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Revista Viernes

Amatitlán se reactiva para recibir visitantes

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En 2023 está registrado que 2 millones 649 mil 967 visitantes, no residentes, llegaron a nuestro país, 90 mil 368 turistas más que en 2019, lo que demuestra una recuperación del 104 por ciento, lo que deja atrás las cifras de la pandemia del Covid-19, resalta Aída Fernández, gerente del sector manufacturas y servicios de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport).

Amatitlán, un lugar con historia y tradición entre las familias guatemaltecas, recibe 25 mil turistas cada mes, de los cuales el hotel y spa Santa Teresita acoge a 12 mil de ellos, es por eso que con el objetivo de incrementar ese número adquirió y relanzó el hotel Rocarena, con lo que adquiere la capacidad de recibir a 5 mil turistas más. De estos visitantes entre el 85 y el 90 por ciento connacionales y entre el 10 y 15 por ciento son extranjeros, de acuerdo con Víctor Urbina, gerente general de Santa Teresita y Rocarena.

Además, según Urbina, el remodelado Roca- rena, durante 2024, proyecta la generación de 100 empleos indirectos como resultado de la renovación de instalaciones, creando también 25 puestos de trabajo fijos y con la perspectiva de crear 15 adicionales tras la apertura del salón de eventos de la Asocia- ción Industria y Comercio de Amatitlán (Ica- ma) y el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap), junto a un área nueva con cabañas de lujo para hospedaje.

Amatiltán su lago y datos relevantes
Existen varias hipótesis sobre origen del nombre. En la monografía Amatitlán ayer y hoy se encuentra que el vocablo proviene del Náhuatl y de la lengua Pipil Amat, que significa carta y tlán, ciudad, lo que se traduce a “Ciudad de las cartas o del correo”. También explica que en kaqchikel su significado varía a “en el lugar de la laguna”. Desde 1935 es municipio de Guatemala y su fiesta patronal es cada 3 de mayo.

El lago de Amatitlán colinda con San Miguel Petapa y Villa Canales. Su extensión es de 15.210 km2 y se ha comprobado que su profundidad es de 35 metros según el libro Arqueología subacuática de Guillermo Mata Amado y Sonia Medrano.

Acciones para atraer visitantes

  1. Alianzas multidestino con el Parque Naciones Unidas y el volcán de Pacaya para visitantes guatemaltecos.
  2. Turismo de aguas termales, dejando al spa Santa Teresita para el sector wellness ( bienestar) y ahora Rocarena enfocado a la convivencia familiar.
  3. Retomar el enfoque deportivo con especialización en entrenamiento y competencias para ciclistas.
  4. Turismo cultural con la procesión acúatica del Niño Dios, que se celebra cada 3 de mayo, desde 1635.
  5. Reactivar el turismo gastronómico a través de los restaurantes especializados en la mojarra, platillo tradicional del lugar.
  6. Aliarse al circuito de turismo internacional para incrementar las visitas de extranjeros.
Mario León
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Iconografía maya resalta en los diseños de Ricardo Batz

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Ricardo Batz es diseñador de moda y fundador de la marca de ropa Sharkar; la cual lanzó en 2015. También, confeccionó los uniformes de la delegación guatemalteca que participó en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021. Ha presentado varias de sus colecciones durante las pasarelas del Guatemala Fashion Show, donde se le ha aplaudido por sus coloridas y elegantes prendas.

“En mi sangre kaqchikel corre el amor a los textiles y los hilos; es un don que Dios me dio”, expresó el diseñador originario de Tecpán, Chimaltenango. Creció en un ambiente donde las telas y los cortes eran parte de su vida diaria, pues su papá era sastre y trabajaba en el tejido de punto desde la década de los años setenta. Con el tiempo, su progenitor fundó su negocio el cual ha tenido varios ciclos y en los noventa comenzó de nuevo. “Desde temprana edad aprendí a manejar las máquinas de confección, porque él nos involucró junto a mis hermanos en el conocimiento del mundo textil”, comentó.

Al tiempo, Batz se unió al equipo de la empresa familiar y se enfocó en el desarrollo tecnológico y creativo. “Siempre he considerado nuestros diseños y las telas con mucha visión y expectativa”, indicó. Confesó que cuando inició su negocio tenía un buen soporte para desarrollar todos los procesos para que las piezas se aprecien no solo elegantes, sino también que cumplan con las características de las pasarelas, con acabados muy finos.

Fuerza, dinamismo, elegancia y agilidad del tiburón

Sharkar es una palabra compuesta en idioma kaqchikel. que significa tiburón azul y radica en la cosmovisión maya. “La esencia se cimenta en mis raíces y con cuatro pilares: innovación, sofisticación, sustentabilidad y pluralismo”, manifestó.

“Soy nieto de los mayas que desarrollaron el tema arquitectónico y textil, así que todo se fortalece de toda esta riqueza de los tejidos”, señaló.

Las propuestas creativas de Shark es el textil nativo, las tendencias en el mercado nacional e internacional, de acuerdo con la temporada de la moda que se muestran en las pasarelas mundiales.

Entre sus proyectos próximos se encuentran generar puntos y canales de distribución. “La marca como propuesta debe ser sostenible durante su crecimiento”, dijo el entrevistado. “Estaremos exhibiendo las colecciones en el Guatemala Fashion Week de noviembre y esperamos participar en un desfile de moda internacional”, concluyó.

Marisol Vásquez Fotógrafo: Mariano Macz
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“Recuerdos sobre mi padre, Miguel Ángel Asturias”

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La relación de Miguel Ángel Asturias Rosales con sus hijos, Rodrigo y Miguel Ángel, estuvo marcada por cercanías y lejanías, aunque fue más intensa con el segundo, con quien más años compartió. De los dos, sobrevive Miguelito, como siempre nombró al menor.

A Miguelito, un ingeniero electromecánico que llegó a la capital de Argentina en 1958 para acompañar en el exilio a su padre, se le ilumina el rostro cuando habla de sus recuerdos infantiles y juveniles con el Gran Lengua, los cuales lo sitúan en las capitales de Guatemala, México, Argentina y Francia, en las décadas de los 50 y 60 del siglo XX.

Sus relatos son mezcla de orgullo y nostalgia.

Innovador del radioperiodismo

“El primer noticiero en radio de Guatemala fue Diario del Aire, fundado por mi papá y Francisco Soler y Pérez (en 1938). Según me cuentan, porque fue invento de él, porque no se daban noticias por radio”, refiere el hijo más pequeño del Lenin de la Paz (1966) y Nobel de Literatura (1967).

“Desgraciadamente, estaba en el poder el general Jorge Ubico (dictador de 1931 a 1944) y no podían divulgarse muchas noticias políticas sobre el país”, reflexiona.

El Diario del Aire se dividía en una emisión al mediodía, con notas locales, y otra a las siete de la noche, con informaciones del exterior: “Ya había comenzado la guerra civil española y el noticiero transmitía mucho sobre eso, porque era la forma en que mi papá podía informar sobre lo que ocurría en Europa”.

El vástago del Gran Lengua relata que con frecuencia su padre creaba frases relacionadas con Guatemala y las compartía a través la radio TGW. “Flor de pascua en la cintura de América” fue una de ellas.

Entrevista a Miguel Ángel Asturias Amado, hijo del premio nobel Miguel Ángel Asturias.

Edición con tijeras y goma

“La tarea de un escritor es rutinaria. Aunque mi papá no siempre tenía pensado lo que iba a escribir preparaba su máquina mecánica y comenzaba a crear. Se levantaba muy temprano, a las cuatro o cinco de la mañana, pues sentía que su inspiración estaba mejor en la mañana que en la tarde”, relata el único hijo sobreviviente del Gran Moyas.

“Se ponía a escribir y redactaba hasta 10 veces distintas una frase. Las leía en voz alta y la que más le gustaba la recortaba con tijeras y la pegaba con goma en una hoja. Cortar y pegar era su método para ir construyendo los capítulos de sus obras, para construir sus libros. Eso es lo que uno hace ahora en la
computadora”, añade.

Miguelito Asturias Amado recuerda que a veces su papá despertaba al resto de la familia, pues no encontraba tijeras y gomas para el proceso de edición. “En una ocasión le dije: ‘Papi: busquemos una pita, amarrémosle unas tijeras a la máquina de escribir y así usted solo jala la pita y aparecen las tijeras’. Era para facilitarle el trabajo”, relata.

Eso lo constató innumerables veces en un departamento situado en el primer piso de la calle Libertad 218, a pocos metros del parque San Martín y a unas cuadras de El Retiro, en Buenos Aires, Argentina, al cual llegó en 1958, a los 17 años para vivir con su padre exiliado, quien ya rondaba los 59.

Por temporadas, el Nobel 1967 se recluía en una casa de campo en Tigre, en las afueras de Buenos Aires, a la que llamaba Sangri-La, en referencia a un paraíso terrenal ficticio enclavado en el Tíbet. “Esa propiedad aún nos pertenece y la visitamos seguido”, cuenta.

Los Cuentos de Cuyito

“De niño, en mi familia me decían Cuyito o Cuyo” (en referencia a esos roedores de figura rechoncha y simpática). En 1947, Asturias Rosales ya fungía como agregado cultural del gobierno de Juan José Arévalo en México, pero tuvo que regresar a Guatemala por algunos trámites y temporalmente se separó de Rodri y Miguelito, quienes quedaron al cuidado de su mamá, Clemencia Amado.

“Todas las semanas (entre enero y marzo) mi papá nos escribía una carta, en la que había un saludo y nos contaba un cuento, el cual me leía Rodrigo, pues yo no podía leer”, narra.

Cuando Miguelito se afincó en Buenos Aires, en 1958, “pasó en limpio” ―mecanografió― El Alhadito. “Un día viene mi papá y me dice: ‘Miguelito: agregá estos documentos’, y me trae una carpeta con las cartas originales que nos había mandado a México”. En esa novela aparecen relatos como Clarín Clarinero, La Palomita Verde y Corazón de Aguacate, los que se convirtieron en Los Cuentos de Cuyito, publicados en Guatemala en 2000 por la editorial Piedra Santa.

La Navidad con los esposos Árbenz

El fin de año de 1966, el joven Asturias, con 25 años, fue invitado por su papá a visitar París y compartir durante las fiestas navideñas, pues no se habían visto desde 1962, cuando el Gran Moyas abandonó el destierro en Argentina.

El literato había sido nombrado meses antes como embajador de Guatemala en Francia, en el recién estrenado gobierno del jurista y académico Julio César Méndez Montenegro.

Para su sorpresa, además de la segunda esposa de su papá ―la argentina Blanca Mora y Araujo―, departieron en la cena navideña con el coronel Jacobo Árbenz Guzmán y su cónyuge, María Vilanova.

Presionado por contrarrevolucionarios guatemaltecos financiados por Estados Unidos, Árbenz renunció a la Presidencia del segundo gobierno revolucionario el 27 de junio de 1957. “A las 12 de la noche, Jacobo brindó: ‘Miguel Ángel: he vuelto a Guatemala, porque he tocado tierra guatemalteca’”, recuerda las palabras de quien nombró embajador por primera vez a su progenitor. “Fue una gran emoción abrazar a Jacobo y poder convivir esa noche solos”, concluyó.

Miguel González Moraga
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Su amor por lo formativo permanece hasta nuestros días

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Maestra y empresaria, nació en Quetzaltenango, en 1921. Sus padres fueron Vicente Díaz y Eva Ávila.

Su formación estudiantil la desarrolló en el Instituto Centroamérica y en la Escuela de Comercio de Occidente.

Algunas de sus labores fueron como secretaria del Instituto Nacional de Señoritas de Occidente (INSO) y catedrática del Instituto Nacional Centro América (INCA).

Contrajo matrimonio con Julio Piedra Santa Arandi, con quien fundó la editorial Piedra Santa y cuya finalidad era la publicación de obras de escritores nacionales.

Le fue otorgada junto con su esposo la Orden Francisco Marroquín, por sus méritos personales y profesionales en pro de la educación nacional, en 1966.

La revista infantil Chiquirín vio la luz en 1974, gracias a su entusiasmo; le siguieron dos obras didácticas y varios libros de cuentos infantiles, entre los que resalta Mamá Cua, que ha aparecido en antologías sudamericanas para niños.

Murió el 29 de junio de 1977.

Katheryn Ibarra
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