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ARTES

CARLOS MÉRIDA (II)

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Guillermo Monsanto
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Foto: Tomada de Internet

La semana pasada se cerró esta semblanza sugiriendo la presencia de los murales de Carlos Mérida en el Centro Cívico. El de la Municipalidad Metropolitana, el primero de ellos, se elaboró entre 1955 y 1956 y se llama Un canto lírico a la raza nuestra.

Está ubicado en el vestíbulo principal del palacio de la loba y se extiende al segundo nivel y los cubos laterales de las gradas del edificio para sumar un total de 400 metros cuadrados de mosaicos venecianos. Mérida, al igual que lo plantearon los otros muralistas -Dagoberto Vásquez, Guillermo Grajeda Mena, Roberto González Goyri y Efraín Recinos- y en palabras del propio artista, entendió el proceso inicial como un trabajo de investigación relacionado con la escala proporcional de las partes constitutivas del todo. O sea lo arquitectónico y sus elementos decorativos.

En el caso específico de Mérida, “la correspondencia entre las partes… con el ritmo, con las relaciones cromáticas, con el valor tonal, con las leyes de la proximidad y de los opuestos, que afloran en la adecuada articulación de las formas en el conjunto, con fenómenos azas interesantes por curiosos como los balances en línea, la perspectiva unifocal y multifocal, la densidad, las texturas, la asimetría simétrica”.

Las placas de cobre fueron siniestradas sistemáticamente.

Figurativamente guardan cierta relación con parte de los murales realizados para los Multifamiliares Juárez, destruidos durante el terremoto de 1985. Es en ese lapso, 1950, que este protagonista se va decantando por figuras geométricas cada vez más planas y monocromáticas. Suelta sus exploraciones abstractas, metafísicas y surrealistas presentes en su obra de finales años veinte, los treinta y cuarenta. Un canto lírico a la raza trata sobre el mestizaje.

Para ello divide la cara principal en dos dejando de un lado lo indígena y del otro lo hispánico. El resto es una libre composición abstracto-geométrica. Según Juan Juárez esta obra es un “torrente de imágenes y de colores fulgurantes desprendidos del entrecruzamiento de líneas y planos, y desbordar, casi, el riguroso ordenamiento geométrico”.

También, opina que este trabajo es más bien épico que lírico. El mural exterior de IGSS, Alegoría a la seguridad social, también es ejecutado en mosaico veneciano. Este es su trabajo más figurativo en el área y gira en torno a los servicios del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. Esta loseta exterior tiene, en la parte de atrás, otro mosaico abstracto, del mismo tamaño, confeccionado con variaciones de celestes cuya misión era servir de fondo neutro a un recinto destinado a ser una sala de exposiciones.

La actual administración del Crédito Hipotecario está restaurando sus murales de esmalte sobre cobre. Estos fueron siniestrados sistemáticamente por un conserje que vendió las placas a un chatarrero. En todo caso, el daño que le hizo a la obra no tiene parangón para un trabajo de esa magnitud.

La institución, providencialmente, guardó los bocetos con las proporciones y locaciones originales… (Continuará).

Guillermo Monsanto
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ARTES

Anuncian al curador de la próxima Bienal de Arte Paiz

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Fotografía: Cortesía del artista y Museo de Arte Moderno de Bogotá – MAMBO.

En noviembre de 2025 se realizará, en la capital y La Antigua Guatemala, la próxima Bienal de Arte Paiz. En esta edición, que es la vigésimo cuarta, se ha sido designado a Eugenio Viola como curador.

Viola tiene un doctorado en Métodos y Metodologías de la Investigación Arqueológica e Histórico-Artística de la Universidad de Salerno y ha curado más de 100 exposiciones en el mundo, incluyendo el Pabellón de Italia en la 59ª Bienal de Venecia (2022) y el Pabellón de Estonia en la 56ª Bienal de Venecia (2015). Asimismo, es crítico de arte italiano y curador especializado en experiencias y teorías relacionadas con performance y poesías corporales.

Katheryn Ibarra
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ARTES

¡A lanzarse al agua!

Esculturas de patos navegan en una exposición con causa.

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En el Museo Ixchel del Traje Indígena se aprecian 120 piezas con diferente temática y materiales, intervenidas por varios artistas, las cuales son parte de la XI edición de la colectiva titulada Al agua, patos. Estas se encuentran a la venta para apoyar con becas a más de 600 personas con síndrome de Down de la Fundación Margarita Tejada.

De acuerdo con sus organizadores, esta muestra comparte la visión infantil de atreverse, romper barreras y sin miedo para aprender, compartir y crecer. “Este año se inspiró del dicho guatemalteco “al agua, patos”, que significa tirarse al agua para probar nuevos retos y nuestros chicos eso lo viven a diario porque son perseverantes”, expresó María Teresa de Basterrechea, directora de la fundación. 

Esta es una obra del escultor guatemalteco Rodolfo Guevara, que tardó cinco meses elaborarlos, con la creatividad de Patricia Valladares. “Todo viene relacionado con el juego de los niños, a su inocencia”, dijo. Agregó que cada virtuoso plasmó lo que realiza en lienzo y con su toque personal. 

Algunos de los que intervinieron las obras fueron: Rodolfo Guevara, Patty Valladares, Valenz, Camilo Almaráz, Mod Cárdenas, Jorge Mazariegos, David Duke, Victoria Masch, Josué Hernández, Mauricio López, Abel Amaya, Jorge Merino, de El Salvador. 

Dato

La exhibición está abierta al público gratuitamente en 6ª. calle final, zona 10, hasta el 1 de agosto, de lunes a viernes, de 9:00 a 17:00 y los sábados, de 9:00 a 14:00.

Marisol Vásquez Fotógrafo: Mariano Macz
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ARTES

Star Wars: Imposible complacer a todos

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Foto: cortesía Lucasfilm

Los ewoks deben estar celebrando la existencia de The Acolyte (2024), ya que desde el estreno de esta serie, el filme Ewoks: The Battle for Endor (1995) dejó de ser, de manera oficial, la obra más despreciada de Star Wars. Es impresionante la cantidad de descontento, incluyendo comentarios de odio (que por nada apoyo o comparto) que generó The Acolyte, inclusive, desde antes de estrenarse. 

Si no estás enterado de lo que me refiero, respetado lector, y piensas que esta columna es otro grito al estilolos warsies también lloran, pues te cuento que The Acolyte es una serie del universo de Star Wars, desarrollada por Lucasfilm para Disney+. Esta se sitúa aproximadamente 200 años antes de los eventos de la saga cinematográfica principal (también conocida como la Era Skywalker).

Una vez JJ Abrams, showrunner de la última trilogía de Star Wars, declaró después de haber recibido millones de críticas negativas acerca de los tres filmes galácticos en los que estuvo a cargo: “Con Star Wars, es imposible complacer todos”.

Cuando leí esta declaración, estaba molesto con este cineasta por su terrible manera de estar a cargo de esas películas, así que pensé: “Excusas para un trabajo desordenado”. Pero hoy cambia todo y entiendo por dónde quería ir este señor. Hasta este año y bajo la tutela de Disney+, ya contamos con seis series de Star Wars, algo inimaginable en los tiempos de Lucasfilm en manos de George Lucas.

Estas series son: The Mandalorian, The Book of Bobba Fett, Obi-Wan Kenobi, Andor, Ahsoka y ahora The Acolyte. Suena maravilloso en teoría. Las dos primeras temporadas de The Mandalorian y la primera de Andor me parecen fascinantes. Ahora, The Book of Bobba Fett y Obi-Wan Kenobi son mediocres, pero en su defensa, Disney tenía pocos años de producir series y tal vez estaba aprendiendo.

Pero vamos, para Ahsoka y The Acolyte ya tuvieron cinco años de experiencia, y son notables los retrocesos en desarrollo de historia, perfiles de personajes, diálogos zonzos y guiones con tantos agujeros en la trama como si se tratara de un queso suizo en caricatura de Tom&Jerry.

No soy experto en guiones de series de televisión, pero no hace falta serlo para notar esta deficiencia que, inclusive, da la impresión de que se trata de producciones haraganas. O más bien, de que los productores la arruinan a propósito.

Y ahí está Andor, una de las mejores series que he visto en mi vida, con personajes entrañables, diálogos y monólogos apasionados, música perfecta y escenarios tan vivos como sorprendentes. Pero Andor permanece en la esquina de lo mejor de Star Wars que casi nadie ha visto. “Es muy lenta”, dicen unos.

“No salen sables láser”, refunfuñan otros. Entonces, ¿qué quiere el fandom? ¿Pedimos una clonación en estilo maquila de Grogu para que salve todas las nuevas series de Star Wars? ¿Nos conformamos con lo que Disney+ nos entregará de ahora en adelante? ¿Bailamos la danza de la lluvia para que se inunde todo Lucasfilm a cargo de Disney, y comience todo desde cero? Tal vez JJ tenía razón acerca de Star Wars, es imposible quedar bien con todos, y más con producciones tan descuidadas como The Acolyte. Que la Fuerza nos acompañe.

David Lepe
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