La multitud que lo aclamó hace 4 años ahora lo espera para crucificarlo, porque es más fácil hacer leña del árbol caído.
Las buenas costumbres fortalecen a los hogares y a las sociedades, además desarrollan hábitos para una coexistencia pacífica.
Cuando hay una visión y misión clara se puede trascender más allá de una época, de una era.
Frente a un juez de sentencia, que en lugar de la Biblia tiene un código penal en sus manos.
La agresividad en el niño se deja seguir porque "pobrecito el niño", pero crece junto con ella.
Lo que está pasando en nuestro alrededor no es cuestión de miedo o terror, sino debe ser motivo de reflexión.
Cuántos seguidores tenemos y a quiénes seguimos en las redes sociales, sin sopesar la calidad de esas “amistades”.
Tener dinero no es delito ni mucho menos pecado, si se obtiene por el trabajo honrado.
Nos queda educar para el bien, mostrar el camino recto que solamente la Biblia diseña con rectitud; enseñar con amor.
No podemos sustraernos de la responsabilidad que tenemos en la deformación de la familia que se refleja en la sociedad.
Necesitamos cambios verdaderos, estructurales, donde esté el tema de la familia como fundamento de la sociedad.