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COLUMNAS

¡98 Aniversario!

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Dr. Jorge Antonio Ortega G.

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El paso del tiempo es inexorable y, este año, la Academia de Geografía e Historia de Guatemala luce sus galas en este nuevo aniversario que permite un compás de tiempo para reflexionar sobre la cercanía del centenario de desarrollar las actividades que fortalecen la protección, preservación y divulgación de nuestro pasado y que construye el orgullo de ser guatemaltecos.  

La fundación de nuestra institución data de un 15 de mayo de 1923, en la cual un selecto grupo de hombres y mujeres intelectuales, todos ellos que se reunieron en la sede de la Universidad Nacional con el optimismo derivado de inicio de una nueva época, debido al fin de la dictadura más larga y cruenta de nuestro pasado político, encabezada por el licenciado Manuel Estrada Cabrera.

Con nuevos motivos en la construcción de un futuro promisorio para las nuevas generaciones de compatriotas, y sin contar con un ente dedicado al estudio de nuestro pasado, evitando cometer errores por falta de conocimiento de nuestras experiencias así como preservar y divulgar nuestros aciertos y malas decisiones motivaron a este grupo de guatemaltecos a la fundación de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, la cual recibió el beneplácito de las autoridades de gobierno precedidas por el general José María Orellana, el cual en el palacio Centenario efectuó la inauguración oficial de las actividades de la sociedad, logrando su personalidad jurídica el 29 de agosto del mismo año.

En 1979 se modifican los estatutos y cambia su nombre por el de Academia de Geografía e Historia de Guatemala, en consideración a que es una institución científica y cultural, privada, no lucrativa.

La entidad en mención fue creciendo en sus miembros, con base en sus intereses de investigación diluyendo, en buena medida, la confrontación ideológica entre liberales y conservadores de la época que, en busca de un acercamiento hacia el pasado y las consecuencias de las decisiones, influían en el presente y futuro de los centroamericanos y los connacionales. 

La publicación de todos esos aportes de investigación encontró un espacio de divulgación y de trascender a otros tiempos a través de la revista Anales, la cual desde su creación se ha constituido en la más antigua que existe en la actualidad y que, a pesar de las diferentes crisis nacionales, a logrado subsistir desde su primera publicación en 1924.

En ejercicio de la Presidencia de la República, el general Lázaro Chacón, el 22 de abril de 1927, donó a la Sociedad el lote No.1 del solar de la Antigua Tipografía Nacional, ubicado en la 2a. avenida, contiguo al Porvenir de los Obreros, el cual fue permutado poco después por la casa No. 1 de la 3a. avenida sur que pertenecía a la Empresa Eléctrica. 

Debido a los daños provocados por el terremoto de 1976, se construyó el edificio que actualmente es la sede en la 3a. avenida 8-35, zona 1.

En 1979 se modifican los estatutos y cambia su nombre por el de Academia de Geografía e Historia de Guatemala, en consideración a que es una institución científica y cultural, privada, no lucrativa.

Las actividades de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala son innumerables, en estos 98 años de existencia, que ha contribuido a la divulgación de nuestro pasado tanto en la ciudad capital como en el interior de la república y en el extranjero, participando como miembro de alianzas de academias y actividades académicas. 

La biblioteca de la Academia cuenta con primeras ediciones y manuscritos de obras de interés histórico, un fondo histórico de valor incalculable para los investigadores nacionales e internacionales. 

La Biblioteca Goathemala, que reúne a los historiadores y cronistas de la Época Colonial, cuenta con la Serie de Publicaciones Especiales y la Galería de Académicos, que reúne las obras publicadas por los miembros de nuestra corporación.

Este aniversario nos permite renovar nuestra admiración a los fundadores y consolidar los objetivos de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala con ahínco. 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Desafíos de la formación artística en Guatemala (I)

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Ethel Marina Batres Moreno

Dirección de Formación Artística

Ministerio de Cultura y Deportes

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La Revolución de 1944 contribuyó a la promoción de la formación artística en Guatemala; para algunos, la época actual tiene semejanzas con aquella. Pero el país no florecerá mágicamente. Lograr cambios básicos requerirá planes viables y esfuerzos colectivos. ¿Juega algún papel la ciudadanía para mover engranajes transformadores? En cuanto a la formación artística, los retos son enormes. Una revisión de contexto puede ayudar a orientar el trayecto. 

Las primeras referencias a la formación de artistas en Guatemala se encuentran en el Pop Vuh: “Y eran pintores, músicos, artistas”, y se suman a toda una iconografía previa que las muestra. El libro sagrado k’iche’ al nombrar con propiedad a los artistas, implícitamente reconoce un proceso previo: el formativo. Éste se constata con la transmisión efectiva de saberes hasta nuestros días. 

En cuanto a formación artística los retos son enormes.

Hay manifestaciones ancestrales en los procesos de aprendizaje comunitario, en los repertorios, en el imaginario mostrado en textiles y bordados, en la cosmovisión expuesta en textos y otras representaciones, en las expresiones teatrales y danzarias, en la escultura, cerámica y otras. Esto refleja un legado cultural, artístico y pedagógico-artístico que principia a ser considerado con equidad bajo la divisa contemporánea de que “no hay saberes superiores a otros, únicamente diferentes”.

El reto a nivel formativo dentro de las comunidades actuales consiste en mantener viva la tradición, en resguardar elementos, en adaptarlos, refuncionalizándolos sincréticamente, en convertirlos en un reservorio vital capaz de dinamizarse constantemente y en propiciar la creación. Este es uno de los componentes a considerarse dentro de la
formulación de directrices pedagógicas para el país pluricultural que principia a reconocer la riqueza de su diversidad. 

Por otra parte, la invasión española añade otros elementos. La condición de Capitanía General favoreció las visitas y el asentamiento de artistas en Guatemala. La pionera escuela de primeras letras ya incluía la formación de “acólitos y cantantes de ceremonias y alabados”. Los centros de artes y oficios formaban orfebres, artesanos, pintores y escultores.

El obispo Francisco Marroquín en 1548 solicitó al rey de España la presencia de “un buen artistaque fomentara la enseñanza. En 1802, el compositor Rafael de Castellanos tenía en su escuela un claustro de 16 profesores de música Los saberes llegados de Europa tomaban prestigio y se extendían.

Este legado perdura y se ha desarrollado extraordinariamente. Toda tradición artística implica una tradición formativa, y la suma de esfuerzos repercute en el momento actual, cuyos desafíos son mayúsculos, pero prometedores. 

                             (Continuará) 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

SVET: violencia sexual y su abordaje psicológico

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Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas

La violencia sexual es una problemática social que comprende conductas sexuales contrarias a la dignidad de quien la experimenta, lo cual repercute gravemente en el desarrollo integral de las personas víctimas de este delito, no solo en su salud física, sino en su bienestar psicológico, el de sus familias y comunidades.

Por ello, es fundamental su abordaje desde un enfoque multidisciplinario, que incluya, el psicológico, como consecuencia de los daños que este flagelo ocasiona en la salud física y emocional de las víctimas.

 ”El abordaje de la violencia sexual es fundamental desde el ámbito de la psicología“.

En ese contexto, la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET), adscrita a la Vicepresidencia de la República, en cumplimiento de su mandato legal, impulsa acciones de formación y de sensibilización con una perspectiva amplia, que incluye el ámbito académico, especialmente el fortalecimiento de las capacidades de quienes de forma directa o indirecta, están involucrados en acciones de prevención, atención, acceso a justicia y reparación de las víctimas, con énfasis en los modelos de abordaje psicoterapéuticos. 

En ese sentido, la SVET realizó recientemente el seminario Prevención y atención integral en casos de violencia sexual. Aspectos legales, criminológicos y psicológicos, con el objetivo de fortalecer los conocimientos de docentes, estudiantes y profesionales del área científico-asistencial, involucrados en la prevención y atención de casos de violencia sexual. Esto para favorecer la identificación de casos, tomando como referencia el ámbito de la psicología. 

La Dirección contra la Violencia Sexual de SVET fue la encargada de desarrollar el seminario, impartido en la Escuela de Ciencias Psicológicas del Centro Universitario Metropolitano (CUM), tras evaluar la necesidad de fortalecer a quienes brindan atención psicológica desde el ejercicio de la profesión, a través de diferentes centros de Práctica Profesional Supervisada y del Ejercicio Profesional Supervisado, en los que tienen contacto con población en situación de vulnerabilidad como niñez, adolescencia, personas sobrevivientes de violencia sexual, con discapacidad y adultos mayores, entre otras. Sumado a esto, brindarles insumos acerca del marco legal nacional e internacional en materia de violencia sexual, así como de las responsabilidades legales y éticas que adquieren en el ejercicio de su profesión.

Asimismo, los participantes reforzaron sus conocimientos sobre psicología forense, pautas de atención, criminología de la violencia sexual y ubicación de rutas de atención interinstitucional a seguir, para garantizar la protección, asistencia, restablecimiento de derechos y acceso a la justicia de las víctimas, así como el funcionamiento y competencias de algunas de las instituciones públicas vinculadas al abordaje de la violencia sexual. 

La SVET también trabaja en impulsar análisis de factores sociales, psicológicos y criminológicos, relacionados con la comisión de delitos de violencia sexual, por medio de alianzas estratégicas con diferentes instituciones a nivel nacional, como es el caso de la Universidad de San Carlos (USAC). 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

A vueltas con la “lanza en astillero”de Alonso Quijano / don Quijote (II)

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Carlos Mata 

Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO)

Así que alguien sabe qué es un astillero. Y siendo este un adorno —es decir, un exhibido símbolo de calidad social— de la casa de un hidalgo, no es verosímil que la lanza estuviera en olvido: era, eso sí, una lanza antigua, arma de los antepasados de don Quijote, mucho tiempo inactiva, pero la colocación en el astillero revela precisamente que su dueño quiere dejar clara su hidalguía y su vocación militar.

Era, no se olvide, aficionado a la caza, ejercicio sustitutorio de la guerra. Una lanza olvidada se coloca en un desván, en el establo, en el vano de una escalera, con otros objetos inservibles. Pero no es esto lo que sucede con la de don Quijote.

Cada día, al salir de su casa o al entrar en ella, el ingenioso hidalgo vería su lanza en astillero, su adarga antigua —tampoco olvidada—, dándole voces silenciosas, y algo en su interior iría acumulando la energía suficiente para que por fin embrazara su escudo, empuñara esa lanza que todos los días atraía su mirada, y saliera a correr sus aventuras por el antiguo campo de Montiel y por todo el universo mundo. No, la lanza de don Quijote no estaba en el olvido. Estaba exactamente en el astillero”.

Y no olvidemos el dato que aporta de que eran adorno.

En sentido semejante se expresaba Enrique Suárez Figaredo en un artículo publicado en Lanza Digital, diario de la Mancha el 1 de mayo de 2019, “La interpretación pertinente de ‘lanza en astillero’”: “¿Por qué leer en sentido figurado lo que tiene una lectura recta? El astillero (no de ‘astilla’, sino de ‘asta’) para una lanza es algo similar a lo que se emplea para los rifles de caza. […] ¿Acaso había de tenerlo en el fondo de un armario sepultado por los abrigos? Que un hijo-de-algo aldeano tenga una vieja lanza en su astillero, no ‘detrás de la puerta’, evidencia el melancólico y orgulloso recuerdo de los hechos de sus antecesores”.

Queda claro, pues, a tenor de la definición que brinda el Tesoro de Covarrubias (recordemos su fecha: 1611), que los astilleros ‘estantes para colocar las lanzas’ existían en la realidad; y no olvidemos el dato que aporta de que eran “adorno de la casa de un hidalgo”, como lo era Alonso Quijano, un hidalgo —eso sí— que soñaba con ser caballero andante.

Tampoco estará de más recordar —aunque sea una obviedad— que una palabra o una expresión pueden tener distintos significados, dependiendo del contexto y de la situación en que se empleen.
     

(Continuará)

Colaborador DCA
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