Ringo Starr, el afable batería de los Beatles, celebra hoy desde su casa, con un espectáculo virtual y solidario, sus flamantes 80 años, convertido en toda una leyenda y perpetuando su característico mensaje de paz y amor.
En plena pandemia COVID-19, el carismático artista soplará las velas desplegando un concierto online (el llamado Ringo’s Big Birthday Show), retransmitido en streaming en su canal de YouTube.
Acostumbrado a actuar frente a multitudes, la pandemia le obliga en esta ocasión a modificar lo que ya es toda una tradición, las fiestas anuales en las que el batería reivindica el flower power.
Desde 2008, Ringo, flamante abuelo de ocho nietos y un bisnieto, ha festejado esta fecha señalada con un gran despliegue musical. El último contó en Los Ángeles con artistas de la talla de David Lynch y Peter Jackson y una audiencia multitudinaria.
Ahora le acompañan virtualmente celebridades (y amigos) como Paul McCartney, Sheryl Crow, Joe Walsh, Ben Harper, y Gary Clark Jr y los beneficios irán destinados a causas solidarias: apoyar al movimiento Black Lives Matter o respaldar al personal del NHS, el servicio público sanitario de este país.
El paso del tiempo no ha minado el inagotable optimismo que desprende Ringo. Junto con McCartney, Richard Starkey (Liverpool, 7 de julio de 1940) es el segundo integrante que todavía está vivo del archiconocido cuarteto de Liverpool, tras el infame asesinato de John Lennon en 1980 y la muerte de George Harrison en 2001.
Pese a su avanzada edad y a los excesos cometidos en su juventud, que nunca ha negado, Ringo se ha mantenido musicalmente activo, conservando intacta su actitud pletórica ante la vida y sin agotar sus múltiples facetas creativas.
Lejos de haberse convertido en un octogenario retirado, su último álbum, What’s my name, salió al mercado en octubre del año pasado.
Si bien su popularidad nunca ha igualado a la de McCartney y la del malogrado Lennon, Ringo también ha puesto voz a varios temas icónicos del grupo, como With a Little Help from My Friends, I Wanna be your Man y Yellow Submarine. Y compuso otros nada desdeñables como Don’t Pass Me By y Octopus’s Garden.
Su reconocida habilidad musical para crear siempre atrajo el elogio de la crítica y, de alguna manera, logró ensalzar la figura, frecuentemente en la sombra, de los baterías. Su último y vigésimo proyecto en solitario, el citado What’s my name, tiene a su viejo amigo McCartney colaborando en un par de temas.
Además de la música, otra de sus pasiones creativas fue el cine, donde hizo varias incursiones en la gran pantalla en los años 80. Divorciado en 1975 de Maureen Cox, la madre de sus tres hijos, Zak, Lee y Jason, fue en el rodaje de la película Caverman (1981) en la que conoció a quien se convertiría en su segunda esposa, Barbara Bach, con quien lleva casado 39 años.
Sin abandonar su espíritu un poco adolescente, él mismo reconoce hoy que la vida ha sido “amable” con él al tiempo que adelanta que su intención es seguir tocando “pasados los 80”.
*EFE