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COLUMNAS

Unidos en la crisis

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Rebeca Arias Flores Coordinadora Residente [email protected]

El Fondo Central para Atención de Emergencias (CERF, en inglés), es un mecanismo de las Naciones Unidas donde se reciben recursos de generosos países donantes, para apoyar a poblaciones que se ven en crisis producto del impacto de fenómenos geodinámicos o hidrometereológicos. Ese es el caso de los impactos devastadores de las tormentas tropicales Eta e Iota.

Miles de familias se vieron altamente afectadas por estos fenómenos. La resiliencia se construye día a día y año con año, pero cuando algunas personas son dejadas atrás, es difícil poder resistir este tipo de impactos.

Por eso, el Equipo Humanitario de País, con participación del gobierno de Guatemala,  organizaciones de la sociedad civil, con la coordinación de Conred y el Sistema de las Naciones Unidas, luego de un diagnóstico de los impactos de Eta e Iota, están brindando asistencia humanitaria a 60 mil personas, en Alta Verapaz e Izabal. 

Las familias recibieron el auxilio en albergues con asistencia que comprende comidas preparadas, transferencias monetarias y capacitación sobre igualdad de género, protección y calidad en la alimentación.

Además, unas 600 afectados fueron provistas de agua segura y apoyo en acciones de saneamiento. Este aporte incluyó tamizaje de niños y niñas menores de 5 años, para detección y tratamiento de desnutrición aguda. También se rehabilitarán 12 centros de salud, que brindan apoyo particularmente en el fortalecimiento de la contención del Covid-19, beneficios que llegaron a más de 12 mil personas.

Los proyectos están a cargo de Unicef en materia de nutrición, así como agua y saneamiento, PMA en seguridad alimentaria, y OPS/OMS en salud.

Cada vez ponemos más énfasis en la importancia de una coordinación constante para poder salvar vidas, la cual ha ido mejorando con los años. También estas intervenciones nos permiten llegar más cerca de las personas, en especial de quienes viven en comunidades con más vulnerabilidades. Nos plantea, a la vez, la necesidad de seguir esforzándonos para fortalecer la resiliencia comunitaria ante los múltiples riesgos que enfrentan las comunidades.

Estamos en la etapa del reposicionamiento del Sistema de las Naciones Unidas y la implementación de su nuevo Marco Estratégico de Cooperación 2020-2025, mediante el cual trabajaremos en articular la dimensión humanitaria con el desarrollo y la paz. Este triple nexo implica reconciliar el marco temporal, que pone la atención en las necesidades inmediatas y las de mediano y largo plazo, lo cual resulta fundamental para abordar la profundidad y multicausalidad de los problemas estructurales que enfrenta Guatemala.

El CERF, gestionado por OCHA, permite apoyar la ayuda humanitaria a los afectados por los desastres naturales y los conflictos armados. El CERF recibe donaciones voluntarias durante todo el año, para proporcionar financiación inmediata a las acciones de respuesta humanitaria en todo el mundo.

Desde 2015 a la fecha, los proyectos CERF en Guatemala han atendido emergencias por sequía, inseguridad alimentaria, erupción de volcanes y deslaves, por un monto que supera los 18 millones de dólares. Entre los países que han aportado a este fondo están Suecia, Noruega, Australia, Rusia y Kuwait, a quienes se les reconoce y agradece su generosidad.

Este trabajo conjunto que hemos compartido es un buen ejemplo de la ruta para el logro de los ODS. También como una muestra del trabajo conjunto del Gobierno, donantes y la población guatemalteca. Es además una oportunidad para fortalecer la colaboración multisectorial, para avanzar en el principio de la Agenda 2030 de no dejar a nadie atrás. Estamos acompañando al Estado guatemalteco, para que pueda avanzar en el logro de las metas de las prioridades nacionales que concuerdan con las de la Agenda 2030.

Para conocer nuestro Marco de Cooperación y los datos específicos de estos apoyos, les invitamos a consultar en el sitio Guatemala.un.org.

Rebeca Arias Flores
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COLUMNAS

Priorizando la vacunación para personas con discapacidad

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Consejo Editorial Conadi

Desde la pandemia de Covid-19, la inmunización se ha constituido como un tema de trascendental importancia, al ser una herramienta crucial para salvaguardar a nuestras comunidades. El acceso equitativo a la vacunación no solo constituye un componente esencial de la atención primaria de salud, sino que también se establece como un derecho humano fundamental.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha subrayado que sin las vacunas, las epidemias de numerosas enfermedades prevenibles podrían resurgir, dando lugar a un aumento significativo en los casos de enfermedad, discapacidad y, lamentablemente, fallecimientos.

Por consiguiente, resulta imperativo tomar conciencia sobre la importancia de que los programas de inmunización sean accesibles para todas las personas, especialmente para aquellas que viven con alguna discapacidad.

La vacuna salva millones de vidas cada año.

La International Disability Alliance (IDA) ha emitido un llamado enérgico instando a los países a implementar planes de vacunación que prioricen a todas las personas con discapacidad. Este colectivo enfrenta barreras tanto actitudinales como ambientales que pueden obstaculizar su acceso a los servicios de salud, lo cual subraya la necesidad de una atención prioritaria.

Es importante tener en cuenta que las personas con discapacidad, según su condición, pueden estar especialmente expuestas a enfermedades infecciosas y correr un mayor riesgo de sufrir complicaciones graves. Por lo tanto, la vacunación adquiere una relevancia aún mayor para proteger su salud y bienestar.

La Red Latinoamericana de Organizaciones de Personas con Discapacidad y sus Familias (Readis) ha destacado que las personas con discapacidad constituyen un grupo vulnerable dentro de la población, lo que implica la necesidad de que los gobiernos garanticen y prioricen la vacunación para este segmento, independientemente de diversos factores como género, edad o tipo de discapacidad.

Para garantizar el derecho a la salud de las personas con discapacidad y crear un entorno seguro, es esencial incluir a asistentes personales, cuidadores familiares y trabajadores de servicios relacionados con la discapacidad en los programas de vacunación.

Esto supondría un avance significativo en la priorización de los sectores vulnerables que conforman nuestra sociedad. En el ámbito nacional, el Organismo Legislativo ha dado pasos importantes para garantizar el acceso a los programas de vacunación, como la aprobación en 2022 del Decreto 6-2022, Ley de Vacunación, normativa que garantizará la vacuna voluntaria y gratuita a todos los guatemaltecos y que hace posible la inmunización con pertinencia cultural en todos los departamentos del país.

La Semana Mundial de la Inmunización, celebrada del 24 al 30 de abril, nos brinda la oportunidad de unirnos al llamado global para garantizar programas de vacunación dirigidos a personas con discapacidad y sus familias. La salud es un derecho fundamental respaldado constitucionalmente, y su provisión debe ser equitativa y libre de discriminación.

Colaborador DCA
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El abandono de la lectura

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Mary Macmillan

Facultad de Artes Liberales

En los últimos años se ha visto un aumento significativo en la producción de textos dirigidos a un público infantil. Numerosas editoriales tanto consolidadas como aquellas que conocemos como independientes han considerado explícitamente en sus catálogos a esos “locos bajitos”, como diría Serrat. Si visitan ferias de libros habrán notado esta oferta de libros colorinches, incluso para pre lectores con tapas duras, con una variedad de temas y estilos singulares que marcan cada propuesta editorial.

Los niños de hoy en día son “consumidores” de libros y los padres están dispuestos a invertir económicamente en este ítem. Sin embargo, ocurre un fenómeno curioso y preocupante: una vez que el niño supera la etapa de la infancia y entra a la adolescencia o a la preadolescencia, deja de leer o interesarse por comprar nuevos libros.

Se supone que si un niño está familiarizado con el libro tanto como objeto como con el proceso de lectura seguiría de modo casi espontáneo con la lectura en niveles más complejos.

Por supuesto que siguen leyendo los textos de lectura obligada en sus colegios, pero ya no compran sus propios libros. ¿Por qué ocurre este fenómeno? Intentaré dar algunas luces. Se supone que si un niño está familiarizado con el libro tanto como objeto como con el proceso de lectura seguiría de modo casi espontáneo con la lectura en niveles más complejos.

Pero no es así. Una primera respuesta a este problema radica en la enorme oferta de libros para niños que no poseen una suficiente calidad literaria que le permita hacer una experiencia de lectura significativa.

Muchos padres no lectores conciben la compra de libros para sus hijos como una inversión en términos de un capital informativo o de lectura como herramienta laboral. Pero la experiencia de lectura implica muchos aspectos que van más allá de lo informativo.

Un libro es un espacio en el que se nos introduce en un entramado simbólico, de tradiciones culturales previas, de estructuras narrativas complejas y también de belleza estética. Llenar al niño con libros colorinches no es necesariamente llevarlo a una competencia lectora.

En una experiencia de lectura el niño se plantea sus propias preguntas, cultiva un lenguaje rico en resonancias y connotaciones, sigue una narración de la que se hace parte con apuestas anticipatorias, rechaza o confirma finales, se mueve en planos morales sobre conductas o comportamientos de los personajes, etcétera.

La lectura es un acto complejo en el que la mediación de un adulto empático y criterioso sigue siendo de suma importancia. Es lo que la estudiosa de literatura infantil, Teresa Colomer, denomina como “implicación sociofamiliar”.

Esto porque “a menudo no hay adultos formando ese entramado socioafectivo en casa ni en el entorno social”. En los tiempos que corren este planteamiento puede ser juzgado de adultocéntrico y de impositivo.

Pero desconocer la importancia de la mediación es olvidar el contexto intergeneracional en que brota el trascendental hábito de la lectura por gusto. Entendemos la mediación lectora como un compartir y debería estar lejos de situaciones del tipo “adivina qué tengo en la cabeza” (Gordon Wells).

Es decir, ese hábito docente en el que “los niños se esforzaban por saber qué esperaba el maestro que respondieran, en lugar de pensar realmente en el cuento sobre el que eran interrogados” (Colomer). La lectura libre que surge del mismo sujeto solo perdurará si ha sido previamente impulsada por un adulto interesado en el niño, que sabia y prudentemente lo ayude a encontrar ese libro que lo estimule y lo introduzca en su propio camino.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¿Es posible un mundo sin plásticos? (II)

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Andrea Cocchini 

Profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Navarra

Estos datos manifiestan la inadecuación de los sistemas de reciclaje actuales, así como de alternativas, aparentemente más sostenibles, como los plásticos biodegradables o los bioplásticos.

Claro está que no se puede pedir que el futuro tratado regule y resuelva los múltiples retos, técnicos, económicos y sociales, que suponen todas las fases de vida de los plásticos (la extracción de las materias primas, el diseño de los productos, su consumo, la gestión y el traslado transfronterizo de los desechos plásticos).

El borrador sugiere excluir del ámbito de aplicación del futuro tratado las fases de extracción y transformación de las materias primas necesarias para la producción de plásticos.

No obstante, en atención a la gravedad y la urgencia del problema, parece que una (¿quizás ya la única?) solución aún posible para invertir el rumbo al que nos llevan las cifras referidas sería la inclusión en el nuevo tratado de una prohibición a los estados partes de producir nuevos plásticos innecesarios. Sin embargo, después de la tercera ronda de negociaciones del INC (de las cinco previstas), la sensación es que los delegados estatales no están realmente barajando esta posibilidad, ni siquiera a medio plazo.

En el momento en que se escribe, disponemos de un segundo borrador de tratado que será el documento de referencia para las negociaciones de la cuarta sesión, que tienen lugar del 21 al 30 de abril de 2024 en Ottawa (Canadá). El documento recoge las diferentes posturas de los representantes nacionales durante la tercera ronda de negociaciones que tuvo lugar en Nairobi (Kenia), en noviembre de 2023.

Este segundo borrador cubre un amplio abanico de alternativas, en ocasiones diametralmente opuestas. Por un lado, mantiene la propuesta de prevenir, reducir progresivamente y eliminar la futura contaminación plástica para 2040, reflejando así las posturas de los países más interesados en erradicar el problema, como los reunidos en la Alianza de Pequeños Estados Insulares.

Por otro lado, de acuerdo con los Estados que proponen centrarse más en la gestión racional de los residuos plásticos y en la mejora del diseño del plástico para hacerlo más reciclable (como los del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo), el borrador sugiere excluir del ámbito de aplicación del futuro tratado las fases de extracción y transformación de las materias primas necesarias para la producción de plásticos (esencialmente, crudo y gas).

  Continuará… 

Colaborador DCA
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