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COLUMNAS

Contratos de arrendamiento en pandemia (I)

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Isabel Warnier R. y Renzo Munita M.

Profesores de Derecho Civil de la Facultad de Derecho.

La calificación de pandemia del Covid-19 por parte de la Organización Mundial de la Salud y, a su turno, las órdenes ministeriales chilenas de confinamiento han traído (bien lo sabemos) importantes consecuencias en los efectos de los contratos de arrendamiento de locales comerciales. 

El asunto, sobre el cual desde algunos meses hemos estado reflexionando, impacta en el indicado acuerdo, particularmente desde una doble perspectiva: por una parte, ¿el cierre forzado del local implica entender que el arrendador incumplió sus obligaciones?, y, por otra, ¿el arrendatario está obligado a pagar íntegramente la renta de arrendamiento en circunstancias que no puede desarrollar su oficio? Ambas inquietudes han sido abordadas por relevantes voces en la esfera académica nacional como comparada. Si conocida es la discrepancia de opiniones entre los célebres Carrasco y Pantaleón, no lo son menos, entre nosotros, las opiniones de Alcalde (2021), Campos (2020), Cornejo (2020) Corral (2020), San Martín (2021), y Vidal y De la Maza (2020-2021).

Para una postura, el arrendador efectivamente habría incumplido la obligación de mantener la cosa en estado de servir para los fines del arriendo. Aquello se desprendería de lo dispuesto por el Nº 2 del artículo 1924 del Código Civil, siendo su causa un evento de fuerza mayor, cuales son las órdenes de autoridad que impusieron el cierre del comercio o las medidas de cuarentena. Así las cosas, el arrendatario dispondría a su favor el recurso a impetrar la resolución del contrato, la suspensión del mismo o la rebaja de la renta pactada.

Es del caso mencionar, que el primero de ellos (resolución) como el último (rebaja) reconocen su sustento normativo en la regla contenida en el artículo 1932 del mismo Código que, según se afirma, sería una proyección de la obligación referida. Subyace en esta idea la noción amplia, unitaria y objetiva del incumplimiento que se postula, teniendo a la vista, entre otros argumentos, las normas contenidas en la CISG.

Según otra posición, el problema se relaciona con una imposibilidad sobrevenida no imputable padecida por el arrendador, en concreto.

Según otra posición, el problema se relaciona con una imposibilidad sobrevenida no imputable padecida por el arrendador, en concreto, al no poder mantener la cosa en estado de servir para los fines del arriendo, mirada que se proyecta desde la perspectiva de la teoría de los riesgos. 

En rigor, se plantea una aplicación analógica de la norma que respecto de la destrucción de la cosa arrendada previó Bello en el artículo 1950 del Código Civil, y que impone el riesgo en la persona del deudor, esto es, del arrendador. El arrendatario por tanto no estaría obligado al pago del precio o la renta por tal razón.

También se ha dicho que el arrendador cumplió las obligaciones que le impone el contrato, de modo tal que, atendidas las reglas generales sobre los contratos bilaterales, onerosos y conmutativos, el arrendatario estaría obligado a pagar íntegramente la renta arrendaticia a pesar de no poder usar el establecimiento comercial. 

Así se resolvió, por ejemplo, en el considerando 3º de la sentencia Leigh Pacciarini con Inversiones Roma de la Corte de Apelaciones de Santiago (rol 2728-2021) en que se estimó: “…en el caso de autos, la arrendadora oportunamente cumplió con la obligación de hacer entrega del inmueble y le suministró diligentemente a la arrendataria el goce continuo de este de acuerdo a los términos del contrato, debiendo la arrendataria haberle retribuido con el pago de la renta de dinero durante los períodos pactados, tal como fue estipulada esta obligación en el contrato de arrendamiento”, o en Muhe con Salit del 11º Juzgado Civil de Santiago (rol 1033-2021), en que se llegó a la misma convicción.

Continuará…

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¿Juventud o juventudes?

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Luis Estuardo Villegas González

luis.villegas
@conjuve.gob.gt

Según la Real Academia Española (RAE), el concepto “Juventud” se refiere al periodo de la vida humana que precede inmediatamente a la madurez. Por otra parte, hablar de juventud se basa en la etapa de la vida en que se inicia el proceso de construcción de la identidad personal, social y cultural, lo cual también implica la relación que el joven como agente social maneje en torno a su desenvolvimiento social con base en la toma de decisiones, proyecciones, sueños y expectativas con miras a su vida a futuro. 

Desde el siglo XX se comenzó a desarrollar una narrativa con un sentido un tanto diferente al concepto de juventud, lo cual fue dando lugar al concepto de juventudes. Y es que hablar de juventudes resulta tener una enorme similitud en comparación al concepto de juventud, pero en esta comparación descansa una diferencia significativa: hablar de juventudes permite visibilizar la enorme segmentación de grupos que integran los jóvenes de una sociedad. 

En Guatemala, hablar de juventudes es un tema que ha llegado a causar polémica en ciertos sectores de la sociedad.

A simple vista parecería que la construcción del concepto “juventudes” no da lugar solamente a la determinación de un rango etario sino también a la integración e identificación de los jóvenes con base en el género, identidad cultural, nivel académico, nivel socioeconómico, etc., y lo cual apegado a la idea de la pluralización del concepto resultaría ser lo más obvio para la justificación del término. 

En Guatemala, hablar de juventudes es un tema que ha llegado a causar polémica en ciertos sectores de la sociedad y que provoca revuelo cuando se pulsa la susceptibilidad de diferentes formas de pensamiento que atribuyen un significado inexistente al concepto. 

No obstante, hay que tomar muy en cuenta que el concepto de juventudes parte de un imaginario social, el cual se deriva de una lucha histórica por alcanzar el reconocimiento que han tenido los jóvenes a lo largo de tantos procesos sociales como agentes protagonistas. 

Además, cuando se refiere a juventudes se hace alusión a la integración y visibilización de un conglomerado de jóvenes con un amplio repertorio de aspiraciones, proyecciones y metas por alcanzar tanto a nivel individual como colectivo.

Es por ello que el Consejo Nacional de la Juventud (Conjuve) ha adoptado el concepto de “juventudes” para dar cuenta de la diversidad de los sujetos y los grupos que pueden aglutinarse en torno a ella por su condición étnica, de género, nivel educativo, orientación sexual, lugar de residencia, grado de vulnerabilidad a las violencias, condición socioeconómica o discapacidades.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Acciones para conservar a la guacamaya roja 

Guatemala megadiversa

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Consejo Nacional de Áreas Protegidas

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La guacamaya roja (Ara macao cyanoptera) es una especie emblemática de Guatemala, principalmente en el área norte de Petén, donde se encuentran sus sitios de anidación, forrajeo y rutas migratorias en los diferentes municipios tanto dentro como fuera de áreas protegidas.

La población de la especie ha disminuido por la extracción y tráfico ilegal para mantenerla en cautiverio, así como la destrucción de su hábitat natural. Pero aún hay esperanza, ya que el Conap en conjunto con otras instituciones y organizaciones realizan esfuerzos para la conservación de la fauna silvestre en el territorio. 

“La batalla por la conservación de la guacamaya roja en Guatemala, una guerra que podemos ganar”.

Actualmente existen importantes iniciativas a nivel nacional que buscan proteger e incrementar el número de individuos de fauna silvestre en vida libre como: patrullajes y monitoreo en las áreas de distribución histórica de las especies, donde los guardarrecursos en acompañamiento de la Policía Nacional Civil, Ejército de Guatemala y algunas organizaciones realizan patrullajes de corto, medio y alto impacto, además, Ciencia Ciudadana, identificación de nidos para su protección, manejo y conservación, coordinación interinstitucional en puestos de control, puestos fijos y móviles, programas de monitoreo poblacional, reproducción y reforzamiento de las poblaciones, reporte de vecinos que avistan guacamayas en migración de Belice hacia áreas de Guatemala, que se alimentan en fincas y parcelas en diversos municipios en Petén, e incluso México, donde las personas las dejan pasar sin atacarlas o molestarlas.

Entre otras iniciativas, el Conap con apoyo de importantes socios y entidades durante años han hecho un gran esfuerzo para incrementar y proteger esta especie y muchas otras. Resultado de ello es que este año celebramos dos eventos de liberación de 39 ejemplares de guacamaya roja, bajo dos modelos de manejo que han demostrado ser exitosos y un gran aporte para la conservación de la guacamaya en Guatemala.

En el parque nacional Laguna del Tigre se liberaron 20 guacamayas, las cuales forman parte del Programa de Monitoreo Biológico realizado por Wildlife Conservation Society  en la Reserva de Biosfera Maya, por medio del cual se rescata el tercer huevo o pichón de los nidos activos por temporada, ya que estos se retrasan en crecimiento y pueden morir, son criados en laboratorio de campo, colocados en una jaula de vuelo y posteriormente liberados dentro del mismo Parque Nacional, estos individuos recibirán apoyo y vigilancia mientras se incorporan con la población local de la especie.

Por otro lado, en el Parque Nacional Sierra del Lacandón se liberaron 19 guacamayas rojas, las cuales provienen de especímenes rescatados o recuperados del tráfico ilegal, es decir, los pichones nacieron en cautiverio en el Centro de Rescate Arcas, pero fueron criados por sus padres. Los pichones nacidos en Arcas fueron preparados para no depender del ser humano, desarrollaron las habilidades para vuelo largo y búsqueda de alimentos, cabe destacar que estos especímenes serán monitoreados por satélite para su seguimiento y control.

Ambas iniciativas, así como las demás acciones encaminadas para la protección de la fauna silvestre son importantes y todas suman a esta batalla contra el tráfico y el tiempo, el compromiso activo y participativo de todos los habitantes del país es primordial para proteger la biodiversidad que nos presta servicios esenciales para la sobrevivencia de la presente y futuras generaciones. 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Turismo en Zonas Libres de Comercio

Zonas de Oportunidad

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Ingeniero Byron Gaitán

Gerente General de ZOLIC

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Cada 27 de septiembre celebramos el Día Mundial del Turismo, una ocasión para reflexionar sobre el potencial de esta industria para fomentar el desarrollo económico y social. En Guatemala, con su riqueza natural, cultural e histórica, el turismo ofrece grandes oportunidades. No obstante, para maximizar este recurso, es crucial innovar y adoptar modelos que aseguren su crecimiento sostenible. 

Este año, la 10ª edición del Congreso Mundial Anual de la Organización Mundial de Zonas Francas en Dubái, abordará el tema de Zonas Francas Turísticas. Estas zonas presentan una alternativa efectiva al implementar herramientas avanzadas en hoteles, convenciones, parques temáticos y marinas, reduciendo costos de construcción y operaciones. Coordinadas por la ONU y la OMT, estas iniciativas serán promovidas en África, Asia y Latinoamérica.

El auge de las Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP) ofrece un marco ideal para desarrollar nuevos polos turísticos y atraer inversiones. 

Países como Panamá, República Dominicana y los Emiratos Árabes Unidos han demostrado el éxito de estas zonas, atrayendo inversión extranjera y mejorando la infraestructura turística, ofrecen un marco atractivo para la inversión extranjera, al tiempo que promueven el desarrollo de infraestructura y servicios que mejoran la experiencia del visitante.

En Guatemala, podríamos replicar este modelo para estimular la construcción de infraestructura, atraer capital extranjero y crear empleos. El auge de las Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP) ofrece un marco ideal para desarrollar nuevos polos turísticos y atraer inversiones. 

Es el momento de dar el siguiente paso y que las autoridades encargadas de la política de turismo puedan aprovechar al máximo las oportunidades que brindan los regímenes de ZDEEP y Zonas Francas para transformar nuestro potencial turístico.

Al hacerlo, podremos atraer nuevas inversiones que fomenten el desarrollo económico y generen nuevas fuentes de empleo. Utilicemos el 27 de septiembre, Día Mundial del Turismo, como una fecha clave para comprometernos con el futuro del turismo en Guatemala.

Colaborador DCA
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