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COLUMNAS

No es cierto

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No solo no es cierto lo afirmado por Gonzalo Marroquín en su columna de El Periódico sino que , además, es absolutamente falsa su afirmación de que en el Memorial de los 311 (22 de junio de 1944) se haya pedido la renuncia del Presidente Jorge Ubico, siendo lo cierto que, en el citado memorial, sin regateo de mérito alguno a los firmantes – suficiente entereza cívica y valor haberlo hecho no se le pidió que renunciara sino que restituyera a los ciudadanos en el goce de las garantías constitucionales, recién suspendidas.

Reitero que el que no hayan pedido los firmantes la renuncia del mandatario no resta valor a lo que hicieron, algo que no es de fácil comprensión, sobre todo para los más jóvenes, acostumbrados a que se trate al Presidente sin ningún respeto y sin temor alguno, pero que lo aquilatan quienes vivieron esos tiempos, intocable aquel como lo era y temido y con razón sobrada.

Digo que no solo no es cierto lo afirmado por Gonzalo Marroquín sino que es absolutamente falso porque, a estas alturas, parecería ya una clara intención de tergiversar la historia insistir en una mentira que ya he tenido que refutar en repetidas ocasiones, incluso, a varios columnistas e “historiadores”. La renuncia le fue pedida al mandatario pero en el Memorial o Carta de los Seis (26 de junio de 1944), documento menos conocido, habiendo sido seis ciudadanos sus únicos firmantes

Si se dejan pasar estos errores, tal y como ocurre con todas las mentiras que van creando corrientes de opinión, llegan a causar estado y no sería de extrañar que si no se refutan –y a tiempo– se recojan, incluso, por los libros de historia , arrastrando a que las futuras generaciones se indigesten de errores y mentiras. Más grave que esta, obviamente, la mentira aquella –esta ha sido reproducida por otros columnistas– de que Francisco Javier Arana, el día en el que fuera asesinado –18 de julio de 1949– había sido destituido del cargo de jefe de las Fuerzas Armadas –destitución que solamente podía hacer el Congreso de la República– y que sus asesinos, al momento de asesinarle, no buscaban hacerlo sino ejecutar tan splo una orden de captura que se había emitido en contra suya. Fueron sus propios asesinos y los “historiadores” que, en el caso de estos, con toda seriedad y el más increíble desparpajo, se citaban unos a otros como fuente, los que hicieron que fuera tomando estado la patraña.

Me permití emplazar a sus asesinos, herederos y amigos, así como a los “historiadores” para que nos pusieran a la vista el supuesto decreto de destitución y la supuesta orden de captura, emplazamiento al que obviamente no pudieron responder porque, en efecto, jamás existieron, ni orden de captura, ni decreto de destitución algunos.

En el caso del Memorial de los 311 es posible que el error de Gonzalo Marroquín surja de las propias páginas de El Periódico, donde se publicó por otro columnista como que si se tratara de “el Memorial de los 311”, documento que no era tal , y que Gonzalo Marroquín haya visto, incluso, con sus propios ojos, que los firmantes, en el documento publicado, el documento publicado en El Periódico como “Memorial de los 311” le pedían la renuncia al mandatario, pero debo hacer ver –una vez más–, que lo publicado

–si de allí su error– no se trataba del Memorial de los 311 –pese a que así se afirmaba– sino de otro memorial menos famoso, que cuatro días después le dirigieron seis ciudadanos al mandatario, Memorial, este último, en el que los firmantes sí le pidieron la renuncia. Existe otro error que también es recurrente y que por falta de tiempo he dejado pasar y que consiste en afirmar que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia que fueron destituidos durante el gobierno del presidente Jacobo Árbenz Guzmán, fueron destituidos por haber otorgado un amparo cuando la verdad es que no fueron destituidos por otorgar amparo alguno sino simple y llanamente por haber admitido para su trámite un amparo. La Ley de Reforma Agraria mandaba que no era procedente el amparo en contra de los procedimientos y de las decisiones –valga la redundancia– realizados y tomadas a su amparo y

–en consecuencia– el solo hecho de admitir para su trámite un amparo que la ley no permitía –inconstitucional que conste la exclusión– fue el detonante para que se les destituyera y no el otorgamiento de un amparo, amparo que la Corte jamás otorgó. Importante es hacer historia, pero haciéndola con hechos que son ciertos y de igual forma, opinar, pero sabiendo.

Que sirvan estas fechas de nuestra Semana Santa chapina para una profunda reflexión y para reencontrarnos con nuestras más profundas reflexiones. De lucharse en contra de la corrupción –toda– en todas sus expresiones y, si bien importante el dedo acusador, también importante mirarse en el espejo. ¿Qué sería de nosotros si la redención fuera imposible?

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Desafíos de la formación artística en Guatemala (I)

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Ethel Marina Batres Moreno

Dirección de Formación Artística

Ministerio de Cultura y Deportes

[email protected]

La Revolución de 1944 contribuyó a la promoción de la formación artística en Guatemala; para algunos, la época actual tiene semejanzas con aquella. Pero el país no florecerá mágicamente. Lograr cambios básicos requerirá planes viables y esfuerzos colectivos. ¿Juega algún papel la ciudadanía para mover engranajes transformadores? En cuanto a la formación artística, los retos son enormes. Una revisión de contexto puede ayudar a orientar el trayecto. 

Las primeras referencias a la formación de artistas en Guatemala se encuentran en el Pop Vuh: “Y eran pintores, músicos, artistas”, y se suman a toda una iconografía previa que las muestra. El libro sagrado k’iche’ al nombrar con propiedad a los artistas, implícitamente reconoce un proceso previo: el formativo. Éste se constata con la transmisión efectiva de saberes hasta nuestros días. 

En cuanto a formación artística los retos son enormes.

Hay manifestaciones ancestrales en los procesos de aprendizaje comunitario, en los repertorios, en el imaginario mostrado en textiles y bordados, en la cosmovisión expuesta en textos y otras representaciones, en las expresiones teatrales y danzarias, en la escultura, cerámica y otras. Esto refleja un legado cultural, artístico y pedagógico-artístico que principia a ser considerado con equidad bajo la divisa contemporánea de que “no hay saberes superiores a otros, únicamente diferentes”.

El reto a nivel formativo dentro de las comunidades actuales consiste en mantener viva la tradición, en resguardar elementos, en adaptarlos, refuncionalizándolos sincréticamente, en convertirlos en un reservorio vital capaz de dinamizarse constantemente y en propiciar la creación. Este es uno de los componentes a considerarse dentro de la
formulación de directrices pedagógicas para el país pluricultural que principia a reconocer la riqueza de su diversidad. 

Por otra parte, la invasión española añade otros elementos. La condición de Capitanía General favoreció las visitas y el asentamiento de artistas en Guatemala. La pionera escuela de primeras letras ya incluía la formación de “acólitos y cantantes de ceremonias y alabados”. Los centros de artes y oficios formaban orfebres, artesanos, pintores y escultores.

El obispo Francisco Marroquín en 1548 solicitó al rey de España la presencia de “un buen artistaque fomentara la enseñanza. En 1802, el compositor Rafael de Castellanos tenía en su escuela un claustro de 16 profesores de música Los saberes llegados de Europa tomaban prestigio y se extendían.

Este legado perdura y se ha desarrollado extraordinariamente. Toda tradición artística implica una tradición formativa, y la suma de esfuerzos repercute en el momento actual, cuyos desafíos son mayúsculos, pero prometedores. 

                             (Continuará) 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

SVET: violencia sexual y su abordaje psicológico

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Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas

La violencia sexual es una problemática social que comprende conductas sexuales contrarias a la dignidad de quien la experimenta, lo cual repercute gravemente en el desarrollo integral de las personas víctimas de este delito, no solo en su salud física, sino en su bienestar psicológico, el de sus familias y comunidades.

Por ello, es fundamental su abordaje desde un enfoque multidisciplinario, que incluya, el psicológico, como consecuencia de los daños que este flagelo ocasiona en la salud física y emocional de las víctimas.

 ”El abordaje de la violencia sexual es fundamental desde el ámbito de la psicología“.

En ese contexto, la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET), adscrita a la Vicepresidencia de la República, en cumplimiento de su mandato legal, impulsa acciones de formación y de sensibilización con una perspectiva amplia, que incluye el ámbito académico, especialmente el fortalecimiento de las capacidades de quienes de forma directa o indirecta, están involucrados en acciones de prevención, atención, acceso a justicia y reparación de las víctimas, con énfasis en los modelos de abordaje psicoterapéuticos. 

En ese sentido, la SVET realizó recientemente el seminario Prevención y atención integral en casos de violencia sexual. Aspectos legales, criminológicos y psicológicos, con el objetivo de fortalecer los conocimientos de docentes, estudiantes y profesionales del área científico-asistencial, involucrados en la prevención y atención de casos de violencia sexual. Esto para favorecer la identificación de casos, tomando como referencia el ámbito de la psicología. 

La Dirección contra la Violencia Sexual de SVET fue la encargada de desarrollar el seminario, impartido en la Escuela de Ciencias Psicológicas del Centro Universitario Metropolitano (CUM), tras evaluar la necesidad de fortalecer a quienes brindan atención psicológica desde el ejercicio de la profesión, a través de diferentes centros de Práctica Profesional Supervisada y del Ejercicio Profesional Supervisado, en los que tienen contacto con población en situación de vulnerabilidad como niñez, adolescencia, personas sobrevivientes de violencia sexual, con discapacidad y adultos mayores, entre otras. Sumado a esto, brindarles insumos acerca del marco legal nacional e internacional en materia de violencia sexual, así como de las responsabilidades legales y éticas que adquieren en el ejercicio de su profesión.

Asimismo, los participantes reforzaron sus conocimientos sobre psicología forense, pautas de atención, criminología de la violencia sexual y ubicación de rutas de atención interinstitucional a seguir, para garantizar la protección, asistencia, restablecimiento de derechos y acceso a la justicia de las víctimas, así como el funcionamiento y competencias de algunas de las instituciones públicas vinculadas al abordaje de la violencia sexual. 

La SVET también trabaja en impulsar análisis de factores sociales, psicológicos y criminológicos, relacionados con la comisión de delitos de violencia sexual, por medio de alianzas estratégicas con diferentes instituciones a nivel nacional, como es el caso de la Universidad de San Carlos (USAC). 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

A vueltas con la “lanza en astillero”de Alonso Quijano / don Quijote (II)

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Carlos Mata 

Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO)

Así que alguien sabe qué es un astillero. Y siendo este un adorno —es decir, un exhibido símbolo de calidad social— de la casa de un hidalgo, no es verosímil que la lanza estuviera en olvido: era, eso sí, una lanza antigua, arma de los antepasados de don Quijote, mucho tiempo inactiva, pero la colocación en el astillero revela precisamente que su dueño quiere dejar clara su hidalguía y su vocación militar.

Era, no se olvide, aficionado a la caza, ejercicio sustitutorio de la guerra. Una lanza olvidada se coloca en un desván, en el establo, en el vano de una escalera, con otros objetos inservibles. Pero no es esto lo que sucede con la de don Quijote.

Cada día, al salir de su casa o al entrar en ella, el ingenioso hidalgo vería su lanza en astillero, su adarga antigua —tampoco olvidada—, dándole voces silenciosas, y algo en su interior iría acumulando la energía suficiente para que por fin embrazara su escudo, empuñara esa lanza que todos los días atraía su mirada, y saliera a correr sus aventuras por el antiguo campo de Montiel y por todo el universo mundo. No, la lanza de don Quijote no estaba en el olvido. Estaba exactamente en el astillero”.

Y no olvidemos el dato que aporta de que eran adorno.

En sentido semejante se expresaba Enrique Suárez Figaredo en un artículo publicado en Lanza Digital, diario de la Mancha el 1 de mayo de 2019, “La interpretación pertinente de ‘lanza en astillero’”: “¿Por qué leer en sentido figurado lo que tiene una lectura recta? El astillero (no de ‘astilla’, sino de ‘asta’) para una lanza es algo similar a lo que se emplea para los rifles de caza. […] ¿Acaso había de tenerlo en el fondo de un armario sepultado por los abrigos? Que un hijo-de-algo aldeano tenga una vieja lanza en su astillero, no ‘detrás de la puerta’, evidencia el melancólico y orgulloso recuerdo de los hechos de sus antecesores”.

Queda claro, pues, a tenor de la definición que brinda el Tesoro de Covarrubias (recordemos su fecha: 1611), que los astilleros ‘estantes para colocar las lanzas’ existían en la realidad; y no olvidemos el dato que aporta de que eran “adorno de la casa de un hidalgo”, como lo era Alonso Quijano, un hidalgo —eso sí— que soñaba con ser caballero andante.

Tampoco estará de más recordar —aunque sea una obviedad— que una palabra o una expresión pueden tener distintos significados, dependiendo del contexto y de la situación en que se empleen.
     

(Continuará)

Colaborador DCA
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