Probablemente le sorprenda conocer que las Relaciones Internacionales son una disciplina científica, de reciente surgimiento o tardío desarrollo, como quiera verse. ¿Lo sabía usted? Sí, es una ciencia y es relativamente nueva, comparada con el resto de las disciplinas. Su surgimiento, dentro de las ciencias sociales, se da a inicios del siglo XX y está asociado a la preocupación de la humanidad por los conflictos y guerras entre los estados.
Antiguamente, quienes concentraron el estudio de los fenómenos internacionales fueron las Ciencias Históricas y las Ciencias Jurídicas (Historia Diplomática y Derecho Internacional), disciplinas que continúan teniendo gran protagonismo académico y científico en la actualidad, pero que son distintas a la ciencia que hoy nos ocupa: las Relaciones Internacionales.
La valoración de las relaciones internacionales como conjunto sistemático de conocimientos se inicia a partir de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, donde surge la necesidad de interpretar científicamente los fenómenos internacionales y crear una teoría de la sociedad internacional.
Fueron ambos países, en el periodo de entre guerras, los padrinos del nacimiento de las relaciones internacionales como disciplina científica, aunque la preocupación por los fenómenos internacionales es de larga data.
La primera cátedra de relaciones internacionales que se impartió fue en la Universidad de Gales, en Aberystwyth, en 1919 (o sea, hace un siglo). La creación de la Sociedad de Naciones (precursora de la Organización de las Naciones Unidas – ONU-) y su proyecto de Sociedad Internacional estimuló los estudios internacionales, pero fue justo antes de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) que dicha disciplina se consolidó como ciencia y posteriormente a esta (II Guerra Mundial), se desarrolla formalmente la teoría de la sociedad internacional, y fue Estados Unidos -en un nuevo contexto internacional tras la guerra y ya como superpotencia-, quien estimuló los estudios internacionales. En ese tiempo, también en otros países -sobre todo europeos- surge un marcado interés en dicha disciplina, aunque no al mismo ritmo norteamericano.
Finalmente, hemos visto cómo, de la guerra (aquella que Karl von Clausewitz decía que era “la política continuada por otros medios”) la joven disciplina científica de las relaciones internacionales ha ayudado a transitar, en las postrimerías del siglo XX, a un escenario con un marcado interés por los asuntos mundiales, pero aquellos relacionados con la resolución de conflictos, cooperación, desarrollo y los estudios e investigaciones sobre la paz, algunos de los principales e importantes temas de los que, dentro del sistema internacional se ocupa inter alias la supra citada ciencia.