miércoles , 27 noviembre 2024
Inicio Los libros incunables, antiguos y raros

Los libros incunables, antiguos y raros

SELVIN CARPIO

[email protected]

Desde nuestros orígenes, la humanidad ha procurado preservar y transmitir su cultura, sus creencias y su conocimiento, primero a través de pinturas y pergaminos y luego a través de escritos que se transformaron en libros. 

El libro impreso nació en 1450 gracias al alemán Johannes Gutenberg, inventor de la primera prensa de imprenta moderna con tipos móviles. Evento histórico acontecido en pleno surgimiento del Renacimiento, por lo que todo ese arte y esa belleza característicos los convierte en unas verdaderas obras de arte, tal es el caso de los llamados libros Incunables, que quiere decir “en la cuna”, que es cuando se está haciendo el arte tipográfico y que son aquellos impresos entre los años 1450 y 1500.

Es de mencionar también los llamados libros raros; esto, debido al bibliófilo español llamado Vicente Salvá, quien dio a conocer el primer grado de rareza.

El libro impreso nació en 1450 gracias al alemán Johannes Gutenberg.

Estos libros tienen la característica de que se sabe que existieron o sabemos que sí se imprimieron pero que actualmente no existe ningún ejemplar, ya que según registros de bibliotecas antiguas y bibliotecas conventuales, estos se destruyeron o se pudrieron. Luego viene el segundo grado de rareza, que son libros que sabemos que se imprimieron, pero solo hay uno o varios ejemplares existentes.

 Aquí empiezan a darse algunas cuestiones que tienen que ver con la rareza, con el valor del libro, con el precio y con su antigüedad. Así como el caso de las primeras impresiones, a las cuales los bibliófilos les llaman “príncipes” y que son muy cotizados por los coleccionistas de libros.

Un libro antiguo para las bibliotecas y los archivos es un libro que tiene cien años, para la Bibliofilia un libro antiguo es un libro que aún está hecho de papel de algodón, ya que el papel anteriormente se hacía con ropa y tela de banderas, existiendo en su tiempo el famoso trapero, que era un comprador de banderas y luego las vendía a los molinos de las imprentas.

Se llevaba toda esa ropa al molino, la trituraban, se fermentaba y hacían unas formas con moldes, sacaban la pulpa, la secaban y de ahí venía el papel. 

Esa es la ventaja del papel antiguo, el cual puede durar quinientos años o mucho más y no se deteriora, a tal punto que es más probable que un libro de los siglos XV a XVIII sobreviva y no un libro impreso en los siglos XIX, XX o XXI.

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 Aquí empiezan a darse algunas cuestiones que tienen que ver con la rareza, con el valor del libro, con el precio y con su antigüedad. Así como el caso de las primeras impresiones, a las cuales los bibliófilos les llaman “príncipes” y que son muy cotizados por los coleccionistas de libros.

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Se llevaba toda esa ropa al molino, la trituraban, se fermentaba y hacían unas formas con moldes, sacaban la pulpa, la secaban y de ahí venía el papel. 

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