Por: Ana María Aguilar
Hemos escuchado en repetidas ocasiones la palabra Meritocracia, pero ¿realmente sabemos qué significa? y ¿por qué es importante para la institucionalidad? Como punto de partida identificaremos que la palabra meritocracia viene de la unificación del latín meritum: “merecida recompensa”, y cracia del griego krátos: “poder o fuerza”. Pudiendo decir entonces que, la meritocracia encuentra su significado en las posiciones jerarquizadas que son conquistadas con base al merecimiento y talento, la educación y competencias para ocupar un puesto determinado.
En principio, este concepto ha sido utilizado en el ámbito político, y podría servir para sintonizarla con un concepto puro de “merecimiento”. Se espera que todas las personas que aplican a un cargo público, deberán llegar a ese puesto por sus capacidades, habilidades y destrezas. Después de definir y aclarar el concepto de meritocracia, cabe preguntar si se aplica en la actualidad; porque una cosa es “lo que debe ser”; y otra, “lo que realmente es”. Es necesario señalar que el cargo fusiona el poder y la responsabilidad, condición que solo puede llenarse con personas que reúnen las capacidades y cualidades necesarias.
Ahora bien, ¿Puede verificarse que así suceden las cosas en la administración pública? ¿Existen mecanismos para proteger los procesos meritocráticos dentro de las instituciones para integrar la administración pública? ¿Están las personas mejor calificadas ocupando los distintos puestos de poder en las instituciones u organizaciones? Antes de un NO, como respuesta, habría que advertir los desafíos que estas interrogantes lanzan y cómo abordarlos. La desatención a este tema propicia el debilitamiento institucional, toda vez, que tal descuido permea la calidad necesaria en el desempeño de los diferentes cargos. El reto consiste en evitar que los puestos públicos se llenen para pagar favores políticos, consentir complacencias o compadrazgos. Lo anterior exige vigilar los procesos meritocráticos, como una obligación de todos los involucrados en la captación del talento humano con las competencias que la institucionalidad demanda.