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Revista Viernes

El gran enigma de las piedras que encajan a la perfección

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Fotos: EFE

El piloto e investigador de enigmas históricos Miguel Labrador ha recorrido lugares recónditos del globo terráqueo, documentando y filmando algunos de los grandes misterios arqueológicos de la humanidad y llegando a conclusiones e hipótesis que, en muchos casos, desafían los paradigmas habituales de nuestros inicios como seres humanos.

Labrador sigue recorriendo el mundo para intentar responder a una serie de preguntas inquietantes que se plantea desde hace décadas: ¿Está todo escrito en la historia de la humanidad? ¿Realmente nuestra evolución ha sido lineal? ¿Los mitos y las leyendas, son solo eso, o hay algo más? ¿Y si hubiera otra historia más verdadera que aquella que nos han contado?

Como resultado de sus propios trabajos de campo y de los testimonios de historiadores, arqueólogos, egiptólogos y decenas de expertos de diferentes corrientes y especialidades, que ha recogido en sus investigaciones, Labrador defiende que pudo haber “una civilización primigenia muy anterior y superior a los sumerios, que posiblemente viajó por buena parte del planeta”.

Uno de los vestigios más llamativos del paso de esa “otra humanidad” primigenia, son las construcciones poliangulares, “una serie de muros y estructuras de piedra relativamente pequeños y a primera vista sencillos, construidos con una misma técnica y distribuidos por todo el planeta”, según explica en su libro Las piedras de los dioses.

Piedra de los doce ángulos (centro) en la calle Hatun Rumiyoc, Cusco, Perú. Autor: Unukorno. Foto: Wikimedia Commons.

A juicio del escritor, estas construcciones  representan el mayor enigma que existe, y “cuando se comprende de qué estamos hablando, supera con creces cualquier otro tema arqueológico”.

Obra de una civilización primigenia

“Probablemente fueron hechas por una civilización milenaria que hizo ese mismo trabajo por todo el mundo”, enfatiza. “Esta técnica está presente por todo el planeta y en ocasiones en los sitios más recónditos, insospechados y enigmáticos, lo que incrementa aún más su halo de misterio”,
recalca.

Explica que, en principio, este tipo de construcciones requiere tales capacidades técnicas que hoy en día sería bastante complicado conseguir ese mismo resultado constructivo y dejarlas en sitios a los que es muy difícil acceder, como sucede en algunos casos. 

Se trata de una tecnología que, en opinión de Labrador, “es anterior a las diferentes culturas o imperios que podrían haberla desarrollado y utilizado, lo cual está demostrado por el hecho de que esté distribuida por todo el mundo”.

Ha descubierto ejemplos de ese mismo sistema en distintos lugares del mundo, a veces distantes miles de kilómetros entre sí, siendo algo “tan exactamente igual que no puede ser casualidad”, asegura.

Ha comprobado, que esta tecnología se ha utilizado en dos tipos de bloques (llanos y abombados), y que todas las construcciones efectuadas, ya sea con uno u otro sistema, presentan el mismo tipo de capacidades, pesos, perfección en el corte y en su colocación, así como unas extrañas protuberancias cilíndricas y cortas, comenta.

Tambomachay (Cusco, Perú). Foto: Miguel Labrador

Misterio presente en todo el mundo

Vio por primera vez estas edificaciones megalíticas en un viaje por el altiplano boliviano y peruano. Le llamaron especialmente la atención sus cortes y ángulos tan perfectos y ordenados, “con un acabado superior al que había observado en los exquisitos yacimientos arqueológicos romanos o griegos, siendo sorprendente que pudieran ser tan antiguas”, puntualiza.

Señala que “en Cuzco (Cusco, en Perú) uno se encuentra con este manejo espectacular de la  piedra, casi por todos lados, siendo la más famosa denominada ‘la piedra de los 12 ángulos’, que denota la capacidad tan especial de los creadores de esa tecnología impresionante”.

Esa misma técnica también puede observarse en Machu Picchu, “estando siempre mejor hecha en la base de los edificios; curiosamente, su parte más antigua”.

“Por encima de la base, puede haber reconstrucciones posteriores en el tiempo, que denotan una clara pérdida de capacidades en cuanto a perfección y tamaño, al compararlas con las de la base”, aclara.

“Lo mismo ocurre en Ollantaytambo, en especial en su Templo del Sol, con sus seis monolitos que llegan a pesar entre 50 y 60 toneladas y que todavía no hay una explicación de cómo pudieron ser subidos hasta ese risco”, añade el
investigador.

Cerca de Cuzco está el mayor ejemplo de este tipo: la fortaleza de Sacsayhuamán, “construida con bloques de más de 100 toneladas, aunque los estudios indican que hubiera sido más simple construirla con bloques mucho más pequeños, según este investigador. A Labrador no solo le llaman la atención las capacidades impresionantes que implican estos sistemas, sino también “que esté presente en varios de los sitios más enigmáticos de la orbe”.

Machu Picchu (Cusco, Perú). Foto: Miguel Labrador

Ha visitado y documentado construcciones con piedras poliangulares en la Isla de Pascua, Chile (en el muro o ‘ahu’ deVinapu); y en Egipto (en el Templo del Valle, delante de la Gran Esfinge; y en la base de la pirámide Micerinos, ambos en la meseta de Guiza), así como en Abidos (en el yacimiento arqueológico de Osireion, “supuestamente perteneciente a las
dinastías egipcias”).

“Hablamos de una técnica que se utilizó en distintos puntos del globo terráqueo, impropia de la época, específica, compleja y exactamente igual, aplicada hasta el más mínimo detalle en su elaboración y que coincide absolutamente en todo”, añade.

Comenta un último detalle asombroso: “Dentro de esos muros con bloques de varias toneladas cada uno se suele encontrar un bloque único  muchísimo más pequeño, que podría parecer ser un error o un detalle insignificante, pero que cumpliría una función antisísmica”. “Los técnicos han dilucidado que en el caso de un hipotético terremoto de escala muy alta, toda la energía liberada durante esa sacudida del terreno, recorrería el muro hasta llegar a ese pequeño bloque, el cual saldría disparado, salvando la edificación de un colapso total”, concluye.

Colaborador DCA
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Cautiva a los conductores con las notas de su violín

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En medio del bullicio citadino, de las calles abarrotadas por automotores y la volátil cotidianidad, emerge un sonido melodioso, armónico y poco usual para peatones y conductores, pues proviene de un violín que es ejecutado por Jazmín Bocaletti, una artista urbana que ha convertido las intersecciones viales en su escenario.

Jazmín rompió el miedo escénico hace siete años, cuando comenzó a hacer malabares con clavas, a pedalear un monociclo y a hacer telas aéreas. Todo fue gracias a un amigo quien “hacía semáforo” y mostraba sus destrezas cuando los vehículos se detenían por la luz roja.

Primero fue por expresar su arte, pero luego se dio cuenta de que al depurar sus técnicas y organizar su tiempo podía agenciarse de dinero para alcanzar su meta académica.

Su encuentro con el violín ocurrió en la búsqueda por experimentar y aprender nuevas habilidades artísticas, pero su talento facilitó todo. Recibió clases con un maestro guatemalteco; luego, un con hondureño y, por último, con Miss Rossini, su maestra venezolana, quien le ayudó a perfeccionar el
instrumento.

“A mí me gusta tocar el violín en las calles, porque con las melodías que interpreto siento que despierto y transmito sentimientos que llegan directo al corazón de las personas; es una forma de ayudar a bajar el estrés de la gente que espera el cambio de luces para continuar su camino”, comentó.

El dinero que Jazmín obtiene con el arte le sirve para costear sus estudios de inglés, pues su objetivo es emplear ese idioma como una herramienta laboral, para viajar y seguir con la música. La esquina de la Ruta 6 y 7ª avenida de la zona 4, es el lugar que Jazmín escogió para difundir su música y hacer placentera la vida de los automovilistas, mientras se enciende la luz verde del semáforo.

Tatiana Valenzuela
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El café soluble: un invento que revolucionó la vida cotidiana

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Foto: Cortesía 100 libros libres

Nació en Guatemala el 9 de mayo de 1871. Sus padres fueron Eduardo Lehnhoff Waack y Dolores Wyld Quiñónez. Desde los 10 años vivió en Dresden, Alemania, lugar en el que realizó estudios de bachillerato. Su carrera en medicina fue en las universidades de Guatemala y Berlín. Al estar en esa ciudad alemana, en 1895, trabajaba como corresponsal de la revista La Escuela de Medicina, dando aviso del descubrimiento de los Rayos X, lo que lo convirtió en el primer periodista científico guatemalteco.

Continuó escribiendo sobre enfermedades tropicales, sobresaliendo en lo relativo a la invención de medicamentos; entre estos, el sulfacenol, que funciona para prevenir y tratar infecciones por quemaduras, ya que es eficaz contra las bacterias, además de una preparación para el paludismo.

¿Cómo descubre el café soluble? Era 1909 y Lehnhoff leía en el jardín de su casa, mientras bebía café. Esa taza quedó en el lugar por varios días. Al ubicarla nuevamente, vio que tenía en fondo un residuo espeso, por lo que colocó agua a este sobrante y descubrió que se mantenía el sabor, aroma y color. Debido a esto, inventó un procedimiento para deshidratar la bebida y en 1911 fundó junto a Eduardo Tallien de Cabarrús, la sociedad llamada Lehnhoff, Cabarrús y Cía. Ltda, con la que patentaron el café soluble. El registro era válido en Estados Unidos y varios países de Europa.

En Francia, durante 1914, estableció la Société du Café Soluble Belna, con la que obtuvo la medalla de oro en la exposición Universal de Gante (Bélgica), gracias a la calidad de la bebida soluble, que fue comercializada con éxito hasta antes de la Primera Guerra Mundial, evento que provocó el cierre de la compañía.
Posterior a 1939, muchas empresas tuvieron interés en comercializar el invento y trabajaron un método alterno para elaborar la bebida instantánea con la finalidad de que los soldados, durante la Segunda Guerra Mundial, pudieran beberla fácilmente.
Lehnhoff murió el 8 de diciembre de 1932 y sus restos descansan en el cementerio de Boulogne sur Seine. En su honor, la Universidad Francisco Marroquín creó la beca de estudios Federico Lehnhoff Wyld.

  • Con información del Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala.
Katheryn Ibarra
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Hace setenta años Jacobo Árbenz abandonó el poder

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Fotos: Páginas de Facebook Pueblo conoce tu historia y Jacobo Árbenz

“Como mi gobierno ha sido acusado de ser de naturaleza comunista, sin que hayamos podido desvanecer que no lo es, aun cuando hemos empleado todos los medios para convencer a los elementos reaccionarios del mundo de que lo sostenido por los círculos gobernantes norteamericanos es una patraña, y como en esos círculos harán más despiadada la agresión contra Guatemala, he tomado una dolorosa y cruel determinación: (…) abandonar el poder”.

Ese es un fragmento del discurso que pronunció por la radio TGW, con voz cansada y deprimida, el segundo presidente de la Revolución de 1944, Jacobo Árbenz Guzmán. Eran las 21:00 del domingo 27 de junio de 1954.

Con su determinación, se concretó el primer golpe de Estado en Latinoamérica perpetrado por el Gobierno de Estados Unidos, con el patrocinio de la United Fruit Company (UFCO), y ejecutado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés) mediante la operación PBSuccess, autorizada por el presidente Dwight Eisenhower.

Árbenz se sintió traicionado por algunos de sus colegas militares y se vio sin apoyo internacional, lo que causó su dimisión. La agresión estadounidense perpetrada por sus aliados locales incluyó ataques aéreos a centros neurálgicos del país desde suelo hondureño, dirigidos por el coronel Carlos Castillo Armas. “Por los bombardeos nos metíamos debajo de la cama, mientras mi padre fumaba en exceso y se paseaba de un lado a otro preocupado”, relató Jacobo Árbenz Vilanova en una entrevista concedida a un medio internacional.

Al día siguiente de la renuncia, mientras se encontraba en la capital de El Salvador, donde era embajador de Guatemala, el literato Miguel Ángel Asturias escribió un artículo que permaneció inédito durante 17 años. “Así, cristalizado en lágrimas y esperanzas, quedó el sueño de una Guatemala mejor en el ojo garzo de Jacobo Árbenz. Si hubiera botado cobardemente sus parpados entre la realidad y sus sueños, se habría perdido o habría perdido a su país, se había cegado y habría negado el mañana todo lo que está por realizarse”, redactó entre amargura y una débil esperanza.

Asunto agrario que molestó a sectores poderosos

Árbenz propuso una reforma agraria que se consideraba una amenaza para los intereses de la UFCO, que presionó por su expulsión. Jorge Solares en su libro Jacobo Árbenz: soldado del pueblo, coronel de la primavera, cita: “Entre enero de 1953 y junio de 1954 resultaron beneficiadas ciento treinta y ocho mil familias, equivalentes a un treinta o cuarenta por ciento de los trabajadores sin tierra que lograban por fin acceso a una base económica propicia para adquirir bienes y servicios y robustecer el mercado interno. Tal medida sin precedentes en Guatemala atrajo, por supuesto, inflamadas protestas de los terratenientes de siempre, aunque algunas de estas no fueron del todo infundadas por causa de errores o por abusos particulares, efectuados sin conocimiento del Gobierno”.

Despojo, humillación y traslados

El exmandatario y su familia se refugiaron durante casi tres meses en una sección del segundo piso de la Embajada de México en Guatemala. En una habitación contigua había personas allegadas a él, como su canciller Guillermo Toriello, Alfonso Bauer Paiz, Augusto Charnaud McDonald, Eduardo Weymann y Carlos González Orellana. En el resto del edificio se encontraban casi 300 personas, incluso ilustrados republicanos españoles que estaban en el país para compartir sus conocimientos.

El martes 7 de septiembre de 1954, después de que el gobierno de Castillo Armas otorgó un salvoconducto, la antigua familia presidencial se dispuso a viajar a México. En el aeropuerto, Árbenz fue despojado de su vestimenta y dejado en ropa interior y se le tomaron fotografías; una de ellas circuló por todo el mundo. Aparentemente, fue para constatar que no se llevaba “bienes del pueblo”, pero en realidad era para humillarlo. Lo mismo ocurrió con su esposa y su hija Leonora, a quienes no las
fotografiaron.

Cuarenta años después, el 15 de septiembre de 1994, un diario matutino local abrió sus páginas a María Vilanova de Árbenz, quien publicó su testimonio sobre Jacobo, ella misma y su familia: “Los sufrimientos de su exilio no tienen comparación y seguramente esto aceleró su muerte. México nos concedió asilo temporal, pero mientras se formalizaba, fuimos recibidos en la Embajada de México en Guatemala, en cuyo recinto estaban aproximadamente 300 personas, especialmente republicanos españoles”.

Con los años vivieron en Francia, Uruguay, Suiza, Cuba, la ex Unión Soviética, Checoslovaquia (hoy República Checa) y México. Una amiga cercana al matrimonio Árbenz Vilanova, mientras vivieron en Uruguay, recuerda cómo en Jacobo la invasión y su renuncia estaban “detenidas en su cabeza” y él, una y otra vez, “permanecía recordando y recriminándose”.

Su hijo lamentó la invasión, la represión que tuvieron por parte de la CIA que repercutió en su familia. “Mi padre en sus últimos días murió amargado, se sintió decepcionado, frustrado de ver que todo lo bueno que había tratado por Guatemala no fue entendido, fue malinterpretado”, resumió.

Siete décadas después de su renuncia, se mantiene vivo el recuerdo de quien sucedió a Juan José Arévalo en la Presidencia de la República, incluso melifluo, como escribió el Premio Nobel de Literatura 1967: “Un hombre, un conductor, un carácter, uno de los nuevos héroes de la América Nuestra, Jacobo Árbenz”.

Marisol Vásquez
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