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CRITERIOS

De la novena a la 6a. avenida

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¡Híjoles! La mente se me puso en blanco cuando me senté a escribir esta columna, con tantas ideas para desarrollar, pero empezaré por agradecer el espacio que a partir de ahora y cada lunes me permitirá poner sobre la mesa temáticas tan cercanas y que sumidos en esas oleadas de información y desinformación, nos consumen.

El 8 de este mes asumí como subsecretaria de Comunicación Social de la Presidencia de la República; Santiago Palomo, el secretario, me propuso hacer equipo con él. No lo conocía personalmente, había visto su trabajo en la Comisión Nacional contra la Corrupción y me lanzó el reto de trabajar en la Comunicación del actual gobierno.

Lo más cerca que había estado del presidente Bernardo Arévalo fue en una foto de esas que uno se toma cuando tiene tan próximo a un mandatario. Fue en el Congreso de la República, con ocasión de la sesión solemne por el 39 aniversario de la Constitución.

El sol no me da desde hace poquito, nunca he pertenecido a ningún partido político; de hecho, llegué al Congreso como directora de Comunicación este año, después de enviar mi CV y luego de que una colega me comentó que Junta Directiva, específicamente la quinta secretaria, Sonia Gutiérrez, estaba buscando a alguien que se hiciera cargo. He de confesar que en 25 años de carrera periodística jamás me pasó por la mente ir a trabajar con gobierno alguno.

Pero en 2023, cuando resultó electo Bernardo Arévalo, vi venir un cambio, al igual que 2.4 millones de guatemaltecos que le dimos el voto porque ya estábamos cansados de tanto descaro de administraciones que por años hicieron piñata con los recursos del Estado. Vi cómo con nuestro voto castigábamos al establishment político conservador. De eso, se cumplió un año el 20 de agosto.

En años como periodista, sabía que a cargos en la administración pública se llegaba porque la persona había trabajado durante la campaña, por compadrazgo, vínculos familiares o por amistades, pero rara vez por mérito. De esa cuenta, me daba por descontada.

Primero, mi sorpresa fue en el Congreso, cuando sin conocer a nadie se me dio la oportunidad. Afortunadamente, tuve libertad para trabajar, mi condición desde el inicio fue una comunicación transparente, y no faltaron diputados de oposición que me veían con desconfianza (algunos me lo dijeron) pensando que yo había llegado por el oficialismo y como en legislaturas pasadas, el que no pertenecía al partido de gobierno o no era afín, lo marginaban de espacios en los medios de comunicación del Legislativo.

Otro día contaré a detalle mi experiencia en el manejo de la comunicación en el Legislativo, con 160 diputados de jefes.

Para no perder el hilo, en esas andaba en el edificio de la 9a. avenida de la zona 1, cuando se presenta la propuesta de pasar al Palacio Nacional y pues era de pensarlo bien; que yo recuerde, nunca había habido un gobierno bajo tanto acecho de instituciones, sectores tradicionales y cortes de justicia cooptados y enfocados en revertir la voluntad popular expresada en las urnas.
Y me tiré al agua, consciente de la montaña que toca escalar, de la batalla que hay que dar; con nudos en el estómago y la solvencia de no tener compromisos, más que trabajar y aportar por un cambio para bien de Guate, y aquí estamos.

Justo llegué un viernes en horas de la tarde al Palacio, minutos antes del TikTok live del Presidente Arévalo, me presentaron con él, todo un caballero dando la bienvenida. Expresé en mis adentros ¡guau! Qué oportunidad.

En la primera semana de trabajo, me preguntó cómo iba. Le conté que fue como un clavado a estas aguas nada pacíficas y me preguntó “¿Consiguió flotar?”: Dije Sí.
Y pienso: “Ahora, a ponerse las aletas”.

Oneida Najarro
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COLUMNAS

Desafíos de la formación artística en Guatemala (I)

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Ethel Marina Batres Moreno

Dirección de Formación Artística

Ministerio de Cultura y Deportes

[email protected]

La Revolución de 1944 contribuyó a la promoción de la formación artística en Guatemala; para algunos, la época actual tiene semejanzas con aquella. Pero el país no florecerá mágicamente. Lograr cambios básicos requerirá planes viables y esfuerzos colectivos. ¿Juega algún papel la ciudadanía para mover engranajes transformadores? En cuanto a la formación artística, los retos son enormes. Una revisión de contexto puede ayudar a orientar el trayecto. 

Las primeras referencias a la formación de artistas en Guatemala se encuentran en el Pop Vuh: “Y eran pintores, músicos, artistas”, y se suman a toda una iconografía previa que las muestra. El libro sagrado k’iche’ al nombrar con propiedad a los artistas, implícitamente reconoce un proceso previo: el formativo. Éste se constata con la transmisión efectiva de saberes hasta nuestros días. 

En cuanto a formación artística los retos son enormes.

Hay manifestaciones ancestrales en los procesos de aprendizaje comunitario, en los repertorios, en el imaginario mostrado en textiles y bordados, en la cosmovisión expuesta en textos y otras representaciones, en las expresiones teatrales y danzarias, en la escultura, cerámica y otras. Esto refleja un legado cultural, artístico y pedagógico-artístico que principia a ser considerado con equidad bajo la divisa contemporánea de que “no hay saberes superiores a otros, únicamente diferentes”.

El reto a nivel formativo dentro de las comunidades actuales consiste en mantener viva la tradición, en resguardar elementos, en adaptarlos, refuncionalizándolos sincréticamente, en convertirlos en un reservorio vital capaz de dinamizarse constantemente y en propiciar la creación. Este es uno de los componentes a considerarse dentro de la
formulación de directrices pedagógicas para el país pluricultural que principia a reconocer la riqueza de su diversidad. 

Por otra parte, la invasión española añade otros elementos. La condición de Capitanía General favoreció las visitas y el asentamiento de artistas en Guatemala. La pionera escuela de primeras letras ya incluía la formación de “acólitos y cantantes de ceremonias y alabados”. Los centros de artes y oficios formaban orfebres, artesanos, pintores y escultores.

El obispo Francisco Marroquín en 1548 solicitó al rey de España la presencia de “un buen artistaque fomentara la enseñanza. En 1802, el compositor Rafael de Castellanos tenía en su escuela un claustro de 16 profesores de música Los saberes llegados de Europa tomaban prestigio y se extendían.

Este legado perdura y se ha desarrollado extraordinariamente. Toda tradición artística implica una tradición formativa, y la suma de esfuerzos repercute en el momento actual, cuyos desafíos son mayúsculos, pero prometedores. 

                             (Continuará) 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

SVET: violencia sexual y su abordaje psicológico

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Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas

La violencia sexual es una problemática social que comprende conductas sexuales contrarias a la dignidad de quien la experimenta, lo cual repercute gravemente en el desarrollo integral de las personas víctimas de este delito, no solo en su salud física, sino en su bienestar psicológico, el de sus familias y comunidades.

Por ello, es fundamental su abordaje desde un enfoque multidisciplinario, que incluya, el psicológico, como consecuencia de los daños que este flagelo ocasiona en la salud física y emocional de las víctimas.

 ”El abordaje de la violencia sexual es fundamental desde el ámbito de la psicología“.

En ese contexto, la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET), adscrita a la Vicepresidencia de la República, en cumplimiento de su mandato legal, impulsa acciones de formación y de sensibilización con una perspectiva amplia, que incluye el ámbito académico, especialmente el fortalecimiento de las capacidades de quienes de forma directa o indirecta, están involucrados en acciones de prevención, atención, acceso a justicia y reparación de las víctimas, con énfasis en los modelos de abordaje psicoterapéuticos. 

En ese sentido, la SVET realizó recientemente el seminario Prevención y atención integral en casos de violencia sexual. Aspectos legales, criminológicos y psicológicos, con el objetivo de fortalecer los conocimientos de docentes, estudiantes y profesionales del área científico-asistencial, involucrados en la prevención y atención de casos de violencia sexual. Esto para favorecer la identificación de casos, tomando como referencia el ámbito de la psicología. 

La Dirección contra la Violencia Sexual de SVET fue la encargada de desarrollar el seminario, impartido en la Escuela de Ciencias Psicológicas del Centro Universitario Metropolitano (CUM), tras evaluar la necesidad de fortalecer a quienes brindan atención psicológica desde el ejercicio de la profesión, a través de diferentes centros de Práctica Profesional Supervisada y del Ejercicio Profesional Supervisado, en los que tienen contacto con población en situación de vulnerabilidad como niñez, adolescencia, personas sobrevivientes de violencia sexual, con discapacidad y adultos mayores, entre otras. Sumado a esto, brindarles insumos acerca del marco legal nacional e internacional en materia de violencia sexual, así como de las responsabilidades legales y éticas que adquieren en el ejercicio de su profesión.

Asimismo, los participantes reforzaron sus conocimientos sobre psicología forense, pautas de atención, criminología de la violencia sexual y ubicación de rutas de atención interinstitucional a seguir, para garantizar la protección, asistencia, restablecimiento de derechos y acceso a la justicia de las víctimas, así como el funcionamiento y competencias de algunas de las instituciones públicas vinculadas al abordaje de la violencia sexual. 

La SVET también trabaja en impulsar análisis de factores sociales, psicológicos y criminológicos, relacionados con la comisión de delitos de violencia sexual, por medio de alianzas estratégicas con diferentes instituciones a nivel nacional, como es el caso de la Universidad de San Carlos (USAC). 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

A vueltas con la “lanza en astillero”de Alonso Quijano / don Quijote (II)

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Carlos Mata 

Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO)

Así que alguien sabe qué es un astillero. Y siendo este un adorno —es decir, un exhibido símbolo de calidad social— de la casa de un hidalgo, no es verosímil que la lanza estuviera en olvido: era, eso sí, una lanza antigua, arma de los antepasados de don Quijote, mucho tiempo inactiva, pero la colocación en el astillero revela precisamente que su dueño quiere dejar clara su hidalguía y su vocación militar.

Era, no se olvide, aficionado a la caza, ejercicio sustitutorio de la guerra. Una lanza olvidada se coloca en un desván, en el establo, en el vano de una escalera, con otros objetos inservibles. Pero no es esto lo que sucede con la de don Quijote.

Cada día, al salir de su casa o al entrar en ella, el ingenioso hidalgo vería su lanza en astillero, su adarga antigua —tampoco olvidada—, dándole voces silenciosas, y algo en su interior iría acumulando la energía suficiente para que por fin embrazara su escudo, empuñara esa lanza que todos los días atraía su mirada, y saliera a correr sus aventuras por el antiguo campo de Montiel y por todo el universo mundo. No, la lanza de don Quijote no estaba en el olvido. Estaba exactamente en el astillero”.

Y no olvidemos el dato que aporta de que eran adorno.

En sentido semejante se expresaba Enrique Suárez Figaredo en un artículo publicado en Lanza Digital, diario de la Mancha el 1 de mayo de 2019, “La interpretación pertinente de ‘lanza en astillero’”: “¿Por qué leer en sentido figurado lo que tiene una lectura recta? El astillero (no de ‘astilla’, sino de ‘asta’) para una lanza es algo similar a lo que se emplea para los rifles de caza. […] ¿Acaso había de tenerlo en el fondo de un armario sepultado por los abrigos? Que un hijo-de-algo aldeano tenga una vieja lanza en su astillero, no ‘detrás de la puerta’, evidencia el melancólico y orgulloso recuerdo de los hechos de sus antecesores”.

Queda claro, pues, a tenor de la definición que brinda el Tesoro de Covarrubias (recordemos su fecha: 1611), que los astilleros ‘estantes para colocar las lanzas’ existían en la realidad; y no olvidemos el dato que aporta de que eran “adorno de la casa de un hidalgo”, como lo era Alonso Quijano, un hidalgo —eso sí— que soñaba con ser caballero andante.

Tampoco estará de más recordar —aunque sea una obviedad— que una palabra o una expresión pueden tener distintos significados, dependiendo del contexto y de la situación en que se empleen.
     

(Continuará)

Colaborador DCA
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