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COLUMNAS

Qué son los servicios en la nube (I)

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Gerardo Alejandro Santéliz García

Gerardo Santéliz

Asesor de Gobierno Electrónico de la Comisión GAE [email protected]

Hoy enfrentamos retos grandes en relación con las demandas ciudadanas y los servicios del Gobierno hacia ellas, hacer que el Estado facilite parte de su función por medio de las tecnologías electrónicas; claro está que hoy vemos avances en los servicios médicos por medio de telemedicina, teleclínica, las monedas digitales, la inteligencia artificial aplicada en los satélites espaciales y la inteligencia artificial en la nanomedicina, nanotecnología, tecnología cuántica, y lo más común en nuestro medio los smartphones o teléfonos inteligentes. Guatemala, para diciembre de 2020, según la Superintendencia de Telecomunicaciones (SIT), tenía registro de un total de líneas de teléfono de casi 20.4 millones (20,390,671), un número mayor a la población del último censo estadístico. No es que estemos cerrando la brecha digital por medio de la telefonía móvil, pero sí se habilita la posibilidad de poder llevar y diversificar los servicios a la población y acercar el gobierno a los ciudadanos. Ese sí que es un gran avance, pero no se podrá hacer esa reducción de brecha, si el Estado sigue haciendo lo mismo.

Reitero que el enfoque del Gobierno Electrónico está en el uso de las tecnologías de información y comunicación, para ser eficaz en los servicios públicos y gestiones internas con celeridad y calidad mediante la informática, mejorando cualitativamente la información, los servicios y la transparencia de su función; esto no podrá ser posible si como ciudadanos no damos esos pasos hacia la ciudadanía digital, firma electrónica avanzada, interoperabilidad de los sistemas públicos, facilitación de datos ciudadanos en las entidades donde se requiere de forma electrónica, servicios digitales a las necesidades puntuales, y ciberseguridad para todos… parece soñar en esto.

El asunto es que la generación de 2010 para acá, esos ciberciudadanos ya no podrían vivir haciendo colas, ya no tienen tiempo para que el navegador de internet se tarde tres minutos sin responder. Ya se han ofrecido demostraciones de ordenadores cuánticos: estos cuentan con 53 cúbits (la unidad básica de la computación cuántica). Realiza un cálculo en poco más de tres minutos que, según las estimaciones, el superordenador más grande del mundo tardaría 10 mil años o 1,500 millones de veces más tiempo en completar.

Ya se han ofrecido demostraciones de ordenadores cuánticos. Estos cuentan con 53 cúbits (la unidad básica de la computación cuántica).

Si bien eso fue solo una prueba de concepto, la pregunta es ¿hacia qué mercado tecnológico debemos estar listos por atender? El mercado de servicios se volvió aún más evidente y necesario ante la situación de la pandemia por el SARS-CoV2, se demanda información, servicios digitales, mercadeo digital, alta disponibilidad hacia los servicios, seguridad digital de los servicios, y accesibilidad electrónica a los servicios y eso es de lo más común, desde hace por lo menos 30 años que demandamos eso en los servicios de nube… término que vale la intención adentrarnos en qué es, una cuenta de correo de dominio público como las de @gmail.com @hotmail.com, etcétera, nos permiten autenticación, acceso, almacén y administración de políticas dentro de su plataforma. Eso es una nube publica; los dominios de carácter privado, por ejemplo, @minfin.gob.gt, @transparencia.gob.gt, etcétera, si bien son de entidades públicas, estas tienen su nube privada, porque tienen su software, su hardware y sus conexiones a internet y administran sus políticas de seguridad, pero hay una tercera forma de nube, y son las híbridas, que utilizan de forma conjunta las 2 anteriores; y luego bajo esos 3 principios están los servicios que se pueden obtener de los proveedores de nube 1.- Cloud Software as a Service (SaaS, derivado del inglés) es aquella aplicación ofrecida por un fabricante de software o proveedor de servicios informáticos, a través de internet, para la utilización de varios clientes. 

Continuará… 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Premios por trayectoria y aportes al arte guatemalteco

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Fernando Soto, 

Director de Fomento de las Artes, Ministerio de Cultura y Deportes 

[email protected]

Guatemaltecos, cuyos nombres han trascendido las fronteras de nuestro país por su valor artístico, forman una constelación de estrellas en el firmamento del arte nacional. Nombres como Joaquín Orellana, Carlos Mérida, Efraín Recinos o Miguel Ángel Asturias, son algunas de estas figuras del arte nacional que dan renombre a Guatemala en el universo artístico. 

El Estado de Guatemala, por medio del Ministerio de Cultura y Deportes, constitucionalmente tiene la obligación primordial de proteger, fomentar y divulgar la cultura nacional y, anualmente, reconoce a los artistas por medio de la entrega de los Premios por Trayectoria y Aportes al Desarrollo del Arte.

El Estado tiene la obligaciòn de proteger, fomentar y divulgar la cultura nacional.

Marimba, teatro, danza, música, artes visuales y artes circenses son las disciplinas en las que se premia a mujeres y hombres guatemaltecos dedicados al arte nacional, enalteciendo, reconociendo y valorando a las y los guatemaltecos dedicados al quehacer artístico nacional.

Durante el año se entregan los premios a los artistas en cada una de las disciplinas en las que han destacado, contribuyendo al desarrollo del arte, ya sea por medio de la docencia, la proyección de su arte como destacado intérprete, o la labor  creadora de obras artísticas, fruto de años de dedicación y esfuerzo, sirviendo como ejemplo a las nuevas generaciones de niños y jóvenes que inician o se están formando en el arte y, a la vez, proyectando su obra creadora a la sociedad guatemalteca, dejando un legado artístico que muestra  la grandeza del arte a nivel nacional e internacional.

Educadores que transmiten a las nuevas generaciones su conocimiento y experiencia en las escuelas de arte, conservatorios o academias comunitarias que existen en el territorio nacional;  dramaturgos, compositores y coreógrafos que  plasman en su obra historias y vidas, paisajes sonoros, lenguajes corporales cadenciosos con el fin de transmitir una idea, un momento, un mensaje, un recuerdo o una realidad; músicos, actrices y actores, bailarinas y bailarines, escultores y pintores, payasos, acróbatas y magos que han dejado su vida en las tablas, en teatros, en galerías, en parques, iglesias, edificios, en festivales o en donde se pueda hacer un escenario o montar una exposición y presentar ante un público diverso y colorido el fruto de la obra creadora
individual o colectiva.

Mientras sigamos reconociendo y valorando a nuestros artistas, seguiremos llenando de estrellas el firmamento artístico de nuestra Guatemala.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

La crisis de la verdad: deepfakes y desinformación

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El Informe sobre Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial destaca las principales amenazas que enfrentará el mundo. Entre las más urgentes para los próximos dos años se encuentran la desinformación, los fenómenos meteorológicos extremos, la polarización social, ciberataques y los conflictos armados. 

La desinformación, entendida como información falsa difundida sin intención y como aquella creada deliberadamente para engañar, destaca como una de las amenazas más preocupantes. Dentro de este fenómeno, se incluyen las deepfakes: videos o audios generados con inteligencia artificial que imitan a personas reales diciendo o haciendo cosas que nunca ocurrieron.

No se trata solo de una amenaza tecnológica, sino también de un reto cultural.

Estas herramientas, que utilizan modelos de aprendizaje profundo para crear contenido casi indistinguible de la realidad, están ahora al alcance de cualquiera con acceso a un software básico, convirtiéndose en una poderosa arma de manipulación.

En un país como Guatemala, donde persiste la polarización política y la desconfianza en las instituciones, las deepfakes representan un riesgo enorme.

La rapidez con la que se difunde la información a través de plataformas como Facebook, WhatsApp o TikTok, sumada a la tendencia de la población a consumir información superficial sin verificarla, crea un terreno fértil para el éxito de este tipo de
manipulaciones.

Crear un deepfake no requiere de equipos sofisticados; basta con programas accesibles y suficiente material visual de la persona que se desea imitar. Casi cualquiera con intenciones maliciosas puede producir contenido para difamar a figuras públicas, marcas o influir en decisiones políticas y sociales. En un país donde muchos ciudadanos se quedan en la superficie de lo que ven o escuchan, las consecuencias  pueden ser tremendas.

Vivimos en una era de sobrecarga de información y contenido instantáneo, donde la veracidad de los hechos importa menos que las emociones que estos generan.  

Campañas de desprestigio y contenidos falsos no solo capturan la atención del público y manipulan sus percepciones, sino que también distorsionan la verdad y alimentan la polarización social, aumentando el clima de desconfianza.

A nivel global, estudios como los del MIT han demostrado que las noticias falsas y los deepfakes, se difunden más rápido y llegan más lejos que las noticias verdaderas, especialmente en el ámbito político. Esto se debe a su novedad, apariencia y a su capacidad de generar emociones fuertes como miedo, disgusto y sorpresa, haciéndolas más propensas a ser compartidas en redes sociales.  

No se trata solo de una amenaza tecnológica, sino también de un reto cultural. Las redes sociales, que surgieron como espacios para la libre expresión, hoy pueden adormecer el razonamiento crítico, convirtiendo a los usuarios en presa fácil de la manipulación. En lugar de profundizar y cuestionar, muchos se quedan en la superficie de los titulares y contenidos virales, adoptando posturas emocionales antes que basadas en hechos.

Como ciudadanos, tenemos una gran responsabilidad ante esta amenaza. No debemos consumir toda la información que nos llega sin cuestionarla. Necesitamos practicar un escepticismo saludable, fomentar la alfabetización mediática, la cultura de verificación y análisis crítico educándonos para identificar y combatir la desinformación.

Si no aprendemos a discernir entre la verdad y la manipulación, seguiremos siendo vulnerables y presas fáciles. Solo con una ciudadanía informada y crítica podremos proteger nuestro derecho a tomar decisiones .

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Un compromiso municipal con la discapacidad

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Unidad de Comunicación y Relaciones Públicas
CONADI, Guatemala.

En Guatemala, se estima que 1,025,465 personas viven con al menos una dificultad, lo que equivale al 9.53% de la población total. Durante muchos años, las personas con discapacidad en nuestras comunidades han sido olvidadas y excluidas de diversos ámbitos sociales.

Este es un tema de preocupación para el Comité de Expertos de las Naciones Unidas, que, desde la ratificación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en Guatemala, ha emitido 83 observaciones y recomendaciones al Estado guatemalteco.

Las OMD representan el enlace entre las personas con discapacidad y las entidades municipales.

Para cumplir con estas recomendaciones el CONADI, cuenta con el Departamento de Servicio Nacional de Discapacidad. A través de sus delegados departamentales trabaja con organizaciones e instituciones dedicadas a las personas con discapacidad.

El objetivo es influir en la voluntad política de las autoridades para que integren la temática de discapacidad en los Planes, Programas, Proyectos y Políticas municipales.

En seguimiento a este mandato, CONADI colabora activamente en la Comisión Departamental de Discapacidad (CODEDIS) y con la Comisión Municipal de Discapacidad (COMUDIS); y a partir de la publicación del Acuerdo Gubernativo 137-23024, el pasado 2 de septiembre en el Diario Oficial, el CONADI podrá participar con voz y voto en los Consejos Departamentales de Desarrollo Urbano (CODEDES).

Estos esfuerzos buscan fomentar la participación ciudadana y crear espacios específicos para la instalación de Oficinas Municipales de Discapacidad en los municipios del país.

Hasta la fecha, se han establecido 131 Oficinas Municipales de Discapacidad (OMD) y 2 Direcciones Municipales de Discapacidad (DMD), que sirven como enlace directo entre las personas con discapacidad y sus familias en cada municipio.

Las aperturas más recientes incluyen las oficinas de Santa Catarina Mita, Jutiapa; Melchor de Mencos, Petén; Samayac, Suchitepéquez, San Rafael las Flores, Santa Rosa; Olopa y Quezaltepeque en Chiquimula; así como en Jocotenango y Pastores en Sacatepéquez.

Colaborador DCA
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