El Gobierno de Guatemala mantuvo durante 15 años el programa de entrega de fertilizantes a bajo costo, como una iniciativa de apoyo destinada, supuestamente, a los campesinos más pobres.
Desde 2001 hasta el año pasado, el Estado invirtió no menos de Q3 mil millones en abono, cuya distribución fue reiteradamente cuestionada por presuntas anomalías, como favoritismo político y clientelismo.
Por otro lado, también se puso en duda la efectividad de la iniciativa, de la cual no se han podido comprobar impactos positivos en el desarrollo de vida de las familias guatemaltecas del área rural.
Este es el primer año, desde hace tres lustros, que la administración gubernamental propone medidas alternativas a la cuestionada asistencia y marca un giro que aspira a ser muy productivo para la agricultura de la población necesitada del país.
En ese marco, ayer fue presentado durante la reunión del Gabinete el programa de asistencia económica que otorgará Q200 para la adquisición de insumos agrícolas por parte de las familias beneficiarias, que serán las urgidas del campo.
Su distribución se llevará a cabo siguiendo los lineamientos y desarrollos en pro de la transparencia, la efectividad y la sostenibilidad establecidos para el resto de programas sociales por la administración del presidente Jimmy Morales, y de esa manera se espera que favorezca hasta a 700 mil núcleos campesinos.
De acuerdo con la información de las autoridades, sería complementario a las medidas contenidas en el Gran Plan Nacional Agrícola 2016-2020, presentado el jueves, principalmente en cuanto la instalación de sistemas de riego y al acompañamiento y monitoreo por medio del fortalecimiento al extensionismo.
Como se observa, las acciones previstas se encuentran articuladas de tal forma que los aportes del Estado se llevarán a las áreas estratégicas para impulsar el desarrollo rural en el país y que se logren mejores resultados que en experiencias anteriores. Eso es lo que se requiere para la sostenibilidad en la provincia y la viabilidad del país.
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