En esta entrevista, Samuel Pérez, jefe del bloque legislativo electo por el Partido Movimiento Semilla, se abre. Habla claramente sobre el papel que jugaron en las últimas decisiones del Congreso: las elecciones de la Directiva y las Cortes. Refiere los liderazgos con los que negociaron y con los que no, entre los que destaca al diputado Allan Rodríguez, con quien, dice, tienen diferencias de principios.

Su frase: “En todo caso no es, digamos, el gran logro, pero me parece que es un paso adelante hacia la independencia del sistema de justicia”, dimensiona lo que encontrará en esta entrevista con el Diario de Centro América (DCA).

¿Cómo analiza la conformación de la nueva Junta Directiva 2025?

Logramos consensuar una Directiva bastante representativa, con vocación profundamente democrática y una agenda legislativa que nos permita avanzar el proyecto político de gobierno y del partido Semilla. Este primer año funcionó para hacer una limpia de las instituciones y comprender mejor cómo podíamos operar en un Congreso fragmentado.

¿Qué lecciones aprendidas deja este primer año?

El Organismo Legislativo empieza a funcionar bajo otras lógicas, ya no es la del dinero o la política tradicional, sino de consensos, negociaciones transparentes, políticas en función de una agenda o visión compartida del país.

Fue difícil porque hay alrededor de 17 bancadas y cada una está dividida en tres o cuatro facciones, pero encontramos algunas fórmulas para operar de manera positiva.

¿Cuáles son esas fórmulas?

Tener reuniones no con cada jefe de bloque y casi que, con cada diputado, entendiendo la lógica de los distritales y del Listado Nacional o de quienes viven, sobre todo, en la zona central de la Ciudad de Guatemala o el departamento.

Cuál es el balance, ¿cómo le fue a Semilla este año?

Hemos ido mejorando muchísimo nuestra capacidad de operación y acción en el Pleno. Logramos entender mejor con qué grupos políticos podíamos trabajar y con cuáles, definitivamente, prescindir.

¿Con qué bancadas aprendieron a no trabajar?

Las que están cercanas a Allan Rodríguez y, ni siquiera, por una diferencia ideológica, sino que por una divergencia de principios. Ellos lo que buscan es continuar con el plan de tratar de dar un golpe de Estado, que ya está bastante derrotado, y saquear recursos públicos para embolsárselos.

Pero la reelección de Nery Ramos fue respaldada por una mayoría de representantes de Vamos y de la UNE.

Los diputados de Vamos tuvieron que subirse a último momento, para intentar no mostrar debilidad. Yo hice la propuesta de la conformación de la planilla. Allan Rodríguez estuvo moviendo dinero, según lo que escuchamos, para evitar que hubiese cuórum ese día en el Pleno, pero no lo logró.

¿Cómo entender el voto de Allan Rodríguez?

Hay que entenderlo en dos sentidos. Su mensaje no fue hacia adentro del Congreso. Él está completamente derrotado, en términos de poder político. Tiene alrededor de 17 votos firmes, que es una muy pequeña minoría, considerando que su bancada tiene más de 30 legisladores. El mensaje era, por un lado, intentar dejar tranquilas a sus bases electorales y por otro, el más importante para él, al sistema de justicia. Él intenta mantener cierta percepción de control en el Legislativo para amenazar a magistrados.

Esa división que hay en Vamos y en otras bancadas, ¿en qué favorece la agenda que es de interés del Gobierno?

La fragmentación favorece mucho a los grupos que estamos consolidados y, probablemente, la bancada Semilla es la más cohesionada en estos momentos.

Hay gente que ya no quiere seguir bajo el régimen de amenazas, extorsiones, política tradicional, corrupción e impunidad, que es la agenda de Vamos, digamos, de la parte más dura de ellos, que es Allan Rodríguez y la gente que está a su alrededor. Y eso nos permite hacer algunas concesiones, consensos de agenda legislativa, definir leyes que son beneficiosas para algunos diputados que, si bien es cierto, se religieron por Vamos, rompieron completamente con Allan y quieren empezar a trabajar junto con nosotros.

¿Cómo ve que la UNE también apoyó la elección de la Directiva?

El partido, en realidad, siempre ha estado sumado. De hecho, cuando yo fui electo presidente del Congreso, el 14 de enero de este año, la UNE tenía dos cargos en la Junta Directiva. Ahora se sumó otro bloque, que fue la bancada de Valor.

¿La alianza fue con toda la UNE o con una facción?

Se sumó casi todo el bloque, pero es muy difícil interpretar a esa instancia. A veces tiene tres facciones y a veces tiene cuatro. Entonces, tuvimos conversaciones, prácticamente, con todos los diputados de ese partido.

He visto que esa bancada ha hecho mucha oposición, a veces férrea, contra el Gobierno. ¿Qué piensa?

La UNE ha tenido una posición un poco más pragmática. En ocasiones están de acuerdo con algunas propuestas nuestras y en otras no, pero yo creo que eso es lo más sano en una democracia. Hay un grupo consolidado de más de 110 legisladores que quieren
trabajar a favor de la población guatemalteca.

En el caso de Valor, ¿se negoció con una fracción?

Fue con el bloque completo. Eso nos parece algo positivo porque nuestro interés no es profundizar en una agenda, digamos, radical o ideológicamente definida en términos de izquierda y derecha, porque ahí vamos a encontrar muchas diferencias con algunos grupos.
Nosotros buscamos construir en términos de democracia y tratar de buscar soluciones a algunos problemas cotidianos. Valor, por ejemplo, está también subido en los temas económicos como competencia o infraestructura y ahí podemos encontrar coincidencias.

¿Con qué otros bloques se negociaron?

La verdad es que con pocos bloques no negociamos.

¿Con cuáles no?

No tuvimos conversaciones con Elefante, con Allan Rodríguez y su grupo… no me acuerdo, pero esos, digamos, son el núcleo central.

En el caso de los grupos que apoyaron la Directiva, ¿qué pidieron a cambio?

Que se procure que las iniciativas de ley que proponen no se queden estancadas, sino que avancen y tengan la discusión que se merecen.

El otro tema es tener trabajo conjunto con los diferentes equipos del Ejecutivo, a fin de llevar resultados a los diferentes departamentos del país en temas relacionados, por ejemplo, con centros de salud, remozamientos de escuelas, entre muchas otras cosas que tienen que ver con soluciones tangibles a la vida cotidiana de la gente que más lo necesita.

¿Cómo valora el trabajo de Nery Ramos al frente del Congreso?

Él ha sido muy leal con sus principios, nosotros somos muy cercanos a él, y fue una propuesta nuestra que siguiera ocupando la Presidencia. Ha hecho un buen trabajo en los momentos difíciles, ha estado firme cuando se necesita y cuando hay que hacer avanzar la agenda.

¿Firme de acuerdo a los principios de él o intereses oficialistas?

Hay coincidencia plena. Personalmente, lo conozco desde hace muchos años. Ha sido una persona que ha trabajado de manera incorruptible en los puestos que ha ocupado y hay una coincidencia en términos de la agenda legislativa que queremos promover.

¿Qué pidió Semilla para dar su voto y respaldo a la Directiva?

Procuramos que el proyecto de gobierno avance sin mayores contratiempos, que el Ejecutivo pueda enfocarse en dar resultados y no estar atendiendo batallas que no le corresponden, en pleitos que en realidad no le permiten avanzar en la aplicación de políticas públicas, condiciones de gobernabilidad y eso no quiere decir subordinación.

El Congreso tiene que tener su agenda autónoma del Gobierno, pero cuando se requiera su apoyo pueda respaldar. Por otro lado, enfocar la agenda legislativa en solucionar problemas sociales.

Las interpelaciones han impedido que el Gobierno haga su trabajo, ¿se definió algo?

Conversamos acerca de eso, pero no podemos pedirles a las bancadas que renuncien a su derecho de hacer el trabajo de control político. Los ministros de Estado están sabidos que tienen que venir a rendir cuentas cuando un bloque los cite de manera legítima. Entonces, no les exigimos, pero sí que no sea una cuestión extorsiva, sino realmente legítima.

¿Cuál es la agenda legislativa de Semilla para el próximo año?

Las leyes de competencia, de alianzas público-privadas y de infraestructura. Hay temas relacionados con puertos que necesitamos atender, una modalidad de alianzas público-privadas que son empresas de capital mixto que nos interesa impulsar, atender el tema de los precios de medicamentos y generar condiciones de negocios favorables para atraer mayor empleo e inversión, entre otros.

¿Está satisfecho con la conformación de la nueva Corte Suprema y Cortes de Apelaciones?

A lo mejor nos hubiese gustado una conformación un poco diferente; sin embargo, tampoco es necesariamente unas malas Cortes. En todo caso no es, digamos, el gran logro, pero me parece que es un paso adelante hacia la independencia del sistema de justicia.

¿Esperan que se les devuelva el estatus de bancada?

Más allá de la bancada, la lucha es por el partido. Estamos todavía en esa batalla, hay temas pendientes de resolver en la Corte de Constitucionalidad, sobre todo, espero que más pronto que tarde se pueda devolver.

Pero ¿cómo ve en el tema específico de la bancada?

Probablemente sea la parte más fácil de lograr; no obstante, se queda corto, nosotros vamos a luchar por recuperar el partido.

¿Cómo podrían recuperar la bancada?

Hay una apelación en el Tribunal Supremo Electoral; otra que conoció una sala y la elevó a la Corte Suprema. Además, hay una inconstitucionalidad en caso concreto en la Corte de Constitucionalidad y puede ser una reforma a la Ley Orgánica del Congreso.

¿Se trabaja en todas esas aristas?

No dejamos fuera ninguna de las alternativas.