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Revista Viernes

Remembranzasdel decano de la prensa del istmo

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Este viernes 2 de agosto circula el ejemplar 41 mil 324 del Diario de Centro América (DCA), el cual nació a luz pública en 1880, durante el gobierno del presidente Justo Rufino Barrios y por iniciativa del inglés Marco J. Kelly, funcionario de la compañía a cargo de construir el ferrocarril. Por sus cuatro páginas, en blanco y negro, los lectores pagaron medio real.

El decano de la prensa escrita del Istmo cumple 144 años. Surgió como una manifestación de la libertad de prensa impulsada por la Reforma Liberal que encabezaron Miguel García Granados y Barrios.

De la mano de esos reformistas, la modernidad y el progreso habían llegado al país, y se manifestaba por doquier con la introducción del telégrafo, la construcción de las vías del ferrocarril y cientos de escuelas, la habilitación de caminos, la modernización de la agricultura con la introducción del café, así como la apertura y acondicionamiento de las aduanas y puertos.

Y para que se pudieran reflejar esos cambios, se necesitaba de un órgano de difusión, idea que aprovechó Kelly, quien estaba casado con la guatemalteca Carlota Hernández Otero.


Periódico necesario


El Diario de Centro América irrumpió como periódico “mercantil, agrícola, literario, científico y noticioso”, lo cual fue bien recibido por el gobierno de Barrios, pues era una gran ventana para darles a conocer al pueblo y a los países amigos los avances de su gestión. La sociedad anónima se sustentó en un capital de 25 mil pesos, moneda que circulaba en el país en ese tiempo, según Catalina Barrios y Barrios, en su libro Estudio Historico del Periodismo Guatemalteco (Época colonial y siglo XX).


Aunque era un bien suntuario, el nuevo periódico se convirtió en necesario para gobernantes, políticos y empresarios. Con el precio que se pagaba por sus cuatro folios se podía comprar una docena de huevos o cinco libras de frijol. Esa circunstancia no lo hacía un diario popular, pues en una ciudad con 65 mil habitantes no había muchas personas dispuestas a gastar dinero en noticias, aunque gracias al telégrafo, el Diario de Centro América incluía, además de lo que ocurria en el país, los principales acontecimientos del istmo centroamericano y del mundo.

En su momento, también hubo espacios para notas curiosas. Como cuando se informó, el 6 de abril, de la muerte del general Barrios en Chalchuapa, El Salvador, ocurrida cuatro días antes, el 2 de abril de 1885, y siete años más tarde, en 1892, de la partida del país de su viuda, Francisca Aparicio Mérida. “Cúpido entre los ricos”, tituló el diario, e informó que doña Francisca llevaba a España el corazón, embalsamado, del Reformador.

En esos años, el periodismo y la literatura se apoyaban mutuamente. Debido a ello, plumas célebres como las de José Milla y Vidaurre, Enrique Gómez Carrillo, Lorenzo Montúfar y Domingo Estrada se batían en duelo poético con otras de la talla de José Martí, José Santos Chocano o Rubén Darío.

Pese al entusiasmo de sus directores y fundadores (entre los que se cuenta a Marco J. Kelly, Francisco Lainfiesta, Francisco Galindo y el español Francisco Carrión Martínez), el Diario de Centro América sufrió persecución, censura, exilio y cierre durante el gobierno de Manuel Lisandro Barillas (1885-1892).

Los directores de esa época, Lorenzo Montúfar y Francisco Lainfiesta, enfrascados en una polémica interna del periódico sobre el giro que toma la Reforma Liberal, se ven obligados a salir “voluntariamente del país”.

Luego, el dictador Manuel Estrada Cabrera convierte el Diario en periódico semioficial y lo somete a censura. A lo largo de la historia, los gobiernos y los partidos en el poder lo convierten en el vocero oficial.

Diversas sedes en el centro


Físicamente, el DCA nace en una propiedad de la 6ª. avenida sur, calle Real de la ciudad capital, ahora 10 calle y 6ª. avenida zona 1, donde ahora se ubica la panadería San Martín. Luego se trasladó al taller de la tipografía El Progreso, que se localizaba en la 8ª. calle poniente número 1.

Otra de las sedes que tuvo fue en la 3ª. avenida norte y 5ª. calle poniente, donde funciona en la actualidad el Conservatorio de Nacional de Música.

En 1972, se instala en el edificio de la Centenaria Tipografía Nacional, trasladándose de su última ubicación 9ª. avenida entre 11 y 12 calles, donde se dispuso a reorientar dos diarios. La parte informativa correspondía al Diario de Centro América y la parte legal a El Guatemalteco, dependiendo ambos del Ministerio de Gobernación.
La transformación del DCA a lo largo de estos años también ha ido de la mano de los avances tecnológicos del mundo de la impresión y del periodismo, pasando de la época del linotipo a la del offset y a la moderna informática computarizada, de igual forma del blanco y negro a la maravilla del color.

El DCA es un periódico ágil y moderno. Ocupa espacio en el ecosistema mediático del país y cumple su misión de ser el diario oficial del Estado de Guatemala, además de haber sido reorientado desde el 14 de enero de 2024, cuando comenzó de la administración del presidente Bernardo Arévalo y de la vicegobernante Karin Herrera, para transformarse en un medio de servicio público.

Directores durante su primer siglo de 1880 a 1980

  • Marco J. Kelly
  • Enrique Gómez Carrillo
  • Ramiro Ponce Monroy
  • Virgilio Rodríguez Beteta
  • Augusto Mulet Descamps
  • Federico Poaño
  • José Valle
  • José Rodríguez Cerna
  • Ramón A. Salazar
  • Alejandro Arenales
  • Gustavo Martínez Nolasco
  • Benjamín Paniagua
    Santizo
  • Eduardo Mayora
  • Víctor Miguel Díaz
  • Federico Hernández
    Cobos
  • Virgilio Rodríguez Macal
  • Manuel María Ávila Ayala
  • Arturo Valdez Oliva
  • Miguel Ángel Urrutia
  • Leopoldo Castillo Sáenz
  • Federico Alvarado Fajardo
  • León de Gandarias
  • Ricardo Peralta H.
  • José Víctor Sánchez
  • Carlos Gándara Durán
  • Alberto Arriola Ligorría
  • Demetrio Viena
  • Adrián Pineda M.
  • José María Alejos
  • A. J. Echeverría
  • Javier Valdeavellano
  • Francisco Lainfiesta
  • Aquiles Rosaspina
  • Manuel Dardón H.
  • Miguel A. Navarro
  • Rafael Villeda Guzmán
  • Miguel Asturias Morales
  • José Milla y Vidaurre

Directores en orden cronológico
de 1980 a la fecha

  • Federico Zelaya Böcler, 1980-1981
  • Guillermo E. Contreras Cisneros, 1982
  • Juan Fernando Cifuentes
    Herrera, 1983
  • Luis Mendizábal, 1984-1986
  • Danilo de León, 1987
  • Carmen Escribano de
    de León, 1988-1989
  • Julio R. Santos, 1990-1991
  • Héctor Cifuentes Aguirre,
    1991-1997
  • René Rosales García Salas, 1998
  • Ana Lucrecia Coloma de
    Glaesel, 1999
  • Silvia Josefina Méndez
    Recinos, 2000
  • Carlos Rafael Soto, 2001- 2002
  • Alejandro Pérez, 2002-2003
  • Wagner Collado, 2003-2004
  • Luis Eduardo Marroquín,
    2004-2008
  • Ana María Rodas, 2008-2012
  • Gustavo Soberanis, enero de 2012 a abril 2013
  • Héctor Salvatierra,
    2013-2017
  • Pavel Arellano Arellano, 2017 – 2020
  • Silvia Stela Lanuza Campo,
    enero de 2021 a enero de 2024
  • Carlos Morales Monzón,
    enero 2024 a la fecha.

Elementos arquitectónicos

Las instalaciones del Diario de Centro América están en el Edificio de la Tipografía Nacional, inaugurado en 1943, cuya infraestructura es de estilo neocolonial.

En todo el entorno del edificio hay esculturas de altorrelieve, en forma de medallón, que fueron elaboradas por el escultor guatemalteco Pedro García Manzo; estas se pueden apreciar según su ubicación:

De la 7ª. avenida de sur a norte, hasta la esquina de la 18 calle
Medallones dedicados a los principales tipógrafos de la época de la Colonia hasta la Independencia:

  • Mariano Sánchez Cubillas
  • Emmanuelen Arévalo
  • Cristóbal de Hincapié
  • Alejo Mariano Bracamonte
  • Juana V. de Arévalo
  • Sebastián de Arévalo
  • Br. Antonio de Velasco
  • Antonio de Pineda
  • José de Pineda Ibarra, primer
    impresor de Guatemala

Sobre la 18 calle, de la esquina este a oeste hasta la mitad del edificio
Personajes relacionados con la imprenta luego de la Independencia

  • Joaquín de Arévalo
  • Ignacio Beteta y Quirós
  • Alejandro Marure, considerado el primer historiador de Guatemala
  • Luciano Luna
  • Abraham Fernández Padilla
  • José Higinio Taracena Pérez

En el resto del edificio
Personajes relacionados con el periodismo nacional y el DCA. Se colocaron cuando fue construida la segunda parte de la edificación (1933-1939).

  • Pedro Molina, considerado el
    primer periodista de Guatemala
  • Marco J. Kelly, fundador del Diario
    de Centro América
  • Francisco Cabrera Escobar
  • Francisco Lainfiesta Torres
    (dueño del DCA cuando lo
    vendió al gobierno en 1900)
  • Marcial García Salas (introdujo la linotipia a Guatemala en 1909,
    trabajaba en un periódico)
  • Gerardo Gordillo Taboada
  • Raymundo Gutiérrez
  • Baldomero Siguere
  • Pedro Arenales
  • Víctor Miguel Díaz
    (conocido como el viejo re pórter)
  • Osmundo Arriola Villagrán
  • Nicolás Reyes Ovalle
    (director de la Tipografía
    Nacional y fundador del
    equipo de futbol en 1926)
Juan René Chicoj Fotógrafo: Mario León
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Revista Viernes

Un dramaturgo con devoción

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Fotos: Hermandad de Candelaria y La Gazeta

Miguel Ángel Asturias fue un ferviente devoto a Jesús Nazareno de Candelaria, al punto de dedicarle poemas y donar una túnica para la imagen

La imagen de Jesús Nazareno de Candelaria, Cristo Rey, cuenta con una devoción arraigada en el pueblo guatemalteco, desde la época de la Colonia, en la que una cofradía tenía a su cuidado la imagen. Una de las primeras menciones data de 1628, cuando fue bendecida.


El llamado Nazareno “de los indígenas”, de tez morena y labios entreabiertos, fue el predilecto del premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias, quien vivió cerca de la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria, templo donde se resguarda la escultura desde su traslado a la Nueva Guatemala de la Asunción.


En la página web de la hermandad de Candelaria se dedica un artículo a esta faceta del escritor donde se lee: “El aspecto religioso de Asturias es poco estudiado por sus biógrafos, y realmente es un campo fértil, dado a que este ilustre guatemalteco fue un hombre de fe católico, que vivió y creció a la sombra de la fe de sus ancestros y de especial manera, un devoto de la escultura de Jesús Nazareno de Candelaria, que es sin lugar a dudas, un icono de la Pasión de Cristo en Guatemala y un referente de la nacionalidad de este bello país”. Cabe destacar que sale en procesión cada Jueves Santo, y es un cortejo referente en la Semana Santa.


Se agrega que en la familia Asturias no fue el único con devoción a este nazareno, ya que el hermano de literato, Marco Antonio Asturias, fue presidente de la entonces Asociación (ahora hermandad), de la década de 1950 hasta 1974.


Hay dos acciones específicas del Premio Nobel que han quedado para la posteridad: la primera es que en el poemario Sien de Alondra, publicado en 1949, se ubica un texto dedicado a la imagen que se titula: A Jesús Nazareno de Candelaria: “Y la raíz en lucha de sus manos, retuerce como garfios sus diez pálidos dedos asidos al madero, que ahora es salvavidas”, se lee en el cierre del poema.


La segunda es una túnica que mandó elaborar a Madrid, España, y que fue donada al Cristo en 1969, la que se usó el Jueves Santo de ese año.


Hay unas cartas que el también periodista intercambió con su hermano. En la primera, fechada París, 31 de enero de 1969, le solicita a su hermano el nombre del párroco de Candelaria, ya que en febrero enviaría el ropaje y que debía haber un responsable para recogerlo en aduana.


Y en la segunda, del 8 de abril del mismo año, expuso: “Ya me imagino cuán divino se vería el señor en Jueves Santo”, y anexa: “Seguimos descontando las horas, los tiempos de la salida de la procesión, paso por la plaza central y la entrada. Y nos decíamos allí irá Marquitos, que no cabe en la túnica. De mi parte ya estoy tranquilo, pues la verdad que se la había ofrecido a Jesús, cuando lo del premio, y faltaba cumplirle. Afortunadamente el señor Cristóbal, de Madrid, resultó haciendo un trabajo magnífico, y cumplido en todo”, ya que Asturias había prometido a Cristo Rey regalarle una túnica al ganar el Nobel. Ese ropaje aún se conserva en el armario que resguarda la hermandad y se utiliza para ocasiones especiales y exhibiciones.


“Comprender la fe católica de Miguel Ángel Asturias requiere contar con las claves necesarias para penetrar mejor en el contexto de su personalidad. La fe del más guatemalteco de los escritores está presente en sus obras. Pero no es un autor extraviado en el fanatismo ni en la alienación”, se lee en un artículo de La Gazeta, escrito por Marco Vinicio Mejía, que es de lo poco que se ubica acerca de esta faceta del recordado
novelista.

Katheryn Ibarra
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Las crónicas que reflejanla aristocracia mexicana

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Una escritora que, a través de su pluma, invita a conocer las intimidades de un sector élite de la sociedad

La escritora mexicana Guadalupe Loaeza visitó recientemente Guatemala para promocionar su nuevo libro La amante del río Nilo, una novela basada en hechos reales de una pareja acaudalada de sociedad de México de la década de 1950.


La literata ha sido premiada con la Orden de la Legión de Honor en grado de Caballero, otorgada por el Gobierno francés y la medalla Rosario Castellanos, en reconocimiento a su labor literaria, dada por el Congreso del Estado de Chiapas. Además, ha escrito más de una treintena de obras, algunas de las cuales han sido adaptadas para la pantalla grande.


En la siguiente plática con Revista Viernes, comenta no solo acerca de su reciente producción, sino un poco de su vida como escritora y lo que opina de Guatemala.


¿Qué la inspiró para iniciarse en el mundo de la escritura?


De adolescente, mis padres me enviaron a estudiar a Canadá; luego me fui a París y escribía muchas cartas. Tenía una amiga, Lola, que me dice ‘pide mi papá que me escribas más seguido porque leemos tus cartas los domingos’. Yo pensé, qué indiscreta, pero luego le relataba qué era lo que hacía yo en París, me esmeraba más, compré libros de sinónimos, un diccionario y le hacía unas crónicas para que las leyeran en familia y eso me halaga. Pero eso fue lo que me ejercitó mucho, me soltó la mano y luego estuve en el taller de Elena Poniatowska, casi dos años, tuve maestros espléndidos, Edmundo Valadés y Vicente Quirarte, entre otros. Eso de alguna manera me hizo ver con más claridad mi vocación. 


Usted se inicia en el periodismo antes que en la literatura… 


Yo empecé en el mundo periodístico en un diario que se llama Unomásuno. Era un diario de oposición que surge casi al mismo tiempo que El País, de España. Allí empecé con mis crónicas para hablar de la burguesía mexicana, tan crítica e ignorante de su país al mismo tiempo. 
Las crónicas me divertían mucho, pero me costaron muchas amistades, ya no me invitaban a sus eventos porque reflejaba a todas estas ‘niñas bien’, que así se titula mi primer libro, aunque en el fondo les daba cierta vanidad aparecer retratadas en mis crónicas. 


¿Qué diferencias encontró en ambos mundos? 


Un desafío enorme porque nada que ver una de la otra, dos cuartillas y media que escribes dos veces a la semana con la literatura. Yo me acuerdo que las primeras propuestas escribía poco y decía: ‘ya acabé’, porque así eran mis crónicas. 


Con más de 35 títulos en su haber, ¿qué la inspira? 


Me inspiro en lo que conozco. Hay que escribir de lo que uno conoce y yo conozco las crónicas enfocadas en este pequeño sector de la sociedad mexicana, muy racista, clasista, que vive en una burbuja, en su confort. Han cambiado estas ‘niñas bien’; este fue el primer libro que se vendió muchísimo y se hizo una película dirigida por Alejandra Márquez, que tuvo mucho éxito en los festivales de cine.
Siempre soy como la cronista de la ‘gente bien’, aunque me choca ese término. También he escrito las biografías de Agustín Lara, la de Amado Nervo, he escrito otros géneros, entrevistas y cuentos. De estos se hicieron otras dos películas: Miroslava y Patty Chula. Mis hermanas mayores me enriquecieron muchísimo, sobre todo la segunda, que era muy literaria y era una lectora voraz que me platicaba los libros que ella leía. 


Para realizar las películas, ¿la contactan para adaptar su libro al guion?


Me buscan por el libro, pero el guion lo hace un experto. Para la película Las niñas bien, con Alejandra Márquez tuve mucho que ver, les facilité ropa y en fin, ella leyó mucho de la obra para sacar fragmentos. Pero en lo que se refiere a Miroslava, nunca me invitaron a participar. Es que no les gusta mucho que la autora tenga algo que ver. 


Háblenos de su nueva obra: La amante del Río Nilo.


En este caso en particular, yo contaba con toda la biografía del caso del que hablo, que es el adulterio más famoso de México, de los años 50. Yo tenía a dos personajes que habían sido reflejados en la prensa: Suzy (la protagonista) la meten a la cárcel por un adulterio que monta su marido (Paul Jacques Antebi) para no compartir su patrimonio, ya que están casados por bienes mancomunados, porque estamos hablando de una fortuna ya consolidada. El dueño de un laboratorio francés llamado Carnot, que tuvo mucho éxito y todavía existe.


Suzy nace en Bulgaria y su madre hace un acuerdo con Paul Antebi para casarse. El caso es que, lo que nunca se imaginó el marido, es que ella se iba a enamorar del amigo con el que se puso de acuerdo su esposa para armar el escándalo. El amante francés Robert. 


Luego descubrí que Antebi venía mucho a Guatemala, yo pensaba que era porque tenía una sucursal, pero no, resulta que tenía un amor y el adúltero era él. Su amor era Blanca Gilda Passarelli Ramazzini. Tengo entendido que la familia Passarelli son dueños de una cadena que se llama DeMuseo. 
Es muy llamativo todo y cuando la novela estaba publicada me buscó uno de los nietos. Y tendría que escribir otra novela sobre la relación de Paul con la señora guatemalteca (Passarelli) y también la historia de amor de los hijos (Suzy y Robert). 


¿Qué opina de la ciudad de Guatemala?


La ciudad de Guatemala me ha sorprendido, el paseo de la Reforma es mucho más bonito que el nuestro, porque ustedes tienen un camellón precioso lleno de árboles y muy limpio. Yo veo una ciudad con grandes edificios, muy señorial, la gente muy amable, muy cortés y cálida. 

Katheryn Ibarra, Cecilia Vicente Fotógrafo: Danilo Ramírez
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Guardián de lostejidos artesanales

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El Museo Ixchel del Traje Indígena narra la historia ancestral entre la artesanía y la cultura

Un recorrido por la creatividad, color y tradición de los textiles se respira en el Museo Ixchel del Traje Indígena. Por todo el recinto se observan vestimentas de uso cotidiano o ceremonial.


Violeta Gutiérrez, directora técnica y curadora, explicó durante un recorrido su experiencia de los años que ha laborado en la institución. “Mi memoria nunca me alcanzaría para recordar todo, pero siempre hay detalles específicos que señalo; por ejemplo, este tocado es símbolo de belleza y jerarquía”, explicó. Asimismo, expuso en cada sala su contenido, los materiales que se usaron para la confección de las prendas como los tintes naturales, seda, lana y cómo el instrumento predilecto de la época prehispánica era el telar de cintura que se conserva aún, a pesar de la influencia de las máquinas industriales o
computarizadas.


Gutiérrez mostró la evolución de la vestimenta maya en las comunidades de los departamentos. En las vitrinas se observan algunas que en cada década van cambiando en textura, tonos y figuras. Otro de los detalles interesantes que mencionó es que los lienzos tienen olor a humo y es porque por lo regular las mujeres tejen en la cocina.


Historia desde 1973


En la década de los años setenta se fundó el museo que colecciona, conserva, documenta, rescata, exhibe y educa sobre el patrimonio textil indígena guatemalteco. Desde 1993 se construyó un edificio que está en el campus de la Universidad Francisco Marroquín, diseñado por los arquitectos guatemaltecos Víctor Cohen, Augusto de León, Peter Giesemann, Adolfo Lau y Guillermo Pemueller. En el friso se aprecia el rupan, un diseño tejido en los huipiles de San Juan Comalapa, Chimaltenango.


Guarda una colección de textiles de los siglos XIX, XX y XXI, cerámicas, joyas y libros.


Son 8 mil originales de 147 municipios, 34 aldeas y 181 comunidades. El equipo también documenta, estudia, cuida y conserva las piezas que incluyen muestras ejemplares de las comunidades indígenas con vestiduras ceremoniales para hombres y mujeres.


Parte significativa de la recopilación se debe a donaciones recibidas durante más de 40 años. Aumenta anualmente para reflejar la constante evolución y cambio de los diseños y textiles. “Esto es para enfrentar las necesidades de quienes los utilizan y su creciente demanda mundial”, cita la información de la pinacoteca.


Hay variedad de prendas de uso cotidiano y ceremonial: huipiles o blusas, sobrehuipiles, cortes o faldas; su’t o paños destinados a diferentes propósitos, perrajes o rebozos, cintas y tocoyales para la cabeza, velos, pañuelos, ponchos, ponchitos, rodilleras, jergas, sacos, cotones, capixayes, sobrepantalones, pantalones, camisas, fajas, servilletas, manteles, pañitos ceremoniales, entre otros.
De igual forma se aprecian accesorios, sombreros, listones, collares, chachales, aretes, anillos, morrales de algodón, lana y henequén, sandalias y más.


Son de interés las usadas para adornar a las esculturas de los santos, como las bandas, otras parecidas a mangas sin puños para tapar los brazos, de manera que al ponerlas junto al manto de la imagen pareciera que esta portara una camisa; así como los huipiles que se usaban para vestir las efigies de las vírgenes.


Colección
Olga de Geng


La colección completa de huipiles en miniatura consta de 112 réplicas de ejemplares de uso diario y ceremonial. Proceden de 82 municipios del Altiplano, cuyos usuarios pertenecen a 13 grupos lingüísticos.
La autora los bordó entre 1980 y 1985, copió exactamente los diseños, colores y formas de ropas auténticas.  


Olga Arriola de Geng investigó durante muchos años la indumentaria maya y publicó dos obras sobre el tema: Los Tejedores en Guatemala y la Influencia Española en el Traje Indígena y Técnicas de Bordados en los Trajes Indígenas de Guatemala.


Exposición permanente


Se observa la evolución de la tradición textil de Guatemala desde tiempos prehispánicos hasta el presente. Son cuatro salas donde se conocen los orígenes, variaciones y continuidades que ha experimentado a lo largo del tiempo el traje, mismo los instrumentos de tejido, los materiales y las técnicas.


Exposición temporal


Su fin es destacar dimensiones y rasgos propios de la tradición textil guatemalteca, así como difundir la colección del museo y la riqueza cultural, técnica y estética que encierra. Investigaciones realizadas con el propósito de sustentar los guiones museográficos, enriquecen la documentación y la colección textil.

Visitas guiadas

Educación Ixchel ofrece una visita guiada por las diferentes salas de exposiciones permanentes y temporales cuyo objetivo es el aprendizaje en torno a la tradición textil de esta ancestral cultura. Este incluye una guía por todas las salas de exhibición y la presentación del video Indumentaria maya de Guatemala y para los estudiantes de primera el video animado de Tradición textil de Guatemala. Al final se imparte un taller sobre diferentes técnicas textiles.
Si desea más información escriba a [email protected] o al teléfono 2331-3739.

Marisol Vásquez Fotógrafo: Cecilia Vicente
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Directorio

  • Dirección General: Carlos Morales Monzón
  • Coordinación General de Redacción: Miguel González Moraga
  • Coordinación de Información: Mario Antonio Ramos
  • Editores: Carlos Ajanel Soberanis, Jose Pelico, Erick Campos, Katheryn Ibarra y Max Pérez
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