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COLUMNAS

¿Qué hacer? ¿Cuál es el camino? (II)

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Distritos pequeños, un solo diputado por distrito e inscripción de candidaturas sin necesidad de que las avale un partido político. Si no es usted, alguien como usted debe estar en el Congreso y ser SU voz. El diputado, la voz de aquellos que le eligen, electores que le habrán dado SU confianza y que le exigirán, evaluarán y sancionarán sus resultados. ¿Qué hacer? ¿Cuál es el camino? Espero que –a estas alturas– ya se haya respondido la columnista qué es lo que se debe hacer y encontrado el camino: el establecimiento del sistema de los distritos electorales pequeños. Eligiéndose en cada distrito a un solo diputado se instalará el pueblo en el Congreso y, a partir de esto –así de claro– todo es posible. Instalado el pueblo en el Congreso desaparecerá el grave vicio de que se arroguen, grupúsculos, una representación de que carecen y el de cierta prensa que, a periodicazo limpio, la pretende. Si el pueblo se siente –y no solo se siente sino que está– representado en el Congreso, será el Congreso respetado y ningún nacional, o extranjero, se atreverá a irrespetarlo que, irrespetado el Congreso, el pueblo irrespetado. Resulta válido que se pregunte la columnista y que nos lo preguntemos también nosotros qué es lo que tendría que hacerse para llegar a un sistema de distritos pequeños, pregunta que me permito responder en estos términos: Para llegar a este sistema se hace necesario reformar la Constitución Política de la República (específicamente, el artículo 157 de la Constitución) ya que es esta la que establece los distritos electorales gigantescos, cada departamento un distrito con excepción del departamento de Guatemala que tiene dos, igualmente gigantescos, el metropolitano que abarca la ciudad de Guatemala y el que comprende sus restantes municipios. El Congreso de la República con el voto favorable de las dos terceras partes del total de diputados que lo integran habría de aprobar lo propuesto, el establecimiento de los distritos pequeños y la forma señalada de elegir y, si aprobada la reforma, someterla a Consulta Popular.

Pienso que esta, la política (y concretamente, la del citado artículo 157) debería ser la única reforma puesto que si esta se hace realidad, me permito reiterarlo, el pueblo ya instalado en el Congreso, podrá seguir con cuantas le parezcan pertinentes. El sistema de distritos pequeños tiene sus peligros y es bueno no ocultarlos, uno de ellos, el de los cacicazgos que pueden llegar a establacerse, tal y como ha ocurrido en muchas alcaldías –menos probables en las diputaciones, sin embargo– puesto que las alcaldìas gozan de un poder ejecutivo del que las diputaciones carecen. Otro de sus peligros  –que no lo es para los sectores verdaderamente democráticos– es que el sistema de distritos electorales pequeños permite que tomen el poder –de verdad– los electores y que lo pierdan aquellos que lo tienen: El pueblo instalado en el Congreso –así de claro– habrá recuperado para sí todo el poder, el poder que al pueblo pertenece. ¿Le da a usted miedo?¿Qué hacer? ¿Cuál es el camino? ¿Le preocupa a usted que a través del sistema de distritos pequeños se dé un desplazamiento del poder y que puedan perder el poder quienes lo tienen. En el sistema de distritos electorales pequeños, con el objeto de perfeccionar aún más la democracia, debe permitirse que se exijan requisitos mínimos para que los candidatos a diputado puedan postularse, eliminándose el monopolio que ejercen al respecto los partidos políticos , lo ideal, incluso, que todo ciudadano, sin más, pueda postularse.

Peligro, también, consustancial del sistema de distritos electorales pequeños, distritos en que se elige un solo diputado en cada distrito y, en consecuencia, en el que se gana o se pierde es que, en efecto, tendencias minoritarias importantes, significativas, pueden quedar sin representación alguna o, al menos, sin una representación que sea congruente con la proporción nacional de votos obtenida. (La suma de los votos obtenidos por la agrupación en cada distrito). El ejemplo extremo –prácticamente imposible en la realidad pero que nos sirve para comprender este peligro– sería el de una tendencia política que, por pocos votos de diferencia, perdiera todos los distritos y, en consecuencia, no obtuviera ni una sola diputación pero que sumados sus votos (sus votos en todos los distritos) fuera la mayoritaria, incluso muy por encima de las otras.

Este fenómeno podrá aliviarse si se sostuviera, a la par, un listado nacional de diputados, listado por el que se votaría en todos los distritos y en el cual se adjudicarían las diputaciones en proporción a la votación nacional obtenida: si veinte por ciento la votación nacional del grupo, veinte por ciento de los diputados electos por listado (si el listado de veinte, por ejemplo, cuatro los diputados que tendría). ¿Una cámara alta, acaso, para no desvirtuar el sistema de distritos electorales pequeños pero aliviar el defecto citado? Pienso que esto es algo a debatir profundamente puesto que grave es el daño que nos han hecho los listados: Que los electores no nos sintamos –ni estemos– representados. La inexactitud –por no llamarla mentira– no conduce a nada bueno y no es cierto que la Constitución de 1985 haya ignorado a la Guatemala indígena como tampoco que existan artículos de la Constitución que la excluyan cuando, por el contrario –la población indígena goza por mandato constitucional expreso– del reconocimiento, respeto y promoción de sus formas de organización social, lo que implica el reconocimiento, respeto y promoción de su Derecho. Cierro la columna reiterando, una vez más, que el sistema electoral de los distritos pequeños tendría como resultado que la población indígena tendría una amplia participación en el Congreso puesto que serían muchos los distritos en que esta prevalezca, enemigos del sistema electoral de distritos pequeños aquellos que no quieren que se produzca una representación semejante y aquellos que se arrogan su representación, sin tenerla, y que se saben incapaces de ganar una elección en un distrito pequeño. ¿Se atrevería la columnista a ser candidata a diputado en un distrito pequeño? ¿Se cree que podría ser capaz de ganar la elección? ¿Se atrevería a medir, electoralmente, la representación que invoca? ¿Qué hacer? ¿Cuál es el camino?

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

¡Lengua de Señas, mi identidad!

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Consejo Editorial Conadi

En nuestro país, hay un grupo de personas que por medio de señas, por años han demandado las mismas oportunidades en igualdad de condiciones, como lo indica la Convención de Naciones Unidas Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, instrumento adoptado por el Estado de Guatemala.

En su articulado hace referencia a los derechos fundamentales de toda persona con esta condición, dentro de estos destaca la igualdad y la no discriminación. Ante ello, el Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (Conadi) incidió ante el Congreso de la República la aprobación del Decreto 03-2020, ley que reconoce y aprueba la Lengua de Señas de Guatemala como el medio de comunicación propia de las personas sordas y sordociegas; además, rige el cumplimiento al derecho a la comunicación a través de la inclusión de intérprete de lengua de señas.

Este Decreto también declara el 23 de septiembre como el Día Nacional de la Lengua de Señas, en este 2023, se cumple el tercer año de conmemoración y de promover la inclusión de las personas sordas, que según la Unidad de Lengua de Señas del Conadi viven cerca de 361 mil guatemaltecos con alguna dificultad para escuchar.

En este 2023, se cumple el tercer año de conmemoración y de promover la inclusión de las personas sordas. Cerca de 361 mil guatemaltecos con alguna dificultad para escuchar. 

Para este año, se promueve el lema Lengua de Señas, mi identidadcon el objetivo de resaltar el reconocimiento del uso y fomento de la Lensegua como el idioma oficial de la comunidad sorda.

Como compromiso social, todos y todas deberíamos aprender la lengua de señas para poder comunicarnos con las personas sordas que sin duda también tienen mucho que darnos a conocer. No obstante, mientras aprendemos la lengua de señas, también podemos interesarnos por conocer a esta población que forman parte de la comunidad e informarlos sobre los programas de inclusión. 

El Conadi hace el llamado para que todos nos unamos en apoyar y proteger la identidad lingüística y la diversidad cultural de las personas sordas, y como ente coordinador y asesor en la temática de discapacidad promueve la inclusión de todas las personas con discapacidad en la sociedad.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Equidad y gestión de riesgo a desastres

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Ana Leticia Aguilar Theissen

Secretaria Presidencial de la Mujer

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Referirse a la gestión de riesgo en un país como Guatemala, con una alta vulnerabilidad y propensión a la manifestación de múltiples amenazas, hace imprescindible iniciar con una reflexión respecto a la gobernanza de la problemática, dados los escenarios y capacidades, que tienen las instituciones públicas en general, de anticiparse, responder y recuperarse. 

El Plan Nacional de Desarrollo K´atun Nuestra Guatemala 2032 plantea una serie de desafíos vinculados con debilidades institucionales, escasez de recursos y capacidades necesarias para abordar la gestión de riesgo en el antes, durante y después de la ocurrencia de un evento natural, socio natural o antrópico.

Al igual que con la equidad, considera la gestión de riesgo como un elemento transversal, que permite construir capacidades de resiliencia en las instituciones y en especial en la sociedad.

El propósito es generar conocimiento, identificar intervenciones y asignar recursos para abordar las causas y efectos de los fenómenos de manera integral, en la lógica que la equidad entre hombres y mujeres, así como la gestión de riesgo, deben ser asumidos como funciones del desarrollo.

El propósito es generar conocimiento, identificar intervenciones y asignar recursos.

Para el Estado y sus instituciones, la incorporación de esta noción en los procesos con los que se conducen el país y el desarrollo representan un enorme desafío en materia de la incorporación de acciones, medidas y normativas en el conjunto de políticas públicas, así como en los procesos institucionales previstos para la planificación, programación, presupuesto e inversión; de manera que las brechas de inequidad se puedan establecer y focalizar de manera cualitativa y cuantitativa, en los instrumentos y mecanismos políticos, técnicos y sociales, para una buena coordinación de las intervenciones públicas.

Ello redundará en la generación de capacidades de resiliencia de las niñas, jóvenes, mujeres adultas y adultas mayores y por su condición de ubicación, cultura y condiciones económicas.

Implica introducir cambios para contar con las mismas opciones y facilidades de acceso al bienestar de todas las personas, reconociendo que las mujeres, adolescentes y niñas rurales o ubicadas en zonas urbano-marginales, indígenas o con algún tipo de discapacidad, son el grupo que presenta mayor vulnerabilidad.

Desde el enfoque de sostenibilidad, promovemos condiciones que le permitan a la sociedad, la familia y las mujeres en particular, el despliegue al máximo de su potencial, propiciando una vida productiva y creativa de acuerdo con sus intereses y necesidades.

Ana Leticia Aguilar
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COLUMNAS

Historia de la comunicación en las organizaciones

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Patricia Orantes Alarcón 

[email protected]

La segunda mitad del siglo XX ha sido, con toda certeza, la etapa en la historia de la humanidad que mayores cambios ha experimentado, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, y con profundas repercusiones en la sociedad mundial. El comienzo del nuevo siglo aceleró los cambios y los avances tecnológicos (Rebeil, 2006).

Asimismo, refiere que precisamente al despuntar la segunda mitad del siglo pasado, la comunicación aparece como una disciplina que empieza a ser tomada en cuenta en las organizaciones, aunque de forma muy incipiente, ya que sería a partir de la década de los años setenta cuando se le adopta de forma definitiva, sobre todo en Norteamérica.

Rebeil expone que, en el caso de México, algunos de los más grandes e importantes corporativos (transnacionales), replican los diseños estructurales de sus oficinas matrices, donde vieron al comunicador en un rol de hacedor de medios y organizador de múltiples eventos, sin que necesariamente toda esta actividad estuviera concatenada a un esfuerzo estratégico a través de la que se apoyara formalmente los objetivos de negocio de la organización. 

Es la visión integral la que permite al comunicador tener una mayor comprensión de los procesos de cambio y apoya el logro de las metas de la comunicación en una entidad.

La riqueza de los medios utilizados determinaba en muchos casos el buen hacer comunicativo.

Por otra parte, la globalización ha dado paso a una revolución en las comunicaciones y en la forma de comunicarse, lo que ha significado profundos cambios en la vida de las empresas. Las comunicaciones se han orientado cada vez más a los mercados, a los clientes y a la atención que le dan a estos, así como a las comunidades con las que tienen relaciones que no son
necesariamente negocios.

Esto también es abordado por Rodríguez y Opazo (2009, Pág. 14), ya que en el mundo globalizado actual resulta fundamental contar con múltiples medios para informarse de todo lo que ocurre en la empresa; por lo que la comunicación es un elemento central del entorno.

En este sentido, la comunicación permite coordinar las acciones, transmitir información para la toma de decisiones y distribuir las actividades resultantes entre los que deberán ejecutarlas. Por lo tanto, la ineficiencia organizacional es redefinida como ineficiencia comunicativa.

De acuerdo con Rebeil, en el entorno exterior es en el que se da una enorme cantidad de variaciones, la capacidad de comunicar el cambio ha sido definida como un atributo esencial en el liderazgo de las organizaciones.

La alta dirección de las empresas ha comprendido que los cambios se generan, en primera instancia, a través de los ejecutivos y entender el rol que estos deben capacitarse y actualizarse de manera permanente, y entender la función que deben desempeñar como comunicadores.

Las relaciones públicas en las organizaciones o empresas se ocupan de las relaciones de una institución, holding o colectivo determinado, con sus distintos públicos, para la visibilidad y consecución de unos objetivos previamente fijados las relaciones públicas, por tanto, son una parte indispensable en la dirección de cualquier entidad que se precie (Barquero, 2010).

Durante la última década del siglo XXI, la comunicación se ha logrado establecer como un elemento crítico de los proyectos de cambio que surgen en las organizaciones, que suelen ser de gran complejidad y decisivos para la consecución de los objetivos trazados, lo cual explica por qué en la actualidad la importancia de la comunicación en las organizaciones va en aumento, al ser apoyada en su instrumentación.

Al hablar de la evolución que ha experimentado la comunicación organizacional en las últimas décadas, se atribuyó una importancia especial al hecho de que el especialista en comunicación debe continuar su cambio al pasar de un rol reactivo a otro estratégico.

Patricia Orantes Alarcon
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Gobierno de Guatemala

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