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COLUMNAS

Un liderazgo basado en el cuidado

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Raquel Cascales
Profesora de Teoría de las Artes y del Máster en Cristianismo y Cultura Contemporánea (MCCC)

Generalmente, cuando a alguien se le pide describir a un líder, suele hacerlo como carismático, con capacidad de gestión y de movilizar masas bajo un ideal claro. Esta es la imagen que la mayoría de películas y series proyectan. Sin embargo, cabe preguntarse cuánto nos impide dicha proyección comprender el liderazgo de otra manera. A este respecto, hace ya casi 75 años, la escritora danesa Karen Blixen, más conocida por su pseudónimo Isak Dinesen, escribió un cuento en el que se esconde una gran lección sobre un tipo de liderazgo más cercano.

El Festín de Babette comienza con la descripción de un pueblecito situado en un fiordo danés, Berlevaag. Sus habitantes se habían convertido hacía tiempo en comunidad gracias a la guía del fundador del grupo religioso al que pertenecían. El pastor protestante descrito en el relato era el prototipo de líder carismático, que había conseguido aunar a todos en una meta común. Durante su mandato, los ciudadanos habían sido felices y el pueblo había vivido momentos de esplendor. Consciente de que en algún momento llegaría el final, el pastor prepara a sus hijas para su relevo. La devoción que ellas sienten por él y la causa hace que sacrifiquen sus vidas y sus amores. Al mismo tiempo, la responsabilidad por continuar con su legado les disuade de aplicar ninguna innovación, como tantas veces ocurre.

Lo que hace es observar de forma silenciosa.

Con la mejor intención, y sin su carisma, las hijas hicieron durante años las cosas tal y como habían sido hechas siempre. Pero, la tentación de la repetición anquilosa cualquier institución. Los vecinos se distancian e, incluso dentro de familias y matrimonios surgen rencillas insalvables. En contraste, tenemos a Madame Babette Hersant. Lo que sabemos de ella cuando llega al pueblo es que se trata de una revolucionaria huida de Francia. Se intuye, por tanto, una mujer con arrojo e ideales, capaz de darle la vuelta al pueblo. Digo se intuye porque, en realidad, el texto cuenta cómo al llegar como refugiada, se pone al servicio directo de las hermanas líderes de la secta.

Durante más de una década trabaja de forma silenciosa y abnegada, sin alterar ni una sola costumbre del pueblo. No ejerce un liderazgo autocrático, no considera que lo aprendido en Francia le da derecho a transformar el pueblo, por buenas ideas que tenga para hacerlo. Más bien lo que hace es observar de forma silenciosa, adoptar todos los usos del lugar y estar al servicio de la comunidad durante catorce años. Su mirada atenta no solo le permite entender los acontecimientos externos, sino que va comprendiendo qué ocurre en el interior de los aldeanos.

En efecto, toda esa transformación tiene que ver con la forma libre y gratuita que tiene de ejercer su trabajo. A una mentalidad mercantilista le podría parecer que su manera de trabajar es servil, pero no es así. No se circunscribe de forma obligatoria a unas tareas, sino que se excede de forma gratuita dándose por entero, haciendo de su trabajo un regalo, que es lo que empieza a tener una eficacia diferente. El filósofo Higinio Marín explica que “lo que se hace por un salario y nada más, con el salario se paga, y si se puede pagar está en el mercado y es mercancía (como la vida de su autor empleada en hacerlo)”. Pero existen otras muchas cosas que envuelven al trabajo y que no pueden pagarse de ninguna manera.

La forma libre y generosa de trabajar de Babette muestra un modo distinto de enfrentarse a la vida y a las relaciones. A su vez, en el momento en que ella gana la lotería, esos años de trabajo le proporcionan un marco de confianza que hace que todos estén preparados para el cambio. “Estamos dispuestos a concederte el derecho de darnos”, dice la comunidad. El texto presenta un cambio de paradigma: hacer algo por los demás no es un derecho mío, sino un don que los demás conceden.

Una vez que la comunidad concede tal don, Babette vuelve a sorprendernos haciendo mucho más evidente su magnanimidad, preparando un festín en el que invierte todos sus ahorros. Sin embargo, este acto de generosidad no es más que el colofón externo de la manera de trabajar de toda su vida. Ni siquiera en esta ocasión ella impone lo que debe hacerse. ¿No es este un buen modelo de liderazgo?

Universidad de Navarra
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COLUMNAS

Los retos de la actividad cultural en Guatemala

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Luis Rodrigo Carrillo Flores

Viceministro de Cultura

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Guatemala es un país rico en diversidad cultural e historia, resultado de la fusión de las tradiciones indígenas mayas y la influencia colonial española. Sin embargo, a pesar de esta riqueza, la actividad del arte y la cultura en Guatemala enfrenta diversos retos para mantener la preservación de su patrimonio y el desarrollo de nuestra identidad. 

Uno de los principales retos es la pobreza que afecta a más del 50%  de la población guatemalteca, según datos del Banco Mundial. Esta realidad limita el acceso de muchas comunidades a actividades artísticas y culturales, desviando la atención y los recursos hacia la satisfacción de necesidades básicas como la alimentación, la salud y la educación, lo que a su vez implica que muchas iniciativas queden desatendidas, ya que las comunidades no pueden priorizar actividades que no sean de supervivencia
inmediata.

La falta de inversión en el sector cultural también es un desafío significativo. A menudo, los gobiernos han priorizado otras áreas de desarrollo, dejando al arte y la cultura en un segundo plano. Esto se traduce en falta de infraestructura adecuada, como museos, teatros y espacios públicos. 

Abordar estos desafíos requiere un esfuerzo conjunto.

De esa cuenta, a nivel del Viceministerio de Cultura estamos convencidos que el apoyo gubernamental es vital para el fomento y desarrollo del quehacer cultural, y para que las iniciativas prosperen y lleguen a todo el país.

La globalización representa otro reto importante. Si bien la globalización puede facilitar el acceso a nuevas ideas y formas de expresión, también puede llevar a la homogeneización cultural, donde las tradiciones y prácticas locales son opacadas por influencias externas. 

En Guatemala, esto es visible con el auge de la cultura pop global, que a menudo eclipsa las manifestaciones artísticas locales. La necesidad de promover y preservar la cultura guatemalteca ante esta tendencia es crucial, no solo para mantener la identidad nacional, sino también para fomentar el orgullo artístico-cultural.

Finalmente, el acceso a la educación cultural es fundamental para el desarrollo de una conciencia crítica y apreciativa entre la población. La educación formal en Guatemala enfrenta retos significativos, como la deserción escolar y la calidad de la enseñanza, factores en los cuales se está trabajando. 

Sin una educación que fomente el conocimiento y la apreciación por las diversas formas de arte y cultura, será difícil construir un público que valore y participe activamente en la vida cultural del país. Por eso implementar programas educativos que integren arte y cultura guatemalteca en el currículo escolar y promuevan la participación de los jóvenes en actividades artísticas son vitales.

Abordar estos desafíos requiere un esfuerzo conjunto entre el gobierno, las comunidades y las organizaciones culturales para garantizar que la riqueza de Guatemala no solo se preserve, sino que también se celebre y se comparta con el mundo.

Las políticas constituyen uno de los escenarios estratégicos en materia de decisión pública sobre la identidad, las artes, los valores y el patrimonio tangible e intangible de nuestro país, de tal manera que desde nuestro viceministerio estamos haciendo no solo el trabajo necesario, sino también las proyecciones para que las políticas públicas sean sostenibles en el tiempo.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

El miedo y la ira vencen a la razón

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Patricia Letona D.  Innovación y Relacionamiento Estratégico

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¿Es posible combatir las mentiras con la verdad en un mundo donde las noticias falsas y la desinformación nos rodean? La respuesta es sí, pero va más allá de simplemente exponer hechos. Requiere una estrategia de comunicación que conecte emocionalmente, repita el mensaje y provenga de fuentes creíbles.

Peter Pomerantsev, reconocido experto en propaganda y desinformación, en su libro How to Win an Information War, cuenta la historia de Sefton Delmer, el propagandista británico que, con juegos psicológicos y distintas estrategias, usó la propaganda Nazi durante la II Guerra Mundial para ayudar a los aliados a ganar y desmoralizar a las tropas alemanas. En su obra explora cómo la desinformación se ha transformado en un arma poderosa en el escenario global. 

Las campañas de influencia se dirigen a las emociones.

La democracia está en juego, ya que la desinformación socava la confianza en los líderes, las instituciones y el proceso político. Según Pomerantsev, la guerra de la información no se limita a la difusión intencional de mentiras.  

Hoy día, las tácticas para manipular a la opinión pública incluyen la creación de cuentas falsas en redes sociales y la infiltración de medios de comunicación con objetivos oscuros. Para enfrentar esta amenaza, se necesita la cooperación de gobiernos, empresas tecnológicas y la sociedad civil.

La próxima semana, la Asamblea General de la ONU acogerá la “Cumbre del Futuro”, donde, según anunciaron, abordarán los desequilibrios del mundo digital. La desinformación es uno de los mayores peligros que enfrenta nuestra sociedad, aunque queda por ver si será tratada a fondo en este foro.

La velocidad con la que se difunden las mentiras supera a la de la verificación. Incluso los medios tradicionales, a pesar de su credibilidad, son vulnerables a la manipulación. Por ello, la alfabetización mediática es clave para que los ciudadanos distingan entre verdad y mentira. En contextos como emergencias sanitarias, desastres naturales o conflictos bélicos, esta habilidad puede ser literalmente una cuestión de vida o muerte.

Las campañas de influencia se dirigen a las emociones, como el miedo, la ira o el resentimiento, siendo una táctica efectiva para manipular la opinión pública. Las redes sociales son el principal campo de batalla, amplificando el alcance de la desinformación y polarizando a la sociedad.

La desinformación es un arma estratégica de largo alcance. La repetición constante de una mentira, por obvia que sea, puede impactar en las masas, influyendo en el entorno político y social.

Pomerantsev ofrece lecciones valiosas sobre las guerras de influencia actuales. La verdad por sí sola no es suficiente para combatir la desinformación; las mentiras bien estructuradas y repetidas pueden tener mayor impacto. Además, las narrativas emocionales son más poderosas que los hechos fríos, lo que hace que las campañas de propaganda manipulen las emociones para lograr sus objetivos.

La gente rechaza los hechos que no quiere escuchar, por lo que controlar la narrativa es esencial en cualquier guerra de información. Quien controla el mensaje público controla, en gran parte, la percepción de la realidad. Las mentiras se vuelven más creíbles cuando se alinean con prejuicios preexistentes o cuando falta pensamiento crítico. Incluso desmentidas, sus efectos perduran, alterando la memoria colectiva y debilitando la confianza pública.

Cuando la percepción se convierte en realidad recordamos la frase de Gabriel García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Realcemos el Derecho a la Lengua de Señas en Guatemala

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Unidad de Comunicación y Relaciones Públicas
CONADI, Guatemala.

La Lengua de Señas Guatemalteca (Lensegua), es el principal vehículo de comunicación para la comunidad sorda en Guatemala. Es un derecho humano fundamental que garantiza a las personas sordas su plena participación en la sociedad. 

Sin embargo, el reconocimiento y la accesibilidad plena de esta lengua siguen siendo un reto dentro del contexto actual de derechos para personas con discapacidad.  

A pesar de los avances normativos, como la Ley de Atención a las Personas con Discapacidad (Decreto 135-96), la inclusión efectiva de las personas sordas aún enfrenta barreras significativas. 

El respeto a la Lensegua contribuye a una sociedad más equitativa e inclusiva.

En Guatemala, la comunidad sorda sigue luchando para que la Lensegua, sea vista no solo como una herramienta de comunicación, sino como un derecho humano fundamental, a pesar de la ratificada por Guatemala en el marco de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD); que exige el respeto y la promoción de las lenguas de señas en todos los ámbitos de la vida de una persona sorda.

La coyuntura actual refleja un esfuerzo creciente de diversas organizaciones, como la Unidad de Lengua de Señas de CONADI y colectivos de personas sordas, para que la Lensegua, sea reconocida oficialmente, abogando por el establecimiento de políticas públicas más inclusivas, que no solo apoyen a las personas sordas en su acceso a la educación bilingüe (español y Lensegua), sino que también promuevan el aprendizaje de este idioma, la capacitación de intérpretes y el uso de la lengua de señas en los medios de comunicación, la justicia y la salud entre otros.

En Guatemala se establece el 23 de septiembre como el Día Nacional de la Lengua de Señas en Guatemala; considerado como un paso significativo hacia la visibilización y el respeto de los derechos lingüísticos de la comunidad sorda en el país; siendo clave para fortalecer la lucha por la inclusión y la accesibilidad, subrayando que la Lengua de Señas es un derecho humano. 

Este día sirve no solo para celebrar la cultura y la identidad de la comunidad sorda, sino también para concienciar a la sociedad sobre la importancia de la inclusión lingüística y la eliminación de barreras de comunicación.

La comunidad sorda hace un llamado a la inclusión plena, trabajando bajo un enfoque intersectorial que involucre a instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, y a la sociedad en general, para realzar el derecho a la Lensegua, fomentandosu uso no solo entre la comunidad sorda, sino también entre los oyentes, promoviendo una sociedad más inclusiva y respetuosa de la diversidad lingüística.

Colaborador DCA
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