Hay que crear estrategias para hacer ciudades para vivir, no solamente para dormir.
En un programa radial que conduce Enrique Godoy se abordó, recientemente, el tema de la vivienda urbana, asociándola al ejercicio de la ciudadanía y planteando alternativas para la recuperación de espacios en el Centro Histórico de Guatemala, desarrollando proyectos habitacionales al alcance de la clase media y de personas con recursos económicos limitados.
En la conversación se enfatizó la necesidad de plantear un crecimiento de la ciudad hacia adentro en contraste con la tendencia a la expansión territorial, que convierte las ciudades cercanas en “ciudades dormitorio”; la importancia de tomar en consideración las necesidades de todas las personas que trabajan en la capital; que los asentamientos urbanos de calidad no se diseñen únicamente para élites económicas o institucionales, o para quienes se desplazan en automóvil excluyendo a quienes utilizan el transporte público o a quienes no pueden adquirir una vivienda con los precios actuales de casas y apartamentos.
Para que esto sea posible, como lo plantea el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU), las estrategias para un urbanismo inclusivo deben armonizar la participación de múltiples actores: la ciudadanía, en cada comunidad, los gobernantes, los profesionales del urbanismo, y en su caso, los empresarios y promotores del desarrollo urbano. Por otra parte, “desarrollar metodologías para la participación activa de la comunidad, negociar la participación transparente y socialmente responsable del sector privado, el apoyo y acompañamiento del gobernante, y la suficiente humildad y dimensión pedagógica del urbanista”.
Lógicamente, se requiere la revisión del marco normativo, de los parámetros de la planificación municipal y de la articulación y coordinación de las políticas de desarrollo urbano, por parte de las autoridades de los municipios que, de conformidad con el artículo 231 de la Constitución Política de la República, deben constituir la región metropolitana e integrar el Consejo Regional de Desarrollo respectivo.
Pero sobre todo, es importante un cambio cultural, para que la construcción urbana sea vista como un asunto de interés social. Para que temas como el transporte de personas, la creación de espacios amigables para peatones y ciclistas, espacios para la convivencia y para el ejercicio físico, la arborización, la jardinización y otros muchos temas involucrados, formen parte de una estrategia para hacer de las ciudades lugares para vivir y no solamente para dormir.
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