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ARTES

High Fidelity, el libro

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High Fidelity (2000), protagonizada por John Cusack, es una de mis películas favoritas, y este mes está cumpliendo 20 años. Fue una hermosa casualidad haber encontrado, hace poco, en una bolsa de objetos olvidados de mi hermano, el libro escrito por Nick Hornby y en el cual se basó el guion del filme.

Es impresionante cómo cambian los detalles, pero la atmósfera es la misma. Por ejemplo, el libro ubica la historia en Londres y la película lo hace en Chicago, pero los ambientes de ciudad fría y húmeda, los bares (o pubs) y la tienda de discos son iguales. Ya terminé de leerlo. ¿Cuál es el paso siguiente? Escribir mi top 5 de pasajes de esta inolvidable obra.

1. La adolescencia. Hornby la describe como el momento en que las chicas pasaron de ser invisibles a omnipresentes. “Un momento queríamos pegarles en la cabeza por ser nuestra hermana, o hermana de alguien más, y un tiempo después las queríamos… bueno, no sabíamos qué queríamos, pero era algo”.

2. Poder Cusack. Durante muchos años adopté al personaje principal, Rob (Cusack), como mi héroe. Ahora, 20 años después, el personaje del best-seller no tiene el carisma de Cusack, así que, de manera cruda, se convierte en un ser sombrío de 36 años que no sabe cómo crecer, cómo ser un hombre, cómo mantener feliz a su pareja o cómo seguir con su vida. Como en alguna ocasión lo hemos sido tú y yo. A veces, lo obvio es lo que más se nos dificulta entender.

3. Charlie y sus amigos. Una escena corta, pero que siempre me llamó la atención (porque lo he experimentado), es la cena en casa de Charlie (Catherine Zeta-Jones). El libro se enfoca en la falta de conexión entre Rob y los amigos de Charlie. Ellos eran egresados de universidades y con puestos importantes en empresas, y hablaban de temas “serios”. “Ellos tenían opiniones, yo tengo listas”, explica Rob. 

4. La noche con Marie DeSalle. La escena en que Rob conquista a la cantautora Marie DeSalle (Lisa Bonet) está bañada en un sentimiento de victoria. El escritor Hornby también la plantea así, pero con un sabor agridulce. En el libro, Marie es una cantautora estadounidense que lleva algunas semanas de vivir en Londres antes de conocer a Rob. Después de dormir juntos, ambos tienen una de las conversaciones de madrugada más bizarras que puedas imaginar. La conclusión de Rob: “No dormimos juntos porque nos atraemos; lo hicimos porque estamos solos, sin alguien más que nos espere en casa”.

5. Los moron twins. Barry y Dick (Jack Black y Todd Louiso en la pantalla), los monumentales nerds musicales y trabajadores de la tienda de discos de Rob, son unas estrellas. Aunque las mejores líneas del libro se incluyen en el filme, me divirtieron como si fuera la primera vez que las conocía. En un pasaje, Rob confiesa desconocer a un nuevo grupo musical, que es uno de los más famosos del momento; así que Dick no puede ni verlo a los ojos de la pena ajena que siente, mientras Barry grita (no dice, grita) que le debería dar vergüenza, algo que solamente los geeks podemos apreciar. 

Y la trilogía se completó este año con una serie de televisión en Hulu que protagoniza Zoë Kravitz (una mujer Rob, ¿qué tal?). Ya lo cantó Bruce Springsteen: “El gran reto de la adultez es mantener nuestro idealismo después de perder la inocencia”. Thanks Boss.

Por David Lepe

David Lepe
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ARTES

Anuncian al curador de la próxima Bienal de Arte Paiz

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Fotografía: Cortesía del artista y Museo de Arte Moderno de Bogotá – MAMBO.

En noviembre de 2025 se realizará, en la capital y La Antigua Guatemala, la próxima Bienal de Arte Paiz. En esta edición, que es la vigésimo cuarta, se ha sido designado a Eugenio Viola como curador.

Viola tiene un doctorado en Métodos y Metodologías de la Investigación Arqueológica e Histórico-Artística de la Universidad de Salerno y ha curado más de 100 exposiciones en el mundo, incluyendo el Pabellón de Italia en la 59ª Bienal de Venecia (2022) y el Pabellón de Estonia en la 56ª Bienal de Venecia (2015). Asimismo, es crítico de arte italiano y curador especializado en experiencias y teorías relacionadas con performance y poesías corporales.

Katheryn Ibarra
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ARTES

¡A lanzarse al agua!

Esculturas de patos navegan en una exposición con causa.

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En el Museo Ixchel del Traje Indígena se aprecian 120 piezas con diferente temática y materiales, intervenidas por varios artistas, las cuales son parte de la XI edición de la colectiva titulada Al agua, patos. Estas se encuentran a la venta para apoyar con becas a más de 600 personas con síndrome de Down de la Fundación Margarita Tejada.

De acuerdo con sus organizadores, esta muestra comparte la visión infantil de atreverse, romper barreras y sin miedo para aprender, compartir y crecer. “Este año se inspiró del dicho guatemalteco “al agua, patos”, que significa tirarse al agua para probar nuevos retos y nuestros chicos eso lo viven a diario porque son perseverantes”, expresó María Teresa de Basterrechea, directora de la fundación. 

Esta es una obra del escultor guatemalteco Rodolfo Guevara, que tardó cinco meses elaborarlos, con la creatividad de Patricia Valladares. “Todo viene relacionado con el juego de los niños, a su inocencia”, dijo. Agregó que cada virtuoso plasmó lo que realiza en lienzo y con su toque personal. 

Algunos de los que intervinieron las obras fueron: Rodolfo Guevara, Patty Valladares, Valenz, Camilo Almaráz, Mod Cárdenas, Jorge Mazariegos, David Duke, Victoria Masch, Josué Hernández, Mauricio López, Abel Amaya, Jorge Merino, de El Salvador. 

Dato

La exhibición está abierta al público gratuitamente en 6ª. calle final, zona 10, hasta el 1 de agosto, de lunes a viernes, de 9:00 a 17:00 y los sábados, de 9:00 a 14:00.

Marisol Vásquez Fotógrafo: Mariano Macz
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ARTES

Star Wars: Imposible complacer a todos

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Foto: cortesía Lucasfilm

Los ewoks deben estar celebrando la existencia de The Acolyte (2024), ya que desde el estreno de esta serie, el filme Ewoks: The Battle for Endor (1995) dejó de ser, de manera oficial, la obra más despreciada de Star Wars. Es impresionante la cantidad de descontento, incluyendo comentarios de odio (que por nada apoyo o comparto) que generó The Acolyte, inclusive, desde antes de estrenarse. 

Si no estás enterado de lo que me refiero, respetado lector, y piensas que esta columna es otro grito al estilolos warsies también lloran, pues te cuento que The Acolyte es una serie del universo de Star Wars, desarrollada por Lucasfilm para Disney+. Esta se sitúa aproximadamente 200 años antes de los eventos de la saga cinematográfica principal (también conocida como la Era Skywalker).

Una vez JJ Abrams, showrunner de la última trilogía de Star Wars, declaró después de haber recibido millones de críticas negativas acerca de los tres filmes galácticos en los que estuvo a cargo: “Con Star Wars, es imposible complacer todos”.

Cuando leí esta declaración, estaba molesto con este cineasta por su terrible manera de estar a cargo de esas películas, así que pensé: “Excusas para un trabajo desordenado”. Pero hoy cambia todo y entiendo por dónde quería ir este señor. Hasta este año y bajo la tutela de Disney+, ya contamos con seis series de Star Wars, algo inimaginable en los tiempos de Lucasfilm en manos de George Lucas.

Estas series son: The Mandalorian, The Book of Bobba Fett, Obi-Wan Kenobi, Andor, Ahsoka y ahora The Acolyte. Suena maravilloso en teoría. Las dos primeras temporadas de The Mandalorian y la primera de Andor me parecen fascinantes. Ahora, The Book of Bobba Fett y Obi-Wan Kenobi son mediocres, pero en su defensa, Disney tenía pocos años de producir series y tal vez estaba aprendiendo.

Pero vamos, para Ahsoka y The Acolyte ya tuvieron cinco años de experiencia, y son notables los retrocesos en desarrollo de historia, perfiles de personajes, diálogos zonzos y guiones con tantos agujeros en la trama como si se tratara de un queso suizo en caricatura de Tom&Jerry.

No soy experto en guiones de series de televisión, pero no hace falta serlo para notar esta deficiencia que, inclusive, da la impresión de que se trata de producciones haraganas. O más bien, de que los productores la arruinan a propósito.

Y ahí está Andor, una de las mejores series que he visto en mi vida, con personajes entrañables, diálogos y monólogos apasionados, música perfecta y escenarios tan vivos como sorprendentes. Pero Andor permanece en la esquina de lo mejor de Star Wars que casi nadie ha visto. “Es muy lenta”, dicen unos.

“No salen sables láser”, refunfuñan otros. Entonces, ¿qué quiere el fandom? ¿Pedimos una clonación en estilo maquila de Grogu para que salve todas las nuevas series de Star Wars? ¿Nos conformamos con lo que Disney+ nos entregará de ahora en adelante? ¿Bailamos la danza de la lluvia para que se inunde todo Lucasfilm a cargo de Disney, y comience todo desde cero? Tal vez JJ tenía razón acerca de Star Wars, es imposible quedar bien con todos, y más con producciones tan descuidadas como The Acolyte. Que la Fuerza nos acompañe.

David Lepe
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