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Revista Viernes

Históricos institutos, motores de cambio social

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Los centros de educación pública en Guatemala, históricamente, influenciaron la lucha por la justicia social

Fotos: Archivo, Flacso, Asociación de exalumnas Belén

Como parte de la influencia que tenían los estudiantes universitarios y el conocimiento que empezaron a impartir tras las reformas educativas de los gobiernos liberales, las instituciones educativas públicas, al ser controladas por el Estado, se convirtieron en su mayoría en centros difusores de nuevas ideas y es así como nace la conciencia social en los alumnos de estas instituciones de secundaria y nivel medio.


El Instituto Normal Central para Señoritas Belén, la Escuela Normal Central para Varones, el Instituto Nacional Central para Varones (INCV), el Instituto Normal para Señoritas Centro América (INCA) y el Instituto Normal Mixto Rafael Aqueche (INRA) son establecimientos de tradición y larga trayectoria, que jugaron un papel importante en la lucha social y en el involucramiento que tuvieron en distintos movimientos que marcaron la historia de Guatemala.


Como parte de las reformas educativas que realizó el presidente Justo Rufino Barrios, entre 1873 y 1875, nacen los institutos públicos más conocidos como: el Belén, la Normal y el Central. Este gobierno liberal emprendió programas de reformas que abarcaban a la iglesia, la economía y la educación. En este último, uno de los cambios se dio en las cátedras, impartiendo materias como gramática y literatura, matemáticas, trigonometría, física, mecánica, historia natural, fisiología, filosofía y pedagogía.


Según Aníbal Chajón, historiador y sociólogo, “es en marzo de 1920 cuando las élites de la capital tratan que el gobierno de Manuel Estrada Cabrera llame a elecciones, formando el partido unionista, con el fin de sacar del poder a Estrada. Y es en este momento, en donde se ve una organización estudiantil, que promueve en la juventud, siendo alumnos o no, un cambio en el país. El saldo de esas manifestaciones, que en un inicio fueron pacíficas, fue la pérdida de muchos estudiantes y jóvenes que luchaban por un mejor futuro para la nación”.


El INCA y el Instituto Nacional Rafael Aqueche nacen como resultado de la Revolución de 1944 y la lucha por el mejoramiento del sistema educativo. Es en esta época, en donde miembros de la Universidad Nacional de Guatemala, que pertenecían a las facultades de Derecho, Medicina, Económicas y Farmacia, organizan manifestaciones en contra del dictador Jorge Ubico, con el fin de buscar una apertura democrática en Guatemala; evitar el excesivo control sobre las libertades civiles y por las políticas laborales opresivas, que únicamente beneficiaban a las élites y terratenientes.


Este descontento generalizado llevó a maestros del sistema estatal de educación, a unirse a los universitarios en jornadas de protestas, y por esa causa se suman los alumnos de la Escuela Normal Central para Varones junto a trabajadores y ciudadanos. Como reacción del Gobierno, se inicia con la opresión y persecución, siendo una de las víctimas mortales más reconocidas la maestra María Chinchilla Recinos, símbolo de lucha magisterial. En su honor, cada 25 de junio, se conmemora el Día del Maestro en Guatemala.


Como resultado de las protestas civiles, Ubico renunció el 1 de julio de ese año, marcando el inicio de la llamada Revolución de Octubre en Guatemala.


“En 1953 y 1954, existe otra organización estudiantil, la cual manifiesta en contra del gobierno de Jacobo Árbenz, organizada por estudiantes de la ahora llamada Universidad de San Carlos de Guatemala. Salen a las calles por estar en contra de medidas del presidente como la reforma agraria, la cual buscaba redistribuir tierras a los campesinos; la relación con los Estados Unidos, que había planteado la idea de que la reforma agraria respondía a intereses socialistas y el supuesto autoritarismo que estaba utilizando en las reformas políticas. En esta parte de la historia, se encuentran estudiantes más organizados, asociaciones más sólidas y constituidos como los movimientos políticos del siglo XX”, apunta Chajón.


En marzo de 1962, encontramos otro ordenamiento estudiantil. “La juventud estudiosa dirigió la protesta contra el fraude. Los estudiantes de la Universidad de San Carlos (Usac), representados en la centenaria Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), hermanados con el Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado (Fuego), que agrupaba a jóvenes de los establecimientos antes mencionados, iniciaron la resistencia pacífica el 1 de marzo de 1962, cuya progresión terminó con una violenta escalada represiva del régimen militar”, señala Factor Méndez, defensor de derechos humanos, catedrático y
columnista.


Se unen a protestar por lo que consideraban corrupción en el Gobierno y manipulación de las elecciones por parte de Miguel Ydígoras Fuentes.


En ese año, el modelo político de Cuba empieza a ser un ideal en la mente de los estudiantes, el cual buscan imitar. Es en donde líderes comunistas de Guatemala provocan que jóvenes de institutos como el Rafael Aqueche, Instituto Central, la Escuela Normal para Varones y, en un menor número, alumnas del Instituto Belén, se unan a la guerrilla. Dejando los estudios a un lado, para integrarse a grupos insurgentes. Es cuando las autoridades de gobierno ven las protestas estudiantiles como manipulación comunista.


No se tiene una certeza sobre lo que motivaba a los alumnos a participar en las movilizaciones sociales y a luchar por la justicia civil; es probable que la principal motivación haya sido por influencia de los docentes. Cabe mencionar que eran asociaciones muy bien estructuradas, ya que existían líderes y una organización en donde todos tenían un rol. En la actualidad, la juventud está al tanto de la realidad nacional, tiene medios más efectivos para enterarse sobre lo que pasa en el mundo y expresa sus ideas por medio de las redes sociales. Como todas las sociedades, ha evolucionado.


La juventud de hoy asume que este tipo de participación, porque tomar las calles no tiene los resultados que se puedan esperar. Otro aspecto que puede afectar en el poco involucramiento, es el declive en la carrera docente al finalizar el siglo XX, ya que los jóvenes han sido formados por profesoras que no tienen esa motivación o conciencia de la lucha social e interponen el razonamiento antes de actuar, manifiesta Chajón.


Los establecimientos


Instituto Normal Central para Señoritas Belén. Es una institución con una trayectoria que no solo refleja el compromiso con la educación de las mujeres, sino también la participación en las causas sociales. Fundado en 1875, su objetivo principal es ofrecer una educación para preparar maestras. Este instituto ha sido un referente en la educación femenina, proporcionandola de manera integral en la formación profesional de las alumnas.


En la década revolucionaria, durante el gobierno del presidente Juan José Arévalo y la posterior administración de Jacobo Árbenz, el Instituto Belén jugó un papel activo en la promoción de ideas progresistas y en la defensa de reformas sociales. Las estudiantes y el personal del instituto participaron en debates sobre los derechos civiles y la reforma educativa, apoyando las políticas que buscaban una mayor equidad en la educación y la participación ciudadana.


Instituto Nacional Central para Varones. Conocido comúnmente como el Central, es uno de los más antiguos, fundado en 1875, en el gobierno de Justo Rufino Barrios. Este instituto ha jugado un papel significativo en la historia educativa y política de Guatemala.


A lo largo del camino, los alumnos del INCV han sido protagonistas en varios movimientos sociales y políticos en Guatemala; particularmente, durante períodos de represión. Desde principios del siglo XX, los estudiantes del Central han mostrado una fuerte conciencia social y han sido activos en la lucha por la democracia y los derechos humanos.


El Central también fue escenario de protestas estudiantiles contra las reformas educativas impuestas por los gobiernos de turno, las cuales a menudo eran percibidas como intentos de restringir la libertad de pensamiento y control sobre la juventud estudiantil.


Instituto Normal para Señoritas Centro América (INCA).
Es una institución educativa con destacada trayectoria, fundado en 1946 y dedicada a la formación de docentes con notable involucramiento en causas sociales a lo largo de su historia.


El INCA fue fundado con el propósito de formar maestras y contribuir al desarrollo del país. Desde sus inicios, la misión del establecimiento ha sido proporcionar una educación de alta calidad para mujeres, preparándolas no solo para ser docentes, sino para desempeñar roles activos en la vida social y política de Guatemala.


Durante la guerra civil guatemalteca (1960-1996), el INCA se mantuvo como un espacio de resistencia intelectual. Aunque el conflicto creó un entorno difícil para la educación y la libertad de expresión, el instituto continuó formando a sus estudiantes con una fuerte orientación hacia la justicia social y la reconciliación.


Instituto Normal Mixto Rafael Aqueche (INRA). Es reconocido por su enfoque en la formación de maestros. Fundado en 1947, este instituto lleva el nombre de Rafael Aqueche, un intelectual y educador guatemalteco.


Sus estudiantes han estado en la primera línea de diversas luchas sociales. Este activismo estudiantil se debe en parte al carácter formativo del instituto, que prepara a los jóvenes no solo para ser educadores, sino ciudadanos conscientes.


Durante los años 60 y 70, en medio de la creciente represión del Estado y el conflicto armado interno, los estudiantes del INRA se sumaron a las movilizaciones que exigían mayores libertades y derechos sociales. En esos años, la represión por parte del Gobierno hacia los estudiantes fue intensa, con numerosos casos de persecución, desapariciones y asesinatos de líderes estudiantiles.


Además, los alumnos del Aqueche han estado involucrados en protestas contra reformas educativas que consideran perjudiciales para la calidad de la enseñanza y para los derechos de los maestros en formación.


Escuela Normal Central para Varones (ENCV). Es de las más antiguas y prestigiosas de Guatemala, fundada en 1875 con el objetivo de formar maestros de educación primaria. A lo largo de su historia, esta escuela ha sido un semillero de líderes sociales y políticos, y sus estudiantes han estado involucrados en movimientos de protesta en diferentes períodos del país.


Uno de los papeles más destacados de activismo estudiantil de la ENCV fue durante la Revolución de Octubre de 1944, que llevó al derrocamiento del dictador Jorge Ubico. Los estudiantes de la Normal, junto con otras instituciones, participaron activamente en las manifestaciones y huelgas que demandaban la renuncia de Ubico y el establecimiento de un gobierno más democrático.


La Revolución de Octubre se convirtió en un hito histórico que marcó el inicio de una década de reformas sociales y políticas en Guatemala, con una fuerte participación de los normalistas.


En años más recientes, han continuado su legado de activismo en la participación en la lucha social y los derechos de los estudiantes.


En el 2012, la Escuela Normal fue protagonista de diversas jornadas de protestas. Durante el gobierno del general Otto Pérez Molina, se propuso eliminar la carrera de Magisterio a nivel diversificado, convirtiéndola en una técnica universitaria, perdiendo así la razón de existir de los institutos normales.
Este acto desencadenó medidas que incluyeron la toma del Puente del Incienso y el Parque de la Industria. Sin embargo, en 2013 entró en vigencia el Bachillerato en Ciencias y Letras con Orientación en Educación, que reemplazó la carrera magisterial.

Instalaciones

Durante el gobierno de Barrios, fueron expropiados distintos edificios que eran utilizados por la iglesia católica para darlos a la educación pública.


El Colegio y Seminario Tridentino de Nuestra Señora de la Asunción pasó a ser el Instituto Nacional Central para Varones.


El Colegio Mayor de los Paulinos se convirtió en la Escuela Normal Central para Varones y posteriormente en la Escuela Facultativa de Medicina.


El Convento de Belén fue la Sección Normal del Colegio de Niñas.


El Convento de la Recolección pasó a ser la Escuela Politécnica.


El Convento de Santo Domingo fue convertido en el Conservatorio Nacional de Música.

Opinión

El Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado (Fuego) y las Jornadas de marzo y abril de 1962 son de gran trascendencia para entender las manifestaciones y la participación de los estudiantes de secundaria y universitarios, tomando las calles, acuerpados por maestros, profesionales y obreros. Lastimosamente, omiten esta historia en los libros de texto en la formación social de los alumnos. (Karina García-Ruano, investigadora y docente).

Fechas emblemáticas

1973, manifestaciones por el precio del petróleo.
1982, manifestaciones por el alza al pasaje y el aumento del subsidio.
1985, manifestaciones por las primeras elecciones democráticas en Guatemala, en las que estudiantes participaron en las protestas por la certeza de los resultados.

Mariano Macz
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Las crónicas que reflejanla aristocracia mexicana

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Una escritora que, a través de su pluma, invita a conocer las intimidades de un sector élite de la sociedad

La escritora mexicana Guadalupe Loaeza visitó recientemente Guatemala para promocionar su nuevo libro La amante del río Nilo, una novela basada en hechos reales de una pareja acaudalada de sociedad de México de la década de 1950.


La literata ha sido premiada con la Orden de la Legión de Honor en grado de Caballero, otorgada por el Gobierno francés y la medalla Rosario Castellanos, en reconocimiento a su labor literaria, dada por el Congreso del Estado de Chiapas. Además, ha escrito más de una treintena de obras, algunas de las cuales han sido adaptadas para la pantalla grande.


En la siguiente plática con Revista Viernes, comenta no solo acerca de su reciente producción, sino un poco de su vida como escritora y lo que opina de Guatemala.


¿Qué la inspiró para iniciarse en el mundo de la escritura?


De adolescente, mis padres me enviaron a estudiar a Canadá; luego me fui a París y escribía muchas cartas. Tenía una amiga, Lola, que me dice ‘pide mi papá que me escribas más seguido porque leemos tus cartas los domingos’. Yo pensé, qué indiscreta, pero luego le relataba qué era lo que hacía yo en París, me esmeraba más, compré libros de sinónimos, un diccionario y le hacía unas crónicas para que las leyeran en familia y eso me halaga. Pero eso fue lo que me ejercitó mucho, me soltó la mano y luego estuve en el taller de Elena Poniatowska, casi dos años, tuve maestros espléndidos, Edmundo Valadés y Vicente Quirarte, entre otros. Eso de alguna manera me hizo ver con más claridad mi vocación. 


Usted se inicia en el periodismo antes que en la literatura… 


Yo empecé en el mundo periodístico en un diario que se llama Unomásuno. Era un diario de oposición que surge casi al mismo tiempo que El País, de España. Allí empecé con mis crónicas para hablar de la burguesía mexicana, tan crítica e ignorante de su país al mismo tiempo. 
Las crónicas me divertían mucho, pero me costaron muchas amistades, ya no me invitaban a sus eventos porque reflejaba a todas estas ‘niñas bien’, que así se titula mi primer libro, aunque en el fondo les daba cierta vanidad aparecer retratadas en mis crónicas. 


¿Qué diferencias encontró en ambos mundos? 


Un desafío enorme porque nada que ver una de la otra, dos cuartillas y media que escribes dos veces a la semana con la literatura. Yo me acuerdo que las primeras propuestas escribía poco y decía: ‘ya acabé’, porque así eran mis crónicas. 


Con más de 35 títulos en su haber, ¿qué la inspira? 


Me inspiro en lo que conozco. Hay que escribir de lo que uno conoce y yo conozco las crónicas enfocadas en este pequeño sector de la sociedad mexicana, muy racista, clasista, que vive en una burbuja, en su confort. Han cambiado estas ‘niñas bien’; este fue el primer libro que se vendió muchísimo y se hizo una película dirigida por Alejandra Márquez, que tuvo mucho éxito en los festivales de cine.
Siempre soy como la cronista de la ‘gente bien’, aunque me choca ese término. También he escrito las biografías de Agustín Lara, la de Amado Nervo, he escrito otros géneros, entrevistas y cuentos. De estos se hicieron otras dos películas: Miroslava y Patty Chula. Mis hermanas mayores me enriquecieron muchísimo, sobre todo la segunda, que era muy literaria y era una lectora voraz que me platicaba los libros que ella leía. 


Para realizar las películas, ¿la contactan para adaptar su libro al guion?


Me buscan por el libro, pero el guion lo hace un experto. Para la película Las niñas bien, con Alejandra Márquez tuve mucho que ver, les facilité ropa y en fin, ella leyó mucho de la obra para sacar fragmentos. Pero en lo que se refiere a Miroslava, nunca me invitaron a participar. Es que no les gusta mucho que la autora tenga algo que ver. 


Háblenos de su nueva obra: La amante del Río Nilo.


En este caso en particular, yo contaba con toda la biografía del caso del que hablo, que es el adulterio más famoso de México, de los años 50. Yo tenía a dos personajes que habían sido reflejados en la prensa: Suzy (la protagonista) la meten a la cárcel por un adulterio que monta su marido (Paul Jacques Antebi) para no compartir su patrimonio, ya que están casados por bienes mancomunados, porque estamos hablando de una fortuna ya consolidada. El dueño de un laboratorio francés llamado Carnot, que tuvo mucho éxito y todavía existe.


Suzy nace en Bulgaria y su madre hace un acuerdo con Paul Antebi para casarse. El caso es que, lo que nunca se imaginó el marido, es que ella se iba a enamorar del amigo con el que se puso de acuerdo su esposa para armar el escándalo. El amante francés Robert. 


Luego descubrí que Antebi venía mucho a Guatemala, yo pensaba que era porque tenía una sucursal, pero no, resulta que tenía un amor y el adúltero era él. Su amor era Blanca Gilda Passarelli Ramazzini. Tengo entendido que la familia Passarelli son dueños de una cadena que se llama DeMuseo. 
Es muy llamativo todo y cuando la novela estaba publicada me buscó uno de los nietos. Y tendría que escribir otra novela sobre la relación de Paul con la señora guatemalteca (Passarelli) y también la historia de amor de los hijos (Suzy y Robert). 


¿Qué opina de la ciudad de Guatemala?


La ciudad de Guatemala me ha sorprendido, el paseo de la Reforma es mucho más bonito que el nuestro, porque ustedes tienen un camellón precioso lleno de árboles y muy limpio. Yo veo una ciudad con grandes edificios, muy señorial, la gente muy amable, muy cortés y cálida. 

Katheryn Ibarra, Cecilia Vicente Fotógrafo: Danilo Ramírez
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Guardián de lostejidos artesanales

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El Museo Ixchel del Traje Indígena narra la historia ancestral entre la artesanía y la cultura

Un recorrido por la creatividad, color y tradición de los textiles se respira en el Museo Ixchel del Traje Indígena. Por todo el recinto se observan vestimentas de uso cotidiano o ceremonial.


Violeta Gutiérrez, directora técnica y curadora, explicó durante un recorrido su experiencia de los años que ha laborado en la institución. “Mi memoria nunca me alcanzaría para recordar todo, pero siempre hay detalles específicos que señalo; por ejemplo, este tocado es símbolo de belleza y jerarquía”, explicó. Asimismo, expuso en cada sala su contenido, los materiales que se usaron para la confección de las prendas como los tintes naturales, seda, lana y cómo el instrumento predilecto de la época prehispánica era el telar de cintura que se conserva aún, a pesar de la influencia de las máquinas industriales o
computarizadas.


Gutiérrez mostró la evolución de la vestimenta maya en las comunidades de los departamentos. En las vitrinas se observan algunas que en cada década van cambiando en textura, tonos y figuras. Otro de los detalles interesantes que mencionó es que los lienzos tienen olor a humo y es porque por lo regular las mujeres tejen en la cocina.


Historia desde 1973


En la década de los años setenta se fundó el museo que colecciona, conserva, documenta, rescata, exhibe y educa sobre el patrimonio textil indígena guatemalteco. Desde 1993 se construyó un edificio que está en el campus de la Universidad Francisco Marroquín, diseñado por los arquitectos guatemaltecos Víctor Cohen, Augusto de León, Peter Giesemann, Adolfo Lau y Guillermo Pemueller. En el friso se aprecia el rupan, un diseño tejido en los huipiles de San Juan Comalapa, Chimaltenango.


Guarda una colección de textiles de los siglos XIX, XX y XXI, cerámicas, joyas y libros.


Son 8 mil originales de 147 municipios, 34 aldeas y 181 comunidades. El equipo también documenta, estudia, cuida y conserva las piezas que incluyen muestras ejemplares de las comunidades indígenas con vestiduras ceremoniales para hombres y mujeres.


Parte significativa de la recopilación se debe a donaciones recibidas durante más de 40 años. Aumenta anualmente para reflejar la constante evolución y cambio de los diseños y textiles. “Esto es para enfrentar las necesidades de quienes los utilizan y su creciente demanda mundial”, cita la información de la pinacoteca.


Hay variedad de prendas de uso cotidiano y ceremonial: huipiles o blusas, sobrehuipiles, cortes o faldas; su’t o paños destinados a diferentes propósitos, perrajes o rebozos, cintas y tocoyales para la cabeza, velos, pañuelos, ponchos, ponchitos, rodilleras, jergas, sacos, cotones, capixayes, sobrepantalones, pantalones, camisas, fajas, servilletas, manteles, pañitos ceremoniales, entre otros.
De igual forma se aprecian accesorios, sombreros, listones, collares, chachales, aretes, anillos, morrales de algodón, lana y henequén, sandalias y más.


Son de interés las usadas para adornar a las esculturas de los santos, como las bandas, otras parecidas a mangas sin puños para tapar los brazos, de manera que al ponerlas junto al manto de la imagen pareciera que esta portara una camisa; así como los huipiles que se usaban para vestir las efigies de las vírgenes.


Colección
Olga de Geng


La colección completa de huipiles en miniatura consta de 112 réplicas de ejemplares de uso diario y ceremonial. Proceden de 82 municipios del Altiplano, cuyos usuarios pertenecen a 13 grupos lingüísticos.
La autora los bordó entre 1980 y 1985, copió exactamente los diseños, colores y formas de ropas auténticas.  


Olga Arriola de Geng investigó durante muchos años la indumentaria maya y publicó dos obras sobre el tema: Los Tejedores en Guatemala y la Influencia Española en el Traje Indígena y Técnicas de Bordados en los Trajes Indígenas de Guatemala.


Exposición permanente


Se observa la evolución de la tradición textil de Guatemala desde tiempos prehispánicos hasta el presente. Son cuatro salas donde se conocen los orígenes, variaciones y continuidades que ha experimentado a lo largo del tiempo el traje, mismo los instrumentos de tejido, los materiales y las técnicas.


Exposición temporal


Su fin es destacar dimensiones y rasgos propios de la tradición textil guatemalteca, así como difundir la colección del museo y la riqueza cultural, técnica y estética que encierra. Investigaciones realizadas con el propósito de sustentar los guiones museográficos, enriquecen la documentación y la colección textil.

Visitas guiadas

Educación Ixchel ofrece una visita guiada por las diferentes salas de exposiciones permanentes y temporales cuyo objetivo es el aprendizaje en torno a la tradición textil de esta ancestral cultura. Este incluye una guía por todas las salas de exhibición y la presentación del video Indumentaria maya de Guatemala y para los estudiantes de primera el video animado de Tradición textil de Guatemala. Al final se imparte un taller sobre diferentes técnicas textiles.
Si desea más información escriba a [email protected] o al teléfono 2331-3739.

Marisol Vásquez Fotógrafo: Cecilia Vicente
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Alimentos que relatan una historia

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El cacao, el tamal de carne y la piedra de moler son parte de la arqueogastronomía que fusiona el mundo antiguo con el presente

Se ha preguntado los orígenes de algunas recetas, de sus métodos de preparación, utensilios o ¿cuánto ha evolucionado desde hace más de tres siglos el tamal de carne? ¿Qué dicen las vasijas sobre lo que consumían antes los antepasados o cómo lo preparaban? Una combinación de disciplinas despeja las dudas sobre estas interrogantes.


Arqueogastronomía es un término emergente en Latinoamérica, estudia la alimentación en el mundo antiguo, a través de la historia y la arqueología. De acuerdo a la página web kuanum se centra en aprender las formas de transformar los alimentos desde los tiempos más antiguos hasta la actualidad. “Los rastros que quedan en las vajillas, en los desperdicios o incluso en los depósitos de las letrinas, es decir, los váteres de los antepasados romanos, nos ayuda a saber qué se comía en el pasado y cómo se hacía”, cita.


María Regina Moraga domina el tema de los alimentos y la arqueología porque estudió profesionalmente ambas. Es arqueóloga y chef guatemalteca, pionera en el desarrollo de la propuesta teórico metodológica de arqueogastronomía, que estudia la relación entre la comida y las culturas mesoamericanas. Aún se considera un concepto nuevo, el cual se diferencia de la historia de la gastronomía porque aplica los conocimientos obtenidos a partir de las técnicas propias de la ciencia.


“El término es nuevo para América Latina, lo pensé sin saber si existía y luego averigüé en Internet, porque mi intención era algo que nos identificara como guatemaltecos”, expresó la profesional. Indicó que en México, por ejemplo, se trabaja mucho la antropología de la alimentación y aquí es diferente; además, encontró que esta práctica la usaban en Italia y España. “Ellos la utilizan para propiciar el turismo arqueológico”, aseveró.


Moraga ha impartido cursos en universidades, charlas, conferencias, para brindar una visión integral de la alimentación que pasa por diferentes períodos de la historia en Guatemala, prehispánico, hispánico, al explorar técnicas de investigación como el análisis e interpretación que permiten hacer sobre los restos arqueológicos y la reconstrucción a través de inferencias de las preparaciones, los métodos, utensilios que se usaron hasta la actualidad. De cómo cada coyuntura afectó el modo de hacerlos y también las implicaciones en la cosmovisión. Empezó con gastronomía mesoamericana, pero como investigadora continuó sus estudios porque, como bien enfatiza, no se puede desligar la gastronomía de la identidad del país.


“Todo se refleja en el sabor de la comida y su idioma, que nos identifican que somos del mismo país. Ahí me doy cuenta de que faltaba un término para unificar ambas disciplinas”, mencionó. También recalcó que la arqueología va a brindar esa historia evolutiva de los procesos gastronómicos para entender cómo es la de hoy. Reconstruir la historia culinaria de Guatemala por medio de la evidencia que proporciona la arqueología desde la perspectiva de la interpretación y aplicación de la cocina.

Algunos datos de la experta

La gastronomía petenera es diferente, porque está más relacionada con la península yucateca y Belice.
No hay receta maya, enfatizó la arqueóloga, pues en ningún dintel o vaso aparece una descripción estandarizada del proceso. A su consideración, no existen las recetas mayas, tampoco definirla como comida típica: “Nuestra memoria, no alcanza para dimensionar la evolución de 500 años y cómo ha trascendido”. Ejemplifica cómo desde el siglo XVI han cambiado la preparación de los tamales en los pueblos originarios. “Es comida tradicional guatemalteca, debido a que señalarla como típica es un concepto pobre para definir algo elaborado con procesos, tradición, raíces y herencia”, declaró.
Mostró su preocupación de que los jóvenes solo ingieren comida rápida y los preparados, de perder los momentos para compartir con la familia, la identidad como célula principal de la sociedad, también la de sus comunidades.

Congreso de Gastronomía Guatemalteca

En el Tercer Congreso de Gastronomía Guatemalteca que se realizó en Tikal Futura Hotel & Convention Center, en el marco de la Feria Alimentaria 2024, se expuso sobre principales descubrimientos de la presencia del cacao en los monumentos arqueológicos de los mayas en Guatemala. La especialista durante su exhibición explicó sobre sus orígenes, las vasijas, representaciones artísticas, regiones dónde se manifestaba, rutas principales de distribución y más.
El kakaw: fruto de los dioses mayas demostró cómo este influyó en la cultura guatemalteca desde la época prehispánica hasta el presente.
El escritor colombiano Alonso Sánchez Baute explicó: “Varias investigaciones han concluido que el origen del cacao no hay que buscarlo ni en México, ni en Honduras, ni en Guatemala, sino aquí, en Suramérica”.
De cómo el simbolismo y mitología: el significado espiritual del cacao para los mayas y otras culturas mesoamericanas, de su asociación con dioses y rituales. “Era muy preciado en la cultura maya donde se asociaba con el simbolismo del inframundo por necesitar la sombra del cacahuananche para crecer”, expresó Tomás Pérez Suárez, investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas del Centro de Estudios Mayas.
Dentro de los elementos y métodos que han trascendido se incluye la piedra de moler, así como las técnicas y los métodos artesanales y de raíces ancestrales, como calentar esta herramienta al momento de trabajar. También conservar mezclas clásicas, como atol de masa y cacao (chilate), mezclas de achiote, pinol con achiote y otras.

Marisol Vásquez Fotógrafo: Norvin Mendoza
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