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Revista Viernes

Sus restos yacen en Père Lachaise  junto a otros grandes de la historia

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El escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias está enterrado en el cementerio parisino Père Lachaise desde junio de 1974, cuando falleció de cáncer, en Madrid. Su tumba tiene una réplica de la estela 14 del sitio arqueológico El Ceibal, Petén, y en la lápida se lee: Gran lengua de Guatemala, Unigénito de Tecún-uman. Está con numeración maya y los múltiples reconocimientos que obtuvo en vida, descritos tanto en español como en francés.

En un acto en el Palacio Nacional de la Cultura, con la presencia del mandatario guatemalteco, Bernardo Arévalo, y de los familiares de Asturias, el pasado 9 de junio, cuando se cumplía medio siglo de su muerte, se anunció que sus restos serían repatriados desde Francia a Guatemala.  

El célebre camposanto de la capital francesa

Se sitúa en el número 16 de la Rue du Repos, en el XX distrito, y muchos lo usan como si fuera un parque. Allí descansan los famosos de la música, literatura, ópera y más, como el escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo; la cantante Edith Piaf; el compositor y pianista Frédéric Chopin; el vocalista del grupo The Doors, Jim Morrison; la soprano María Callas; el poeta Óscar Wild, por mencionar algunos.  

Es de los más visitados por los turistas, pero también por los guatemaltecos residentes en Europa que llegan a adornarlo o conocerlo. Christian Rodríguez, especializado en montañismo inclusivo, llegó hace algunos años con su familia y se tomó fotos para el recuerdo. Por su lado, Claudia Montenegro relató que limpió un poco la sepultura porque estaba bastante sucia y con grafiti, que no le pudo quitar. “Me quedé muy triste porque estaba muy descuidada”, mencionó. 

“En el mapa de gente ilustre que está enterrada ahí ya no figuraba el nombre de Asturias, uno de los guías me comentó que años atrás sí estaba”, expresó la guatemalteca que radica en España. Agregó que en la página de La Villa de París en el mapa completo sí aparece el laureado autor. 

“Durante años he sido el único en París en cuidar y velar con cariño porque las tumbas de Asturias y de Gómez Carrillo tengan flores y estén limpias. Esto no es anodino para mí”, indicó Marlon Meza Teni, músico, actor y fotógrafo franco-guatemalteco. 

Marisol Vásquez
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Hace setenta años Jacobo Árbenz abandonó el poder

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Fotos: Páginas de Facebook Pueblo conoce tu historia y Jacobo Árbenz

“Como mi gobierno ha sido acusado de ser de naturaleza comunista, sin que hayamos podido desvanecer que no lo es, aun cuando hemos empleado todos los medios para convencer a los elementos reaccionarios del mundo de que lo sostenido por los círculos gobernantes norteamericanos es una patraña, y como en esos círculos harán más despiadada la agresión contra Guatemala, he tomado una dolorosa y cruel determinación: (…) abandonar el poder”.

Ese es un fragmento del discurso que pronunció por la radio TGW, con voz cansada y deprimida, el segundo presidente de la Revolución de 1944, Jacobo Árbenz Guzmán. Eran las 21:00 del domingo 27 de junio de 1954.

Con su determinación, se concretó el primer golpe de Estado en Latinoamérica perpetrado por el Gobierno de Estados Unidos, con el patrocinio de la United Fruit Company (UFCO), y ejecutado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés) mediante la operación PBSuccess, autorizada por el presidente Dwight Eisenhower.

Árbenz se sintió traicionado por algunos de sus colegas militares y se vio sin apoyo internacional, lo que causó su dimisión. La agresión estadounidense perpetrada por sus aliados locales incluyó ataques aéreos a centros neurálgicos del país desde suelo hondureño, dirigidos por el coronel Carlos Castillo Armas. “Por los bombardeos nos metíamos debajo de la cama, mientras mi padre fumaba en exceso y se paseaba de un lado a otro preocupado”, relató Jacobo Árbenz Vilanova en una entrevista concedida a un medio internacional.

Al día siguiente de la renuncia, mientras se encontraba en la capital de El Salvador, donde era embajador de Guatemala, el literato Miguel Ángel Asturias escribió un artículo que permaneció inédito durante 17 años. “Así, cristalizado en lágrimas y esperanzas, quedó el sueño de una Guatemala mejor en el ojo garzo de Jacobo Árbenz. Si hubiera botado cobardemente sus parpados entre la realidad y sus sueños, se habría perdido o habría perdido a su país, se había cegado y habría negado el mañana todo lo que está por realizarse”, redactó entre amargura y una débil esperanza.

Asunto agrario que molestó a sectores poderosos

Árbenz propuso una reforma agraria que se consideraba una amenaza para los intereses de la UFCO, que presionó por su expulsión. Jorge Solares en su libro Jacobo Árbenz: soldado del pueblo, coronel de la primavera, cita: “Entre enero de 1953 y junio de 1954 resultaron beneficiadas ciento treinta y ocho mil familias, equivalentes a un treinta o cuarenta por ciento de los trabajadores sin tierra que lograban por fin acceso a una base económica propicia para adquirir bienes y servicios y robustecer el mercado interno. Tal medida sin precedentes en Guatemala atrajo, por supuesto, inflamadas protestas de los terratenientes de siempre, aunque algunas de estas no fueron del todo infundadas por causa de errores o por abusos particulares, efectuados sin conocimiento del Gobierno”.

Despojo, humillación y traslados

El exmandatario y su familia se refugiaron durante casi tres meses en una sección del segundo piso de la Embajada de México en Guatemala. En una habitación contigua había personas allegadas a él, como su canciller Guillermo Toriello, Alfonso Bauer Paiz, Augusto Charnaud McDonald, Eduardo Weymann y Carlos González Orellana. En el resto del edificio se encontraban casi 300 personas, incluso ilustrados republicanos españoles que estaban en el país para compartir sus conocimientos.

El martes 7 de septiembre de 1954, después de que el gobierno de Castillo Armas otorgó un salvoconducto, la antigua familia presidencial se dispuso a viajar a México. En el aeropuerto, Árbenz fue despojado de su vestimenta y dejado en ropa interior y se le tomaron fotografías; una de ellas circuló por todo el mundo. Aparentemente, fue para constatar que no se llevaba “bienes del pueblo”, pero en realidad era para humillarlo. Lo mismo ocurrió con su esposa y su hija Leonora, a quienes no las
fotografiaron.

Cuarenta años después, el 15 de septiembre de 1994, un diario matutino local abrió sus páginas a María Vilanova de Árbenz, quien publicó su testimonio sobre Jacobo, ella misma y su familia: “Los sufrimientos de su exilio no tienen comparación y seguramente esto aceleró su muerte. México nos concedió asilo temporal, pero mientras se formalizaba, fuimos recibidos en la Embajada de México en Guatemala, en cuyo recinto estaban aproximadamente 300 personas, especialmente republicanos españoles”.

Con los años vivieron en Francia, Uruguay, Suiza, Cuba, la ex Unión Soviética, Checoslovaquia (hoy República Checa) y México. Una amiga cercana al matrimonio Árbenz Vilanova, mientras vivieron en Uruguay, recuerda cómo en Jacobo la invasión y su renuncia estaban “detenidas en su cabeza” y él, una y otra vez, “permanecía recordando y recriminándose”.

Su hijo lamentó la invasión, la represión que tuvieron por parte de la CIA que repercutió en su familia. “Mi padre en sus últimos días murió amargado, se sintió decepcionado, frustrado de ver que todo lo bueno que había tratado por Guatemala no fue entendido, fue malinterpretado”, resumió.

Siete décadas después de su renuncia, se mantiene vivo el recuerdo de quien sucedió a Juan José Arévalo en la Presidencia de la República, incluso melifluo, como escribió el Premio Nobel de Literatura 1967: “Un hombre, un conductor, un carácter, uno de los nuevos héroes de la América Nuestra, Jacobo Árbenz”.

Marisol Vásquez
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Arte y transformación social

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Texto: Amalia González Manjavacas/EFE
Fotos: EFE

La repercusión de los cambios sociales en el arte de finales del siglo XIX y principios del XX es el tema central de una nueva exposición en el Museo del Prado que permite conocer los primeros trabajos de artistas tan conocidos como Picasso, Sorolla, Solana, Regoyos, Rusiñol o Zuloaga, obras de temática social que, pese a ser de grandes maestros, muchas no habían sido expuestas antes.

Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910) brinda al visitante la oportunidad de aproximarse a un fenómeno, el del arte social, relativamente breve en el tiempo, de apenas 25 años, según expone el comisario de la muestra, Javier Barón, jefe de Conservación de Pintura del Siglo XIX.

“Entre 1885 a 1910 con los gobiernos liberales en España se produjeron cambios decisivos para la modernización del país, a semejanza de lo que ocurrió en Europa. Los autores dejaron de tratar asuntos históricos para abordar la vida del momento, de modo que sus creaciones se convirtieron en testimonios elocuentes de aquellos cambios”, afirma el historiador del Arte.

Una oportunidad única para aproximarse a las interpretaciones de los virtuosos y de la profunda transformación social experimentada, ya que después de una larga época de predominio de la pintura de historia, con lo histórico como inspiración principal, es ahora cuando la temática de contenido colectivo va a analizar los cambios que tuvieron lugar en este período.

Influidos por la fotografía, los pintores buscaron una objetividad en la representación, adoptando un estilo naturalista, similar al que había triunfado en Francia y en otros países, pero sin perder la identidad especial gracias al estudio y a la reivindicación de Velázquez como referencia de prestigio.

Obras expuestas por primera vez

La diversidad de técnicas y registros creativos en los casi 300 trabajos (muchos antes nunca expuestos) que componen la muestra permiten mostrar la gran variedad de respuestas al reto de representar los reajustes de la sociedad de su tiempo en aspectos hasta entonces apenas tratados y que abarcan diferentes aspectos de la vida contemporánea, incluidos aquellos que, por su carencia de belleza, su supuesta falta de decoro o su considerada ausencia de interés, apenas habían sido valorados.

Entre ellos, el trabajo industrial y el de la mujer, la educación, la enfermedad y la medicina, los accidentes laborales, la prostitución, la emigración, la pobreza y la marginación, las huelgas, el anarquismo y las reivindicaciones obreras. Otros temas, en cambio, que tenían una larga tradición, como el trabajo en el campo y en el mar, la religión y la muerte, aparecen ahora vistos bajo un prisma nuevo. El hecho de que continuaran tratando los mismos temas que habían abordado los naturalistas permite poner de manifiesto, en la exposición, la riqueza de las aproximaciones a aquellos asuntos en un corto tiempo.

En la exhibición se analizan la diversidad de interpretaciones de todos esos temas, la interrelación entre las distintas técnicas, como la fotografía, la ilustración y la pintura y la crisis del sistema de representación naturalista tras el triunfo de sus autores más destacados, como los hermanos Luis y José Jiménez Aranda, Vicente Cutanda, Joaquín Sorolla, Santiago Rusiñol y Ramón Casas.
El período de eclosión del primer arte social estuvo comprendido entre las Exposiciones Universales de París de 1889 y 1900, en las que dos pintores españoles, Luis Jiménez Aranda y Joaquín Sorolla, respectivamente, recibieron la medalla de honor. Aunque continuaron cultivándose por otros hasta 1910, las propuestas del naturalismo fueron sustituidas por otras de índole más expresiva.

El cinematógrafo había llevado al máximo las posibilidades de representación de la vida, de modo que los artistas renunciaron a los grandes formatos y a la objetividad y siguieron una orientación radicalmente moderna, que consideraba la revolución obrada por el posimpresionismo en París. Pintores, escultores y creadores gráficos, entre ellos muchos catalanes y vascos, encontraron allí un cauce apropiado para desarrollar sus propuestas con mayor libertad y al margen de la academia.

Junto a la pintura, también se incluyen la escultura y las artes gráficas, así como la fotografía y el cine, que tuvieron el papel más destacado en la configuración de la imagen de la época. Además, se ofrece la posibilidad de descubrir algunas de las experiencias multimedia que Samsung y el Museo han creado a lo largo de 10 años de colaboración como la Guía del Prado, que puede descargarse de forma gratuita.

La insuficiente protección de los trabajadores hacía frecuentes los accidentes laborales en las tareas tradicionales como la pesca, en ¡Aún dicen que el pescado es caro!, de Joaquín Sorolla, y también en los nuevos trabajos de obras públicas motivados por la expansión de la construcción, que vemos en Una desgracia, de José Jiménez Aranda.

En cuanto al apartado de la emigración, hay que recordar que en la última década del siglo XIX emigraron de España a América, principalmente a Cuba y Argentina, hasta 400 mil personas. Este nuevo acercamiento de los pintores a este asunto se produjo en cuadros de grandes dimensiones, con figuras monumentales, siendo frecuente la elección del motivo del embarque de los que partían, de igual forma reflejado en las fotografías, ya que este momento condensaba mejor que ninguna la tristeza por la despedida de los familiares y la incertidumbre por el futuro.

Colaborador DCA
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Pase adelante y elija el atuendo ideal

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David Ramírez Cotón presenta al público su primera exposición individual Se abrió paca, la que se ubica en Galería Rebelde.

Al ingresar aparecen los mensajes: “Llega un momento en que lo cotidiano es el lugar más agradable de los refugios”, “Que el mañana sea lo que alguna vez hemos soñado”. “Es como el sentir de esas personas que se dedican a este comercio informal”, los que también surgen de la inspiración del artista guatemalteco.

Las cortinas dan paso a más de 50 piezas. Colgadas en serchas y en la pared se observan toallas, pantalones, edredones, camisas, faldas, vestidos y blusas; algunas, con las características de los personajes animados de Bugs Bunny, Mickey Mouse o también el conocido tigre en la colcha. Cada una de las prendas son pinturas en acrílico sobre lienzo a escala real, que están inspiradas en un puesto de venta familiar. En el lugar todo es interactivo, pues el espectador puede tomar cada atuendo y probárselo en el vestidor.

Según Ramírez, su acercamiento a las pacas no es por las tendencias, sino es debido a un tema personal de infancia; específicamente, de la economía familiar que ha vinculado a sus tíos de Mixco con este negocio. “Es más bien un intento del artista por compartir desde su lenguaje pictórico el día a día de su familia y su comunidad”, cita el texto curatorial.

“Desde que mis familiares iniciaron su venta, he tenido presente y cercano el oficio. Sin embargo, en 2022, con el repunte del Covid-19 falleció mi tío y algo que no olvido fue la última paca que compró, la cual mi tía Yanet, de manera simbólica, guardaba en una habitación, dándole un sentido a su pérdida y el esfuerzo de su trabajo”, enfatizó el creador.

Josseline Pinto, curadora de la muestra, comentó: “Para David, la exposición es un carnaval fúnebre, un escenario lúdico que nos invita a formar comunidad a través de su realidad. Al mismo tiempo, cuestiona las implicaciones que tienen estos comercios para los distintas partes del país y cómo cada uno de nosotros participa de estas economías desde la moda, la conciencia ambiental y las condiciones de vida”.

Pinto agregó que en la ropa de segunda mano se encuentra de todo, y lo que gira a su alrededor habla tanto del emprendedurismo como de la situación económica y social de distintos grupos de Guatemala, que ven en estas ventas el sustento para su familia y el sueño de la superación personal.

Marisol Vásquez Fotógrafo: Herbert García
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