COLUMNAS
UAI y el convenio con Alianza Mujeres en la Academia
Uno de los objetivos del grupo para 2022 fue desarrollar y consensuar un documento que permitiera concretar la formalización de la alianza.
Como parte del compromiso de la UAI para avanzar en igualdad y equidad de género, la Universidad ha concretado la firma del convenio que formaliza su participación en la Alianza de Mujeres en la Academia, instancia que ha sido fomentada desde sus inicios por nuestra institución y con especial impulso de la vicerrectora académica, Soledad Arellano. En la firma de convenio estuvieron presentes el rector UAI, Harald Beyer; la secretaria general María José de las Heras, y la vicerrectora.
Esta alianza nace el año 2019 y reúne a un grupo de universidades chilenas con el objetivo de compartir las mejores prácticas y dificultades internas para aumentar y fortalecer la presencia de mujeres en la academia. Entre sus integrantes se encuentran la UAI, Harvard y las universidades de Chile, Católica de Chile, de los Andes, de Santiago, del Desarrollo, Santo Tomás, Mayor, Central, De las Américas, Diego Portales y Alberto Hurtado.
Durante estos años se ha realizado un trabajo continuo que ha permitido intercambiar experiencias y relevar el tema generando espacios y visibilizando el aporte de fondo que hacen las mujeres al interior de las universidades.
Uno de los objetivos del grupo para 2022 fue desarrollar y consensuar un documento que permitiera concretar la formalización de la alianza y con ello reforzar el compromiso de las universidades adherentes. Este objetivo se ha cumplido durante 2023 dando paso a una nueva etapa de trabajo, que continúa en el propósito de fortalecer la alianza y seguir avanzando en equidad de género e igualdad en las instituciones.
COLUMNAS
La innovación educativa
Dr. Jorge Antonio Ortega G.
[email protected]
El mundo se transforma a pasos agigantados mientras la educación aún no asume el reto de cambiar de modelo, y es por ello que no se logra salir del estancamiento como sociedad, sobre todo debido a las pocas habilidades obtenidas a través del estándar actual de enseñanza, el cual está desfasado para el mundo de hoy y, lo preocupante, para el futuro.
Hoy es muy probable que el modelo esté superado, caduco y ortodoxo frente a la dinámica de las circunstancias actuales ¿qué hacer? Esa es la incógnita por resolver, la cual está clara y es de urgencia, sobre todo al ver los resultados de las pruebas a nivel nacional y las evaluaciones internacionales (PISA), que nuestros resultados no logran alcanzar el promedio mínimo aceptable y conforme va pasando el tiempo se va ensanchando la brecha entre las sociedades que aplican sus esfuerzos e invierten en su futuro por medio de ese nuevo modelo educativo que empieza con aprender a desaprender para aprender.
El cómo es lo fundamental para determinar los ejes de ejecución que deben ser involucrados y activados en esta revolución educativa que tiene un sinfín de requerimientos desde la óptica de la innovación, la creatividad e iniciativa, partiendo de que debe ser un nuevo modelo, no hay motivo o espacio para parches, modernizaciones o remozamiento. Por ejemplo: la automatización del conocimiento, computadores cuánticos, nanotecnología, robots inteligentes, inteligencia artificial, vehículos autónomos, agricultura de precisión, energía alternativa, en fin… su procesamiento, mantenimiento y uso son algunos de los retos a futuro mediato. La tecnología y su proyección a la cobertura total de la existencia humana.
Claro que hay ideas para aprender en el caos de la transformación de la sociedad.
Es una preocupación muy antigua acerca de consecuencias muy reales y una fuente de grandes esperanzas, así es la dicotomía con respecto a la utilización de la tecnología en este nuevo proyecto, al cual se le debe apostar por las grandes esperanzas y que es generador de cambios inimaginables en los procesos de aprendizaje-enseñanza. Ahora bien, no es la panacea mágica de la educación posmoderna solamente es una herramienta flexible y multifuncional que se debe aprovechar al máximo en beneficio del nuevo modelo.
La incorporación de la tecnología en la educación y en el desarrollo del humano contemporáneo no debe de ser un obstáculo, al contrario, su impacto es favorable, a pesar de que reduce algunas de las ocupaciones existentes y que en el futuro mediato tienden a desaparecer con la inteligencia artificial y otros sistemas que hacen la vida más placentera y productiva.
Un ejemplo de cómo la automatización no es una novedad, es que la incursión del automóvil desplazó a los caballos, de los escribanos, la imprenta, de la máquina de escribir a la computadora…y un sinfín de cambios inevitables debido a la tecnología que ha permitido los grandes saltos cualitativos y cuantitativos de la humanidad.
Con base en lo anterior, ¿qué trabajos van a existir cuando se gradúen los que nazcan en la actualidad?, ¿qué habilidades se van a requerir? Lo anterior es importante de solucionar a través de la prospectiva y los escenarios que se puedan desarrollar mediante las tendencias y los indicadores, dando el espacio necesario para el desarrollo tecnológico.
Así como la tecnología avanza, la educación necesaria para utilizarla efectivamente aumenta, y debe adaptarse para estar al día. Claro que hay ideas para aprender en el caos de la transformación de la sociedad. Todo se inicia con una disciplina de innovación, observar los cambios de intereses y necesidades del individuo, profundizar en las megatendencias y determinar por su comportamiento si van a desaparecer o se van a consolidar, fortalecer los métodos que son efectivos en este momento y extrapolarlos al futuro.
La sociedad necesita de nuevos ciudadanos preparados para enfrentar el futuro con mentalidades amplias y habilidades que permitan en conjunto el progreso sostenido de la nación, pero esto es posible sí y solo sí, se beneficia el cambio del modelo educacional como lo desarrolló la Revolución Liberal de 1871 al crear una política pública (vigente aún) que… “la educación debe ser obligatoria, gratuita y laica”.
COLUMNAS
Conductas problemáticas de los niños
Sala de prensa
El Instituto de Bienestar Socioemocional (IBEM) de la Facultad de Psicología, realizó el seminario internacional Intervenciones en Parentalidad, con el fin de profundizar en el significado que tienen las distintas actividades que hacen los padres con sus hijos. El expositor Daniel Shaw, director del Centro para Padres y Niños de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, se refirió al método Family Check- Up (FCU), que busca reducir las conductas problemáticas de los niños mediante la mejora de las prácticas de crianza y gestión familiar.
Shaw destacó que la intervención FCU brinda a los padres las herramientas que necesitan para manejar los comportamientos de sus hijos de manera efectiva y construir una relación sólida y positiva con ellos. “En comparación con los niños de familias que nunca participaron en un chequeo familiar, los niños de familias que sí participaron tienen menos problemas emocionales y de conducta en el hogar y en la escuela; mejor regulación de las emociones; mejoras en el desarrollo temprano del lenguaje y mayor rendimiento académico”, explicó.
La intervención FCU brinda a los padres las herramientas que necesitan para manejar los comportamientos de sus hijos.
Daniela Aldoney, directora del Laboratorio Familia, Apego, Adolescencia e Infancia UDD, profundizó sobre el rol de la parentalidad que existe hoy. “Tenemos robusta evidencia por más de 60 años sobre este tema”, agregando que “cuando lo padres lo hacen bien, se refleja en los niños, ya que tienen mejores habilidades sociales, mejores indicadores en salud, mayor desarrollo del lenguaje y les va mejor en pruebas estandarizadas. En general, son niños que tienen mayor bienestar.
Entonces, la parentalidad es algo que hay que promover porque tiene inferencia en la calidad de vida de los niños”, manifestó. Por su parte, Soledad Coo, investigadora del IBEM, habló sobre su trabajo con madres primerizas que han sufrido depresión posparto, indicando que una de las herramientas preventivas para evitarla es el diálogo y también un involucramiento del papá del niño o niña. “Al tener un hijo por primera vez hay que generar un equilibrio, ya que ser padres por primera vez puede ser algo muy estresante y hay que crear un nuevo rol”, señaló.
COLUMNAS
Cuidar a una persona con discapacidad cambia la vida (I)
Javier Bernácer
Investigador en el Grupo Mente-Cerebro, Instituto Cultura y Sociedad (ICS), Universidad de Navarra
¿Qué dice la ciencia acerca de los efectos psicológicos del cuidado a una persona con discapacidad? Intuitivamente, es esperable que haya una transformación, pero ¿en qué sentido? La evidencia científica es abrumadora: los cuidadores están consumidos por el estrés y la carga. ¿O no siempre es así? ¿Podría esa “evidencia científica” estar sesgada?
El método científico exige la elaboración de una hipótesis que ha de ser comprobada –o refutada– por las evidencias que se encuentren. Por lo tanto, los resultados dependen de esa hipótesis. Si se busca el nivel de estrés y la sensación de carga, pongamos por caso, en unos padres que han de hacerse cargo de un niño con una alta discapacidad, sin duda va a encontrarse, especialmente si solo se les pregunta por ello. Basta con añadir a la batería de preguntas, por ejemplo, algunas sobre el desarrollo de estrategias para superar esas situaciones negativas, y se encuentran otro tipo de respuestas.
Hay numerosos trabajos que evidencian un aumento en el crecimiento personal cuidando de un niño con una discapacidad.
Hay numerosos trabajos que evidencian un aumento en el crecimiento personal cuidando de un niño con una discapacidad. En una investigación cualitativa examinando a lo largo de un año la experiencia vital de 33 progenitores en el cuidado de un hijo con tales características, describen el crecimiento personal como el desarrollo de estrategias para lidiar con la pena y la ansiedad; de hecho, ambas decrecen a lo largo del año y se convierten en fenómenos intermitentes.
Otro estudio muestra la experiencia de los abuelos que tienen un nieto con una discapacidad intelectual, en comparación con abuelos de niños que no la presentan. Curiosamente, se encuentra una mayor experiencia de emociones negativas en los segundos. La muestra no es pequeña, ya que incluye cerca de un centenar de abuelos por cada grupo.
Si la búsqueda de estudios se centra exclusivamente en los efectos positivos de tener un hijo con una discapacidad, encontramos el estudio de Tim Stainton y Hilde Besser. En él se destacan ocho campos en los que los padres de niños con una discapacidad intelectual se sienten privilegiados. En primer lugar, ven su situación como una fuente de felicidad, al ver cómo sus hijos son capaces de hacer cosas que en principio parecían imposibles.
Continuará…
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