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COLUMNAS

Old Fake News (I)

Publicado

-

Gonzalo Andrés Serrano

Facultad de Artes Liberales

El problema es que la verdad siempre resulta menos atractiva que la mentira.

Y mientras existe un número limitado de verdades, las mentiras pueden ser infinitas.

El Times de Londres, a fines de 1866, informaba bajo el título Justicia Sudamericana que la Corte Suprema de Justicia de Chile había condenado a muerte a tres extranjeros por herir de un pistolazo a un niño en Valparaíso, mientras practicaban tiro al blanco en el cerro Villaseca.

El autor expone una serie de engaños, desmintiendo que este sea un fenómeno que haya nacido con las redes sociales.

La noticia, por todos lados, sonaba terrible. Por uno, parecía que estaban haciendo tiro al blanco con el niño y, por otro, que la justicia chilena era implacable con los foráneos.

Lo cierto es que se trataba de una Fake News de la época.

La historia real fue que un grupo de extranjeros se puso a probar un gran revólver cerca de donde jugaban unos niños en el cerro Villaseca.

En eso estaban hasta que uno de los tiros, o lo que hoy sería una bala loca, rebotó y dio en uno de los pequeños.

Ninguno de los implicados sabía a ciencia cierta quién había sido el autor del desgraciado disparo, pero por descarte, terminó siendo condenado uno de ellos, aunque no al patíbulo, como afirmaba El Times, sino a cuatro años por la imprudencia y herida provocada al menor.

Menciono este ejemplo local a propósito del último libro de Tom Phillips, Verdad. Una breve historia de la charlatanería (Paidós).

El autor expone una serie de engaños que se han producido a lo largo del tiempo, desmintiendo la tesis de que este sea un fenómeno que haya nacido con las redes sociales.

Asimismo, dice que para que se pueda producir un engaño y, aunque parezca una perogrullada, debe existir una persona interesada en mentir y otra que, en el fondo, desea ser víctima del engaño.

Me explico, -en realidad, Phillips-: “Siempre hay alguien ahí afuera que desea oír engaños reconfortantes o exasperantes”.

El autor sostiene su argumento con numerosos ejemplos de charlatanes desde tiempos muy antiguos: la supuesta cordillera de Kong que cruzaba de extremo a extremo África, las noticias de habitantes murciélagos en la Luna que publicó The Sun en 1835, el llamado a los ingleses a poblar la Costa Mosquito en América, el escándalo del Watergate, etc.

Sin embargo, lo primero que realiza el autor es un acto de honestidad intelectual.

Todos mentimos (partiendo por mi foto) y no solo los medios y las redes sociales.

De hecho, hace el intento de contar las mentiras que dice en un día (hágalo), hasta que se da cuenta de que son demasiadas.

Incluso, cita un estudio que afirma que cuando conocemos a una persona, decimos por lo menos tres mentiras en los primeros diez minutos de charla.

De igual forma, desmiente -valga la redundancia- que haya existido una era de la verdad, desmitificando esa atractiva tesis de la posverdad.

Es más, agrega Phillips, la naturaleza miente, ya sea a través de la zarigüeya que finge estar muerta o la orquídea que engaña a las abejas para ser polinizada.

La mentira no es exclusiva de los seres humanos, aunque sí se da de forma voluntaria y nuestro cerebro es propensa a ella.

El problema es que la verdad siempre resulta menos atractiva que la mentira.

Y mientras existe un número limitado de verdades, las mentiras pueden ser infinitas.

En esta línea, sí hay un potenciamiento de ellas con la aparición de los periódicos y su difusión.

No debemos olvidar que las noticias o news en inglés, también pueden ser entendidas como novedades y, en esta línea, siempre nos sentiremos atraídos por aquellas que nos resultan más interesantes.

Entre los casos más extraordinarios y novedosos que menciona el autor, si aceptamos creerle, se cuenta el del genio y protagonista de la independencia Benjamín Franklin.

Fundador de varios periódicos, cimentó su éxito en base a noticias falsas con las que atraía a nuevos suscriptores.

Aquí ofrece un amplio prontuario de mentiras que propagó a lo largo de su vida y que sobrevivieron a su creador.

En gran parte porque, como dice Phillips, estas son como los zombis: “Se niegan a morir y vienen a por tu cerebro”.

Finalmente, el autor cierra con una receta que podrá cambiarle la vida y consiste en cómo saber cuándo un político miente.

Muy sencillo, dice Phillips, cuando comienza a mover los labios.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Los retos de la actividad cultural en Guatemala

Publicado

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Luis Rodrigo Carrillo Flores

Viceministro de Cultura

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Guatemala es un país rico en diversidad cultural e historia, resultado de la fusión de las tradiciones indígenas mayas y la influencia colonial española. Sin embargo, a pesar de esta riqueza, la actividad del arte y la cultura en Guatemala enfrenta diversos retos para mantener la preservación de su patrimonio y el desarrollo de nuestra identidad. 

Uno de los principales retos es la pobreza que afecta a más del 50%  de la población guatemalteca, según datos del Banco Mundial. Esta realidad limita el acceso de muchas comunidades a actividades artísticas y culturales, desviando la atención y los recursos hacia la satisfacción de necesidades básicas como la alimentación, la salud y la educación, lo que a su vez implica que muchas iniciativas queden desatendidas, ya que las comunidades no pueden priorizar actividades que no sean de supervivencia
inmediata.

La falta de inversión en el sector cultural también es un desafío significativo. A menudo, los gobiernos han priorizado otras áreas de desarrollo, dejando al arte y la cultura en un segundo plano. Esto se traduce en falta de infraestructura adecuada, como museos, teatros y espacios públicos. 

Abordar estos desafíos requiere un esfuerzo conjunto.

De esa cuenta, a nivel del Viceministerio de Cultura estamos convencidos que el apoyo gubernamental es vital para el fomento y desarrollo del quehacer cultural, y para que las iniciativas prosperen y lleguen a todo el país.

La globalización representa otro reto importante. Si bien la globalización puede facilitar el acceso a nuevas ideas y formas de expresión, también puede llevar a la homogeneización cultural, donde las tradiciones y prácticas locales son opacadas por influencias externas. 

En Guatemala, esto es visible con el auge de la cultura pop global, que a menudo eclipsa las manifestaciones artísticas locales. La necesidad de promover y preservar la cultura guatemalteca ante esta tendencia es crucial, no solo para mantener la identidad nacional, sino también para fomentar el orgullo artístico-cultural.

Finalmente, el acceso a la educación cultural es fundamental para el desarrollo de una conciencia crítica y apreciativa entre la población. La educación formal en Guatemala enfrenta retos significativos, como la deserción escolar y la calidad de la enseñanza, factores en los cuales se está trabajando. 

Sin una educación que fomente el conocimiento y la apreciación por las diversas formas de arte y cultura, será difícil construir un público que valore y participe activamente en la vida cultural del país. Por eso implementar programas educativos que integren arte y cultura guatemalteca en el currículo escolar y promuevan la participación de los jóvenes en actividades artísticas son vitales.

Abordar estos desafíos requiere un esfuerzo conjunto entre el gobierno, las comunidades y las organizaciones culturales para garantizar que la riqueza de Guatemala no solo se preserve, sino que también se celebre y se comparta con el mundo.

Las políticas constituyen uno de los escenarios estratégicos en materia de decisión pública sobre la identidad, las artes, los valores y el patrimonio tangible e intangible de nuestro país, de tal manera que desde nuestro viceministerio estamos haciendo no solo el trabajo necesario, sino también las proyecciones para que las políticas públicas sean sostenibles en el tiempo.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

El miedo y la ira vencen a la razón

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Patricia Letona D.  Innovación y Relacionamiento Estratégico

[email protected] 

¿Es posible combatir las mentiras con la verdad en un mundo donde las noticias falsas y la desinformación nos rodean? La respuesta es sí, pero va más allá de simplemente exponer hechos. Requiere una estrategia de comunicación que conecte emocionalmente, repita el mensaje y provenga de fuentes creíbles.

Peter Pomerantsev, reconocido experto en propaganda y desinformación, en su libro How to Win an Information War, cuenta la historia de Sefton Delmer, el propagandista británico que, con juegos psicológicos y distintas estrategias, usó la propaganda Nazi durante la II Guerra Mundial para ayudar a los aliados a ganar y desmoralizar a las tropas alemanas. En su obra explora cómo la desinformación se ha transformado en un arma poderosa en el escenario global. 

Las campañas de influencia se dirigen a las emociones.

La democracia está en juego, ya que la desinformación socava la confianza en los líderes, las instituciones y el proceso político. Según Pomerantsev, la guerra de la información no se limita a la difusión intencional de mentiras.  

Hoy día, las tácticas para manipular a la opinión pública incluyen la creación de cuentas falsas en redes sociales y la infiltración de medios de comunicación con objetivos oscuros. Para enfrentar esta amenaza, se necesita la cooperación de gobiernos, empresas tecnológicas y la sociedad civil.

La próxima semana, la Asamblea General de la ONU acogerá la “Cumbre del Futuro”, donde, según anunciaron, abordarán los desequilibrios del mundo digital. La desinformación es uno de los mayores peligros que enfrenta nuestra sociedad, aunque queda por ver si será tratada a fondo en este foro.

La velocidad con la que se difunden las mentiras supera a la de la verificación. Incluso los medios tradicionales, a pesar de su credibilidad, son vulnerables a la manipulación. Por ello, la alfabetización mediática es clave para que los ciudadanos distingan entre verdad y mentira. En contextos como emergencias sanitarias, desastres naturales o conflictos bélicos, esta habilidad puede ser literalmente una cuestión de vida o muerte.

Las campañas de influencia se dirigen a las emociones, como el miedo, la ira o el resentimiento, siendo una táctica efectiva para manipular la opinión pública. Las redes sociales son el principal campo de batalla, amplificando el alcance de la desinformación y polarizando a la sociedad.

La desinformación es un arma estratégica de largo alcance. La repetición constante de una mentira, por obvia que sea, puede impactar en las masas, influyendo en el entorno político y social.

Pomerantsev ofrece lecciones valiosas sobre las guerras de influencia actuales. La verdad por sí sola no es suficiente para combatir la desinformación; las mentiras bien estructuradas y repetidas pueden tener mayor impacto. Además, las narrativas emocionales son más poderosas que los hechos fríos, lo que hace que las campañas de propaganda manipulen las emociones para lograr sus objetivos.

La gente rechaza los hechos que no quiere escuchar, por lo que controlar la narrativa es esencial en cualquier guerra de información. Quien controla el mensaje público controla, en gran parte, la percepción de la realidad. Las mentiras se vuelven más creíbles cuando se alinean con prejuicios preexistentes o cuando falta pensamiento crítico. Incluso desmentidas, sus efectos perduran, alterando la memoria colectiva y debilitando la confianza pública.

Cuando la percepción se convierte en realidad recordamos la frase de Gabriel García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Realcemos el Derecho a la Lengua de Señas en Guatemala

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Unidad de Comunicación y Relaciones Públicas
CONADI, Guatemala.

La Lengua de Señas Guatemalteca (Lensegua), es el principal vehículo de comunicación para la comunidad sorda en Guatemala. Es un derecho humano fundamental que garantiza a las personas sordas su plena participación en la sociedad. 

Sin embargo, el reconocimiento y la accesibilidad plena de esta lengua siguen siendo un reto dentro del contexto actual de derechos para personas con discapacidad.  

A pesar de los avances normativos, como la Ley de Atención a las Personas con Discapacidad (Decreto 135-96), la inclusión efectiva de las personas sordas aún enfrenta barreras significativas. 

El respeto a la Lensegua contribuye a una sociedad más equitativa e inclusiva.

En Guatemala, la comunidad sorda sigue luchando para que la Lensegua, sea vista no solo como una herramienta de comunicación, sino como un derecho humano fundamental, a pesar de la ratificada por Guatemala en el marco de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD); que exige el respeto y la promoción de las lenguas de señas en todos los ámbitos de la vida de una persona sorda.

La coyuntura actual refleja un esfuerzo creciente de diversas organizaciones, como la Unidad de Lengua de Señas de CONADI y colectivos de personas sordas, para que la Lensegua, sea reconocida oficialmente, abogando por el establecimiento de políticas públicas más inclusivas, que no solo apoyen a las personas sordas en su acceso a la educación bilingüe (español y Lensegua), sino que también promuevan el aprendizaje de este idioma, la capacitación de intérpretes y el uso de la lengua de señas en los medios de comunicación, la justicia y la salud entre otros.

En Guatemala se establece el 23 de septiembre como el Día Nacional de la Lengua de Señas en Guatemala; considerado como un paso significativo hacia la visibilización y el respeto de los derechos lingüísticos de la comunidad sorda en el país; siendo clave para fortalecer la lucha por la inclusión y la accesibilidad, subrayando que la Lengua de Señas es un derecho humano. 

Este día sirve no solo para celebrar la cultura y la identidad de la comunidad sorda, sino también para concienciar a la sociedad sobre la importancia de la inclusión lingüística y la eliminación de barreras de comunicación.

La comunidad sorda hace un llamado a la inclusión plena, trabajando bajo un enfoque intersectorial que involucre a instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, y a la sociedad en general, para realzar el derecho a la Lensegua, fomentandosu uso no solo entre la comunidad sorda, sino también entre los oyentes, promoviendo una sociedad más inclusiva y respetuosa de la diversidad lingüística.

Colaborador DCA
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