Comunícate con nosotros al 1590

CRITERIOS

Más que ley, un derecho

Una ley de aguas no solo debe sancionar y regular, tiene que generar también compensación social.

Publicado

-

Una ley de aguas no solo debe sancionar y regular, tiene que generar también compensación social.

La mayoría de los ciudadanos se identificaron de alguna u otra manera con la Marcha por el Agua, cuyos argumentos lejos de ser idealistas, plantearon verdades incómodas que nadie quiere abordar en un tema de ciudadanía responsable.

Tristemente, para avanzar en una ley de aguas, no podemos empezar a señalar con el dedo a los responsables mayores, también hay personas que hacen un uso salvaje e irracional del agua. El lago de Atitlán ha cambiado con el tiempo, a pesar de ser uno de los lugares más bellos, ahora las personas lo piensan tres veces antes de nadar en él, ya que el lago no tiene desagüe natural, es decir, es como una piscina, y la cianobacteria ahora, en vez de ser un cuerpo extraño que aparecía cada cierto tiempo, ya se sabe que aparecerá anualmente en sus épocas pico, porque no se ha tenido la voluntad de todos los actores de la cuenca para solucionar el problema de la contaminación.

 He sido testigo de la evolución del río Sis, desde mi niñez he visto cómo las malas prácticas han afectado la flora y fauna, atrás quedó la diversidad biológica, los remolinos del río, los peces, los animales propios del lugar, incluso cuando tenía 9 años, vi de lejos un venado en  el parcelamiento La Máquina, Suchitepéquez, donde pasa ese río. El afluente ahora es café, y en ciertas épocas simplemente apesta, ya ni el ganado bebe de esa agua. También he visto cómo las comunidades del lugar arrojan basura al río, lavan ropa y platos, y el abuso del agua para fines domésticos, al final todo eso es contaminación, el punto es el poco respeto por un bien común social, el agua.

El agua no es una mercancía, su acceso y aprovechamiento es un derecho humano, pero también su uso racional y regulatorio debe ser claro desde el principio. El ordoliberalismo de la Economía Social de Mercado, nos enseña que la dignidad humana debe ser respetada plenamente, y para esto se debe garantizar una sociedad democrática, con justicia y equidad, y una base económica más humana, pero regulada por el Estado. Es por eso que el derecho al agua, no puede ser manejada por comunidades locales, sino estas, deben monitorear el cumplimiento para garantizar el derecho común regulado por el Estado.

Es necesario buscar gobernanza y soberanía por parte del Estado en este impostergable tema, pero también tiene que asegurarse su sostenibilidad y acceso, y es como el Estado debe tener la capacidad en hacerlo a través de una entidad creada para ello. Las municipalidades por su parte, disponen hasta el 2019 para lograr avances en materia del tratamiento y acceso de ese recurso, los problemas del agua en el área urbana se agudizan por falta de acceso, y el tratamiento del agua implica altos costos que el consumidor final no está dispuesto a pagar.

En fin, es de todos la culpa, al menos yo sí, más que marchar, estoy dispuesta a defender un recurso valioso para las siguientes generaciones, ¡exijo una ley de aguas!

Diana Herrera
Seguir leyendo

COLUMNAS

¡Ai, Ai, Ai, Ai…crea y no llores!

Publicado

-

Hassan Monteleone

Socio Economía Naranja Agexport

[email protected]

¡La Ai (Artificial Intelligence) o inteligencia artificial ya está entre nosotros y vino para quedarse, y como todo cambio, nos puede dar miedo o nos puede dar…¡felicidad!

Recuerdo, hace ya muchos años, cuando a las computadoras personales se les empezaba poder instalar programas de diseño como Corel Draw, que era un buen programa para diseño y a un precio asequible, por lo que muchos diseñadores, y no diseñadores, instalaban este programa en su PC.

Los invito a que jueguen, conozcan y creen cosas utilizando
la IA.

A los que sí eran diseñadores, no podían adquirir una computadora Apple (que era la oficial para diseñar) pudieron realizar de manera más fácil sus diseños, y aunque ese programa todavía no lo tenían empresas de impresión o medios de comunicación, se podían manejar vectores y fotos que en manos y creatividad de un diseñador quedaban muy bien.

Pero también muchos no diseñadores aprovechaban el acceso a este programa para cobrar mucho menos que un profesional y muchas empresas que no querían o no podían pagar uno, aprovechaban la situación. Pero con el tiempo, se pudo observar que, aunque con acceso a estos programas, se notaba la diferencia entre estos trabajos, por lo que las empresas que sí necesitaban calidad, regresaron al profesional.

Esto está volviendo a repetirse gracias a la inteligencia artificial, ya que hoy muchos programas dan acceso a que cualquier persona pueda solicitar un diseño, música, imagen, un texto para vender y hasta un cuento completo para publicar, pero no tardarán las empresas y consumidores en empezar a ver esas diferencias entre algo realmente original y algo creado por algo artificial.

Podrían preguntarse, pero si es algo nuevo, es algo original, aunque sea creado por una IA, pero si han tenido la oportunidad de realizar trabajos con ella, siempre hay que darle instrucciones o promps basadas en algo que ya un humano realizó. Por ejemplo, si es un diseño, podemos poner de referencias gráficas que ya un humano realizó, al igual al pedir una obra musical, damos las instrucciones con estilos, instrumentos que ya existen y en un escrito o al buscar información le decimos a la IA cómo pensar o cómo actuar en referencia a algo real.

Yo los invito a que jueguen, conozcan y creen cosas utilizando la IA para que puedan ver el potencial que tiene para apoyarlos como profesionales y ahí podrán ver que es solamente eso, si se sabe utilizar, una herramienta de ayuda y apoyo al profesional. A las empresas y consumidores les recomiendo que también la utilicen para que no se dejen engañar y puedan ver cuando el trabajo es real o está realizado por completo con IA para que puedan pagar el valor real de lo que están
adquiriendo.

Y a ti emprendedor que necesitas iniciar sin invertir mucho, es una excelente opción, en lo que logras crecer para poder incluir en tus futuras inversiones, el tener a un profesional y no caer en el error de que la inteligencia artificial lo haga todo.

Colaborador DCA
Seguir leyendo

COLUMNAS

Muchos avances, pero pocos cambios

Publicado

-

Gonzalo Andrés Serrano

Licenciado en Humanidades, Ciencias de la Comunicación y Ciencias de la Educación

Hace un par de meses, el periodista Alfredo Sepúlveda publicó Historia del Periodismo en Chile. De la Aurora a las Redes Sociales. Más de 200 años de una historia que comenzó con la primera imprenta que dio vida a La Aurora de Chile, para evolucionar a la diversidad de medios a través de los cuales ahora nos informamos (y desinformamos).

Hasta hace un par de décadas, las escuelas de Periodismo se limitaban a los tres medios: escrito, radio y televisión, y sus diversos géneros: informativo, interpretativo y de opinión.

El punto es que el periodista informativo se ha concentrado en las redes y portales de internet.

El primer formato quedó obsoleto para los diarios desde la aparición de las redes sociales. Si antes nos enterábamos de la derrota de Wanderers por El Mercurio de Valparaíso o La Estrella, hoy basta con meterse a un portal, Twitter, Instagram para saber por cuánto perdió.

El punto es que ese periodismo informativo se ha concentrado en las redes y portales de internet, transformando el cariz de los diarios a medios que son cada vez más interpretativos. De ahí la importancia de los cuerpos destinados a hacer reportajes y dar un enfoque diferente a la noticia.

En el caso de El Mercurio de Valparaíso, la última aventura de este tipo, que partió como Domingo, ya cumple los 1 mil números, cerca de 20 mil páginas. No es el Whatsapp de Hermosilla, que dicen tiene 700 mil, pero sí un número suficiente de hojas hechas con la calidad que otorga pensar y elaborar un número para cada semana, escapando de la vorágine que genera la inmediatez del día a día.

El primer número salió en junio del 2005. ¿Qué ha pasado desde entonces?  CHATGPT me sirve de torpedo, sin decirme que quizás sea esta y las otras inteligencias artificiales lo más importante del último tiempo en contraposición a otros hechos que, aunque relevantes, no han cambiado el mundo: la guerra de Ucrania versus Rusia 2022; la crisis sub prime del 2008, el estallido social (octubre del 2018) o la transformación en la forma de comunicarnos y relacionarnos (Facebook, Whatsapp, Twitter, Instagram y Tik Tok).

Antes de que las columnas puedan ser hechas por una inteligencia artificial, vale la pena echar un vistazo a los primeros números y darnos cuenta de que aquellas cosas que nos preocupaban el 2005 no son muy diferentes a las de ahora.

Parto por un aviso. La Scuola Italiana, de Valparaíso, anunciaba la apertura de nuevas postulaciones para el 2006. En ese primer número entrevistaban a Juan Antonio Coloma, de apenas 43 años, y se le preguntaba respecto a la posibilidad de cambiar la Constitución de 1980, a lo que el senador respondía diciendo que era la adecuada, pero no le preocupaba que se modificara. En esa misma línea, el senador Alejandro Foxley matizaba una pregunta sobre la desigualdad en Chile, porque esta había ido en disminución en las últimas décadas.

Dicen que el segundo número de una revista es el más difícil, pero en este caso, salió sin problemas. Rosa Zamora, la eterna editora de este suplemento, entrevistaba a la senadora Evelyn Matthei quien, además de bajarle el perfil a la candidatura de Michelle Bachelet (mal cálculo), advertía, ya en ese entonces, que la corrupción avanzaba a una velocidad abismante.

Al igual que Matthei y avanzando en el tiempo, hay otras voces que debimos haber escuchado con más atención para evitar el descalabro del estallido. 

Una mención final para uno de los colaboradores más querido e identificado con este diario, Alfredo Larreta, quien nos dejó hace varios años. 

En Domingo, Larreta podía desplegar lo que más le gustaba desarrollar, noticias raras y curiosas rescatadas de su lugar preferido, el archivo de El Mercurio de Valparaíso. Sus trabajos hoy son parte de este archivo.

Colaborador DCA
Seguir leyendo

COLUMNAS

Bendita rutina… (I)

Publicado

-

Ricardo Piñero
Catedrático de Estética y profesor del Máster en Cristianismo y Cultura Contemporánea

Solemos tener muy marcados determinados momentos a lo largo del año que indican comienzos y decretan finales, como si pudiéramos elegir en qué momento la vida se para y en cuál se reanuda. Vivimos bajo la ilusión de dominarlo todo.

Nos encanta señorear sobre los acontecimientos, porque de ese modo nos parece que todo lo que sucede cae bajo nuestro control, y esa sensación de seguridad nos encanta, nos hace sentirnos muy poderosos. Pero no es así.

Los que nos dedicamos a la educación vivimos en la fantasía de que todo comienza cuando arrancan nuestras clases, es decir, tras las vacaciones de verano, y eso de enero nos suena a un futuro lejano en el que, aunque se estrena calendario, en realidad, nada cambia sustancialmente.

Ser protagonistas de nuestros propios días no nos hace propietarios de nada.

Cuando nuestras civilizaciones vivían pegadas a la tierra, a los trabajos del campo, a los ritmos de la naturaleza, todo el mundo tenía muy claro cuál era el tiempo de trabajo y cuál el del descanso, cuál el de la celebración y cuál el la acción de gracias, todo se configuraba de acuerdo con lo que era necesario para poder tener una vida buena.

Ahora nos empeñamos en que todo pueda suceder en cualquier momento y hemos perdido de vista la necesidad de que no cualquier ritmo de vida es un ritmo propio de seres humanos. Nuestras ansias de que todo deseo haya de ser saciado de manera inmediata nos ha hecho olvidar que la espera, en realidad, no es la ausencia de algo ni una carencia, sino la riqueza de saber colocar cada cosa en su sitio y disfrutar de cada cosa a su tiempo. No podemos vivir ni fuera del espacio ni fuera del tiempo, pero ni uno ni otro son nuestros.

Hay quien habla de su vida como si fuera un objeto, quizá porque piensa que le pertenece absolutamente, y no ha caído en la cuenta de que vivir no es un poseer, sino un hacer, un saber hacer que implica una apertura radical al mundo y a los seres que lo habitan.

Ser protagonistas de nuestros propios días no nos hace propietarios de nada. Si nos quedamos al margen, las cosas suceden, pero quizá no del modo más adecuado, no del modo más favorable, no del modo más apetecible.

Sin duda las vacaciones son algo adecuado, favorable y apetecible, pero no son un estado que pueda eternizarse, entre otras cosas, porque eso destruiría nuestra forma de estar en el mundo. El final del verano es vivido por algunas personas no como un tiempo propicio para arrancar proyectos nuevos, sino como una especie de apocalipsis en el que la rutina amenaza con engullirnos.

Hay quienes hasta experimentan una especie de angustia vital por el simple hecho de que han de regresar a sus vidas, como si lo que han estado haciendo durante días o semanas hubiera sido una experiencia extracorpórea que debiera prolongarse hasta el juicio final.

Quizá uno pueda sentirse de maravilla tumbado en una hamaca disfrutando de un mojito, y le parezca que eso es el estadio evolutivo final al que la humanidad tiende. Alguien podrá pensar que volver a su casa, a su trabajo, a sus amistades es una condena inmerecida, es un sufrimiento insoportable…

Continuará

Colaborador DCA
Seguir leyendo

Directorio

  • Dirección General: Carlos Morales Monzón
  • Coordinación General de Redacción: Miguel González Moraga
  • Coordinación de Información: Mario Antonio Ramos
  • Editores: Carlos Ajanel Soberanis, Jose Pelico, Fernando Quiñonez, Katheryn Ibarra y Max Pérez
  • Página Web: Magaly Alvarado

©2024 Diario de Centro América - Todos los derechos reservados.