Revista Viernes
Reinventarse
Tuve la oportunidad de compartir en Washington, por 22 días, con Jon y Rae Leeth. Amigos queridos por mucho tiempo y que, durante el lapso que vivieron en Guatemala, se destacaron por su disposición de ayudar a artistas emergentes y la facilidad para cultivar amistades duraderas. Si alguna casa rebozaba calidez fue y es la los Leeth.
Con Rae como lazarillo visité museos que el turista no suele conocer. Además de apreciar trabajos tempranos de autores universales, que me maravillaron debido a que sin la firma jamás los hubiera reconocido, con ella aprecié sus luces, composición y paleta de colores. También me llevó a edificios históricos donde pasamos un buen tiempo explorando detalles, recovecos y otras maravillas. Quizás la catedral de Washington sea el local donde más tiempo pasamos. Ese día caminamos 12 kilómetros.
Rae, como escultora, dejó en este país un legado de más de 30 años. Sus estatuas, algunas de ellas institucionalizadas como la del Museo Nacional de Arte Moderno, Casa Popenoe (ambas en Guatemala) y la Universidad Zamorano (Honduras), son un buen ejemplo de sus capacidades expresivas. En esa etapa manejó el mármol, la madera, el bronce y el barro, dejando en las obras su impronta.
Esta admirable mujer, nacida en 1939, no puede quedarse quieta. Es, en realidad, un motor que funciona a toda marcha. En EE. UU. ya no puede ser escultora por todo lo que implica forjarse una carrera, un taller propio equipado y un espacio suficiente para almacenar la obra que se vaya creando. No es tan fácil debido a los costos y las complicaciones de la comercialización. Aun así, Rae encuentra modos de expresarse y mantener presencia en su nueva comunidad. Club de lectura, grupo de caminantes, supervisora de las plantas de la terraza del edificio… en fin, siempre está en movimiento socializando.
Después de las incertidumbres del encierro y el Covid, se unió a un grupo de acuarelistas capitaneado por una artista reconocida: Joey Malapaz. Y en esta técnica tan difícil encontró otro medio de expresión que va dominando con soltura y con una capacidad que de nuevo la pone sobre el escenario de las artes (hay que recordarse que las aguadas no se pueden componer si se comete errores). Rae ya está exponiendo en Washington y de nuevo, también en Guatemala, totalmente reinventada.
Revista Viernes
Las navegantes del Pacífico
En estos meses son liberados miles de crías de tortugas marinas
Las nubes grises sobre el mar anunciaban una tormenta durante una tarde de sábado, cuando un grupo de personas documentó la liberación de las tortugas marinas en Taxisco, Santa Rosa. A cada uno se le entregó una jícara en la que estaban las recién nacidas que no pueden ser tocadas, para ponerlas en la arena. Con pasos lentos, unas más que otras, dirigidas por su instinto de sobrevivencia, avanzan a la inmensidad de las aguas y se marchan.
Este proceso se realizó en la Estación Biológica comunitaria El Banco, ubicada en la carretera a Monterrico, donde se protege a las especies que están en peligro de extinción en la costa del Pacífico de Guatemala. Establecida por la Asociación Fundaselva de Guatemala e Índigo Expeditions, en 2017, para monitorear las poblaciones y asegurarles la supervivencia. Las hembras, durante la temporada de anidación, regresan a la playa para poner sus huevos y cada nido puede contener hasta 120.
Otra de las labores en el lugar es la limpieza de la playa de plásticos y basura, para mantener el medioambiente saludable y trabajan con las escuelas locales para concienciar sobre la contaminación.
Asimismo, en las comunidades de los alrededores se recolectan huevos y los incuban en sus criadores para ayudar a que más crías sobrevivan. Luego, liberan a los neonatos en el océano Pacífico y dan la oportunidad al público de participar y promover la conservación.
Puede adquirir una docena de huevos de un miembro de la comunidad local que los ha recolectado legalmente de un nido en la playa o adoptar estos reptiles y el dinero ayuda a realizar un trabajo vital para preservarlos. También se liberan por las tardes de septiembre hasta diciembre, a partir de las 16:45, por una contribución de 10 quetzales.
Experiencias
“Es la primera vez que participé, siempre me había surgido la inquietud de saber cómo era el proceso, y es una experiencia inigualable colaborar con el ciclo de la vida animal. Es una actividad que recomiendo, apta para toda la familia y se fomenta en los niños el respeto a la naturaleza”, expresó Alejandro Ávila.
Mónica Duarte comentó que fue una práctica muy enriquecedora asistir a las crías a que continúen con su ciclo de la vida.
“La liberación nos forma parte de la naturaleza y aprendamos sobre la conservación de la especie. Desafortunadamente, no sabemos cuántas van a sobrevivir de los depredadores, pero debemos estar satisfechos de que cumplimos con este apoyo”, manifestó.
El Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) menciona que los esfuerzos para la conservación de las tortugas marinas en el país continúa con el apoyo de socios estratégicos, los cuales se iniciaron en los años 80, con el establecimiento de los primeros tortugarios y un sistema informal de cuotas de conservación.
Datos
Desovar
Las hembras pueden poner entre 80 y 100 huevos en un nido.
Incubación
Los huevos de los quelonios marinos incuban entre 40 y 45 días.
Vida marina
Pueden pasar más de 10 años antes de que las hembras regresen a su playa.
Revista Viernes
Los cuentos de Yolanda Oreamuno
El mérito de esta compilación radica en la búsqueda, el rastreo del mito y la riqueza literaria que la autora decidió publicar en vida. Los 16 cuentos que integran esta edición comparten la voz de la pérdida, la resistencia al paso del tiempo y la necedad de la naturaleza humana.
Sutiles y sugerentes, los cuentos de Las mareas vuelven de noche y otros cuentos se revelan al lector con la complicidad de un secreto compartido por la autora.
Esta publicación es un homenaje a su memoria. Yolanda Oreamuno escribe el primer cuento a los 16 años. Aproximarse a su trabajo literario es entrar en el cuarto de los espejos. Su narrativa es nebulosa y nostálgica, en ella gravitan personajes perversos e inocentes, que odian o aman a ciegas.
Revista Viernes
Leyes para los más pequeños del hogar
La Constitución Política de la República de Guatemala es la ley suprema del país, porque en ella están reconocidos nuestros derechos; además, indica quiénes dentro del Estado de Guatemala deben colaborar para que se respeten los derechos.
Este libro está dedicado a los más pequeños y primero les explicará cuáles son los derechos y deberes de los connacionales; asimismo, los órganos encargados de apoyar al Estado para que se cumpla su legislación.
Los defensores de la Constitución acompañarán a lo largo del recorrido para que los menores comprendan de mejor manera lo que se les está explicando en un lenguaje amigable y redactado especialmente para ellos.