No podemos decir que hay falta de talentos.
Esa es la realidad que vive el ser humano que magnifica el gozo aparente, superficial, sin pensar que todo trae consecuencias.
Se le fue la vida por los atajos que dan las malas compañías.
En un momento de la vida los pilares que sustentaron su desarrollo no fueron sólidos, fundidos con dedicación, tiempo y amor.
La obediencia y el respeto a los más elementales principios de cortesía se inculcan y se vigorizan en el hogar y se proyectan a la sociedad.
Entre prevenir o no prevenir, esa es la gran situación que se presenta, hay una línea que se llama excusa.
El hombre ha perdido la compasión hacia el prójimo al que mata, al que le roba.
Hay muchos cambios, pero no para bien.
La patria es una, es el esfuerzo de todos para bienestar de todos.
Esa paz no es como la concibe el mundo, sino debe ser como dice la Biblia: perfeccionarnos en el gozo, consolarnos.
La revaloración de los factores de educación y principios no son un asunto meramente aislado.