COLUMNAS
Algunos detractores de la Consulta del domingo 15 de abril
Si la Consulta Popular a celebrarse el domingo 15 del próximo abril, tal y como se dijo, habrá de costar 300 millones de quetzales –tal su costo total– es más que probable que a estas alturas ya se haya gastado buena parte de esa suma puesto que no habría de gastarse hasta el final y, en consecuencia, si es así, resultan ya tardíos los lloriqueos y lamentos sobre el tema.
Si, en efecto, ya se está haciendo el gasto –y se hará– bueno es que saquemos de ese gasto el mejor de los provechos. Es importante que tengamos en cuenta, además, que la cantidad ha sido y seguirá siendo manejada única y exclusivamente por el Tribunal Supremo Electoral y que nadie más tocará ni un solo centavo de la misma tratándose de una asignación presupuestaria –prevista desde el año pasado– y a la cual no podía dársele otro fin que el electoral de una Consulta. Por otra parte, una buena porción de ese dinero ha regresado –o regresará al propio Estado en concepto de impuestos (proveedores, transporte, viáticos, divulgación, etc.) y, en consecuencia, circulará y se hará parte de nuestras actividades económicas.
No se trató la decisión tomada sobre el gasto, de una decisión fácil si pensamos en tanta miseria que pudo aliviarse con una cantidad semejante pero igual objeción podríamos hacer sobre muchos otros gastos públicos como, por ejemplo, el que se hace en carreteras que, finalmente, las carreteras no se comen. ¿Son las carreteras –inversión– en tanto que, la Consulta, un mero gasto que no habrá de traernos rédito alguno? No lo creo y me permito invitarle a que, juntos, reflexionemos en cuanto si es o no importante para Guatemala y Belice que se pueda conocer, a ciencia cierta lo que a cada uno corresponde.
La Consulta será celebrada y resulta importante que lo sea sin distractor alguno–lo era la discusión sobre su costo y otros aspectos laterales– de tal forma que pueda el ciudadano concentrarse en lo que constituye el fondo de la misma. A ambos, a Guatemala y a Belice, nos interesa la certeza jurídica y quienes piensan que a Belice no le importa (se encuentra en posesión de lo detentado) desconocen la visión de largo plazo que tienen sus gobernantes –estadistas– sabedores de que es vital para Belice (para su bienestar y desarrollo) su plena incorporación al Continente, dentro de un par de décadas Guatemala estará llegando a los treinta millones de habitantes en tanto que Belice estará más o menos en medio millón, incómodo vecino nosotros –nuestra población– si las diferencias no logran superarse. Belice no tiene más “título” que pudiera oponer a nuestro reclamo legal, territorial, insular y marítimo, que la detentación de islas, territorio y mar, detentación que le fuera transmitida por quien –unilateralmente– por sí y ante sí –sin tomarnos en cuenta– le dio la independencia “título” este, –el de la detentación– que nunca fue ni podría ser legítimo; ninguno más que la detentación, decíamos, salvo el título que forjara por sí mismo, el título del derecho a su autodeterminación, título en la extensión que corresponda y jamás a costa de la integridad territorial de otro Estado soberano. No era más que detentación –los límites de esa detentación– lo que fue reconocido en las seis primeras cláusulas del tratado de 1859 (único “título”, salvo el citado) detentación que a partir de este, si cumplida su cláusula séptima, su última cláusula (do ut des) hubiera podido cambiar ese carácter. “Do ut des”, doy para que des (doy, porque me des) ¡Así de claro!
La pregunta que se nos hará en la Consulta Popular del 15 de abril –simplificada– es tan sencilla como esto: ¿Está Usted de acuerdo en que cualquier reclamo legal de Guatemala en contra de Belice (territorial, insular y marítimo) se someta a la decisión de la Corte Internacional de Justicia?
La pregunta no contiene la palabra “diferendo”, ni palabra alguna de difícil comprensión y hacen muy mal quienes afirman que contiene palabras que no tiene. La necesidad de ir a juicio se sustenta en que no pudimos alcanzar un acuerdo con Belice (la detentación se le transmitió a Belice) acuerdo que satisficiera nuestro reclamo (era imposible que uno de los dos cediera) y en que no encontramos otro acuerdo final posible en que lográramos convenir. ¿Existían otras formas para discutir nuestro reclamo? Las había y las hay (negociación directa, conciliación, mediación arbitraje, etc.) pero solo en esta–ir a juicio– nos pusimos de acuerdo, acuerdo que tiene el carácter de definitivo puesto que será nuestra última palabra y la última palabra de Belice sobre el tema –ir o no a juicio– ya que una vez nos sometamos a la decisión del tribunal habremos de estar uno y otro –nos guste o no– a lo que el Tribunal decida.
El reclamo legal que habrá de discutirse con Belice es el reclamo convenido, territorial, insular y marítimo en tanto que los daños y perjuicios causados por la detentación habida y por el incumplimiento del tratado de 1859 –los que serán más o menos graves a la luz de la sentencia que se dicte– tienen y habrán de tener, necesariamente, a un interlocutor distinto, aquel que detentó e incumplió el tratado y –que, unilateralmente– por sí y ante sí –sin participación alguna de nuestra parte– transmitió los derechos que nunca tuvo y que no podía transmitir, en consecuencia.
“Desunidos los de dentro, les devoran los de fuera…”, tal la sentencia popular del Martín Fierro.Recordémosla, comprendámosla y actuémosla, desde ya, con absoluta consecuencia.
COLUMNAS
Política Cultural Municipal: un impulso para el desarrollo local
Lic. Ernesto Salvador Flores Jerez
Dirección General de Desarrollo Cultural
La Política Cultural Municipal (PCM) es un instrumento clave que integra un plan de acción y organización a nivel municipal con un enfoque a mediano y largo plazo. Su objetivo es impulsar el desarrollo cultural, posicionando a la cultura como un motor de crecimiento para las comunidades locales. Desde su inicio en 2016, se han formulado 130 PCM, que han sido aprobadas por sus respectivos consejos municipales, alcanzando un hito importante en 2024.
Este proyecto, impulsado por el Ministerio de Cultura y Deportes, a través de la Dirección General de Desarrollo Cultural, se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones culturales, tradiciones y patrimonio local.
Este proyecto se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones, tradiciones y patrimonio.
A lo largo de cinco fases, el proyecto busca involucrar a las autoridades edilicias, organizaciones de la sociedad civil y actores culturales locales, en un proceso colaborativo que refuerza la identidad y riqueza cultural de cada municipio.
La primera fase se enfoca en la vinculación entre el Ministerio de Cultura y Deportes con las autoridades municipales, asegurando el compromiso y aprobación del Concejo Municipal para formular la PCM.
En la segunda fase, se realizan encuentros presenciales en los municipios con la participación de actores culturales clave, en donde se discuten temas esenciales como las artes, patrimonio cultural y deporte, identificando problemáticas y soluciones para su desarrollo.
La tercera fase comprende la redacción de la propuesta de PCM, basada en la información recopilada durante los encuentros. Seguidamente, en la cuarta fase, se lleva a cabo un taller final para validar y corregir la propuesta antes de su presentación oficial al Concejo Municipal para su aprobación.
Finalmente, la quinta fase culmina con la entrega pública de las PCM a nivel nacional, un acto que formaliza el compromiso de las autoridades y actores culturales para la implementación de estas políticas. Este esfuerzo conjunto tiene como meta principal el rescate, la promoción y la preservación de la diversidad cultural y deportiva en cada municipio, fomentando el buen vivir y fortaleciendo el tejido social a través de la cultura.
Con estas acciones, la Política Cultural Municipal se consolida como una herramienta fundamental para el desarrollo sostenible de las comunidades locales, garantizando que las futuras generaciones puedan disfrutar y participar en la rica herencia cultural de sus municipios. Este 2024 se logra un éxito al acumular ya 130 PCM a nivel nacional.
COLUMNAS
Pueblos de mujeres y niños
Patricia Letona
Innovación y Relacionamiento Estratégico
¿Qué futuro le espera a un pueblo cuyo tejido social se ha roto, donde la mayor aspiración de sus jóvenes es encontrar los recursos necesarios para migrar?
¿Cómo hemos fallado como país para que la migración se haya convertido en la principal opción para garantizar el sustento económico?
Tan solo en el 2021, cerca de 300 mil guatemaltecos llegaron de manera irregular a la frontera sur con Estados Unidos, no todos lograron pasar. Muchos de ellos comprometieron todo su patrimonio familiar.
Conozco a guatemaltecos migrantes que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver.
En lo profundo de Guatemala encontramos pueblos habitados casi en su totalidad por mujeres, niños y ancianos porque sus hombres y jóvenes ya han migrado. Estamos comprometiendo seriamente las posibilidades de nuestro país si no hacemos un alto e invertimos en la educación tanto de niñas como niños, de los jóvenes. No solo educación formal que de por sí es tan precaria, sino también en habilidades blandas y de desarrollo personal que les permitan encontrar oportunidades para desarrollar negocios en sus propias comunidades.
El impacto de esta fractura en el tejido social tiene dimensiones profundas. La migración no solo ha separado familias, sino que ha debilitado los lazos comunitarios que solían ser el pilar de la cohesión social en muchas aldeas guatemaltecas. La ausencia de los hombres ha reconfigurado la estructura familiar y ha impuesto mayores cargas sobre las mujeres, quienes, además de cuidar de sus hijos y del hogar, deben manejar la incertidumbre de si sus parejas lograrán enviar remesas regularmente y de si los volverán a ver.
Aunque las remesas son una fuente significativa de ingresos para muchas familias, no se traducen siempre en desarrollo económico sostenible ya que a menudo se destinan únicamente a cubrir necesidades básicas y consumo inmediato, en lugar de invertirse de manera productiva en negocios o ahorro a largo plazo. Sin conocimientos sobre cómo gestionar esos recursos de manera eficiente, las oportunidades para generar riqueza sostenible se ven reducidas. Esto perpetúa la dependencia económica y evita que las remesas se conviertan en un motor de desarrollo económico y social en las comunidades receptoras.
La dependencia económica de las remesas es otro factor preocupante. Si bien estas contribuyen a la economía familiar, no reemplazan la presencia emocional y física del padre o del joven migrante. A largo plazo, la migración de hombres podría transformar no solo la dinámica familiar, sino también la identidad misma de las comunidades.
Los niños crecen en un entorno donde la figura paterna o masculina está ausente, lo que afecta su desarrollo emocional y la transmisión de valores culturales y sociales.
Desde un punto de vista económico, ya se siente con intensidad la falta de mano de obra en sectores como la construcción, la agricultura o el transporte, donde muchos trabajadores han optado por migrar.
Conozco a guatemaltecos migrantes que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver. Preguntan: ¿Cómo puedo tener una vida digna en Guatemala? ¿Cómo puedo poner un negocio o encontrar un buen trabajo? Muchos han logrado regresar y salir adelante, pero no es tarea fácil. La falta de oportunidades sigue siendo un reto para aquellos que desean volver y construir una vida en su propio país.
Es momento de que enfrentemos este fenómeno, no solo desde una perspectiva económica, sino desde una visión social y humana. La migración toca el corazón de nuestras comunidades. Sin hombres, sin jóvenes, los pueblos corren el riesgo de perder su esencia, y con ello, una parte fundamental de nuestra identidad como nación.
Comunicación y Relaciones Públicas – CONADI
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “el bienestar que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales; en última instancia, el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación”. Este concepto nos recuerda que la salud mental no es solo la ausencia de trastornos, sino un estado integral de bienestar que abarca nuestras dimensiones emocional, psicológica y social.
Para el 2024, la celebración del Día Mundial de la Salud Mental será el 10 de octubre.
No podemos concebir la salud física sin cuidar la mental, ya que ambas están profundamente interrelacionadas. El bienestar mental influye directamente en el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico, y es un factor clave en la calidad de vida. Por ello, debemos entender que cultivar la salud mental va más allá de evitar enfermedades, implica construir un equilibrio que nos permita desarrollarnos plenamente en todos los ámbitos de nuestra vida.
El autocuidado de la salud mental es importante, desde la niñez hasta la vejez. A lo largo de nuestra vida, enfrentamos desafíos y factores que pueden fortalecer o debilitar nuestra salud mental: desde la estructura social y el entorno en el que vivimos, hasta las circunstancias personales que nos afectan. Estos determinantes influyen directamente en nuestra capacidad para manejar el estrés, las emociones y las relaciones, por lo que debemos incluir en nuestra rutina diaria prácticas de autocuidado orientadas a mejorar tanto la salud física como la mental.
Es preocupante que el gasto destinado a los servicios de salud mental a nivel mundial representa solo un 2.8 por ciento del gasto total en salud. Esta insuficiencia ha contribuido al aumento de problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, que a su vez impactan negativamente en la salud física. Esto refleja una falta de atención hacia un problema que afecta a millones de personas.