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COLUMNAS

Amenazas asimétricas

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Dr. Jorge Antonio Ortega G.
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La individualización de la perspectiva de los desafíos que representan las amenazas asimétricas para cada Estado debilita cualquier esfuerzo por neutralizarlas, por una sencilla razón: las normas jurídicas de cada Estado generan espacios vacíos para enfrentarlos con fuerza y unidad de criterio.

Lo anterior se aprovecha para la aplicación de controles y procedimientos que normen el accionar frente a estas amenazas. En este momento, a pesar de los diversos esfuerzos para unificar posiciones aún no se logra la unificación de criterios en las agendas de seguridad y defensa para neutralizar estas fuerzas antagónicas.

Debido a lo complejo del problema que representan estas amenazas y su capacidad de erosión de los Estados, la propuesta es muy sencilla: compartir las agendas de seguridad y defensa y unificar los criterios para enfrentar las amenazas asimétricas desde los cuatro factores del poder, integrando una fuerza reguladora y otra coercitiva, que permita en forma eficiente y eficaz enfrentar las amenazas en forma integral.

Las supraestructuras ya existen, solo se requiere de la unidad de criterio político para lograr compartir las agendas de seguridad y defensa, establecer prioridades, disponer de los medios en forma conjunta y hacer alianzas estratégicas con otros bloques económicos y militares que permitan enfrentar los retos de este nuevo siglo. La crisis regional se trató de resolver con la reducción de los estamentos militares en busca de un balance de fuerzas regional (ejecutado empíricamente por las autoridades políticas de turno) lo cual “… fortaleció el clima de confianza y seguridad en el Istmo”.

Prácticamente la región queda a la disposición de las amenazas, las cuales no tardaron en adquirir dividendos por la falta de presencia de la fuerza militar de los Estados centroamericanos.

Compartir las agendas de seguridad y defensa y unificar los criterios para enfrentar las amenazas asimétricas.

Hoy, los promotores de estas acciones de carácter político demagógico buscan respuestas a los resultados contrarios a sus expectativas y ven con recelo las iniciativas de enfrentar las amenazas asimétricas con la participación de las Fuerzas Armadas Centroamericanas, en forma individual o en su conjunto. Fuera de la descalificación y el revivir espantos del pasado, en este momento las fuerzas militares de los Estados centroamericanos están participando en forma directa contra las amenazas asimétricas en su conjunto, principalmente contra el narcotráfico, por su complejidad, transnacional y sofisticado accionar que se identifica en cinco graves amenazas para la seguridad: los homicidios y otros actos de violencia por el trasiego y la lucha por el control de territorios y rutas.

El consumo local de la droga, que facilita o induce la comisión de delitos comunes. El estímulo y potenciación de otras formas de criminalidad organizada; la corrupción, así como lavado de activos. La dedicación de cuantiosos recursos a esta “guerra”, que bien podrían dedicarse a la inversión social y la amenaza contra la estabilidad democrática e institucional.

La erosión de los Estados, su colapso y declaración de Estado fallido. En ese orden de ideas, se reafirma que, al establecer estos mecanismos, lo que se requiere es: una comunicación eficiente, la cual genera confianza y de la cual deriva la seguridad para todos, así como la defensa de los intereses de la región.

El Sistema de Integración Centroamericana (Sica), como un marco institucional de la integración regional de Centroamérica, encamina sus pasos hacia el logro de la estabilización de una región de paz, libertad, democracia y desarrollo.

En su última declaración establece que: “La violencia en Centroamérica se ha incrementado como resultado de la confluencia de factores externos y de problemas estructurales interno que agravan dicha situación… y en ese contexto que la comunidad internacional reconoce el principio de responsabilidad compartida y proporcionalmente diferenciada para enfrentar esta amenaza transnacional sobre nuevas bases de cooperación y una más efectiva coordinación.”

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Así nació la imagen real del mundo (II)

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Ana Eva Fraile
Revista Nuestro Tiempo

Desde este puerto inicia su viaje Una tierra prometida y muestra, sobre fondo azul, los álbumes científicos e intelectuales del siglo XVIII. Entre ellos, los cuadernillos L’Anatomie y L’Astronomie de La Enciclopedia, de Diderot y D’Alembert, dos dimensiones que ilustran la ambición de la ciencia por desentrañar cualquier área de conocimiento.

Sus dibujos enriquecieron los compendios sobre cartografía, astronomía, geodesia y nuevas especies.

Con precisión científica trabajaron también los artistas que se embarcaban en las expediciones, numerosas en ese periodo, para levantar acta del horizonte conocido o de nuevas maravillas. Sus dibujos enriquecieron los compendios sobre cartografía, astronomía, geodesia y nuevas especies, especialmente a raíz de que Carl von Linneo publicara en 1735 Systema naturae, su innovadora propuesta taxonómica para los reinos vegetal, mineral y animal.

En sala se encuentran, por ejemplo, los grabados coloreados a mano de Plantae Selectae, obra de los botánicos Trew y Ehret (que había conocido a Linneo), los dibujos en acuarela incluidos en la enciclopedia Libros ilustrados para niños, los álbumes Plantae officinales de Nees von Esenbeck, que investigó las propiedades médicas de las plantas, las litografías de orquídeas de James Bateman o el trabajo Historia natural de los loros, a los que François Le Vaillant pintó en sus hábitats, un acercamiento novedoso a la realidad.

La siguiente escala en esta travesía traslada al visitante a tierras egipcias, adonde el general Napoleón Bonaparte se dirigió en 1798 con hambre de conquista. A los más de 40 mil soldados se unieron 167 savants, que conformaban la Comisión de Ciencias y Artes.

El cometido de estos ingenieros, científicos y artistas era llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre el país. Incluso se fundó el Instituto de Egipto. Aunque la campaña militar fracasó, los miembros de ambas instituciones no regresaron a Francia hasta la capitulación del general Menou, en agosto de 1801.

Solo unos meses después, a principios de 1802, comenzó la aventura editorial.

Continuará…

Colaborador DCA
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COLUMNAS

La seducción del negacionismo climático

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Cristóbal Bellolio

Escuela de Gobierno

El Demoledor es una película de 1993 protagonizada por Silvester Stallone, que versa sobre una armónica distopía donde se castigan los garabatos, la dieta es comida molecular y las relaciones sexuales son virtuales. La única disidencia vive en las cloacas a punta de hamburguesas de ratas, y de cuando en cuando sale a la superficie para asestar golpes terroristas. Su líder es Edgar Friendly.

El credo de Edgar Friendly es sencillo: no está dispuesto a que le digan cómo son las cosas, le gusta decir lo que piensa, y elegir cómo carajo vivir su vida, incluso si se trata de estallar de colesterol. Quiere comer carne hasta hartarse, fumar un cigarro “del tamaño de Cincinnati”, y correr empelota leyendo una Playboy, únicamente porque puede. Los malos no son ellos, que hacen lo que pueden por sobrevivir. Los malos son los de arriba, los que imponen su tiranía frígida y bien portada, que abusan del poder y secuestran los beneficios del progreso.

La negación del consenso climático tiene antecedentes ideológicos, o identitarios.

Friendly es un populista libertario. Populista, porque piensa que la sociedad está dividida en dos: la elite atiborrada y el pueblo postergado. No ve posibilidad de acuerdo, solo de conflicto. Lo que viene de arriba es paquete sospechoso. Pero también es libertario: quiere que la autoridad retroceda de su espacio vital, que no amenace su estilo de vida, que no arrebate sus hábitos de consumo.

El populismo libertario que representa Edgar Friendly es uno de los principales obstáculos que hoy enfrenta la lucha contra el cambio climático. Mucha gente le echa la culpa a la industria de combustibles fósiles y su lobby descarado. Pero hay otros factores que trascienden el interés pecuniario.

La negación del consenso climático tiene antecedentes ideológicos, o identitarios. No todo populismo descree del consenso científico en la materia. Algún eco-populismo de izquierda habrá por ahí. No todos los movimientos plebeyos que resisten la agenda verde progresista, descreen de la realidad de la crisis climática. Algunos sencillamente no quieren pagar la cuenta del festín de economía carbonizada que se dieron otros.

Tampoco todo libertarianismo es negacionista. En principio, se puede aceptar la ciencia climática y discrepar de una política climática que implique ensanchar las atribuciones del estado. Más de alguno insistirá en soluciones privadas a los problemas públicos. Autores como Jason Brennan elaboran una justificación libertaria para la obligatoriedad de las vacunas. Del mismo modo, otros sostienen que la reducción de emisiones es un imperativo del principio de no-agresión.

Pero la combinación entre ambas vertientes ideológicas (el populismo libertario) combustiona un tipo distintivo de rechazo a la ciencia climática, que tiene un poder seductor en ascenso. De hecho, gran parte de los partidos de “derecha populista radical”, para utilizar la etiqueta de Cas Mudde, despliega esta narrativa: las elites buenistas y cosmopolitas que tienen sus necesidades materiales satisfechas, y pueden darse el lujo de posar de ciclistas veganos, le imponen al resto de la gente ordinaria una moralina verde tan paternalista como inviable: para moverse a la pega hay que echarle bencina al auto.

Adicionalmente, la sombra de las futuras restricciones toca la fibra de las clases medias y trabajadoras que se han partido el lomo por llegar aquí. Han hecho de sus hábitos de consumo contaminante un proxy de estatus. Y nada se defiende como el estatus. Mientras tanto, las Greta Thunbergs de este mundo amenazan con una distopía de brócolis y viajes de 35 horas en tren.

Aquí entra la seducción del discurso de Edgar Friendly. Su populismo libertario mata dos pájaros de un tiro: sospecho de la agenda climática porque (a) viene de las elites globalistas y (b) arrebata mis libertades.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Municipios al rescate de los SLEP

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Mauricio Bravo

Vicedecano de la Facultad de Educación

La implementación de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) ha sido un tema recurrente en el debate público.

Desde su creación, esta política se propuso como una gran reforma educativa destinada a mejorar la calidad y equidad en la educación pública. Sin embargo, debido a errores de diseño o al poco tiempo transcurrido, no ha logrado superar a los municipios en varios indicadores claves, como asistencia, deserción, rotación docente y puntajes Simce.

Estos resultados ponen en entredicho la eficacia de una reforma que, a pesar de sus buenas intenciones, no parece estar alcanzando los objetivos esperados.

Una de las principales falencias identificadas es que no se consideraron las buenas prácticas preexistentes en algunos municipios. 

Una de las principales falencias identificadas es que no se consideraron las buenas prácticas preexistentes en algunos municipios. Las reformas educativas de gran envergadura siempre deben tomar en cuenta las prácticas efectivas ya implementadas.

De lo contrario, no solo se desaprovechan conocimientos y experiencias valiosas, sino que también puede llevar a una implementación que no se ajusta a las realidades específicas de cada comunidad educativa.

Por otra parte, el corto plazo de implementación de los SLEP ha sido insuficiente para evaluar y ajustar adecuadamente sus resultados: “Las incidencias de las políticas educativas son muy diversas y pueden tardar años, incluso generaciones, en hacerse completamente visibles” (OECD Education Policy Evaluation 236, año 2020). Por tanto, antes de seguir avanzando en la implementación de nuevos SLEP, debemos realizar una evaluación robusta que permita identificar sus fortalezas y oportunidades de mejora.

Por último, la suposición de que un sistema educativo uniforme es la solución óptima para fortalecer la educación pública es un error. La diversidad de sostenedores, acompañados de mecanismos efectivos de regulación y supervisión, permite que estos funcionen como un sistema coherente y ordenado.

Además, la diversidad institucional puede ofrecer una respuesta más ágil y adecuada a las diversas necesidades locales, promoviendo así una mayor equidad y eficacia en el sistema educativo.

Colaborador DCA
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