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COLUMNAS

Mártires (IV)

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Fermín Torrano Echeandia
Revista Nuestro Tiempo

Dos civiles por cada miembro de Hamás, según reconoció una fuente israelí a la agencia de noticias AFP el pasado diciembre. Las estimaciones más recientes de la inteligencia estadounidense mantienen la ratio, y calculan que las Fuerzas Armadas han neutralizado a entre el 20 y el 30 por ciento de los militantes de Hamás. Es decir, cerca de 10 mil, de las 30 mil víctimas.

El resto, la mayoría, son civiles, como Omar Shamallakh, de dos meses, sepultado bajo los escombros junto con nueve de sus familiares tras un ataque aéreo israelí. O como Besán Helasa, estudiante de Medicina, de 19 años, y su hermano Omar, también masacrados desde el aire.

La información del interior de Gaza depende de periodistas locales que arriesgan la vida.

En uno de sus últimos días con vida, Besán publicó un mensaje en redes: “Mi gente y yo estamos subyugados, perseguidos, asesinados y torturados en una prisión a cielo abierto […]. Tengo sueños que todavía no he cumplido, tengo una vida por vivir. Tengo una familia a la que amo y por la que temo. Si somos todos exterminados por esta ocupación bárbara, nuestro crimen será simplemente haber defendido nuestra tierra robada y demandar nuestros derechos como humanos.

No perdonaremos al mundo”. Tres días más tarde, el 14 de octubre de 2023, Besán Helasa dejó de escribir.

Lo dice en Ramalá, a 15 kilómetros de Jerusalén y 80 de Gaza. El corazón de Cisjordania (la región que, junto con Gaza, conforma Palestina) es ahora otro enorme campo de prisioneros. Netanyahu revocó el permiso de trabajo a los palestinos, a los que también dificulta coger vuelos.

La tensión en los territorios ocupados crece cada semana con redadas nocturnas y asesinatos perpetrados por las Fuerzas Armadas. Son 400 muertos y 7 mil detenidos entre octubre de 2023 y marzo de 2024 a manos del Ejército israelí en ciudades alejadas de los combates.

Estas cifras explican, en parte, el creciente apoyo a Hamás. Al oeste del Jordán es habitual ver banderas y brazaletes en favor del grupo terrorista por las calles, y escuchar cánticos de “El pueblo quiere a Hamás”. Sobre todo, tras la liberación de encarcelados durante el alto al fuego, a finales de noviembre, 105 israelíes secuestrados a cambio de 240 prisioneros palestinos, la mitad menores de edad sin condena. De los otros 135 rehenes sigue sin haber noticias.

El Palestinian Center for Policy and Survey Research, uno de los think tanks palestinos más respetados por los observadores internacionales, lanzó en diciembre la última encuesta de opinión pública. La principal revelación del sondeo fue el alto respaldo a Hamás en Cisjordania tras el inicio de la guerra.

En septiembre era del 12 por ciento; en diciembre, del 44 por ciento. Por primera vez desde que existen registros, el grupo yihadista, nacionalista e islamista cuenta con más respaldo entre los habitantes de Cisjordania que entre los de Gaza (42 por ciento).

“Son los únicos que nos protegen. Los israelíes vienen todas las noches (al campo de refugiados de Jalazone) y se llevan a la gente. Nos matan y escupen”, Naafash, de 20 años. La colonia judía Beit El está a unos cientos de metros de su casa, ocho kilómetros al norte de Ramalá, y tampoco se libran de ellos durante el día.

Los viernes, jóvenes palestinos cargados con cócteles molotov y piedras se enfrentan a los soldados en los alrededores de la gasolinera en la que trabaja Naafash. Él lo ve todo en un gran televisor gracias a las 16 cámaras de seguridad de la tienda. O lo veía.

Desde que empezó la invasión terrestre, sintoniza Al Jaazera para ver las noticias. “100 mártires más”, gruñe, señalando la última hora en la pantalla. “¿Solo cuatro ocupantes heridos? Ojalá Dios no les permita volver”.

La cobertura del canal catarí funciona las 24 horas del día, con conexiones por media Europa que muestran el apoyo a la causa palestina. La información del interior de Gaza depende de periodistas locales que arriesgan la vida. Tan solo Clarissa Ward, veterana corresponsal de la CNN, logró colarse unas horas en la Franja, sin entrar con el Ejército israelí.

Según el informe del Comité para la Protección de los Periodistas del 20 de febrero, 88 informantes han perdido la vida en el conflicto.

Continuará…

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Política Cultural Municipal: un impulso para el desarrollo local

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Lic. Ernesto Salvador Flores Jerez 

Dirección General de Desarrollo Cultural 

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La Política Cultural Municipal (PCM) es un instrumento clave que integra un plan de acción y organización a nivel municipal con un enfoque a mediano y largo plazo. Su objetivo es impulsar el desarrollo cultural, posicionando a la cultura como un motor de crecimiento para las comunidades locales. Desde su inicio en 2016, se han formulado 130 PCM, que han sido aprobadas por sus respectivos consejos municipales, alcanzando un hito importante en 2024.

Este proyecto, impulsado por el Ministerio de Cultura y Deportes, a través de la Dirección General de Desarrollo Cultural, se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones culturales, tradiciones y patrimonio local.

Este proyecto se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones, tradiciones y patrimonio.

A lo largo de cinco fases, el proyecto busca involucrar a las autoridades edilicias, organizaciones de la sociedad civil y actores culturales locales, en un proceso colaborativo que refuerza la identidad y riqueza cultural de cada municipio.

La primera fase se enfoca en la vinculación entre el Ministerio de Cultura y Deportes con las autoridades municipales, asegurando el compromiso y aprobación del Concejo Municipal para formular la PCM.

En la segunda fase, se realizan encuentros presenciales en los municipios con la participación de actores culturales clave, en donde se discuten temas esenciales como las artes, patrimonio cultural y deporte, identificando problemáticas y soluciones para su desarrollo.

La tercera fase comprende la redacción de la propuesta de PCM, basada en la información recopilada durante los encuentros. Seguidamente, en la cuarta fase, se lleva a cabo un taller final para validar y corregir la propuesta antes de su presentación oficial al Concejo Municipal para su aprobación.

Finalmente, la quinta fase culmina con la entrega pública de las PCM a nivel nacional, un acto que formaliza el compromiso de las autoridades y actores culturales para la implementación de estas políticas. Este esfuerzo conjunto tiene como meta principal el rescate, la promoción y la preservación de la diversidad cultural y deportiva en cada municipio, fomentando el buen vivir y fortaleciendo el tejido social a través de la cultura.

Con estas acciones, la Política Cultural Municipal se consolida como una herramienta fundamental para el desarrollo sostenible de las comunidades locales, garantizando que las futuras generaciones puedan disfrutar y participar en la rica herencia cultural de sus municipios. Este 2024 se logra un éxito al acumular ya 130 PCM a nivel nacional. 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Pueblos de mujeres y niños

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Patricia Letona
Innovación y Relacionamiento Estratégico

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¿Qué futuro le espera a un pueblo cuyo tejido social se ha roto, donde la mayor aspiración de sus jóvenes es encontrar los recursos necesarios para migrar?  

¿Cómo hemos fallado como país para que la migración se haya convertido en la principal opción para garantizar el sustento económico?  

Tan solo en el 2021, cerca de 300 mil guatemaltecos llegaron de manera irregular a la frontera sur con Estados Unidos, no todos lograron pasar. Muchos de ellos comprometieron todo su patrimonio familiar. 

Conozco a guatemaltecos migrantes  que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver.

En lo profundo de Guatemala encontramos pueblos habitados casi en su totalidad por mujeres, niños y ancianos porque sus hombres y jóvenes ya han migrado. Estamos comprometiendo seriamente las posibilidades de nuestro país si no hacemos un alto e invertimos en la educación tanto de niñas como niños, de los jóvenes. No solo educación formal que de por sí es tan precaria, sino también en habilidades blandas y de desarrollo personal que les permitan encontrar oportunidades para desarrollar negocios en sus propias comunidades.

El impacto de esta fractura en el tejido social tiene dimensiones profundas. La migración no solo ha separado familias, sino que ha debilitado los lazos comunitarios que solían ser el pilar de la cohesión social en muchas aldeas guatemaltecas. La ausencia de los hombres ha reconfigurado la estructura familiar y ha impuesto mayores cargas sobre las mujeres, quienes, además de cuidar de sus hijos y del hogar, deben manejar la incertidumbre de si sus parejas lograrán enviar remesas regularmente y de si los volverán a ver.

Aunque las remesas son una fuente significativa de ingresos para muchas familias, no se traducen siempre en desarrollo económico sostenible ya que a menudo se destinan únicamente a cubrir necesidades básicas y consumo inmediato, en lugar de invertirse de manera productiva en negocios o ahorro a largo plazo. Sin conocimientos sobre cómo gestionar esos recursos de manera eficiente, las oportunidades para generar riqueza sostenible se ven reducidas. Esto perpetúa la dependencia económica y evita que las remesas se conviertan en un motor de desarrollo económico y social en las comunidades receptoras.

La dependencia económica de las remesas es otro factor preocupante. Si bien estas contribuyen a la economía familiar, no reemplazan la presencia emocional y física del padre o del joven migrante. A largo plazo, la migración de hombres podría transformar no solo la dinámica familiar, sino también la identidad misma de las comunidades.

Los niños crecen en un entorno donde la figura paterna o masculina está ausente, lo que afecta su desarrollo emocional y la transmisión de valores culturales y sociales.  

Desde un punto de vista económico, ya se siente con intensidad la falta de mano de obra en sectores como la construcción, la agricultura o el transporte, donde muchos trabajadores han optado por migrar.

Conozco a guatemaltecos migrantes que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver. Preguntan: ¿Cómo puedo tener una vida digna en Guatemala? ¿Cómo puedo poner un negocio o encontrar un buen trabajo? Muchos han logrado regresar y salir adelante, pero no es tarea fácil. La falta de oportunidades sigue siendo un reto para aquellos que desean volver y construir una vida en su propio país. 

Es momento de que enfrentemos este fenómeno, no solo desde una perspectiva económica, sino desde una visión social y humana. La migración toca el corazón de nuestras comunidades. Sin hombres, sin jóvenes, los pueblos corren el riesgo de perder su esencia, y con ello, una parte fundamental de nuestra identidad como nación.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Por una salud mental plena: un llamado a la acción

Coyuntura y discapacidad

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Comunicación y Relaciones Públicas – CONADI

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “el bienestar que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales; en última instancia, el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación”. Este concepto nos recuerda que la salud mental no es solo la ausencia de trastornos, sino un estado integral de bienestar que abarca nuestras dimensiones emocional, psicológica y social.

Para el 2024, la celebración del Día Mundial de la Salud Mental será el 10 de octubre.

No podemos concebir la salud física sin cuidar la mental, ya que ambas están profundamente interrelacionadas. El bienestar mental influye directamente en el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico, y es un factor clave en la calidad de vida. Por ello, debemos entender que cultivar la salud mental va más allá de evitar enfermedades, implica construir un equilibrio que nos permita desarrollarnos plenamente en todos los ámbitos de nuestra vida.

El autocuidado de la salud mental es importante, desde la niñez hasta la vejez. A lo largo de nuestra vida, enfrentamos desafíos y factores que pueden fortalecer o debilitar nuestra salud mental: desde la estructura social y el entorno en el que vivimos, hasta las circunstancias personales que nos afectan. Estos determinantes influyen directamente en nuestra capacidad para manejar el estrés, las emociones y las relaciones, por lo que debemos incluir en nuestra rutina diaria prácticas de autocuidado orientadas a mejorar tanto la salud física como la mental.

Es preocupante que el gasto destinado a los servicios de salud mental a nivel mundial representa solo un 2.8 por ciento del gasto total en salud. Esta insuficiencia ha contribuido al aumento de problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, que a su vez impactan negativamente en la salud física. Esto refleja una falta de atención hacia un problema que afecta a millones de personas.

Colaborador DCA
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