Comunícate con nosotros al 1590

COLUMNAS

¡Hoy, hace 150 años!

Publicado

-

CNEL. y Dr. Jorge Antonio Ortega G.

[email protected]

La Revolución Liberal de 1871 imprimió un cambio en todo el sentido de la palabra a la nación guatemalteca, posicionó el país en la modernidad, y la educación en todos los ámbitos del quehacer se convirtió en un eje fundamental de esa administración política.

El ministro de la Guerra José M. Samayoa se manifestó sobre el establecimiento de un colegio militar el 22 de mayo de 1872: 

“Siendo necesario e indispensable un colegio militar donde se y habiéndose pedido para tal objeto el correspondiente cuerpo de oficiales, el Teniente General encargado de la presidencia del gobierno, ha tenido a bien acordar la creación de aquel establecimiento, designando para el local el edificio del campamento y encargándose de los ministros de los respectivos ramos de su reparación y demás obras que su destino exige.

Comuníquese y publíquese. Rubricado por el señor Presidente. El ministro de fomento, encargado accidentalmente del Ministerio de la Guerra”.

Decreto Número 86

“Considerando: que es urgente establecer un colegio, en donde a más de los ramos que constituyen la instrucción secundaria, se enseñen principalmente los de la carrera militar, para que esta noble y honrosa profesión obtenga el lustre que es debido y se formen Jefes de Instrucción y disciplina que mejoren la organización del Ejército Nacional.” 

“Que con tal objeto se ha hecho venir del extranjero una comisión de profesores que dirijan el establecimiento; y se está preparando ya el local correspondiente:

Artículo 1º. Se establece en el edificio de la Recolección una Escuela Politécnica, decretándose todos los gastos necesarios para su fundación y mantenimiento.

Artículo 2 º.   Rejenteará (sic) este Instituto el Jefe de la comisión que ha venido a hacerse   cargo de él, y a cuyas órdenes estarán los demás profesores que se empleen.

Artículo 3 º.   La Escuela Politécnica se regirá por el siguiente reglamento.

Art. 1º. El Colejio (sic) se denominará Escuela Politécnica, y en él recibirán sus alumnos la instrucción necesaria a los oficiales de Infantería, Caballería, Artillería e Ingenieros.

Art. 2º.  Los alumnos se les denominará y serán considerados como CADETES DEL EJÉRCITO.

Art. 3º. El número de plazas será por ahora de 40 de número y 10 supernumerarias, divididas éstas últimas en 5 de media pensión y 5 de pensión completa.

Art. 4 º. El personal de oficiales y cadetes constituirá para su organización una compañía de cazadores dividida en dos secciones, y cada una de estas en dos escuadras.

La ceremonia del cambio de pabellón nacional de la Escuela nos permitió ser testigos y protagonistas del inicio de la Cuarta Época de nuestra querida y Centenaria Politécnica. 

Art. 5 º. Hasta que las necesidades del servicio exijan su aumento, el personal de la escuela se compondrá de: Personal facultativo, un Director y dos profesores. Personal profesional, un maestro de Inglés, id. de Esgrima. otro id.  de Gimnasia. Otro id. de Equitación. Personal Militar 4 tenientes. Un Médico cirujano. Un Capellán. Un Maestro Armero. 4 Sargentos. 8 cabos. 6 cornetas. 40 Soldados. 

Dado en Guatemala, a cuatro de febrero de mil ochocientos setenta y tres. Miguel García Granados

El Ministro de la Guerra 

José M Samayoa.”

Con lo anterior, se dio inicio a todo el proceso de preparación, gestión de recursos, selección de alumnos y personal que dio apoyo a la formación de los cadetes y futuros oficiales del Ejército
Nacional.  

Al llenar el cupo de alumnos, los cuales provenían de diferentes departamentos de la República, y al completar el claustro de catedráticos, se dio inicio al funcionamiento del establecimiento educativo militar a través de la primera orden del día de la Escuela Politécnica, que se dio a conocer a viva voz en el cuadro de formación, el primero de septiembre de 1873, firmada por el teniente de ingenieros (español) Mariano Sánchez y Cañellas. 

El director teniente coronel de ingenieros Bernardo Garrido y Agustino no asistió a la inauguración debido a que se encontraba acompañando al general Miguel García Granados en una comisión del servicio en el extranjero.

Es así como se inició la odisea del alma mater castrense. En este establecimiento se consolidó la Primera Época, comprendida de 1873 a 1908, en la cual ingresaron 36 promociones de Caballeros Cadetes, con un cómputo general de 1281 cadetes que ingresaron, y se graduaron 391. Su clausura, el fusilamiento del comandante de la compañía de cadetes y diezmados los politécnicos, fue ordenada por el presidente Manuel Estrada Cabrera por un atentado en su contra por un integrante de la Escolta de Bandera. 

Segunda Época

Academia Militar 1912-1920

El gobierno de Manuel Estrada Cabrera emitió el 27 de junio de 1912 el Acuerdo de Creación de la Academia Militar de Guatemala, la cual fue inaugurada el 30 del mes en el edificio situado en la Avenida 30 de junio (hoy la Avenida de la Reforma de la zona 10) destinado al Cuartel de Artillería.

Suspendió sus actividades debido al terremoto de 1917-1918. Por sus aulas pasaron ocho (8) promociones de Caballeros Cadetes, se contabilizó un total de 405 cadetes de primer ingreso y se graduaron 104.

Tercera Época

Escuela Politécnica 1920-1976

Luego de la “Semana Trágica” y el derrocamiento de la dictadura de Estrada Cabrera, el Gobierno de la República de Guatemala, encabezado por el presidente Carlos Herrera, emitió el Acuerdo Gubernativo del 2 de mayo de 1920 con el que se reabrió la Escuela Politécnica en el edificio donde funcionó la Academia Militar. 

En los 64 años que funcionó en dicho edificio, pasaron 92 promociones de Caballeros Cadetes, hasta que, debido a los daños ocasionados por el terremoto del 4 de febrero de 1976, se aceleró el traslado a las nuevas instalaciones en la Finca Asunción, en San Juan Sacatepéquez. La clausura se llevó a cabo el 18 de diciembre de 1976.

 “Aquella mañana helada de diciembre el antiguo edificio al estilo Medieval amaneció impecable, nítido y adornado ¡como nuevo!  Las murallas, alcantarillas, aulas y recovecos con sus historias de vivos, muertos, espantos y tantas cosas más… pasarían a las páginas de la historia. Era el día en que terminaría la Tercera época de la Escuela Politécnica, el ambiente era frío y de mucha nostalgia…”.

Los cadetes de las tres épocas formamos un solo bloque y luego de los actos protocolarios el comandante del cuerpo de Caballeros Cadetes mandó: de frente ¡marchen! Salimos de aquella construcción de antaño con las armas en tercien, con lágrimas en los ojos y cantando el himno de nuestra querida Politécnica.

El C. C. más Antiguo de la Academia Militar, Teniente Coronel Benedicto Cárcamo, y el C. C. Elmer Estrada Escobar, el más nuevo de nuestra época, fueron los encargados de cerrar las puertas de hierro de un fuerte golpe, el sonido no lo puedo describir, pero fue único y especial, no creo volver a escucharlo en mi vida con esa confusión de emociones. Así se selló la Tercera Época de Alma Mater.

El momento se inmortalizó con una fotografía del Cuerpo de Cadetes en la Avenida la Reforma frente a la fachada del Edificio. El resto son recuerdos de 92 promociones que albergó en su seno a lo largo de 64 años de funcionamiento”. C. C. 3430.

Cuarta Época

Escuela Politécnica 1977 a la fecha

El 15 de enero de 1977, se inauguraron las instalaciones de la Escuela Politécnica en la finca La Asunción, en San Juan Sacatepéquez del departamento de Guatemala, así se inició la Cuarta Época de su existencia. Las primeras siete (7) promociones de Caballeros Cadetes se trasladaron de las antiguas instalaciones de la Avenida de la Reforma; es decir, de la promoción 86 a la 92. A la fecha se han graduado 57 promociones.

“El 3 de enero de 1977, nos presentamos por nuestros propios medios a las nuevas instalaciones en la finca La Asunción, en San Juan Sacatepéquez, nos esperaba todo aquello que habíamos embalado para el traslado.

Cada escuadra de Cadetes tenía asignada una área y trabajos específicos para cada día previo a la inauguración, fue toda una odisea digna de la elaboración de un libro para anécdotas del folclor militar. Todo, absolutamente todo debía estar nítido, ordenado, acomodado, alineado, pulido y encerado… pero no ¡era imposible! 

Doce días después, el 15 de enero Día del Señor de Esquipulas, ¡qué mañana!, estupenda para una parada militar, el cielo azul infinito, ni una sola nube que nos cubriera de los rayos del sol. Los actos dieron inicio con el ingreso de la columna de los Cadetes de todos los tiempos, por estricta antigüedad. 

Luego, y cantando la Noble Canción, el Cuerpo de Caballeros Cadetes ingresó a las instalaciones y tomó su lugar principal en el campo de maniobras que se encontraba lleno; el Ejército en pleno con sus tres fuerzas de Aire, Mar y Tierra, y sus respectivos pabellones y estandartes, ¡el público era desbordante! 

La ceremonia del cambio de pabellón nacional de la Escuela nos permitió ser testigos y protagonistas del inicio de la Cuarta Época de nuestra querida y Centenaria Politécnica. Aquella mañana espectacular se alargó tanto que dio suficiente espacio para la lectura de acuerdos, firma de actas, discursos, entrega de reconocimientos e imposición de condecoraciones, con un interminable Desfile de Honor, con su respectiva Revista Militar por parte del Presidente Constitucional de la República y Comandante General del Ejército”. C.C. 3430.

Así dio inicio una nueva época para los politécnicos. Con retos a resolver que planteaba el incierto porvenir de la patria.  En junio de 1997 ingresó el primer grupo de féminas, y se le dio a la mujer guatemalteca la oportunidad de hacer de la profesión de las Armas su forma de vida y de prestar servicio a la nación, su razón de ser. 

La conmemoración del CL aniversario de fundación de la Escuela Politécnica les permite a los cadetes de ayer, hoy y siempre, reiterar sus votos de fidelidad y lealtad hacia la patria y, estar prestos a acudir al llamado de Guatemala en los tiempos adversos y de peligro. 

Dr. Jorge Antonio Ortega G.
Seguir leyendo

COLUMNAS

Así nació la imagen real del mundo (II)

Publicado

-

Ana Eva Fraile
Revista Nuestro Tiempo

Desde este puerto inicia su viaje Una tierra prometida y muestra, sobre fondo azul, los álbumes científicos e intelectuales del siglo XVIII. Entre ellos, los cuadernillos L’Anatomie y L’Astronomie de La Enciclopedia, de Diderot y D’Alembert, dos dimensiones que ilustran la ambición de la ciencia por desentrañar cualquier área de conocimiento.

Sus dibujos enriquecieron los compendios sobre cartografía, astronomía, geodesia y nuevas especies.

Con precisión científica trabajaron también los artistas que se embarcaban en las expediciones, numerosas en ese periodo, para levantar acta del horizonte conocido o de nuevas maravillas. Sus dibujos enriquecieron los compendios sobre cartografía, astronomía, geodesia y nuevas especies, especialmente a raíz de que Carl von Linneo publicara en 1735 Systema naturae, su innovadora propuesta taxonómica para los reinos vegetal, mineral y animal.

En sala se encuentran, por ejemplo, los grabados coloreados a mano de Plantae Selectae, obra de los botánicos Trew y Ehret (que había conocido a Linneo), los dibujos en acuarela incluidos en la enciclopedia Libros ilustrados para niños, los álbumes Plantae officinales de Nees von Esenbeck, que investigó las propiedades médicas de las plantas, las litografías de orquídeas de James Bateman o el trabajo Historia natural de los loros, a los que François Le Vaillant pintó en sus hábitats, un acercamiento novedoso a la realidad.

La siguiente escala en esta travesía traslada al visitante a tierras egipcias, adonde el general Napoleón Bonaparte se dirigió en 1798 con hambre de conquista. A los más de 40 mil soldados se unieron 167 savants, que conformaban la Comisión de Ciencias y Artes.

El cometido de estos ingenieros, científicos y artistas era llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre el país. Incluso se fundó el Instituto de Egipto. Aunque la campaña militar fracasó, los miembros de ambas instituciones no regresaron a Francia hasta la capitulación del general Menou, en agosto de 1801.

Solo unos meses después, a principios de 1802, comenzó la aventura editorial.

Continuará…

Colaborador DCA
Seguir leyendo

COLUMNAS

La seducción del negacionismo climático

Publicado

-

Cristóbal Bellolio

Escuela de Gobierno

El Demoledor es una película de 1993 protagonizada por Silvester Stallone, que versa sobre una armónica distopía donde se castigan los garabatos, la dieta es comida molecular y las relaciones sexuales son virtuales. La única disidencia vive en las cloacas a punta de hamburguesas de ratas, y de cuando en cuando sale a la superficie para asestar golpes terroristas. Su líder es Edgar Friendly.

El credo de Edgar Friendly es sencillo: no está dispuesto a que le digan cómo son las cosas, le gusta decir lo que piensa, y elegir cómo carajo vivir su vida, incluso si se trata de estallar de colesterol. Quiere comer carne hasta hartarse, fumar un cigarro “del tamaño de Cincinnati”, y correr empelota leyendo una Playboy, únicamente porque puede. Los malos no son ellos, que hacen lo que pueden por sobrevivir. Los malos son los de arriba, los que imponen su tiranía frígida y bien portada, que abusan del poder y secuestran los beneficios del progreso.

La negación del consenso climático tiene antecedentes ideológicos, o identitarios.

Friendly es un populista libertario. Populista, porque piensa que la sociedad está dividida en dos: la elite atiborrada y el pueblo postergado. No ve posibilidad de acuerdo, solo de conflicto. Lo que viene de arriba es paquete sospechoso. Pero también es libertario: quiere que la autoridad retroceda de su espacio vital, que no amenace su estilo de vida, que no arrebate sus hábitos de consumo.

El populismo libertario que representa Edgar Friendly es uno de los principales obstáculos que hoy enfrenta la lucha contra el cambio climático. Mucha gente le echa la culpa a la industria de combustibles fósiles y su lobby descarado. Pero hay otros factores que trascienden el interés pecuniario.

La negación del consenso climático tiene antecedentes ideológicos, o identitarios. No todo populismo descree del consenso científico en la materia. Algún eco-populismo de izquierda habrá por ahí. No todos los movimientos plebeyos que resisten la agenda verde progresista, descreen de la realidad de la crisis climática. Algunos sencillamente no quieren pagar la cuenta del festín de economía carbonizada que se dieron otros.

Tampoco todo libertarianismo es negacionista. En principio, se puede aceptar la ciencia climática y discrepar de una política climática que implique ensanchar las atribuciones del estado. Más de alguno insistirá en soluciones privadas a los problemas públicos. Autores como Jason Brennan elaboran una justificación libertaria para la obligatoriedad de las vacunas. Del mismo modo, otros sostienen que la reducción de emisiones es un imperativo del principio de no-agresión.

Pero la combinación entre ambas vertientes ideológicas (el populismo libertario) combustiona un tipo distintivo de rechazo a la ciencia climática, que tiene un poder seductor en ascenso. De hecho, gran parte de los partidos de “derecha populista radical”, para utilizar la etiqueta de Cas Mudde, despliega esta narrativa: las elites buenistas y cosmopolitas que tienen sus necesidades materiales satisfechas, y pueden darse el lujo de posar de ciclistas veganos, le imponen al resto de la gente ordinaria una moralina verde tan paternalista como inviable: para moverse a la pega hay que echarle bencina al auto.

Adicionalmente, la sombra de las futuras restricciones toca la fibra de las clases medias y trabajadoras que se han partido el lomo por llegar aquí. Han hecho de sus hábitos de consumo contaminante un proxy de estatus. Y nada se defiende como el estatus. Mientras tanto, las Greta Thunbergs de este mundo amenazan con una distopía de brócolis y viajes de 35 horas en tren.

Aquí entra la seducción del discurso de Edgar Friendly. Su populismo libertario mata dos pájaros de un tiro: sospecho de la agenda climática porque (a) viene de las elites globalistas y (b) arrebata mis libertades.

Colaborador DCA
Seguir leyendo

COLUMNAS

Municipios al rescate de los SLEP

Publicado

-

Mauricio Bravo

Vicedecano de la Facultad de Educación

La implementación de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) ha sido un tema recurrente en el debate público.

Desde su creación, esta política se propuso como una gran reforma educativa destinada a mejorar la calidad y equidad en la educación pública. Sin embargo, debido a errores de diseño o al poco tiempo transcurrido, no ha logrado superar a los municipios en varios indicadores claves, como asistencia, deserción, rotación docente y puntajes Simce.

Estos resultados ponen en entredicho la eficacia de una reforma que, a pesar de sus buenas intenciones, no parece estar alcanzando los objetivos esperados.

Una de las principales falencias identificadas es que no se consideraron las buenas prácticas preexistentes en algunos municipios. 

Una de las principales falencias identificadas es que no se consideraron las buenas prácticas preexistentes en algunos municipios. Las reformas educativas de gran envergadura siempre deben tomar en cuenta las prácticas efectivas ya implementadas.

De lo contrario, no solo se desaprovechan conocimientos y experiencias valiosas, sino que también puede llevar a una implementación que no se ajusta a las realidades específicas de cada comunidad educativa.

Por otra parte, el corto plazo de implementación de los SLEP ha sido insuficiente para evaluar y ajustar adecuadamente sus resultados: “Las incidencias de las políticas educativas son muy diversas y pueden tardar años, incluso generaciones, en hacerse completamente visibles” (OECD Education Policy Evaluation 236, año 2020). Por tanto, antes de seguir avanzando en la implementación de nuevos SLEP, debemos realizar una evaluación robusta que permita identificar sus fortalezas y oportunidades de mejora.

Por último, la suposición de que un sistema educativo uniforme es la solución óptima para fortalecer la educación pública es un error. La diversidad de sostenedores, acompañados de mecanismos efectivos de regulación y supervisión, permite que estos funcionen como un sistema coherente y ordenado.

Además, la diversidad institucional puede ofrecer una respuesta más ágil y adecuada a las diversas necesidades locales, promoviendo así una mayor equidad y eficacia en el sistema educativo.

Colaborador DCA
Seguir leyendo

Directorio

  • Dirección General: Carlos Morales Monzón
  • Coordinación General de Redacción: Miguel González Moraga
  • Coordinación de Información: Mario Antonio Ramos
  • Editores: Carlos Ajanel Soberanis, Jose Pelico, Erick Campos, Katheryn Ibarra y Max Pérez
  • Página Web: Isabel Juárez

©2024 Diario de Centro América - Todos los derechos reservados.