En Guatemala, muchos temen denunciar este tipo de actos, que pueden darse por parte de compañeros osuperiores, por el siempre hecho de la incertidumbre y la falta de recursos para el seguimiento de la denuncia. Sin embargo, es importante hacerlo para evitar que el mobbing se intensifique y para que exista un clima saludable en la empresa, y por qué no contribuir a la jurisprudencia en la materia. Pero abordemos el acoso laboral, no solo se limita al aspecto “sexual”, sino que también abarca aquellos actos sistemáticos y sostenidos en el tiempo cuya principal labor es entorpecer el trabajo y desarrollo profesional del individuo dentro de la colectividad. Esto puede ser entorpecimiento de su trabajo, coacción, cuestionamientos sobre trabajo en público, chismes para dañar su reputación, entre otros. Si remontamos este cuadro, es algo muy típico a lo que hoy en día se llama bullying en el colegio. Sin embargo, el fenómeno es grave porque en Guatemala no existen grupos de ayuda para los trabajadores que sufren de mobbing, y tampoco una orientación clara por parte de las instituciones públicas de cómo abordar esto, ya que se considera de ámbito privado, y que es un problema a tratar directamente con psicólogo y la empresa. Salvaguardar la integridad del trabajador no solo se limita a tener mejores condiciones de salario, también se debe velar por ese salario emocional, en el lugar del trabajo, y cómo su integridad es también un derecho a salvaguardar. También confieso mobbing que he sido víctima de por el solo hecho de tener otras experiencias educativas diferentes y ser eficiente en mi trabajo; es duro enfrentarse a una dura realidad, que no es fácil de compartir de manera transparente y sin que a uno lo tilden de “exagerado”.
Me ejercito tres veces por semana, me alimento adecuadamente para tener el balance de la vida; sin embargo, por más ejercicio que uno realice, el fenómeno continúa y las molestias físicas son evidentes. No obstante, quiero cerrar este espacio con cara positiva: también he tenido la bendición de haber estado en dos empleos llenos de plenitud y paz, donde se me ha permitido emprender mis proyectos, y estoy agradecida por ello, porque gracias a esa bonita experiencia sé que hay fe para encontrar otros lugares con esa paz donde uno disfrute su trabajo, y para los que están en lo mismo, sé que es hipócrita decirles “no se rindan”, pero cuando lleguen al punto del agotamiento emocional, busquen a alguien de su confianza para conversarlo; no hay acto más liberador que hablar del problema y sentirse escuchado.