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COLUMNAS

Otras cadenas y su significado en las artes de Navarra (III)

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Ricardo Fernández Gracia
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

En cualquier caso, en aquella fiesta, se renovaban los cargos de regidores en una jornada festiva, que incluía una procesión estacional a la antigua parroquia de San Pedro que terminaba en la colegiata, así como un festejo taurino. La mayor parte de las actuales veneras de plata sobredorada pertenecen a la acuñación de 1836, momento en que se suprimieron las que quedaban de oro.

Dominio del mal, la rabia y el demonio: San Miguel, Santa Quiteria, San Bartolomé y San Juan de Sahagún. No podían faltar las cadenas en aquellos santos que tuvieron sujetas pasiones o vencido al mismísimo Satanás. San Miguel, en algunas ocasiones, no solo se le representa venciendo al demonio, sino que le sujeta con una cadena bien visible, como ocurre por ejemplo en la talla renacentista de Sangüesa, el titular de su parroquia en Corella de la segunda década del siglo XVIII y algunos bordados de fines de esta última centuria.

A Santa Quiteria le suele acompañar un perro rabioso a sus pies o un demonio; en ambos casos, sujetos por cadena de grandes eslabones. La tradición le ha atribuido numerosos milagros de sanación, relacionados con la rabia, puesto que los perros se tranquilizaban ante la presencia de sus imágenes. En Navarra contó con sendas cofradías en Tudela y Bigüézal y en ambos casos se le consideraba abogada contra la rabia.

En el primer caso contó con cofradía desde el siglo XIV, que estaba asociada en el siglo XVIII a San Julián, patrono de los cazadores. Cuenta con ermita propia, a la que acudían las gentes a marcar en los costillares de sus perros el escudo candente de la santa, que fue lazareto ocasional hasta el siglo XIX. En Bigüézal cuenta con ermita y a su fiesta acudían pastores y vecinos para bendecir a sus perros, con el ritual propio del monasterio de Leire, dándoles pan con agua y sal previamente pasados por agua bendita. Su cofradía se había establecido en la localidad en 1731, con motivo de una epidemia de rabia, según el censo de 1772.

Destacaremos algunos ejemplos en donde el encadenado es el mismo perro rabioso, como la tabla tardogótica del retablo de Muruzábal o sus representaciones renacentistas en Aquerreta o Badostáin. También, el apóstol San Bartolomé representado, por lo general, desollado y con el cuchillo, suele acompañarse de unas visibles cadenas con las que sujeta al pintoresco demonio. La representación se basa en un pasaje de la vida del apóstol, concretamente en la liberación del demonio a la hija del rey Polimio de Armenia, presentándolo encadenado ante el monarca.

Entre las representaciones en escultura del santo con grandes cadenas sujetando al diablo, citaremos las renacentistas de Larrángoz, Tabar, Ugar y Ochagavía, las romanistas de Arizaleta y Zabaldica, las tallas barrocas de Goyano y Berbinzana y las dieciochescas de Ribaforada, de filiación aragonesa y la del retablo mayor de Lesaca, obra de Juan Bautista Mendizábal (1753).

Sus imágenes son abundantísimas en Navarra en distintos períodos artísticos.

San Juan de Sahagún, patrón de la provincia agustina de Filipinas, a la que pertenecía Marcilla, tiene su lugar entre los lienzos realizados por José María Romero (1890-1891) para la escalera real del convento. Pese a ser representado como protector de las almas del purgatorio, disciplinándose y como protagonista de numerosos milagros, en Marcilla aparece sobre el orbe y el demonio, a los que sujeta con una cadena, dando a entender con ello que venció a ambos.

Como atributos, amén de la estrella en el hábito y el crucifijo, encontramos el pan y el agua, por sus continuas vigilias y ayunos. No falta la perdiz, protagonista de un suceso que la leyenda le atribuye, según el cual el ave que le sirvieron cuando estaba enfermo, recobró su plumaje y marchó cuando el santo le ordenó seguir su camino. Su mensaje es mostrar al santo como penitente y vencedor de las tentaciones. En grandes mansiones por privilegio real. La estancia de la familia real en Corella en el verano de 1711, en la casa de los Sesma, erigida a partir de 1704, trajo consigo la concesión en 1712 de una cédula real, a modo de agradecimiento por la hospitalidad recibida.

En ella, Felipe V concedió la gracia y privilegio de colgar las cadenas en la fachada del edificio, algo que se hizo en lugar bien patente, sobre las puertas de ingreso a esta y bajo los balcones principales, ostensiblemente visibles, como gran signo de autoridad, prestigio e imagen pública. Con ello se simbolizaba el haber albergado a la familia real.

La casa Navascués-Orovio de Cintruénigo también contó con unas enormes cadenas a ambos lados de su puerta principal desde 1707, para significar el derecho de asilo concedido por Felipe V a don José Navascués y Arguedas, monarca que se hospedó en ella en 1706. Actualmente, se conservan en el zaguán de la casa Navascués. Pilar Andueza publicó el dato referente a la casa principal de los Vizcaíno en Miranda de Arga, construida a partir de 1695 por el coronel Juan José Vizcaíno que logró del rey, además de un asiento en las Cortes y el privilegio de levantar cuatro torres en su casa, la colocación de cadenas en puertas y ventanas, en 1700 gracias a un notable donativo a la real hacienda.

Universidad de Navarra
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COLUMNAS

Así nació la imagen real del mundo (II)

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Ana Eva Fraile
Revista Nuestro Tiempo

Desde este puerto inicia su viaje Una tierra prometida y muestra, sobre fondo azul, los álbumes científicos e intelectuales del siglo XVIII. Entre ellos, los cuadernillos L’Anatomie y L’Astronomie de La Enciclopedia, de Diderot y D’Alembert, dos dimensiones que ilustran la ambición de la ciencia por desentrañar cualquier área de conocimiento.

Sus dibujos enriquecieron los compendios sobre cartografía, astronomía, geodesia y nuevas especies.

Con precisión científica trabajaron también los artistas que se embarcaban en las expediciones, numerosas en ese periodo, para levantar acta del horizonte conocido o de nuevas maravillas. Sus dibujos enriquecieron los compendios sobre cartografía, astronomía, geodesia y nuevas especies, especialmente a raíz de que Carl von Linneo publicara en 1735 Systema naturae, su innovadora propuesta taxonómica para los reinos vegetal, mineral y animal.

En sala se encuentran, por ejemplo, los grabados coloreados a mano de Plantae Selectae, obra de los botánicos Trew y Ehret (que había conocido a Linneo), los dibujos en acuarela incluidos en la enciclopedia Libros ilustrados para niños, los álbumes Plantae officinales de Nees von Esenbeck, que investigó las propiedades médicas de las plantas, las litografías de orquídeas de James Bateman o el trabajo Historia natural de los loros, a los que François Le Vaillant pintó en sus hábitats, un acercamiento novedoso a la realidad.

La siguiente escala en esta travesía traslada al visitante a tierras egipcias, adonde el general Napoleón Bonaparte se dirigió en 1798 con hambre de conquista. A los más de 40 mil soldados se unieron 167 savants, que conformaban la Comisión de Ciencias y Artes.

El cometido de estos ingenieros, científicos y artistas era llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre el país. Incluso se fundó el Instituto de Egipto. Aunque la campaña militar fracasó, los miembros de ambas instituciones no regresaron a Francia hasta la capitulación del general Menou, en agosto de 1801.

Solo unos meses después, a principios de 1802, comenzó la aventura editorial.

Continuará…

Colaborador DCA
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COLUMNAS

La seducción del negacionismo climático

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Cristóbal Bellolio

Escuela de Gobierno

El Demoledor es una película de 1993 protagonizada por Silvester Stallone, que versa sobre una armónica distopía donde se castigan los garabatos, la dieta es comida molecular y las relaciones sexuales son virtuales. La única disidencia vive en las cloacas a punta de hamburguesas de ratas, y de cuando en cuando sale a la superficie para asestar golpes terroristas. Su líder es Edgar Friendly.

El credo de Edgar Friendly es sencillo: no está dispuesto a que le digan cómo son las cosas, le gusta decir lo que piensa, y elegir cómo carajo vivir su vida, incluso si se trata de estallar de colesterol. Quiere comer carne hasta hartarse, fumar un cigarro “del tamaño de Cincinnati”, y correr empelota leyendo una Playboy, únicamente porque puede. Los malos no son ellos, que hacen lo que pueden por sobrevivir. Los malos son los de arriba, los que imponen su tiranía frígida y bien portada, que abusan del poder y secuestran los beneficios del progreso.

La negación del consenso climático tiene antecedentes ideológicos, o identitarios.

Friendly es un populista libertario. Populista, porque piensa que la sociedad está dividida en dos: la elite atiborrada y el pueblo postergado. No ve posibilidad de acuerdo, solo de conflicto. Lo que viene de arriba es paquete sospechoso. Pero también es libertario: quiere que la autoridad retroceda de su espacio vital, que no amenace su estilo de vida, que no arrebate sus hábitos de consumo.

El populismo libertario que representa Edgar Friendly es uno de los principales obstáculos que hoy enfrenta la lucha contra el cambio climático. Mucha gente le echa la culpa a la industria de combustibles fósiles y su lobby descarado. Pero hay otros factores que trascienden el interés pecuniario.

La negación del consenso climático tiene antecedentes ideológicos, o identitarios. No todo populismo descree del consenso científico en la materia. Algún eco-populismo de izquierda habrá por ahí. No todos los movimientos plebeyos que resisten la agenda verde progresista, descreen de la realidad de la crisis climática. Algunos sencillamente no quieren pagar la cuenta del festín de economía carbonizada que se dieron otros.

Tampoco todo libertarianismo es negacionista. En principio, se puede aceptar la ciencia climática y discrepar de una política climática que implique ensanchar las atribuciones del estado. Más de alguno insistirá en soluciones privadas a los problemas públicos. Autores como Jason Brennan elaboran una justificación libertaria para la obligatoriedad de las vacunas. Del mismo modo, otros sostienen que la reducción de emisiones es un imperativo del principio de no-agresión.

Pero la combinación entre ambas vertientes ideológicas (el populismo libertario) combustiona un tipo distintivo de rechazo a la ciencia climática, que tiene un poder seductor en ascenso. De hecho, gran parte de los partidos de “derecha populista radical”, para utilizar la etiqueta de Cas Mudde, despliega esta narrativa: las elites buenistas y cosmopolitas que tienen sus necesidades materiales satisfechas, y pueden darse el lujo de posar de ciclistas veganos, le imponen al resto de la gente ordinaria una moralina verde tan paternalista como inviable: para moverse a la pega hay que echarle bencina al auto.

Adicionalmente, la sombra de las futuras restricciones toca la fibra de las clases medias y trabajadoras que se han partido el lomo por llegar aquí. Han hecho de sus hábitos de consumo contaminante un proxy de estatus. Y nada se defiende como el estatus. Mientras tanto, las Greta Thunbergs de este mundo amenazan con una distopía de brócolis y viajes de 35 horas en tren.

Aquí entra la seducción del discurso de Edgar Friendly. Su populismo libertario mata dos pájaros de un tiro: sospecho de la agenda climática porque (a) viene de las elites globalistas y (b) arrebata mis libertades.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Municipios al rescate de los SLEP

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Mauricio Bravo

Vicedecano de la Facultad de Educación

La implementación de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) ha sido un tema recurrente en el debate público.

Desde su creación, esta política se propuso como una gran reforma educativa destinada a mejorar la calidad y equidad en la educación pública. Sin embargo, debido a errores de diseño o al poco tiempo transcurrido, no ha logrado superar a los municipios en varios indicadores claves, como asistencia, deserción, rotación docente y puntajes Simce.

Estos resultados ponen en entredicho la eficacia de una reforma que, a pesar de sus buenas intenciones, no parece estar alcanzando los objetivos esperados.

Una de las principales falencias identificadas es que no se consideraron las buenas prácticas preexistentes en algunos municipios. 

Una de las principales falencias identificadas es que no se consideraron las buenas prácticas preexistentes en algunos municipios. Las reformas educativas de gran envergadura siempre deben tomar en cuenta las prácticas efectivas ya implementadas.

De lo contrario, no solo se desaprovechan conocimientos y experiencias valiosas, sino que también puede llevar a una implementación que no se ajusta a las realidades específicas de cada comunidad educativa.

Por otra parte, el corto plazo de implementación de los SLEP ha sido insuficiente para evaluar y ajustar adecuadamente sus resultados: “Las incidencias de las políticas educativas son muy diversas y pueden tardar años, incluso generaciones, en hacerse completamente visibles” (OECD Education Policy Evaluation 236, año 2020). Por tanto, antes de seguir avanzando en la implementación de nuevos SLEP, debemos realizar una evaluación robusta que permita identificar sus fortalezas y oportunidades de mejora.

Por último, la suposición de que un sistema educativo uniforme es la solución óptima para fortalecer la educación pública es un error. La diversidad de sostenedores, acompañados de mecanismos efectivos de regulación y supervisión, permite que estos funcionen como un sistema coherente y ordenado.

Además, la diversidad institucional puede ofrecer una respuesta más ágil y adecuada a las diversas necesidades locales, promoviendo así una mayor equidad y eficacia en el sistema educativo.

Colaborador DCA
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