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COLUMNAS

El despilfarro millonario en centros VIP

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Son demasiados los millones que se utilizan para sostener los centros de detención VIP, millones que bien  podrían utilizarse para múltiples otros menesteres que bien los necesitan tales como –dejando a un lado niños y enfermos– la construcción de la prisión de máxima seguridad, nunca construida.

Además de los millones que se gastan, resulta inconveniente tener en los mismos lugares a detenidos que en una u otra forma tenderán a asociarse, conspirar y hacer negocios, cuando lo más conveniente sería su aislamiento en sus propias casas, sujetos al régimen severo que decida el juzgador, no teléfonos, visitas restringidas, comprobaciones dactilares, etcétera.

La prisión preventiva está contemplada como una excepción y no como regla y debe utilizarse, en consecuencia, única y exclusivamente, en aquellos casos en los que la ley prohíbe que se den medidas sustitutivas (asesinatos, secuestros, narcotráfico, extorsiones, etcétera) o bien, si no las prohíbe, que exista peligro de fuga o de obstrucción de justicia, peligro que, en todo caso, debe probar la acusación.

Parece mentira que a estas alturas del avance tecnológico desconozcan nuestras autoridades que existen los brazaletes y que desconozcan sus propiedades, su confiabilidad y cuanto preciso para que puedan implementarse con la seguridad precisa.

La prisión preventiva utilizada como una forma de evidenciar una eficiencia que no existe no es un fenómeno de estos días, sino un mal inveterado a lo largo de nuestra historia y existiendo entre nosotros una Comisión Internacional contra la impunidad, CICIG, no resulta razonable que habiendo estado ya doce años entre nosotros haya sido incapaz de coadyuvar para que la viciosa práctica logre superarse.

La lucha en contra del crimen organizado y de la corrupción, en general, debe libarse haciendo uso de los mejores instrumentos para hacerlo, uno de ellos, quizá el mejor, la extinción de dominio, institución que golpea al crimen donde le duele y lo desarticula, el dinero.

Crimen organizado, sin dinero: sus días contados.

El Ministerio Público pueda ayudar a que el Estado no despilfarre sus recursos procurando la eliminación de los centros de detención VIP y descongestionando los centros de detención en general, limitada la petición de prisión preventiva para los graves delitos para los cuales no permite la ley el uso de medidas sustitutivas y también para descongestionar los tribunales de justicia, utilizando el criterio de oportunidad, el procedimiento abreviado y la suspensión de la persecución, así como la suya y la propia, con el estímulo de la conversión.

Debe en todo momento recordar el Ministerio Público que lo penal es la última ratio del Derecho y que debe llegar tan solo cuando todo lo otro falla, no debiendo confundirse lo que son las infracciones administrativas con faltas y delitos.

En el caso último de los empresarios. ¿No es acaso el estado de necesidad una eximente? Peligrosísima la acusación penal ajena al criterio de objetividad que debe de regirla.

En lo que respecta al Sistema Penitenciario más severo, el que contempla el cumplimiento de las penas, la intervención del Ministerio Público se hace necesaria, velando por el estricto cumplimiento de las leyes –todas– específicamente, las penitenciarias y persiguiendo a sus infractores, consciente de que toda persecución penal será frustrante si obtenido el éxito en la misma se estrella con un Sistema Penitenciario que, en vez de rehabilitar, envilece, sistema que incluye el trabajo, incluso obligatorio, siempre y cuando no menoscabe la dignidad del reo: auto sostenimiento de las prisiones.

La prisión preventiva tiene como único propósito asegurar la presencia del imputado en el proceso y el no entorpecimiento de las investigaciones y debe evitarse en todo tipo de delitos salvo aquellos en que es obligatoria. Se diferencia de la otra en que en la prisión preventiva los detenidos se presumen inocentes y deben ser tratados como tales, procurando que esta les sea tan poco onerosa, como sea posible.

Debe ser el Ministerio Público en materia penitenciaria el auxiliar vigilante de que se cumplan las normas que permiten la redención de penas y que esta se produzcan puntualmente, satisfechos los requisitos legales para hacerla y, de igual forma –velando por el estricto cumplimiento de las leyes– estricto vigilante de que los reos recuperen su libertad de inmediato, una vez satisfecha su condena.

Los detenidos en sus casas, descongestionado el Sistema Penitenciario cautelar, descongestionados los tribunales de procesos, tendrá más tiempo el Ministerio Público y otro tanto tendrán los tribunales, para atender de mejor forma las investigaciones y procesos.

Cumplir la Constitución y cumplir las leyes jamás llevará a impunidad, sino, antes bien, permitirá que investigaciones y procesos tengan un mayor cuido por parte de los fiscales y facilitará que los procesos lleguen a buen fin, haciendo justicia, momento en el que podrá hablarse –no antes– de la eficiencia de la persecución penal por parte del Ministerio Público.

Lo he dicho varias veces, quizá demasiadas, pero debo repetirlo, una vez más, lo que verdaderamente me interesa, es que llegue quien llegue a la Fiscalía se percate de aciertos y errores de la actual administración, sostenga los primeros y corrija los segundos. Más allá de lo técnico, el Ministerio Público ajustándose estrictamente a la Constitución y demás leyes y cumpliendo fielmente sus funciones –sin politizarse –,puede hacer uno de los mayores aportes políticos para el buen funcionamiento del Estado y la fidelidad de todas las instituciones al cumplimiento de sus fines.

La primera visita que hice como Procurador General de la Nación y jefe del Ministerio Público (1991) el propio día en que asumí el cargo, inmediatamente después de asumirlo y antes incluso de saludar al personal, fue al Procurador de los Derechos Humanos, Ramiro De León Carpio para compartir que, a partir de ese momento, el Procurador General de la Nación y jefe del Ministerio Público –Representante del Estado– haría con él causa común, unidos –finalmente– en el mismo fin, la protección del ser humano y la familia, la persecución del bien común, lo único que justifica la existencia del Estado.

Fue un verdadero placer compartir con los demás postulantes en esta aventura para alcanzar la dirección del Ministerio Público, colegas a quienes saludo con respeto, inicio esta aventura de una relación que espero que perdure y se fortalezca día a día.

Llegue quien llegue me permito compartirles lo que fue mi experiencia (1991) el personal encontrado, leal, institucional y confiable, el mejor tesoro de la institución. Exactamente con el mismo personal, otros los alcances.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Desafíos de la formación artística en Guatemala (I)

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Ethel Marina Batres Moreno

Dirección de Formación Artística

Ministerio de Cultura y Deportes

[email protected]

La Revolución de 1944 contribuyó a la promoción de la formación artística en Guatemala; para algunos, la época actual tiene semejanzas con aquella. Pero el país no florecerá mágicamente. Lograr cambios básicos requerirá planes viables y esfuerzos colectivos. ¿Juega algún papel la ciudadanía para mover engranajes transformadores? En cuanto a la formación artística, los retos son enormes. Una revisión de contexto puede ayudar a orientar el trayecto. 

Las primeras referencias a la formación de artistas en Guatemala se encuentran en el Pop Vuh: “Y eran pintores, músicos, artistas”, y se suman a toda una iconografía previa que las muestra. El libro sagrado k’iche’ al nombrar con propiedad a los artistas, implícitamente reconoce un proceso previo: el formativo. Éste se constata con la transmisión efectiva de saberes hasta nuestros días. 

En cuanto a formación artística los retos son enormes.

Hay manifestaciones ancestrales en los procesos de aprendizaje comunitario, en los repertorios, en el imaginario mostrado en textiles y bordados, en la cosmovisión expuesta en textos y otras representaciones, en las expresiones teatrales y danzarias, en la escultura, cerámica y otras. Esto refleja un legado cultural, artístico y pedagógico-artístico que principia a ser considerado con equidad bajo la divisa contemporánea de que “no hay saberes superiores a otros, únicamente diferentes”.

El reto a nivel formativo dentro de las comunidades actuales consiste en mantener viva la tradición, en resguardar elementos, en adaptarlos, refuncionalizándolos sincréticamente, en convertirlos en un reservorio vital capaz de dinamizarse constantemente y en propiciar la creación. Este es uno de los componentes a considerarse dentro de la
formulación de directrices pedagógicas para el país pluricultural que principia a reconocer la riqueza de su diversidad. 

Por otra parte, la invasión española añade otros elementos. La condición de Capitanía General favoreció las visitas y el asentamiento de artistas en Guatemala. La pionera escuela de primeras letras ya incluía la formación de “acólitos y cantantes de ceremonias y alabados”. Los centros de artes y oficios formaban orfebres, artesanos, pintores y escultores.

El obispo Francisco Marroquín en 1548 solicitó al rey de España la presencia de “un buen artistaque fomentara la enseñanza. En 1802, el compositor Rafael de Castellanos tenía en su escuela un claustro de 16 profesores de música Los saberes llegados de Europa tomaban prestigio y se extendían.

Este legado perdura y se ha desarrollado extraordinariamente. Toda tradición artística implica una tradición formativa, y la suma de esfuerzos repercute en el momento actual, cuyos desafíos son mayúsculos, pero prometedores. 

                             (Continuará) 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

SVET: violencia sexual y su abordaje psicológico

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Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas

La violencia sexual es una problemática social que comprende conductas sexuales contrarias a la dignidad de quien la experimenta, lo cual repercute gravemente en el desarrollo integral de las personas víctimas de este delito, no solo en su salud física, sino en su bienestar psicológico, el de sus familias y comunidades.

Por ello, es fundamental su abordaje desde un enfoque multidisciplinario, que incluya, el psicológico, como consecuencia de los daños que este flagelo ocasiona en la salud física y emocional de las víctimas.

 ”El abordaje de la violencia sexual es fundamental desde el ámbito de la psicología“.

En ese contexto, la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET), adscrita a la Vicepresidencia de la República, en cumplimiento de su mandato legal, impulsa acciones de formación y de sensibilización con una perspectiva amplia, que incluye el ámbito académico, especialmente el fortalecimiento de las capacidades de quienes de forma directa o indirecta, están involucrados en acciones de prevención, atención, acceso a justicia y reparación de las víctimas, con énfasis en los modelos de abordaje psicoterapéuticos. 

En ese sentido, la SVET realizó recientemente el seminario Prevención y atención integral en casos de violencia sexual. Aspectos legales, criminológicos y psicológicos, con el objetivo de fortalecer los conocimientos de docentes, estudiantes y profesionales del área científico-asistencial, involucrados en la prevención y atención de casos de violencia sexual. Esto para favorecer la identificación de casos, tomando como referencia el ámbito de la psicología. 

La Dirección contra la Violencia Sexual de SVET fue la encargada de desarrollar el seminario, impartido en la Escuela de Ciencias Psicológicas del Centro Universitario Metropolitano (CUM), tras evaluar la necesidad de fortalecer a quienes brindan atención psicológica desde el ejercicio de la profesión, a través de diferentes centros de Práctica Profesional Supervisada y del Ejercicio Profesional Supervisado, en los que tienen contacto con población en situación de vulnerabilidad como niñez, adolescencia, personas sobrevivientes de violencia sexual, con discapacidad y adultos mayores, entre otras. Sumado a esto, brindarles insumos acerca del marco legal nacional e internacional en materia de violencia sexual, así como de las responsabilidades legales y éticas que adquieren en el ejercicio de su profesión.

Asimismo, los participantes reforzaron sus conocimientos sobre psicología forense, pautas de atención, criminología de la violencia sexual y ubicación de rutas de atención interinstitucional a seguir, para garantizar la protección, asistencia, restablecimiento de derechos y acceso a la justicia de las víctimas, así como el funcionamiento y competencias de algunas de las instituciones públicas vinculadas al abordaje de la violencia sexual. 

La SVET también trabaja en impulsar análisis de factores sociales, psicológicos y criminológicos, relacionados con la comisión de delitos de violencia sexual, por medio de alianzas estratégicas con diferentes instituciones a nivel nacional, como es el caso de la Universidad de San Carlos (USAC). 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

A vueltas con la “lanza en astillero”de Alonso Quijano / don Quijote (II)

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Carlos Mata 

Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO)

Así que alguien sabe qué es un astillero. Y siendo este un adorno —es decir, un exhibido símbolo de calidad social— de la casa de un hidalgo, no es verosímil que la lanza estuviera en olvido: era, eso sí, una lanza antigua, arma de los antepasados de don Quijote, mucho tiempo inactiva, pero la colocación en el astillero revela precisamente que su dueño quiere dejar clara su hidalguía y su vocación militar.

Era, no se olvide, aficionado a la caza, ejercicio sustitutorio de la guerra. Una lanza olvidada se coloca en un desván, en el establo, en el vano de una escalera, con otros objetos inservibles. Pero no es esto lo que sucede con la de don Quijote.

Cada día, al salir de su casa o al entrar en ella, el ingenioso hidalgo vería su lanza en astillero, su adarga antigua —tampoco olvidada—, dándole voces silenciosas, y algo en su interior iría acumulando la energía suficiente para que por fin embrazara su escudo, empuñara esa lanza que todos los días atraía su mirada, y saliera a correr sus aventuras por el antiguo campo de Montiel y por todo el universo mundo. No, la lanza de don Quijote no estaba en el olvido. Estaba exactamente en el astillero”.

Y no olvidemos el dato que aporta de que eran adorno.

En sentido semejante se expresaba Enrique Suárez Figaredo en un artículo publicado en Lanza Digital, diario de la Mancha el 1 de mayo de 2019, “La interpretación pertinente de ‘lanza en astillero’”: “¿Por qué leer en sentido figurado lo que tiene una lectura recta? El astillero (no de ‘astilla’, sino de ‘asta’) para una lanza es algo similar a lo que se emplea para los rifles de caza. […] ¿Acaso había de tenerlo en el fondo de un armario sepultado por los abrigos? Que un hijo-de-algo aldeano tenga una vieja lanza en su astillero, no ‘detrás de la puerta’, evidencia el melancólico y orgulloso recuerdo de los hechos de sus antecesores”.

Queda claro, pues, a tenor de la definición que brinda el Tesoro de Covarrubias (recordemos su fecha: 1611), que los astilleros ‘estantes para colocar las lanzas’ existían en la realidad; y no olvidemos el dato que aporta de que eran “adorno de la casa de un hidalgo”, como lo era Alonso Quijano, un hidalgo —eso sí— que soñaba con ser caballero andante.

Tampoco estará de más recordar —aunque sea una obviedad— que una palabra o una expresión pueden tener distintos significados, dependiendo del contexto y de la situación en que se empleen.
     

(Continuará)

Colaborador DCA
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