jueves , 28 noviembre 2024
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Un debate sin contundencia

 

El primero de 3 debates llevado a cabo el 26 de septiembre de este año en la Universidad de Hofstra, en Nueva York, entre los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos de América, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, además de anodino y decepcionante también fue confrontativo. Asimismo, no hubo propuestas claras y concretas de cómo manejarán los destinos del país más poderoso del mundo y las posibles soluciones a sus propios conflictos.

Indudablemente que los aspirantes a ocupar la Casa Blanca dejaron mucho que desear en el ambiente preelectoral, pues se esperaba contundencia en el abordaje de temas como la economía, la política exterior y la inmigración, que preocupan tanto a la sociedad norteamericana como a las sociedades en el orbe.

Los principales medios de comunicación social y diferentes analistas en el contexto mundial dieron como ganadora de la contienda a Hillary Clinton, por su experiencia y preparación de 30 años en la administración de la cosa pública y la serenidad con la que encaró a su adversario sin ofuscarse. En mi opinión, la gran perdedora fue la población, que no ve claramente el rumbo que tomará su nación, mucho menos el liderazgo, la capacidad de respuesta y el carácter que debe poseer el próximo presidente estadounidense para lidiar con los principales problemas de sus ciudadanos.

Por un lado, crece el desencanto poblacional hacia las elecciones, que se anticipan reñidas y, por otro, que los países permanezcan a la expectativa de la decisión que tomen los ciudadanos norteamericanos, en noviembre próximo, por las consecuencias que implicarían para el Istmo. Los constantes señalamientos que ambos se imputaron, contribuyen no solo a alimentar la incertidumbre, la apatía y la incredulidad de los posibles electores, sino también, al abstencionismo derivado de que a estas alturas de la campaña aún sus planes de gobierno no son concisos ni directos.

No hay que olvidar que temas cruciales de discusión pública, como la migración y su reforma migratoria integral que beneficie a millones de personas que se encuentran con estatus migratorio irregular en aquel territorio, estuvieron ausentes y otros, como el crimen y el racismo, no fueron abordados con la debida seriedad, conocimiento y precisión que amerita su tratamiento.

El camino hacia la Oficina Oval se ve empedrado y cenagoso, entre la continuidad de un sistema político tradicional que no ha funcionado en su totalidad y la inexperiencia de un excéntrico millonario que con sus desacertadas y descabelladas ideas políticas y económicas ha hecho temblar, en más de una ocasión, a un sector de la ciudadanía americana y al mundo.

Si bien es cierto que faltan dos debates, en los cuales los presidenciables tendrán la oportunidad de afinar sus estrategias, para convencer a los votantes indecisos y que ese caudal electoral disperso se traduzca en votos hacia sus respectivos partidos, también es cierto que deberán esmerarse para que haya más propuestas y menos ataques personales, que generen rechazo y escasa adhesión.

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