Hace un año salimos a las calles como lo hacemos desde hace más de 20 años. Mientras íbamos losrumores eran cada vez más intensos, sorprendidas, sin reaccionar pasábamos la noticia de una a una, y todas desde adentro de nuestro ser pensábamos y decíamos: esto no puede ser; una negación a la realidad, no queríamos que fuera cierto. No obstante, esto lo vivimos y lo viven más profundamente mujeres racializadas y empobrecidas, orilladas por esta estructura social.
Todas las formas de violencia que vivieron esas niñas y adolescentes, están presentes en la sociedad, es el modus operandi de un sistema desigual y racista, misógino y femicida. Todos los días millones de mujeres, niñas, niños, adolescentes, adultos, abuelas y abuelos sobreviven con recursos ni siquiera mínimos, en relaciones de convivencia de violencia, muerte y con hambre; situaciones precarias. Ante esta situación, accionar políticamente es lo único que nos queda. Los movimientos políticos que trabajan por generar condiciones más dignas para todas las personas exigimos justicia, reparación, bienestar y distribución de recursos.
Aunque esto suene a panfleto, ya no queremos vivir en esta barbarie, en este exterminio. A veces en LaCuerda nos preguntan adónde se dirigen las personas que están interesadas en estos movimientos, lo que respondo es lo siguiente en cualquier parte puedes y hasta debes organizarte, esta vida es una organización colectiva y debemos ser parte de ella; por tanto, es necesario estar informada, asistir a las reuniones convocadas;cambiar el pensamiento hegemónico y escuchar a las vecinas, amigas, compañeras. Hablar, comunicar, llegar a acuerdos y respetarlos.
Este 8 de marzo fue una articulación entre las mujeres, mujeres, feministas organizadas, quienes el resto del año, seguimos luchando y sobreviviendo a esta sociedad racista y femicida.