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COLUMNAS

Sandra Torres y las transferencias condicionadas (II)

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Volviendo al tema de las transferencias condicionadas –alivio, no solución– pero elemento importante para que la solución pueda alcanzarse, subrayo que, al final de cuentas, no consisten sino en darle capacidad de consumo a aquellos que no la tienen –capacidad mínima, pero determinante– para que sobrevivan y puedan superarse.

Se entrega la cantidad a la mujer –cabeza de familia– atenidos a su tino más confiable de administración –y con esta se le empodera para que gaste en lo estime que es más importante y que lo adquiera con absoluta libertad– de quien quiera adquirirlo (nada de abastecedores “escogidos” sino libre decisión de mercado por el producto que le parezca mejor, a mejor precio), la gran diferencia entre las transferencias y las bolsas, llámeseles solidarias, seguras, o como quiera llamárseles. Manejo clientelar de las transferencias? No si implantadas, como pretendió implantárselas, como políticas de Estado, más allá de los gobiernos.

De igual forma que los programas sociales no son solución, tampoco las ofertas de seguridad, a secas y de ahí la importancia de propuestas y debate. Tres meses escasos para que se conozcan personas que, anteriormente, no eran conocidas? Tres meses para las propuestas y el debate? Tres meses suficientes, sí, pero en un sistema de distritos pequeños para elegir diputados (diputados electos en distritos pequeños) así como para elegir autoridades municipales pero, en lo que respecta a autoridades nacionales, ¿serán suficientes escasos doce fines de semana para visitar veintidós departamentos ? ¿90 días para visitar 340 municipios? ¿90 días para proponer ante todos los habitantes de la República lo que se pretende hacer y cómo hacerlo? ¿Para convencer a los habitantes de los 340 municipios?

Algunos tienen la absurda idea de que el actual Presidente no era conocido a nivel nacional y que, en consecuencia, cualquiera podría repetir su hazaña, lo cual no es cierto ya que si bien este no era conocido entre élites se trataba de una figura popular que –incluso– ironizaba sobre acciones de gobierno.

Su exposición en televisión abierta, por muchos años, hizo fácil la asociación de aquella figura, con aquel que se propuso candidato, circunstancias muy especiales, además, las de la campaña pasada, propensas a la emoción de forma poco menos que absoluta. Hablamos ya en la columna anterior del único binomio ya postulado postulado que fue ya por el partido VAMOS, partido que participa por primera vez en estas elecciones, binomio integrado por Alejandro Giammatei y Guillermo Castillo y de la candidatura aún no proclamada de Zury Ríos, candidatura que señalamos plenamente válida y que estaría postulando el partido político VALOR, partido que, con este nombre, hace también su primera aparición en un proceso electoral y, en esta, nos hemos referido a la candidatura, tampoco proclamada aún, pero segura también, como la anteriormente citada, de Sandra Torres y, al hacerlo, lamentando no conocer aún sus propuestas y formas de alcanzarlas, señalo lo ya señalado anteriormente: tendremos la ocasión de escoger en las elecciones de 2019 no al candidato o candidata menos malo o mala, sino a quien, entre todos nosotros, sea el mejor o la mejor para ejercer la Presidencia de la República, aquel o aquella que nos representa y que constituye la mejor expresión de lo que somos, la representación misma de la unidad nacional.

No conocemos aún sus propuestas y formas (de ninguno) pero, de las personas citadas, conocemos sus trayectorias académicas, profesionales y cívicas, así como su cercanía a lo conservador, lo neoliberal y lo social demócrata, opciones claramente definidas

Una vez más, esperemos que no se tomen estas columnas como campaña anticipada de los candidatos proclamados y de las candidatas por proclamarse –vaya necedad la de nuestros legisladores y aberrante necedad de nuestros burócratas– ocasión que aprovechamos para instar a la Corte de Constitucionalidad para que a la mayor brevedad ¡ya! –los plazos se encuentran ya vencidos– resuelvan las acciones de inconstitucionalidad planteadas contra las muy desafortunadas normas electorales que vulneran la libertad de emisión del pensamiento y comprometen los derechos de elegir y ser electos.

Cada minuto que demora en resolver alimenta la incertidumbre, encontrándonos ya a dos meses de que se convoque a elecciones (una vez convocadas ¡cuidado! no puede darse variación alguna de las normas que se encuentren vigentes cuando sean convocadas) dos meses que, descontados Guadalupe Reyes, se trata de un mes tan solo y algunos días.

Ah, y por cierto, ¿tendrá que esperarse el inicio de la campaña electoral para buscar los recursos que la hagan posible? ¿Buscar y alentar para que estos recursos se produzcan –recogerlos – constituye, también, campaña anticipada? ¿De qué se trata? ¿De que todo surja por emanación espontánea, algo que, obviamente, es imposible?

Un gran reto será, para candidatos y electores –a la luz de tantas y tan desafortunadas ocurrencias legislativas y burocráticas– el ejercicio de sus derechos.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Así nació la imagen real del mundo (II)

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Ana Eva Fraile
Revista Nuestro Tiempo

Desde este puerto inicia su viaje Una tierra prometida y muestra, sobre fondo azul, los álbumes científicos e intelectuales del siglo XVIII. Entre ellos, los cuadernillos L’Anatomie y L’Astronomie de La Enciclopedia, de Diderot y D’Alembert, dos dimensiones que ilustran la ambición de la ciencia por desentrañar cualquier área de conocimiento.

Sus dibujos enriquecieron los compendios sobre cartografía, astronomía, geodesia y nuevas especies.

Con precisión científica trabajaron también los artistas que se embarcaban en las expediciones, numerosas en ese periodo, para levantar acta del horizonte conocido o de nuevas maravillas. Sus dibujos enriquecieron los compendios sobre cartografía, astronomía, geodesia y nuevas especies, especialmente a raíz de que Carl von Linneo publicara en 1735 Systema naturae, su innovadora propuesta taxonómica para los reinos vegetal, mineral y animal.

En sala se encuentran, por ejemplo, los grabados coloreados a mano de Plantae Selectae, obra de los botánicos Trew y Ehret (que había conocido a Linneo), los dibujos en acuarela incluidos en la enciclopedia Libros ilustrados para niños, los álbumes Plantae officinales de Nees von Esenbeck, que investigó las propiedades médicas de las plantas, las litografías de orquídeas de James Bateman o el trabajo Historia natural de los loros, a los que François Le Vaillant pintó en sus hábitats, un acercamiento novedoso a la realidad.

La siguiente escala en esta travesía traslada al visitante a tierras egipcias, adonde el general Napoleón Bonaparte se dirigió en 1798 con hambre de conquista. A los más de 40 mil soldados se unieron 167 savants, que conformaban la Comisión de Ciencias y Artes.

El cometido de estos ingenieros, científicos y artistas era llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre el país. Incluso se fundó el Instituto de Egipto. Aunque la campaña militar fracasó, los miembros de ambas instituciones no regresaron a Francia hasta la capitulación del general Menou, en agosto de 1801.

Solo unos meses después, a principios de 1802, comenzó la aventura editorial.

Continuará…

Colaborador DCA
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COLUMNAS

La seducción del negacionismo climático

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Cristóbal Bellolio

Escuela de Gobierno

El Demoledor es una película de 1993 protagonizada por Silvester Stallone, que versa sobre una armónica distopía donde se castigan los garabatos, la dieta es comida molecular y las relaciones sexuales son virtuales. La única disidencia vive en las cloacas a punta de hamburguesas de ratas, y de cuando en cuando sale a la superficie para asestar golpes terroristas. Su líder es Edgar Friendly.

El credo de Edgar Friendly es sencillo: no está dispuesto a que le digan cómo son las cosas, le gusta decir lo que piensa, y elegir cómo carajo vivir su vida, incluso si se trata de estallar de colesterol. Quiere comer carne hasta hartarse, fumar un cigarro “del tamaño de Cincinnati”, y correr empelota leyendo una Playboy, únicamente porque puede. Los malos no son ellos, que hacen lo que pueden por sobrevivir. Los malos son los de arriba, los que imponen su tiranía frígida y bien portada, que abusan del poder y secuestran los beneficios del progreso.

La negación del consenso climático tiene antecedentes ideológicos, o identitarios.

Friendly es un populista libertario. Populista, porque piensa que la sociedad está dividida en dos: la elite atiborrada y el pueblo postergado. No ve posibilidad de acuerdo, solo de conflicto. Lo que viene de arriba es paquete sospechoso. Pero también es libertario: quiere que la autoridad retroceda de su espacio vital, que no amenace su estilo de vida, que no arrebate sus hábitos de consumo.

El populismo libertario que representa Edgar Friendly es uno de los principales obstáculos que hoy enfrenta la lucha contra el cambio climático. Mucha gente le echa la culpa a la industria de combustibles fósiles y su lobby descarado. Pero hay otros factores que trascienden el interés pecuniario.

La negación del consenso climático tiene antecedentes ideológicos, o identitarios. No todo populismo descree del consenso científico en la materia. Algún eco-populismo de izquierda habrá por ahí. No todos los movimientos plebeyos que resisten la agenda verde progresista, descreen de la realidad de la crisis climática. Algunos sencillamente no quieren pagar la cuenta del festín de economía carbonizada que se dieron otros.

Tampoco todo libertarianismo es negacionista. En principio, se puede aceptar la ciencia climática y discrepar de una política climática que implique ensanchar las atribuciones del estado. Más de alguno insistirá en soluciones privadas a los problemas públicos. Autores como Jason Brennan elaboran una justificación libertaria para la obligatoriedad de las vacunas. Del mismo modo, otros sostienen que la reducción de emisiones es un imperativo del principio de no-agresión.

Pero la combinación entre ambas vertientes ideológicas (el populismo libertario) combustiona un tipo distintivo de rechazo a la ciencia climática, que tiene un poder seductor en ascenso. De hecho, gran parte de los partidos de “derecha populista radical”, para utilizar la etiqueta de Cas Mudde, despliega esta narrativa: las elites buenistas y cosmopolitas que tienen sus necesidades materiales satisfechas, y pueden darse el lujo de posar de ciclistas veganos, le imponen al resto de la gente ordinaria una moralina verde tan paternalista como inviable: para moverse a la pega hay que echarle bencina al auto.

Adicionalmente, la sombra de las futuras restricciones toca la fibra de las clases medias y trabajadoras que se han partido el lomo por llegar aquí. Han hecho de sus hábitos de consumo contaminante un proxy de estatus. Y nada se defiende como el estatus. Mientras tanto, las Greta Thunbergs de este mundo amenazan con una distopía de brócolis y viajes de 35 horas en tren.

Aquí entra la seducción del discurso de Edgar Friendly. Su populismo libertario mata dos pájaros de un tiro: sospecho de la agenda climática porque (a) viene de las elites globalistas y (b) arrebata mis libertades.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Municipios al rescate de los SLEP

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Mauricio Bravo

Vicedecano de la Facultad de Educación

La implementación de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) ha sido un tema recurrente en el debate público.

Desde su creación, esta política se propuso como una gran reforma educativa destinada a mejorar la calidad y equidad en la educación pública. Sin embargo, debido a errores de diseño o al poco tiempo transcurrido, no ha logrado superar a los municipios en varios indicadores claves, como asistencia, deserción, rotación docente y puntajes Simce.

Estos resultados ponen en entredicho la eficacia de una reforma que, a pesar de sus buenas intenciones, no parece estar alcanzando los objetivos esperados.

Una de las principales falencias identificadas es que no se consideraron las buenas prácticas preexistentes en algunos municipios. 

Una de las principales falencias identificadas es que no se consideraron las buenas prácticas preexistentes en algunos municipios. Las reformas educativas de gran envergadura siempre deben tomar en cuenta las prácticas efectivas ya implementadas.

De lo contrario, no solo se desaprovechan conocimientos y experiencias valiosas, sino que también puede llevar a una implementación que no se ajusta a las realidades específicas de cada comunidad educativa.

Por otra parte, el corto plazo de implementación de los SLEP ha sido insuficiente para evaluar y ajustar adecuadamente sus resultados: “Las incidencias de las políticas educativas son muy diversas y pueden tardar años, incluso generaciones, en hacerse completamente visibles” (OECD Education Policy Evaluation 236, año 2020). Por tanto, antes de seguir avanzando en la implementación de nuevos SLEP, debemos realizar una evaluación robusta que permita identificar sus fortalezas y oportunidades de mejora.

Por último, la suposición de que un sistema educativo uniforme es la solución óptima para fortalecer la educación pública es un error. La diversidad de sostenedores, acompañados de mecanismos efectivos de regulación y supervisión, permite que estos funcionen como un sistema coherente y ordenado.

Además, la diversidad institucional puede ofrecer una respuesta más ágil y adecuada a las diversas necesidades locales, promoviendo así una mayor equidad y eficacia en el sistema educativo.

Colaborador DCA
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