitución Política de Guatemala de 1985, aunque de manera proteccionista reconoce por primera vez que Guatemala está formada por diversos grupos étnicos y que “el Estado reconoce, respeta y promueve sus formas de vida” Art. 66. 1996 firma de los Acuerdos de Paz y el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas reconoce que la nación guatemalteca tiene un carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe y el Estado asume una serie de compromisos respecto a este. Pero en los 39 años democráticos no hay igualdad, inclusión ni relaciones armónicas entre los pueblos como lo caracteriza la democracia. 

Ahora, Guatemala y el nuevo gobierno tienen la oportunidad de corregir el rumbo de la política nacional y hacer posible la consolidación democrática con el desafío de facilitar la coexistencia armoniosa y equitativa entre los pueblos: maya, xinka mestiza y garífuna. 

La cosmovisión maya se caracteriza por el establecimiento de un mundo en equilibrio, de una relación armónica entre los seres humanos y con la naturaleza y de allí el concurso de los mayas en salvaguardar el sistema político democrático con su transición gubernamental con la esperanza de superar la histórica política de sometimiento. Loq’oj k’amik le k’aslem (hora de apreciar la vida)  

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Una cita con Adrián Recinos

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Dr. Jorge Antonio Ortega Gaytán

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El enigmático andamiaje del paso del tiempo con su predicción me volvió a
concertar una cita con el legado de uno de los escritores de renombre de antaño, Adrián Recinos Ávila, significativo para Guatemala en el mundo académico, político y diplomático del siglo pasado y, por siempre. La semana del 17 de enero del año en curso, por iniciativa del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (Cirma), nos dimos cita en la Muy Leal y Muy Noble Ciudad de Santiago de los Caballeros, la Junta directiva de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala AGHG, los descendientes de nuestro distinguido escritor e invitados especiales. 

Mi primer contacto con él fue con uno de los trabajos de mayor repercusión de Adrián Recinos, la traducción y publicación del Popol Vuh, el cual fue descubierto en la Biblioteca Newberry, de Chicago Illinois, Estados Unidos. Una lectura obligatoria en la primaria, de aquella primera convivencia hace más de medio siglo. Un viaje fascinante al universo al inframundo Xibalba; la crónica del caminar de los gemelos, la creación de hombre de maíz, los mitos, desde la cosmovisión maya. Luego vinieron otras citas con el escritor guatemalteco, con la lectura y análisis de El Memorial de Sololá (1950), Los títulos de los señores de Totonicapán (1950); y Crónicas Indígenas  (1957), con lo cual completé el conocimiento del ámbito previo a la conquista y, como todo ello, posteriormente la lectura de los documentos que Recinos tradujo y publicó para nuestras generaciones y las próximas. Otras publicaciones siguieron en su vida, como: Don Pedro de Alvarado: conquistador de México y Guatemala, Monografía del Quetzal, y varios ensayos de Doña Leonor de Alvarado (1958). Ciudad de Guatemala, crónica desde su fundación hasta los terremotos de 1917–1918 (1922); y una de sus obras de mayor prestigio como historiador fue La Monografía del Departamento de Huehuetenango (1913). Disfrutando de un ambiente agradable en el inmueble que ocupa la sede de Cirma en La Antigua Guatemala, luego del saludo protocolario, se dio la presentación del archivo personal digitalizado de Adrián Recinos Ávila por intermedio de cada una de las personas que participaron en la odisea de organizar, estabilizar, catalogar, digitalizar y asegurar el legado del guatemalteco, tarea titánica que duro tres años según la explicación de la directora del archivo histórico, Thelma Porres, de dicha entidad, que además expuso la importancia de un archivo personal en los siguiente términos: “Un archivo personal es aquel que contiene los documentos generados y recibidos por una persona a lo largo de su vida, incluyendo todas sus funciones y actividades, independiente del soporte…”, “… diversidad de material personal como oficial: fotografías, cartas, conferencias, discursos, documentos personales, entrevistas, fichas de investigación, folletería, hojas sueltas. Invitaciones, libretas de bolsillo, listas de referencias, memorándums, periódicos, postales, publicaciones, recortes de periódicos, semanarios, tarjetas, telegramas y otros”. Luego, Thelma nos guió, en un recorrido por la vida de nuestro compatriota desde su nacimiento en La Antigua Guatemala un 5 de julio de 1886, hijo de Teodoro M. Recinos y de Rafaela Ávila. Hizo sus estudios en el Instituto Nacional Central para Varones, donde se graduó en 1902 y obtuvo el título de Bachiller en Ciencias y Letras. Contrajo nupcias con María Palomo Martínez, con quien procreó cinco hijos: Beatriz, Isabel, María, Adrián y Laura. Durante su época de estudiante universitario en la Facultad de Derecho, publicó sus primeros escritos (1905), fue catedrático del Instituto Para Varones y en la Facultad de Derecho. Fundó una institución literaria denominada El Ateneo Batres Montúfar, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y sociales (1921); Miembro fundador del Partido Liberal; así mismo, de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala (1923), director de la Academia de la Lengua de Guatemala; presidente de la Asamblea Legislativa (1926), además de haber participado como candidato en las elecciones a la Presidencia de la República en 1944. 

Colaborador DCA
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