Salvador Sánchez Tapia
Profesor de Relaciones Internacionales
Algo similar cabe decir de los viejos postulados de la geopolítica, que no pocos han considerado como superados por el orden liberal, pero que, a la vista está, continúan inspirando a muchos actores del sistema internacional.
Aún es pronto para saber cómo van a responder Occidente y la OTAN. Las primeras declaraciones recogidas del liderazgo de la Unión Europea y del de otros países europeos hablan de la inaceptabilidad de la agresión rusa y del apoyo incondicional a Ucrania, pero ofrecen poco más que ayuda militar y un severo régimen de sanciones cuyo alcance está por definir, que dañará a sancionados y sancionadores, y cuya perspectiva no ha sido capaz de disuadir a Putin.
En una situación tan volátil como esta, hay una posibilidad de que algún país vecino emprenda acciones defensivas que pudieran ser percibidas por Rusia como una agresión, o que se produzca algún error de cálculo que pudiera arrastrar a la OTAN al conflicto en aplicación directa del Artículo 5 del Tratado de Washington.
La larga sombra de las armas nucleares planea detrás de esta
guerra.
Para evitar eso, la Alianza ha reforzado su presencia militar en los aliados más afectados por la amenaza rusa, y ha activado sus planes de defensa. La larga sombra de las armas nucleares planea detrás de esta guerra. Más allá de Ucrania, lo que está en juego en esta guerra es la supervivencia del orden internacional resultante de la Segunda Guerra Mundial que, a pesar de sus defectos, tantos años de estabilidad y prosperidad ha generado a nivel global, pero que Rusia percibe como ventajoso para Estados Unidos, quien habría abusado del mismo al final de la era soviética, y como lesivo para sus intereses de seguridad.
Con su decisión, Putin demuestra no tener ningún respeto al principio de soberanía sobre el que se basa dicho orden. Lo que es peor, parece haber detectado debilidad en unos Estados Unidos que, de momento, como represalia, ofrecen únicamente un régimen de sanciones que Rusia parece despreciar. Mucho nos jugamos en que Rusia no triunfe en su agresión.